31.12.08

Un año mayéutico

Hoy es un día de hacer listas, en general. Listas de invitados a cenar (nosotros, para variar, por libre: teníamos invitados a comer y cenamos solos, webcam mediante), listas de cosas para comprar a última hora, listas de bares donde no cobran entrada después de la 1, y, sobre todo, esas listas infames de cierres contables.
A 2008 lo cierto es que le pedí muy poco. Me valía con que no fuera 2007. Quizá fue fallo mío, y debía haberle pedido que fuera 2006, pero ese es otro tema. Le pedí tan poco, que en 2008 he escrito 96 entradas. Me hace gracia, porque, si contamos esta, son las mismas que páginas tiene mi ProyectoFC (bibliografía aparte).
Ayer, Blue decía que para ella 2008 no ha existido y que le resultará raro cumplir 25 sin haber vivido los 24. Yo, la verdad, siento algo temiblemente parecido. De hecho, hace nada escribía sobre la crisis de los 23, y no era para nada un error tipográfico. Como decía la Chica Ángel, se conoce que después de tanto correr, me ha venido un año en stand-by.
Tampoco es extraño no tener gran cosa que poner en mi libro de deber-haber de 2008. Al fin y al cabo, he pasado 5 de los 12 meses de baja. Eso es algo, sin duda. No ha sido tan terrible, porque, de hecho, de lo poco que recordaré de 2008 hay una cosa muy grande, que son los cafés, desayunos, aperitivos, cañas y demás con Mi Media Infancia, que nunca se habrían producido de no ser por esos cinco meses.
Pero, ¿y qué más? 2008 será para mí el año que se fue Jaime, y eso no me gusta nada. Quiero recordar cosas fantásticas y unirlas a la lista para que la ausencia no sea tan grande, pero lo cierto es que no me sale. Sí, 2008 fue el año en que me planté sola entre las primeras filas a berrear con los Sex Pistols, pero igual en vez de "No future for me" debería haber cantado "No present for me". 2008 ha sido el año de mirar todo el rato atrás y adelante, sin poner casi nunca los pies en el suelo.
En la oficina, hace dos semanas, hablábamos de que 2009 sería mejor porque tendríamos un plan de marketing, y un director, y no sé cuántas cosas más. Y ese ha sido en gran parte mi 2008: pensar en todo lo que tendría en 2009. Aunque ayer terminara efectivamente, la burocracia es lenta, y 2008 no será el año que me trajo la licenciatura.
Así que, este año, voy a hacer una carta mejor. Le pido a 2009 que sea un año de partos. Que traiga al mundo mi certificado de licenciada, mi sueldo menosmileurista, a la pequeña Lola, a la gente que está por el sur, a mí de nuevo a latitudes cálidas, muchos álbumes de fotos, muchas noches con grandes canciones que aún no han sido editadas, sonrisas, sorpresas, y sugus.
Feliz 2009.

Virtualmente, licenciada

Pues ya está. 5 horas y pico y tres cafés más tarde de lo que debiera, pero ya está. He entregado mi Proyecto Fin de Carrera. Eso que sonaba tan feo en boca de mis familiares cuando era pequeña y que parecía un motivo más que lógico para abandonar una licenciatura a punto de acabar.

Ahora puedo dedicarme a pensar que nunca jamás había escrito Burt Reynolds antes. A planchar camisas. A comer pipas delante de reposiciones de Bones. A tirarme en la alfombra a jugar con Cactus y Vespa a que yo también soy un conejo. A holgazanear. A ver la cinta de los Popples que no me pongo desde que tenía seis años. A jugar a todas las porquerías que Facebook haya inventado o esté por inventar. A salir como si no hubiera salido nunca. A aprenderme canciones que me gustan o a cantar las que no me gustan pero se me pegan por culpa de la radio en la ducha del Chico Cósmico. A jugar con mi zootropo nuevo.
Y a todo lo que hacía antes, vamos, pero sin complejo de culpa de ningún tipo.
W-O-W.

29.12.08

La Chica India escribe esto. Yo intento entrar en blogger y me ha caducado la sesión. En mi escritorio se acumula información totalmente desactualizada sobre No Hunger. Al menos, a MaKaMo le quedará el Marketing Vivencial, que con eso de que es una tendencia que no arranca, pues no pasa de moda.
Dentro de dos días, habré terminado el grueso de mi camino al título de licenciada. Luego, revisar, poner bonito, pasarme por esa maqueta de universidad a tamaño real que es la Carlos III de Madrid (demasiado cuidada para ser de verdad), rellenar media docena de folios, pegar etiquetas con mi nombre. Y esperar.
Ver la tele, simplemente, por ver la tele. Leer novelas en cantidades industriales. Y volver a Internet más allá de Facebook.
Sí, todo me apetece bastante...

10.12.08

Todo es tan raro y veo huecos allá donde miro, y no debería, porque lo cierto es que no hay tantas ausencias (aparte de la obvia, diría que dos, todo lo más), pero la sensación es de aislamiento, y entonces empieza el bucle de sonlosdemásosoyyo.
Ante esta situación, me hago mi lista de buenos propósitos 2009 vol. I. Quiero retomar esta ventanita con el planeta, quiero contarlo todo, quiero que nadie esté demasiado poco por aquí. Quiero nadie esté demasiado poco, en general.
Como buena gambitera retirada, confundo los días con las noches y las noches con los días y todos ellos entre sí, y quiero ir al psicólogo cuando tengo psiquiatra y me hago líos tremendos de agenda, pero, al fin y al cabo, toda esta pesadilla tiene una fecha de fin que ya no incluye la palabra "mes". Eso también da un poco de miedo, el fin del miedo. Los finales, en general. Vaya, parece que seré licenciada. Y luego, ¿qué?
No es el vacío de los 23, no tengo problemas con lo que viene después, porque ya ha venido (yo y mi inherente desorden): tengo mi casa, mi novio, mi trabajo, mis problemas con el extracto de la Visa porque viajo más de lo que debo. Todo eso, ya está aquí.
Quizá sea más sorprendente lo que no desaparece. Los vaqueros rotos, los agujeros negros, los veinte minutos crónicos de retraso, la falta de confianza, el pastillero. Creo que ese es el origen de la crisis de los 23, que las cosas no cambian cuando uno se lo espera. Cambian de golpe cuando un coche choca con otro en un cruce mal tomado, o cuando llega un ERE (ahora ya no lo ponen en mayúsculas, pero me niego a normalizar la palabra. Señores, mantengamos una cierta dignidad laboral, por favor), o cuando pasan cosas así, y para eso no te prepara nadie. Y muy especialmente, no te prepara la universidad.
No me gusta nada este post y además ya llevo veinticinco minutos de retraso, así que hasta aquí. Próximamente, espíritu navideño en lugar de astenia, prometido.

29.11.08

In memoriam

El PC parece más listo que yo. Borró las fotos de la Tarde de Primos del Bo Finn, y ahora no me deja encontrar el backup de mi blog. Y yo necesito una retrospectiva, pero, como el sábado, a ratos me bloqueo y es odioso.
Trazos:
- Fue el único miembro de mi familia que supo jamás lo de la Atómica Melancólica. Es más: me animó, y le pareció bien. Años después, seguíamos hablando a escondidas en los pasillos del tema.
- Qué consuelo saber que sí conoció, al menos, una de las casas de mi independencia. Que hasta acarició a Kiwi. Y qué risa pensar que, en su línea, no pudo quedarse porque se le había olvidado que ya había quedado. En Pza. Castilla, nada menos. Unos veinte minutos antes.
- Era tan asquerosamente especial, que se le podía reconocer en la ciudad del millón de cadáveres por los últimos veinte centímetros de su cuerpo: pantalones naranjas, una converse azul, roja la otra. Para rematar el conjunto, una vez reconocido, una corbata de Snoopy. Gracias. Por ti, pude sentir que la diferenciación no está reñida con la cultura de masas.
- A veces, cuando más necesidad tenía de él, era capaz de aparecerse en las escaleras del bunker al que tanto él como yo íbamos menos de lo que debíamos, y en horarios alternos. El rey de las coincidencias. Ni siquiera hacía falta llamarle. Claro, que seguramente tampoco habría cogido el móvil.
- Catalizador de cosas buenas, él estuvo allí la tarde en que el Chico Cósmico y yo empezamos. Y siempre dijo: "Qué buen tío". Esas eran las cosas que él decía. No "es un problema, tiene novia". No "es mayor que tú" No "es del trabajo". "Qué buen tío". Como lo que contaban del viejito mafioso. "Es un viejo y está loco" "Sí, pero es un loco simpático". Bonito color el del cristal de tus gafas.
- Estábamos tan a gusto juntos, que barajamos dos opciones: investigar cuál de los dos era adoptado y, si resultaba que ninguno, pedir permiso al Papa para casarnos. Creo que habríamos sido un matrimonio ejemplar.
- Su cara, en el vídeo casero de cuando éramos pequeños, peleándose con su madre porque no le dejaba terminar de comer, mientras yo le miraba totalmente absorta. Mi madre decía que en ese vídeo ya se veía claramente cómo seríamos. Ahora recuerdo a mi tía Perfecta "no te tomes otra cerveza, que no te sienta bien el alcohol", y me río recordando todos esos momentos de "es que se lo bebía todo" que compartían el jueves por la noche sus amigos del colegio mayor.
- Sus calzoncillos de pececitos en un bolsillo, saliendo de casa de Chica Ángel, y tratando de explicarnos qué había pasado hasta que él cayó: "¡Ya recuerdo! Quería verme con ellos en la cabeza y me fui al espejo del baño".
Decía Primo 2 que afortunadamente tuvo tan buen carácter que no dejó ninguna pelea abierta, que no hay lugar para el arrepentimiento. Mentira. Yo me arrepiento, mucho. Me arrepiento de no haberle dado más cuando lo necesitó. Me arrepiento de las veces que dije no a ese cineclub que ya nunca se volverá a poner en marcha. Me arrepiento de haberme perdido la segunda fiesta de disfraces. Me arrepiento de no haber estado en la Noche Paralela a la Noche en Blanco que organizaron para él. Me arrepiento de no haber llegado a visitarle en Siena, de no haber conocido a la Chica que consiguió hacerle, por fin, feliz. Me arrepiento de no haberle visto nunca leer El Principito.
Afortunadamente, el jueves nos dio la última lección. Nunca había visto tanta gente joven en un funeral. Nunca había visto tanta gente necesitada de unirse a contar las cosas buenas que él dejó. Nunca he oído un discurso tan unánime sobre la irrepetibilidad de una persona. Nunca tanta gente estuvo de acuerdo ante una muerte en que lo que tocaba era sonreír y sentirse afortunado por el milagro de que él estuviera en nuestra vida.
Fue la única pata de mi familia materna por la que sentí propio mi segundo apellido. Fue lo único bueno de las navidades en esa parte de la familia. Fue una de mis personas favoritas, sin intentar siquiera hacer mérito para ello.
Creo que no podría echar de menos a alguien como te voy a echar de menos a ti.
Gracias por haber sido.

17.11.08

Año nuevo, oficina nueva

Estas últimas semanas he estado hecha un manojo de nervios hiperestésicos. Me he convertido en la reina de los temblores y podría haber rodado un melodrama dogma con la cantidad de llantos absurdos que me han provocado cosas como una adolescente hablando de las próximas navidades en un autobús, una invitación a café, ver el folleto que la Chica del Fondo de Armario y yo siempre quisimos hacer convertido en realidad, ver pasar la madrugada del 14 al 15 de noviembre, los escaparates en la calle, y otras mil cosas.

Estas dos semanas han sido un revoltijo de sueños raros, conversaciones con el psicólogo con el que he vuelto a hacer las paces, porque ahora sí que trabajo en serio en la terapia, conocimientos que no sé si son adquiridos o transitorios pero que quedan sobre el papel, saberes sobre mí misma y sobre cosas tan dispares como estándares de calidad, pasarelas de pago por Internet, o decretos de ordenación de autoridades de la Junta de Andalucía.

Y en medio, acabar por fin de vaciar las cajas de mi casa gracias a que mi padre se planta en casa a usar la taladradora que a mí tanto me gustaba para anclar, por fin, mi colección de cedés a una pared. Y llenar 9 cajas con los recuerdos de estos últimos cuatro años para empezar de cero.

Llego tardísimo a la oficina. A la nueva oficina.

En estos cuatro años, he visto cerrar una papelería, abrir dos bares, una tienda Apple, he comido en montones de sitios distintos y ya no saludo a los camareros del Manila, sino a los del bar de nombre irrecordable conocido como "los obreros". Me he hecho fan de los del bar de nombre muy feo conocido como "los viejitos". He visto entrar y salir a gente fantástica, muy especialmente el Chico Pez. He visto salir, aunque no hubiera visto entrar, a la gente que me adentró en el mundo laboral. He reído, he sufrido, y, sobre todo, me he hecho mayor en una gruta sin ventanas que, desde hoy, ya no es para mí sino la manzana anterior a la casa de mis primos.

A partir de ahora, tomar café en un sitio tan feo que en la parte de abajo se alquilan locales para conferencias. Volver a no saber dónde comer, aunque yo haya hecho la guía útil de servicios. Cruzarme con cientos de personas en un ascensor. Tener que pasar una tarjeta magnética cada vez que quiera fumar un cigarro. La cuesta tremenda de Torrelaguna.

Y, por supuesto, la puesta de sol sobre el edificio de colores y la mariposa de Gas Natural, que hará que añore al Chico Pez todas las tardes.

En fin, estreno una mesa de 1,20 y más me vale correr si quiero coger tanto trozo de armario como necesito para mis cosas.

Dentro de poco, un centro de negocios albergará tantos recuerdos bonitos que no querré irme de allí ni atada, por muy cerca que tengamos el tanatorio. Pero hoy, estoy de despedida. Pedro no me dirá "niña", ni Paco se acordará de que tomo dos azucarillos con el café. La señora loca no nos gritará "guapos" cuando vayamos al Delina's o al estanco. Tendría que cambiar la oficina de Caja Madrid en que tengo la cuenta, si es que algún día quiero operar con ella.

Sustituiremos unos bares por otros, y enseguida, un sitio tan lejano que casi es final de línea (y de la 7, nada menos), será mi hogar, en parte. Al menos, tengo que ir dirección "Las Musas", que eso siempre es bueno.

Venga, me atrevo. Me voy a trabajar.

Buen lunes tengan todos.

10.11.08

Las apariencias engañan mil

Conversación ficticia:

- Y tú, ¿a qué te dedicas?
- Soy diseñadora de construcciones efímeras.

Wow.

Pues no.

9.11.08

Feliz 2009 v.0.1

Para los nuevos: entre nosotros, el año empieza el 9 de noviembre.
Porque 2005 fue un año repugnante del que empezamos a estar hartos cuando las esperanzas nos prometían un futuro mejor, y decidimos adelantarlo, con Karaoke, con escoltas, con agregados insospechados, simplemente porque la Chica India estaba sola en casa y nosotros necesitábamos que algo cambiara, que algo empezara a funcionar. Comimos pizza. Vimos a la Chica Formal hecha una cría chiquitaja, tomamos las uvas con las campanadas del noventaytantos. Por aquel entonces, éramos tan coloniálicos que no hicieron falta explicaciones. Y al entrar, "Un año más".
Y 2006 no estuvo tan mal, pero creíamos que nos merecíamos algo más, y había una sensación rara de tensión flotando en el aire, y no era suficiente, y la Chica Formal nos cedió su casa y aquel año puse yo las campanadas, y aunque terminamos la cena apagados terminamos la noche pletóricos, porque nadie podía quitarnos nuestro año nuevo.
Y 2007 fue terrible, tanto que nos hicimos camisetas a su costa, y en mi casa, aunque nadie sospechaba que cabíamos, hicimos toda una celebración, con su cotillón y todo; y un año más, el Colonial, y Mecano. Y lágrimas, muchísimas lágrimas; porque aunque yo creía que empezaba un fantástico 2008, estaba empezando una cuesta abajo que todas las faldas de vacacionesenroma que quisiera ponerme no eran suficientes.
Y hoy empieza Nuestro 2009, y hoy he vuelto a escuchar "Un año más" y he vuelto a llorar con esa frase, con la misma que habría hecho llorar a la Chica Formal, porque, ya se ve, somos gente de ritual. Y he mirado alrededor y he pensado que si algo merece la pena, es tener cerca a un grupo de locos tales que son capaces de karaokear por Mecano tras comerse 12 uvas (o 12 chupitos de ron) a las 00.05 (es que la última canción de 2008 se ha hecho larga) de un 9 de noviembre. Y me alegro tanto, tanto de compartir estos momentos con todos vosotros, que no creo que nadie que no haya sentido esto pueda decir con justicia que ha sido feliz.
Así que, a todos, Feliz 2009.

2.11.08

Hoy estoy pesadísima

Pero es que ando poniéndome al día, en general, y leyendo los feeds de Inspire me, now! me he topado con esta joyita (el original, aquí):


Decididamente, nuestro peor enemigo somos nosotros mismos.

Por difundir, que no se diga...

Todxs a la calle el 15-N: La crisis que la paguen ellos (PASALO)

Asunto: Todxs a la calle el 15-N: La crisis que la paguen ellos (PASALO)

El próximo 15 de Noviembre se reunirán los líderes mundiales para preparar un nuevo plan contra la crisis.

Salvar de la crisis a los bancos de Estados Unidos ha costado 700.000 millones de dólares; !! 5 veces más de lo que aprobó la ONU para alcanzar los Objetivos del Milenio !!. Y las ayudas europeas son aún mayores. ¡¡¡¡Es una vergüenza!!!!

En España el gobierno le da 100.000 millones de euros a los mismos bancos que están desahuciando a muchas familias por no poder pagar la hipoteca.

Hace meses miles de personas salimos a la calle por una vivienda digna y ya advertíamos del peligro de la burbuja inmobiliaria. Ahora que ha estallado ¿la vamos a pagar nosotrxs?

Durante años se han forrado y ahora anuncian despidos, recortes salariales, cierres de empresas, “aparcar” el protocolo de Kioto…

Está claro que los grandes partidos gobiernan para la banca y que los grandes sindicatos no van a rechistar ¡Si hasta los han felicitado los banqueros y empresarios! Solo la gente de a pie podemos denunciarlo.

Privatizan los beneficios y socializan las pérdidas. ¿Se creen que somos tontxs? ¿Lo vamos a permitir? Claro que no.

El próximo sábado, 15 de noviembre a las 17:00 horas saldremos a la calle en todas las ciudades.

Tenemos tiempo y capacidad suficiente para difundirlo y organizarnos. Da igual si invitan a Zapatero pero nosotrxs tenemos que colarnos en esa Cumbre..

PASALÓ, TRADUCELÓ, ADAPTALÓ Y QUE TIEMBLE LA RED!!!! (y la Banca)

¡¡¡LA CRISIS QUE LA PAGUEN ELLOS!!!

Lugares de concentración:

- A Coruña: Plaza de Maria Pita

- Alacant: Explanada de España, frente a la Rambla de Méndez Núñez

- Albacete: Plaza del Altozano, donde esta la gorda con la rosa que parece un polo!

- Almeria: Plaza Circular

- Ávila: Plaza del Chico

- Aviles: Plaza de España

- Badajoz: Plaza de San Francisco

- Barcelona: Plaça Catalunya

- Bilbo: Centro Civico de La Bolsa (C/ Pelota - Casco Viejo - Bilbao)

- Burgos: Plaza Mayor

- Cáceres: Plaza Mayor

- Cádiz: Plaza de San Juan de Dios

- Castello: Plaça de la Independència

- Ciudad Real: Parque del Torreon

- Córdoba: Plaza de las Tendillas

- Elx: Plaça Baix

- Gijón: Plaza del Parchís

- Granada: Fuente de las Batallas

- Graus: Plaza España

- Huesca: Plaza Navarra

- Jaén: Plaza de la Constitución

- Las Palmas de Gran Canaria: Parque Santa Catalina

- León: Plaza de San Marcelo

- Madrid: Puerta del Sol

- Málaga: Plaza de la Constitución

- Mérida: Plaza de España

- Murcia: Glorieta de España

- Palencia: Plaza Mayor

- Pamplona- Iruñea: Plaza del Castillo

- Salamanca: Plaza Mayor

- San Sebastián- Donostia: Jardines de Alderdi Eder

- Santa Cruz de Tenerife: Plaza de la Candelaria

- Santander: Plaza del Ayuntamiento

- Santiago de Compostela: Praza do Obradoiro

- Segovia: Plaza del Azoguejo

- Sevilla: Plaza Nueva

- Soria: Plaza de Herradores

- Teruel: Plaza del Torico

- Toledo: Plaza de Zocodover

- Valencia: Plaça Ajuntament

- Valladolid: Plaza Mayor

- Vigo: Puerta del Sol

- Vitoria-Gasteiz: Plaza de la Virgen Blanca

- Zaragoza: Plaza del Pilar

Rendirse es de cobardes

He visto pocas cosas más entrañables que a Cactus, un conejito de kg. y medio, enfrentándose con uñas y dientes (literalmente) a una librería Expedit, procurando despegarla de la pared para recuperar su cueva de jugar.
Todos tendríamos que ser un poco así.

1.11.08

Diarrea mental

Si algo hay que asumir, señores, es cuando el cuerpo dice "Basta". Si uno intenta engañarle con una tarde y una mañana bajo los cuidados de mamá y papá para luego volver a su vida a 45 rpm, no funciona, y termina pasando un día y medio en la cama, delirando con todo tipo de pensamientos subterfugios acumulados. No digo que no haya sido una interesante labor de autoexploración, pero también una lección práctica. Y es que odio ponerme enferma. No cuadra con mi autoimagen de superwoman.

Sirva esto como introducción, porque a partir de aquí es bastante probable que delire un poco, también. Y es que hace unas semanas, la Chica Ángel me preguntaba por mi inexplicablemente mantenida ausencia de estos lares, y ha habido miles de razones para mantenerme ausente, pero tengo mono. Así que empiezan los comentarios aislados de una eternidad sin postear.

- Leo esto en el blog del Chico Escritor e, inevitablemente, me acuerdo del taxista del jueves. Un señor absolutamente sabio, con una visión política intachable. Su argumento base, venía a ser algo así como que somos el único país al que se nos regaló la democracia, sin sangre, sin sufrimiento, sin claveles, sin Saint-Denis, sin... Y que así nos va. Que no sabemos votar, que no sabemos entrar en un ayuntamiento y echar a alguien de allí a pedradas por gastarse 9.000 € de dinero público en una mesa nueva para su sala de juntas. Una gran verdad para decirle a una meritocrática como yo, que ya tiene candidata a las próximas elecciones, aunque lamentablemente no creo que se presente.

- Una amiga de la UOC está obsesionada con el intrusismo en la profesión de los publirrelacionistas. Yo, aunque sólo sea porque me encanta la gente que se queja de todo en general pero de forma activa, me hago eco siempre de sus comentarios al respecto, pero el problema no es ese, qué va. El tremendo problema es el intrusismo en la profesión de selección de RRHH. Dénse una vuelta por algún portal de búsqueda de empleo. Los papanatas que cuelgan anuncios no saben que "A tiempo parcial" es un tipo de jornada y no un tipo de contrato, que se llama "De duración determinada". En esas condiciones, es prácticamente imposible que sepan que para un gabinete de comunicación de empresas necesitan un publirrelacionista. Con lo larga que es esa palabra. Quita, quita.



- He empezado, por fin, mi Cuaderno Favorito. Concretamente, el verde, el que más necesitaba, el que mi madre tuvo a buen juicio regalarme. Un cuaderno entero de cosas que no me puedo echar en cara nunca más. Esto sí que es terapia, y lo demás son tonterías.

- Me voy a Munich, again. El próximo puente de diciembre, iremos a la ciudad del Putsch, a meternos otra vez con los rincones donde Hitler empezó a creer que cambiaría el mundo para bien y terminó metiéndonos a todos en el mayor jaleo de todos los tiempos (sobre todo por lo estúpido de su origen); pero, además, habrá añadidos. Y no serán jarras enormes de cerveza y cánticos y bailes sobre bancos de madera, no: ciudades universitarias, y, si el tiempo acompaña, trineos. Suena tan bien que no me importa estar en la ruina. Total, ya decían por ahí que estamos en crisis. Empezaba a sentirme discriminada por no notar ninguna diferencia en mi ya de por sí lamentable situación pecuniaria.

- A veces, la ilusión es algo tan pequeño como una presentación de producto dentro de dos jueves. Una estética 70s, un grupo al que me encanta oír tocar, y la sensación de homenaje a la Chica del Fondo de Armario porque por fin, la Gran Idea Para Un Folleto De Producto que nunca se llevó a cabo, resurge dos años después. Ser la veterana del departamento (y no sólo la junior) es lo que tiene, que recuerdas las cosas, y que, cuando una se propone algo, hay veces que es cuestión de paciencia. Y va a resultar que sí que tenía yo de eso. Qué cosas.

- En enero seré una chica Licenciada. A cambio, llevo un mes sin pisar la calle, he perdido la cuenta de cuántos conciertos perdidos, arrastro un tremendo mono de humanidad que me hace contestar cosas raras al psicólogo ("Y, en tu vida fuera del trabajo, ¿también sientes que tienes que fingir?" "No, claro que no. Bueno, creo que no. Sabes, es que no recuerdo muy bien la vida fuera del trabajo"), y sólo sueño despierta con el desquite.

- He conocido, en este tiempo, a un señor fantabuloso. Alguien que me recuerda que puedo ser expeditiva para cosas que simplemente quiero para mí, que se supone que es uno de los grandes objetivos de mi terapia estos meses. Alguien que me ha traído desde Ibiza mi nueva camiseta favorita y por cuya culpa estoy obsesionada con cierta tarta de chocolate de una cafetería entrañable en Ópera. Alguien que habría sido un gran contacto para una carta de recomendación para el master del IED que ahora, por culpa de Bolonia, igual empiezo un par de años más tarde. Sociología, Off we go.

- Últimamente, soy un desastre con patas. Tengo tantas cosas en la cabeza que no salgo de casa sin mi lista, tamaño folio, de To-Do's. Lo cual implica que la mitad de los To-Do's no están en la lista, porque no me acuerdo, y llego tarde absolutamente a todas partes. El descubrimiento asociado es que cuando una no da abasto, y no es una cuestión de pereza sino de sobrecarga, el universo entero conspira a su favor, y cambia las horas de las reuniones mientras duerme para que nunca llegue TAN tarde como creía.

- Tengo unas ganas enormes de ir a Sevilla, un mono tremendo de helado de Rayas, una avidez inconmensurable de olor a azahar, curiosidades de Alameda, y todo un saquito de emociones pro-sevillanas, que siguen en el fondo de una maleta que nunca consigo terminar de hacer. Sueño con tener fines de semana, y vengarme. Esto ya lo he dicho, creo. Mr Heads, le recuerdo que me debe usted un Daily's con fotocopias. He dicho.

En fin, que ya tengo Internet, y que espero andar más por aquí. Besos a todos los que sigáis al otro lado...

27.9.08

... y nada de enfadarme, pero me hago bolita como una cochinilla, pienso, siento, extraño que este blog ya no sea una carta, extraño cosquillas en el estómago, extraño cosas que no debiera, y encuentro documentos antiguos que dicen que tengo la obligación infravalorada y me da por reír de un modo tonto, como si...

El ser humano es raro (y más, en colectivo)

Empiezo a estar convencida de que mientras mi pequeño mundo gira, y busco cajas para mudarme por enésima vez como el que renueva su fondo de armario y el trabajo me exaspera y celebro despedidas y cumpleaños, la sociedad madrileña se ha puesto de acuerdo para saludar a los desconocidos.

He buscado datos sobre esta performance que está haciendo de Madriz una ciudad más humana y agradable para vivir, pero no los encuentro.

No obstante, el porcentaje de extraños que me saludan o me despiden cada vez que salgo a la calle sigue aumentando exponencialmente.

26.9.08

No más myolastan

Cuando uno no forma parte de la inmensa mayoría de seres humanos que están mentalmente sanos o al menos no se medican para creerse que lo están, tiene una serie de consecuencias. La primera, como bien sabe el Chico Escritor, es que cuesta bastante aplaudir. Cuando te piden entusiasmo en los conciertos, en las puestas de sol... Esas cosas.

La segunda, es que cuando uno sobrevive a este septiembre puesto de speed hasta las cejas (el mes, digo, no el sujeto) sin pasarse todo el día con pastillas naranjas bajo la lengua, se siente como Alejandro Magno entrando en Babilonia (siglo arriba, siglo abajo).

Hemos llegado a un punto en el que mire donde mire sólo espero ver pasar ovejas y patos, tal que en film buñuelano, porque nada de lo que pasa últimamente es siquiera medio normal.

Pero lo llevo bien, ¿eh? Me río ante los cambios de última hora, más o menos consigo dormir, resuelvo los problemas en vez de mirarlos de hito en hito, y, sólo eso, es un pequeño logro.

Hala. Creo que me he curado.

4.9.08

2008 Q4

Mi nueva jefa me ha enseñado que los trimestres se llaman Q, aunque aún no sé por qué. A cambio, yo he conseguido que no se le cayera el pelo, quitando de su presentación para el comité las diéresis sobre paraguas y las manchas deformes. A cambio, ella hoy se ha dado por satisfecha con mi explicación sobre mi ausencia entre las 12 y la 1. A cambio, yo voy a intentar no aceptar su oferta de salir corriendo a la redacción de Vogue. A cambio, espero que me admitan en el Master de Mi Vida. Esto es un círculo de energía positiva y lo demás, memeces.
Cuando esta tarde ni el sueño atrasado ni el CMT nos han impedido tomar algo juntas, mi Media Infancia y yo comentábamos nuestros septiembres. Yo debo reconocer por fin que estoy asustada. Meto la cabeza entre la almohada cual avestruz en la arena, y me alegro de que mi agenda sea anual y no escolar, porque si tuviera que comprarme otra y empezar a reconocer que ha empezado el año, es bastante probable que entrase en crisis.
Este es probablemente el último trimestre más objetivamente estresante que voy a tener. Dos adquisiciones de las que ocuparse antes de la terrorífica campaña navideña (ya hace tiempo que dije que desde que trabajo en MKT odio todavía más las horribles fechas blancas), y el hipertrófico último trimestre de la carrera, todo junto. Sobre mi mesa, recuerdos veraniegos, la Dirección de Marketing de Kotler y Lane (12ª edición), los apuntes del semestre, y un archivador de documentación sin analizar para el trabajo de Fin de Carrera. Bajo ella, ropa por lavar y coser y, algo más allá, dos docenas de carpetas y cuadernos con el epígrafe "Proyectos".
Mi Media Infancia insiste en que somos libres y que hacemos lo que queremos, pero no se da cuenta y poco después echa de menos su libertad para irse a Sevilla cuando no podía más. No hago hincapié en la contradicción, porque me suena, vaya que sí. En la funda de la guitarra de mi madre que tuneé cuando empezaba a aporreara aún pone en letras plata "Seamos libres: que cada cual escoja sus cadenas". Quizá por eso me enamoré por culpa de la frase "El problema es que la jaula está dentro del pájaro". Esas cosas pasan, ya se sabe.
Esta semana han aparecido problemas de verdad, y cuando uno analiza los problemas de verdad observa dos posibilidades: que no esté ni un poquito preparado para afrontarlos, dado cómo le ha ido manejando problemas de mentira; o que sea positivo tener algo de lo que ocuparse para que la energía mental no necesite medicamentos que la neutralicen. Me gusta más la segunda, de momento, hasta que aparezca una c como heavenly option.
[Uy, qué cantidad de nostalgia se me está escapando. Quien quiera entender, que entienda.]
A lo que iba... Que quizá no sea todo tan difícil, que quizá no necesito un piso con cocina, pero que tener enemigos reales hace que uno vea molinos en los gigantes y no a la inversa, y si hay que estar loco, mejor así.
"¿Qué sería mejor, buscar el fuego en el mar, ser un loco de atar, o poder escalar hasta la cima y tener de todo y nada a la vez?".
Hoy estoy ñoña y creo que llega el momento de reconocer que ha llegado el otoño y que hay que ganarle.

31.8.08

Reaparecida

El Chico Escritor dijo hace mucho, cuando el verano todavía era sólo ir a la Bombilla y buscar mesas que no oliesen a alcantarilla para comer bocadillos de lomo, que el problema de Woody Allen era el de cualquier bloggero: que escribía sin ganas.
Yo, como siempre he intentado no ser una cualquiera, nunca escribo sin ganas, lo que acaba por traducirse en una ausencia total de mi vida internet-cia, que, ojo, me encanta en general, pero no en particular.
Meses raros, estos. Tener vacaciones tras un año en el que has trabajado siete meses no deja de provocar una rara sensación como de que te ha tocado la lotería con un billete que has encontrado en el metro. Estas cosas nos pasan, a esos que pensamos que el mundo entero pende sobre nuestros hombros y que somos los Grandes Culpables del Mal Universal.
Para contrarrestarlo, sólo hay una fórmula mágica, descubierta en Santa Pola: adormilarse en la playa. Notar cómo te quema el sol, oler y escuchar el mar, sentir el viento que hace que todo deje de parecerse preocupantemente a una barbacoa, y pensar que todo está en orden y que eres asquerosamente prescindible.
Este verano, mis sesiones de prescindibilidad han tenido dos escenarios: Ibiza y Roda de Bará.
La primera: para quedarse a vivir. Una sensación rara de haber llegado tarde a todas partes, de ser la única sobria de la fiesta, que desaparece cuando te encuentras tomando el enésimo arroz en el enésimo chiringuito y pagando los riñones de repuesto y una sonrisa boba en la cara cuando se pone el sol. Que los que tomamos ansiolíticos no aplaudamos en las grandes ocasiones no quiere decir que no las disfrutemos, claro que no. Un amor incondicional a Cala Comta, que se une a Genoveses en mi lista de playas paradisíacas que salen poco en los catálogos. Mucho descanso, mucha olimpiada, y, los últimos días, el repositorio de vida social que nos faltaba. Una estupenda combinación.
Un visto-y-no-visto en Madriz, que es lo que pasa cuando una está de pre y postproducción al mismo tiempo, y además tiene que poner cienes y cienes de lavadoras. Sin mi Media Infancia (quiero verte YA), sin la Chica de las Sonrisas (aunque tengo sus lámparas), y sin los conejos, que se quedaron en Villalba, otro estupendo paréntesis casi tan lleno de presentina como el Contempopránea.
[Por cierto. Tengo La Mejor Suegra Del Mundo. Soy asquerosamente afortunada, he dicho]
Y luego Roda. Roda con tremendas reservas, porque a mis pocas ganas de ir se sumó la jungiana pérdida del tren (ya que tenía billete para el 23 por la noche, y no para el 24 por la noche. Eso de salir un día y llegar otro es demasiado descontrol para mi despiste inherente), el ataque de ansiedad en Chamartín, el dolor en el pecho. Pero Roda como cada año afortunado (cuatro, desde que tengo tres): con esos trenes que pasan junto a las habitaciones como único defecto de un sitio asquerosamente encantador, con el castillo en el que siempre quiero rodar algo, con los cafés a menos de treinta céntimos y los cubatas a menos de dos, con los paseos al Roc, con el viento de la terraza con vistas a mar con pita en la que a uno le apetece quedarse a vivir.
Mañana hay cole, y yo no quiero ir porque ya sé leer y escribir, pero, en realidad, la rutina tiene un punto maravilloso que yo ya casi no recuerdo, y me siento, un poco, como si estuviera a punto de empezar la Universidad, por primera vez, quiero decir.
Y además, he leído que el síndrome postvacacional no existe y estoy dispuesta a creérmelo.

8.8.08

Hay veces en que me siento estúpida, totalmente y sin remedio. Ejemplo práctico: vestirme expresamente para bajar a abrir un buzón vacío salvo por la propaganda de comida china a domicilio. Para ilustrarlo aún más, resulta que hago esta estupidez cuando debería estar de cañas por la Latina. No he salido. Me he peleado con mis padres. Por dios, ¿es que tengo dieciséis años? Pero las cosas no evolucionan. Hay que asumirlo. Algunas cosas no van a cambiar, y mi relación paterno-filial es una de ellas. Mi psicólogo ha hecho grandes esfuerzos para conseguir que no quiera educarlos. De acuerdo, ya no quiero educarlos. ¿Pero, no podrían, simplemente, ser normales? Dejarse de chantajes emocionales y de miradas hacia otro lado. "Quizá eres demasiado susceptible", dice mi padre, como siempre suspendido en un puente sobre cocodrilos cual Indiana Jones. Pero no, no es una cuestión de susceptibilidad. El Chico Cósmico habla de océanos de por medio, y yo misma me pregunto cómo cojones pudo no cuajar aquel proyecto australo-neozelandés que sentíamos tan firmemente arraigado que parecía una epidemia mortal de peste, sólo hace unos años. Ya no está. Me pregunto dónde van esas cosas, toda esa energía destinada a proyectos que se convierten en abortos.
Esta vez, en concreto, mi cerebro hace un razonamiento inconsciente asombrosamente lógico. Tengo demasiado por lo que preocuparme, referente a mi propia vida. Así que decido no salir. En lugar de eso, empiezo mi trabajo de fin de carrera. Me pongo pelis que quiero borrar del ordenador. Me peleo con la flash gallery para mi futura site super-visitada por magnates de la industria audiovisual, o con eso sueño.
"No vas a parar hasta que seas famosa", me decía ayer la misma que lloriquea porque no va a verme hoy, ni mañana. Pues si ya lo sabes, deja de decirlo como si fuera algo que estás obligada a corregir. Pasar miedo porque haya rellenado dos fichas en una agencia de figuración y modelaje es absurdo. Aunque también es absurdo el círculo vicioso en que lleva inmersa meses.
Por favor, que alguien la saque de ahí, porque a mí mi psicólogo me lo tiene terminantemente prohibido, y yo necesito que me devuelvan a mi nueva madre, a esa que existe sólo hace dos años y que ha desaparecido hace unos meses. O eso, u Oceanía. Ellos verán.

3.8.08

Los tres patitos y sus extrañas relaciones

Bueno, pues ya pasó. Ya cumplí los 24, y el balance es bueno. No lloré en el proceso. Nada en absoluto. Me dormí dos veces, eso sí, pero eso me parece mucha mejor señal. Hay que estar descansado para todo lo bueno que pueda estar por llegar.
Las vacaciones ya están aquí, y una tiene ganas de hacer dosmil cosas antes de que se me escapen, como cada año, entre los dedos.
De momento, me contento con llegar a Ibiza cansada, para poder cumplir el objetivo de descansar. Se busca Santa Pola. La sensación de que el aire, la luz, el agua, la tierra, todos te rodean y siguen su curso y tú puedes cerrar los ojos porque nada en este mundo depende de ti. Wow. Qué subidón. Me sigue pareciendo que fue ayer.
El resto de mi vida va a ser mejor que esto. Conversación con la Chica Úbeda. Qué cabe esperar tras este año, estos prometedores 23 en 2007, sino cosas que, al menos, no serán peores. Y eso, a veces, es más que suficiente.
Así que a caminar. Ya no quiero correr. Volar, quizá. Pero con red.

30.7.08

Pendiente: Contempopránea 2008

La temporada festivalera sólo tiene un pero: se acaba. Se acaba sin Sonorama ni Ola! porque estamos en Ibiza, se acaba con muchas sonrisas y mucha nostalgia y muchas ganas de que empiece la del año próximo.
Se acaba dejando perlas como "estoy de vacaciones y hago todas las sinalefas que me salen de los cojones", la Chica Úbeda en modo repeat con "Ha sido uno de los mejores findes de mi vida", las listas de cosas para mejorar el año próximo porque esta cita cada vez es más ineludible, noches jugando a tener quince años con los niños de la fuckultad persiguiéndonos y casi meándonos encima, croissants con nocilla en los dobles bolsillos de bolsos y pantalones, una espalda hecha trizas del acogedor sol alburquérquico, fotos de una piscina donde la presentina abunda, ideas para decorar nuestro coche el próximo año, botellas de Brugal kamikazes que explotan al recogerlas, el tinto de verano como bebida oficial patrocinadora del ídem, las lecciones sobre el eyeliner, nuevos idilios (muy especialmente con Factodelafé), consumación de idilios oficiales (Guille Milkyway es aún más encantador cuando dice "no sufráis por mí si me tropiezo o me desmayo"), y una frase que debería ser un mantra:
"Cerrad los ojos. Todos. ¿Ya? Pues sonreíd, que nadie os mira".

29.7.08

Entre sofistas anda el juego

Dice la sacrosanta wikipedia:
"Del griego sophia (σοφία), "sabiduría" y sophos (σοφός), "sabio". En la Grecia clásica, se decía de quien hacía profesión de enseñar la sabiduría. (...)
El verbo sophídsesthai, "practicar la sophia" sufrió una evolución similar al terminar por entenderse como "embaucar". (...) El uso peyorativo empezó a tomar forma en el siglo V a. C., coincidiendo con la extensión del uso del término a los prosistas. El momento coincide con un incremento de las suspicacias de los atenienses hacia los que mostraban una mayor inteligencia. (...) El desprecio con el que los sofistas eran tratados en ocasiones no nacía del hecho mismo de recibir remuneración, sino de hacerlo, sobre todo, por la formación en el llamado areté, el arte de la política y la ciudadanía, que incluía todas las técnicas persuasivas para hacerse un lugar en la administración de la polis.
(...)
La primera exigencia de esa areté era el dominio de las palabras para ser capaz de persuadir a otros. "Poder convertir en sólidos y fuertes los argumentos más débiles", dice Protágoras. Gorgias dice que con las palabras se puede envenenar y embelesar. Se trata, pues, de adquirir el dominio de razonamientos engañosos. El arte de la persuasión no está al servicio de la verdad sino de los intereses del que habla. Llamaban a ese arte "conducción de almas". Platón dirá más tarde que era "captura" de almas.

Según algunos autores, no eran, pues, propiamente filósofos. Para quiénes son de esa opinión tenían sin embargo en común con los filósofos una actitud que sí puede llamarse filosófica: el escepticismo y relativismo. No creían que el ser humano fuese capaz de conocer una verdad válida para todos. Cada quien tiene "su" verdad. (...) Mientras que en todos los tiempos el hombre siempre ha querido creer que la buena voluntad es suficiente para conseguir la felicidad y conocer la verdad, creyéndose mentiras que no convencen, los sofistas más legítimos, en cambio, siempre se opusieron a creer en lo que no convencía, denunciando y refutando a los que intentaban poner fe en ilusorias verdades, lo que frustraba enormenente a sus competidores, provocando que los odiaran y persiguieran. Por ejemplo, mientras que unos querían creer que sí era posible crear el mundo justo de las ideas, los sofistas les hacían ver que lo que ellos entendían por justicia no eran más que injusticias que no llevarían al hombre a ninguna liberación, por lo que los que inventaban "el bien" terminaban por perseguir a los que no podían convencer con lo que no convencía.

Últimamente, el "sofismo" ha sido reivindicado en el Siglo XX por autores como Fernando Savater; así como a inicios del Siglo XXI, por los nuevos seguidores del ultraperspectivismo o estancialismo (metafísica del Estar)."

Cuando yo era pequeña, era sofista. Recuerdo un anuncio de la Peque Pocas-Pecas en el que no se entendía si la niña decía: "Lo compro yo" o "Lo compré yo" al tiempo que agitaba una hucha. Me recuerdo a mí misma diciéndole a mi abuela la holográmica que, tanto si decía una cosa como la otra, demostraba que era barato: si lo había comprado, porque aún tenía monedas en la hucha, a pesar de lo penoso que se supone su poder financiero; si no, porque con esas pocas monedas podía comprarla. En cualquier caso, era obvio que por ese precio compensaba que me lo comprase.

Con los años, cuando me volví filósofa (en el sentido más etimológico de la palabra), decidí que quería ser sofista. Era divertido ver que no se me daba mal, y que mis compañeros de clase se colocaban en un lado u otro en los debates no tanto en función de lo que pensaban como en función de lo que pensaba yo, alegando que acabaría por convencerles.

Pero, ahora, cada vez me dan más miedo-dentera-asquito los sofistas. Esa gente que tiene una capacidad absolutamente imparable de dar la espalda a la realidad. Alguien a quien despiden por ser una persona absolutamente tóxica para su equipo, y que aun así dice que el haber incluido a la empresa en la que dentro de unos días dejará de trabajar en un ranking de Buenos Sitios Para Trabajar es mérito suyo. Alguien que, lamentablemente, a estas alturas seguramente no sabe por qué le despiden.

Qué asco de capacidad de poder argumentarlo todo. Me la arrancaría de cuajo.

23.7.08

Y más cosas

¿Qué? Es que hacía mucho tiempo y se me habían olvidado cosas:

- Nunca llegué a quedar ni con HF, ni con el Escolta #2. Están en mi lista de buenos propósitos para este verano.
- Estoy a punto de terminar la carrera :) Hoy he hecho la que, con suerte, será mi última matrícula (aunque con visos de ampliación, porque los muy kahsdñoahsd no han hecho las convalidaciones como debieran).
- Proyectos: mi web, una vaca para el Cow Parade, un portafolio cojonudísimo para entrar en el master de Comunicación y Moda del IED el próximo año escolar, encontrar un trabajo de copy (sí, quiero), un blog cojonudísimo de publicidad en colaboración con gente de la UOC, una charla sobre Facebook en el curro, ponerme de nuevo con mi novela sin título y sin avances desde hace siglos. No está mal.
- Conciertos: magnífica sensación la de rodearte de punkys y cantar con los Sex Pistols, creer posible haber ido al último concierto de Blondie, que Kaiser Chiefs sean igual de fantásticos que el pasado año ahora que te sabes las canciones, que Richard Ashcroft sea capaz de hacer que Bittersweet Symphony dure más de diez minutos, encontrar a una antigua compañera de colegio en un festival hiperpoblado, volver del Summercase en coche los dos días. Este finde: Contempopránea. Mercadillo, niñaspopis de camping, como dice Teatrera, tintodeverano, y más. Ganas, ganas, ganas.
- Casi he terminado de leer la Biblia, y hay que ver lo que mola. Tiene frases cojonudas ("camella lasciva" como insulto, "A cada día le bastan sus problemas" como mantra, etc.), y estoy deseando empezar el Corán. Dios, cómo molan las religiones. Todas en general. Qué penita no ser creyente, creo que me vendría fenomenal.

Ahora creo que sí, me despido.

Muacs.

¿Por dónde se supone que iba yo?

Me releo y observo que la última vez que escribí aquí aún tenía pavor a la cyborg. Me hace incluso gracia. Lo que son las cosas.
Qué ha pasado desde entonces:
- He encontrado un nuevo mékido que con un poco de suerte averiguará qué tengo en mi rodilla derecha, aunque la resonancia diga que no se observa ninguna patología. (Por cierto: cómo mola repetir muy rápido la palabra anatomopatólogo) Como pille al hijo de perra que se saltó aquel semáforo, le cortaré una pierna. Lo juro.
- Saliendo de mi nuevo mékido, llamé a la Chica Poco de Fiar para decirle que no podía soportar más esa sensación de, en cualquier momento, empezar a hablar con el gotelé de las paredes de puro aburrimiento, y que volvía. La conversación fue un poco estúpida, la verdad...
CPF: Pues es que hoy tampoco me viene bien. Si quieres, nos vemos la próxima semana...
MNY: No. No puedo esperar más. Mañana voy al médico y el lunes vuelvo. Así que lo que tuvieras que decirme, hazlo ahora o calla para siempre porque va a ser peor el remedio que la enfermedad.
CPF: Sólo quería asegurarme de que podíamos facilitarte la incorporación para que no tuvieras otra recaída. No me gustaría volverte a ver destrozada en un par de meses.
MNY: A mí tampoco. No puedo soportar la idea de ver a la Cyborg, pero voy a intentarlo. Y si no, me iré. Hay más trabajos que lentejas...
CPF: Espera. ¿No te lo han dicho?
MNY: ¿Decirme qué?
CPF: La Cyborg se va a finales de mes.
En este momento, la pequeña minyacairiel empieza a llorar como un bebé.
CPF: ¿Qué te pasa?
MNY: Que en este preciso instante, en la totalidad del planeta, no hay nadie tan feliz como yo... Hasta el lunes.
Está muy feo alegrarse de las desgracias ajenas. Mi futura ex-jefa ya no se maquilla y se pasea sin gafas y con los ojos hinchados por los pasillos, fingiendo que no le molesta que cuando dice: "Me voy, estoy disponible en el móvil" nadie levante la cabeza, ni que pasemos de ir a las reuniones que convoca, ni que al final haya conseguido que vuelva a creer en que el tiempo pone a todo el mundo en su sitio. Y, como le decía hoy a la Chica de las Sonrisas, "el mundo está tan lleno de putadas que cuando le pasan a alguien que realmente las merece, por lo menos un poco de alegría hay que sentir". Ea.
- El guión está terminado. Inmediatamente después yo he vuelto a trabajar y el Chico Escritor ha vuelto a padecer su Síndrome de Ojo Poco Veraniego, así que la cosa está algo en standby. Pero volveremos. Vamos a hacer una memoria de producción cojonudísima y a ganar el premio Bancaja para que Blue nos lo realice (sí, eso he dicho) y nosotros nos hagamos ricos y famosos. O por lo menos, podamos ir a algún festival a emborracharnos con los que sí que son ricos y famosos.
- Blue ha puesto las pilas al equipo de Mediocrity. Espero tenerme en una pieza audiovisual completa para que me veáis vestida de Marilyn en pleno Preciados antes de final de año. Estoy dispuesta, incluso, a montar Rayuela de Cristal como penitencia. He dicho.
- Mi jefa nueva es absolutamente fantástica. Tengo que encontrarle un nombre a su altura. No va a ser fácil. Porque es enorme. Es tan enorme que es como si la Chica del Fondo de Armario no se hubiera ido nunca. Esta siesta he soñado que nos íbamos a integrar con el IED en vez de con otra consultora y que me pasaba por allí después (a seguir ganando puntos para la beca del master de Moda y Comunicación que espero empezar en septiembre) y me preguntaban, ante lo cual yo sólo decía: "Como equipo, funcionamos. Los elementos perturbadores, ni nos rozan". Creo que tiene algo que ver con mi escepticismo ante la posible vuelta al departamento de la Mujer Duende.
- A pesar de ello, la jornada intensiva no está hecha para mí. Es divertido que cuando una se duerma su gerente sólo diga: "Qué susto, pensaba que te habíamos hecho algo y no ibas a volver más", pero el caso es que me duermo. Todo el rato, menos de noche, cuando debiera. El calor y la angustia del madrugón, sumado a las terribles pesadillas nocturnas (molan más mis sueños de siesta, cuando me encargan convertir todo Madrid en una obra de arte viva o me cogen de modelo en un trabajo del IED, o...), me lo impiden. Por culpa de mis cuatro horas de sueño diarias de las últimas dos semanas, he padecido un tremendo dolor de cabeza que me ha impedido ver a Eyescross en Galileo, al Chico Pez en el Geographic, y comprarle un regalo a mi compi para nuestra celebración cumpleañera conjunta de mañana en la oficina. Oh, fuck. Sometimes I hate myself.
- Esta última afimación no obsta para que pueda decir que he cambiado. Estoy resuelta a ser feliz, y para ello fundamentalmente cuento con la no-implicación y, por fin, me escucho a mí misma y a mis necesidades. Mi psicólogo está tan contento que no quiere llamarlo otra fase de euforia, sino un lento y constructivo paso adelante. Y yo me lo creo, ea.

Como esta tarde he dormido cinco horas, soy persona y tengo mucho que hacer, pero creo que, por fin, he vuelto.

Próximamente, más.

10.7.08

Miedito tengo

Si no fuera porque pienso ponérmela para ver a los Sex Pistols, y a pesar de que fue un regalo de la Chica Ángel que me hizo dosmil más uno de ilusión, tiraría ahora mismo a la basura mi camiseta con la bandera inglesa.

Via Intercambia.net descubro esto, que para los más flojos que no quieran darle al link viene a ser una lista pública creada por corporaciones inglesas de "trabajadores poco leales", para que todos los responsables de selección puedan borrar directamente sus candidaturas en caso de que busquen otro puesto de trabajo. Una lista creada por las empresas de las que el trabajador no puede salir ni acudiendo a los tribunales. Una lista que, de ser creada en España, probablemente podría incluirme a mí, que, modestia aparte, soy una trabajadora eficiente, entregada, y hasta entusiasmada; o lo era antes de que la Cyborg empezara a acosarme laboralmente. Imagínense. "Esto no se puede hacer para mañana" "¿Ah, no? (sonrisa malévola) Pues tengo por aquí una lista...". La semana de 65 horas va a convertirse en realidad y además sin pagar.
Cómo mola.

El otro día, me reencontré con mi amiga de preescolar (Facebook mola mil) y comentaba que en Japón, algunos trabajadores llegan a morir por culpa de la ingente cantidad de horas extra que hacen. Aquí, le dije yo, esas cosas no pasan porque ni siquiera te las pagan.

El mundo está fatal.

Pero en fin. Estoy en un proceso de selección para una de las empresas premiadas como Best Place to Work el pasado año en tres certámenes diferentes, he echado el CV en Google (ya que estaba traduciendo el de Blue, pues me puse también con el mío), y yo voy a conseguir trabajar en un sitio donde me dejen trabajar... Porque no existe dicha lista. Si no, probablemente, la Cyborg conseguiría prejubilarme con 24 años y sin indemnización. Miedito.

4.7.08

Ambiciosa

Estoy un poco envuelta en una dinámica de Día de la Marmota. He hecho dos encuestas que ya había hecho, me he tragado un capítulo repetido de The Office. Reviso enlaces antiguos para ver si los enlazo al Facebook y hago de promotora de la cantidad enorme de amigos creadores que tengo. Me siento afortunada.
Me aperreo a la hora de revisar los últimos fallos del guión. Está saliendo algo bueno, creo. Al menos, eso le digo a la Chica del Fondo de Armario. Deseo que llegue el domingo para empezar a abrasar a mails a la gente del mundillo que conozco, y atreverme a enfrentarme con críticas desgarradoras (no nos engañemos, siempre las hay). De momento, creo que voy a seguir ocupada con el Trauma Center de la Nintendo DS. Me parece más entretenido pensar que soy un desastre como cirujano manga que admitir que no sé crear una galería de imágenes como dios manda.
En cinco días tendré mis notas. En 27, tendré 24 años. En 6, estaré llevando a mi hermana a un concierto masivo en el que espero poder hablar con relativa calma con el Chico del Entusiasmo. En 13, será Summercase. En 19, Contempopránea. En medio, debería haberme despedido para poder quedar con el Chico Pez, que por fin ha vuelto al acuario que le corresponde, y con noticias tan dulces como el helado devorado en la Plaza de Felipe II.
Quizá, mañana, vea a HF. Revisar entradas antiguas es lo que tiene, que da morriña. Beber, valor para pedir encuentros. El Escolta #2 y su amigo también han entrado en el paquete.
En fin. Que quiero ser libre, sociable y activa, aunque ya sé que, probablemente, es demasiado pedir.

3.7.08

Ganas de llorar, de gritar, de berrear, de patear la puerta del armario y ver cómo su simple mecanismo de bisagras hace que se abran al contacto de mis pies, de romper páginas de cuadernos, de partir piernas a gente indeterminada, de romper botellas en la cabeza de los camareros incompetentes, de comprar por impulso, de dejar de tener frío, de atreverme a dormir en el sofá.

Todas ellas, reprimidas.

Buf.

1.7.08

Vacaciones de verano para mí

Cuando empieza el verano y los edificios, en general, salpican, los primeros días siempre tengo la sensación de que los aires acondicionados lloran en masa por la vuelta al cole. Se me pasa pronto, pero me da una pena tremenda. Aunque, por otra parte, estos días parece que todo me da una pena tremenda.
Hoy, mi madre ha perdido la pulsera que le regalaron en su injusta despedida las compañeras de su último trabajo. Ella se encogía de hombros y alegaba que no le gustaba del todo, y que los recuerdos que le traía eran agridulces. Yo he recorrido tres veces el tramo de Gran Vía que habíamos pasado y al no encontrarla casi me echo a llorar. Dios, estoy tan tonta que me abofetearía si no lo considerase otro de esos impulsos que tengo que aprender a reprimir.
Hablo con mi madre del extraño sentimiento de, por primera vez en la vida, no tener ni puñetera idea de qué hacer. De cuál será el próximo paso. La falta de arrojo que me lleva a tumbarme en el sofá hasta dejar mi huella, cual Homer Simpson borracho, y que hace que, en el fondo, las horas que van pasando me dejen indiferente.
Por otro lado, quiero hacer. En general.
De momento, hoy me he pedido un día libre mental. Voy a limpiar todo lo que en algún momento estuvo en contacto con la alfombra de baño incandescente, a ver si con un poco de suerte mi casa deja de oler a goma quemada, a no pensar en nada, a jugar a la Nintendo como si me hubiera metamorfoseado en mi hermana. Hoy está prohibido leer, pensar, e, incluso, mantener conversaciones. De modo que rechazo la muy estimable ayuda de un mensaje con eñe, un padre dispuesto a dejar el trabajo para venir corriendo a casa, una madre dividida entre el instinto de alimentar a un polluelo y el de meter al otro bajo el ala, y un escritor abandonado vilmente a su suerte durante la tarde.
Nada de nada. Eso quiero hoy.

El ser humano es raro, decían

En este mundo raro en que vivimos, te ofrecen soluciones para la ludopatía que no esperabas (al fin y al cabo, es TU problema) pero luego no las ponen en práctica. Puedes pagar con una tarjeta de un banco que no te conoce pero no con la de tu banco de siempre, que ha decidido cobrarte doce euros por un trozo de plástico sin ninguna funcionalidad que debe estar vagando por ahí en algún lugar indefinido de la Comunidad de Madrid (en el mejor de los casos) pero, desde luego, no en tu monedero. Tomas decisiones importantes mientras acaricias a perros excesivamente violentos para su tamaño. Vuelves a casa y oyes frases como "Al menos reconoce que me amenazaste, aunque luego no me hicieras nada", y ya no te puedes ir a casa. Te quedas, sentada en un banco, clínex en mano, llorando como una magdalena, esperando a que acabe el drama familiar que ya te han asegurado que "está bien, bonita". No, no está bien. Toda pareja que discuta y entrometa a sus hijos es un asunto social, y no familiar. Finalmente se van y puedo irme a casa. Y ahora me siento ridícula por esta hora y pico que he pasado llorando en un banco. Y pienso que aunque muchos me han mirado, nadie ha puesto siquiera una expresión empática. A la familia que discuten, ni la miran. Me entran ganas de tatuar "Ciudad Hostil" en todas las calles de este maldito Madriz que ayer era todo euforia, abrazos, solidaridad interracial e internacional, comunión y buen rollito, y hoy es la misma mierda vacía de sentimientos que siempre. La peor cara de Madriz sale hoy para que no se me ocurra quedarme con la mejor, con la de ayer.
Llego a casa de muy mal humor, y como lo único que me lo quita es el ejercicio, vuelvo a pelearme con los restos del incendio (sin música planetera) de mi cuarto de baño (a.k.a) no puedo salir de casa sin que pase algo. Ya no quedan azulejos negros. Sigo tan acelerada, tan desencantada, que no sé si podré dormir. Mañana, una mujer que me ve veinte minutos una vez al mes (en sus mejores frecuencias) decidirá si tengo que volver a trabajar.
Todo es tan absurdo que no sé si reírme o apagar la televisión.

24.6.08

Hoy es la noche más larga del año

Ven, viento del sur.
Ven y hazme fuerte.
Ven y líbrame al fin
de esta hora al acariciarme.

Déjame que decida
que la vida fue el único error.
Déjame a mi suerte
que no hay muerte si no hay también perfección.

Y sal, pánico, sal,
sal de mi mente.
Nadie nos prometió
vivir eternamente.

Bajo sábanas blancas
sé que guardas tu pobre interior,
como en una mudanza
hacia un sitio que te han prometido mejor.

Y es que hoy va a ser
la noche más larga del año,
y la quiero vivir como si en realidad
no tuviera que asistir a su final.

Y sal, sangre, sal,
sal de mi cuerpo.
Sal y vuelve a entrar
anegada en venenos.

Ahora que nada espero
y que no hay nada ya que añorar,
ahora hasta el mismo cielo
me acompañará en la cuenta atrás.

Y hoy va a ser
la noche más larga del año,
y la quiero vivir como si en realidad
no tuviera, no, que asistir a su final.

Y hoy va a ser
la noche más larga del año,
y la voy a vivir con amor y absurdidad.
Ya estoy listo
para el más puro final,
el más puro final.
(Nacho Vegas - La noche más larga del año)


Feliz solsticio a todos, con amor y absurdidad.

18.6.08

Quizá la felicidad consista en una capacidad de reducción.

Mercè Rodoreda (Barcelona 1908 - Gerona 1983)
Vint-i-dos contes (1958)

Ando desaparecida, pero espero volver. Estoy escribiendo en otro sitio, aunque no puedo decir en cuál hasta dentro de unas semanas, y eso tiene absorbida toda la energía que me ha dejado la astenia de la llegada del calor.

Reducción.

12.6.08

When in Rome, do as Romans do...

... esto es: quítele los amortiguadores a su vehículo (si no, no se siente bien el empedrado), colóquelo de forma que la línea que separa los carriles coincida con el eje central o conduzca por los arcenes, sáltese los semáforos, láncese a los pasos de cebra con intenciones suicidas (no, los conductores no van a parar en caso contrario), enchárquese los pies junto a la Fontana de Trevi, minimice el alcantarillado para poder competir con Venecia en los días lluviosos, compre una flota de camiones y conviértalos en prohibitivos puestos de comida, no venda chocolatinas en ninguna parte, señalice todas y cada una de las calles para no perderse en el mapa, cierre el metro a las diez y los lugares de interés turístico antes de las siete y media, considere que un camping se puede vender como un hotel de cuatro estrellas, ponga en el folleto que el minibar es gratuito pero esconda los abrebotellas, desayune tartas de masa quebrada con mermelada de cereza o albaricoque, aprenda a que un café frío sea una delicia, prepare dos millones de tiramisús con recetas diferentes entre sí, deje un 10% de propina, sea terriblemente ineficiente en todos los aspectos, conjunte todos y cada uno de sus complementos, no lleve jamás tacones, siéntese en todos los céspedes donde indique que está prohibido, tome bebidas naranjas como aperitivo, y, por supuesto, cómprese una Vespa.

Lamentable haberme pasado el viaje de mal humor. Odio los antihistamínicos y los mapas que pretenden confundir al visitante en lugar de guiarlo. Pero lo cierto es que ha estado bien. Creo.

Fix it up

Me siento como una peonza (inmediatamente recuerdo la peonza que Fan#2 me trajo de San Francisco y creo que tengo que usarla in-me-dia-ta-men-te). Dando vueltas tan y tan rápido que el dibujo parece estático.
En el último mes, me han pasado dos cosas muy grandes. He ido a un casting, me han seleccionado, me han convertido en punky y he tenido que desfilar frente a cuatro docenas de peluqueros (y los gritos de "señorita, una foto" de mi abuela y la cámara del Chico Cósmico, pero eso es otra historia). Han seleccionado un microrrelato mío para una antología. De acuerdo, en una antología basuril de una editorial chiquitaja que se ha empeñado en inventarse un género y promocionarlo; y en una gala de peluquería y no en una pasarela ni un casting audiovisual, pero es igual.
Me he enfrentado a mi enorme miedo al fracaso, ni siquiera recuerdo el trauma, y, además, he salido mucho mejor parada de lo que cabría esperar.
El lunes recorría las calles de Roma murmurando para mí "soy escritora". Cuesta creerlo, después de tanto tiempo. Mi nombre volverá a salir dentro de un libro, y esta vez no seré amiga personal del autor, lo cual es fantabuloso, sin restarle méritos a Cuando las cosas dejaron de tener sentido; del que, por cierto, Blue ha hecho una crítica muy halagadora. Y me encuentro reforzada, apuntada a Audiciones.net, y alucinando un poco de que la Cyborg se halla quedado tan lejos en mi lista de pajas mentales. Ahora, cuando me estoy durmiendo, en vez de aterrarme a mí misma pensando en que me obligan a volver a la oficina, imagino que estoy impartiendo la primera clase del curso en una facultad, o, mucho menos divertido pero más real, que llega enero y soy licenciada. Que, por cierto, parece que por fin me dan facilidades para el próximo semestre.
Hay veces en que, simplemente, la vida cambia de polo y las cosas se arreglan solas. Ya no le debo dinero a nadie, he ajustado mis biorritmos, y algunos de mis enormes problemas de hace un mes son motas de polvo flotando bajo la ventana. A veces brillan, pero es lo más peligroso que hacen.

5.6.08

Desconcentrada, desconcertada, des...

Me pongo mala, como siempre, justo antes de irme de viaje. Me duele la cabeza, no puedo hablar sin ahogarme, y me salto el psicólogo, que, no obstante, es tan amable como para preguntarme por el estado de mi baja.
Tengo los biorritmos absolutamente locos. Me acuerdo un montón de la Chica India (me acuerdo tanto de ella, de hecho, que acabo por cruzarla con el Chanclas y mandar mensajes celestínicos), y esas conversaciones sobre la luz de los pasillos del metro, las horas en el reloj, y el no saber si son las ocho de la mañana o de la tarde. A mí me sigue pasando lo mismo, aunque con reloj digital, luz natural, y a las 4 de la mañana.
Destrozar un aniversario por el sueño que me domina, y luego pasarme dando vueltas en la cama hasta las 6 de la mañana, así soy yo.
Esta semana está acabando conmigo. No sé en qué día vivo, ni cuándo es la última vez que he comido. Ni siquiera sé cuándo fue la última vez que tuve hambre. Estoy totalmente descolocada, y lo único que quiero es darle a "Enviar mensaje", guardar el horrible archivador blanco en la estantería, y terminar de ver Twin Peaks, empezar a ver Dexter, dedicarme a la vida contemplativa, casera, e incluso creativa.
Sin embargo, como todos estamos un poco locos, no hago más que postponer el momento. Mi búsqueda de bibliografía para el trabajo de hoy ha sido dada por terminada cuatro veces antes de estar realmente terminada. No puedo parar. Me encuentro leyendo todos los apuntes, incluso los de tercero de CAV, incluso los que no sé si me van a servir; recuperando todas las fotografías que di por perdidas hace un mes; curioseando las listas de películas del Chico Cósmico y contrastándolas con las mías en Filmaffinity; y así un larguísimo etcétera de puntos suspensivos que no sirven para nada excepto para alargar el final.
No entiendo por qué es tan difícil concentrarse, si sólo hay que hacerlo un par de semanas al año. Mi hermana ha suspendido Matemáticas y Física y Química, así que me siento la peor profesora del mundo, aunque mientras hablo con ella oigo la tele y los cereales y me cuesta creerme que esté estudiando. Claro, que miro a mi alrededor, y veo pilas de libros que he decidido recolocar, los papeles del viaje a Roma, revistas con páginas señaladas, una agenda con los deberes de salir.com, tazas y tazas con restos de café, la hoja con los récords que tenemos en el Biggest Brain, un guión a medio modificar esparcido junto a la alfombra, y me digo que a quién cojones puedo aspirar yo a enseñar técnicas de estudio.
Miro el reloj y alucino con que sean las once y veinte. De la noche, dice la ventana (y la digitalidad del reloj, claro). Pues cenaré, y me pondré alguna película basura mientras subrayo. Mañana se acaba todo. Mañana entregaré mi CSS y mis tags y pensaré que todo era más sencillo de lo que parecía, cuando vuelva de pelearme con el banco y de estar junto a la oficina. O no.
En cualquier caso, se prevé supernochísima, y lo único bueno que tiene estar desubicada es que las supernochísimas pueden aprovecharse mucho más.

31.5.08

CIE-10 F.60.3(0)

Una buena terapia, duele, parece ser. Y eso no sé por qué es tan obvio y tan bueno, porque, si uno va a terapia, se supone que no está como para que las cosas le duelan.
Mi dolor crónico de rodilla ha desaparecido a pesar de que sigue lloviendo cada madrugada. ¿Por qué? Por una infección de muelas. Cortarse para derivar el centro del dolor a otro sitio. Lo mismo es. Cualquiera que vea House lo sabe. Sabe eso, y sabe que si has tenido tres tumores cerebrales, aunque no se te reproduzcan más, es que algo en tu cuerpo los genera, y por tanto que no debes preocuparte más por el cuarto que por el segundo. Ese algo aparecerá. En cuanto que juegues con una pelota en un despacho con puerta de cristales.
El despacho de mi psicólogo no tiene puerta de cristales; tiene un poster de Al final de la escapada, un libro de Hornby sobre la mesa, y unos vecinos ruidosos que tienen incluso el sonido de alerta del Messenger a todo meter. Por tener, tiene hasta un archivador con el antiguo nombre de mi empresa, casualidades de la vida. Pero no sé qué ha pasado en las dos últimas sesiones, que parece que también tiene rayos X. Me oigo hablar con él y me pego unos sustos de muerte y unas sorpresas bastante agradables. De repente, todas las brumas del fondo de mi cabeza son claridad absoluta, como cuando el vaho decide irse por las buenas del espejo en vez de dejar esas motas extrañas que hacen que todo se vea doble, y encuentras que tu absolutamente absurda fobia social no sólo existe, sino que tiene causa, y que además se refleja en tu manera de trabajar y en tus relaciones de pareja. Te cagas. Es como hacer un puzzle imposible y de pronto descubrir que todas las piezas que parecían idénticas son de azules diferentes y componen una figura. Hay que dejarse los ojos, pero el resultado es increíble. Como esos libros de dibujos en 3D que yo nunca conseguía ver de pequeña, porque me faltaba paciencia.
El caso es que me encuentro a mí misma después de dar vueltas en otras direcciones. En este tiempo que no escribo, he terminado el primer borrador de un guión de corto a pachas con el Chico Escritor, he ido a un casting, he desfilado frente a más de cincuenta personas, he tomado café con la Chica Ángel, he aprendido a no coger el teléfono mientras duermo aunque esté durmiendo a deshoras, he ordenado los papeles y limpiado la cocina, y me he quejado todo el rato de que faltaba algo y ya sí que no sabía qué era.
No obstante, me siento en ese sillón-mecedora tan Bauhaus y me escucho hablar y es como si fuera vidente.
Y creo que estoy un poquito más cerca de dejar de tener un número en el libro de Trastornos de la Personalidad, y eso mola mucho.

22.5.08

Busco un camino

Creo que, en cierto sentido, es bastante más que fantástico pensar que hay tanta gente alrededor que no comprenda que a veces no hace falta que pase nada para que la tristeza se convierta en un dolor tan insufrible que es mejor estar dormida, como en los días de regla de agosto, después de dos ibuprofenos, a 40 grados. Creo que al menos quiere decir que ya no me rodeo exclusivamente de gente que está loca de atar y que necesita más ayuda que yo. Creo que eso también es un paso para seguir aprendiendo a pedir ayuda. Rodearte de gente con los medios para dártela.
Pero, deformación profesional, me invento crisis que no sé si existen en las mentes de mis amigos y procuro resolverlas con palos de ciego. Como las mías.
Me dicen que avance, pero me parece absurdo echar a andar sin saber en qué dirección quiero ir.
Esta noche he tenido un sueño rarísimo, en cuanto a las personas que aparecían, pero había algo significativo: yo estaba empeñada en ir a una determinada playa, pero el Chico Pez, que había venido a verme (conclusión lógica de la fantástica sorpresa de que una llamada que uno cree que es desde UK sea desde la puerta de su piso), no quería andar tanto. Y yo tenía su móvil en el bolsillo, pero me daba igual: echaba a andar y descubría que el camino era breve y que la cala a la que llegaba merecía mucho, muchísimo la pena. Por las vistas, y por la compañía (aunque de una forma rara, nostálgica).
Esta mañana, Blue ha sido capaz de pedirme que la acompañara al aeropuerto, y yo he sido capaz, aunque ya estaba en la ducha preparada para salir pitando, de decirle que necesitaba un ordenador y que hoy era el último día en que iba a poder disfrutar de él para mí sola antes de las dos entregas que tengo pendientes. Asertividad. Como en el sueño.
Ser asertivo implica saber lo que quieres, comunicarlo a los demás de manera diplomática, y procurar conseguirlo, aunque aguantar estoicamente no hacerlo. Algo así. El problema es cuando te falta el primer paso.
Hacia dónde quiero ir.
Cada vez tengo más claro que necesito esos doce meses. Que son míos y de nadie más, persona física o jurídica. La cuestión es cómo conseguirlos.
Mientras, procurar ir haciendo las cosas bien, para que, al menos, el dolor desaparezca.

17.5.08

Brindo por ello. Por la vuelta.

"... en aquellos años, la vida era maravillosa y a los problemas los llamábamos sorpresas".

Roberto Belaño, Los detectives salvajes.

14.5.08

Desde la ciudad hostil

Me ahorraré la crónica de mis últimos y estrepitosos fracasos para pasar a la parte del columpio desde la que el mundo puede ser un lugar maravilloso. El Psicólogo pregunta: "¿Algo más?" y a mí se me pasa todo de pronto, y sonrío mucho. Tengo demasiadas trotamundos a mi alrededor, y ella ya no está en Torino, así que la dejaremos como Mi Media Infancia. Me he reencontrado con Mi Media Infancia. Y si algo he echado de menos estos años era conocer a alguien que me hubiera visto crecer, que me conociera con falda de tablas hasta media pierna y camisas de rayas siempre con un pico fuera, desdentada y con diadema, con tartas de dinosaurio y hermanas bebés. Alguien como la Chica Trotamundos (esta sí se va a quedar así, genuina y auténtica, porque Granada se le queda muy chica), que cada vez que venía me colocaba una sonrisa en la boca porque sin hablar del pasado, uno siente que tiene pasado, que no se ha caído aquí proveniente de ninguna parte, como muchas veces lo he pensado. Existe vida antes de agosto de 2003, e incluso existe vida antes de octubre de 2002, existe vida de los noventa, ramas de ciprés para barrer nuestro lugar en el mundo, espionajes a ciclistas, ataques de risa, primeras visitas al videoclub, primeros cigarros, toneladas de diarios escondidos bajo un colchón, escapadas tempranas de nuestras casas, tardes de viernes, regaliz rojo.
Todo eso existe y se hace presente cuando me topo con Mi Media Infancia en Tribunal, nerviosa porque el cajero automático me la ha jugado y llego tarde, nerviosa por sus dos toques, nerviosa por lo que me vaya a encontrar.
Pero lo único que encuentro es a ella, y eso está fenomenal.
El Lola Loba sirve de pantalla a nuestros resúmenes de noticias, y no me siento triste, ni mucho menos, ni siquiera horas más tarde, después de abrir por fin la botella de Parxet y de llamar al chino.
Tengo unas ganas enormes de abrazarla durante un par de meses, por lo menos. Para recuperar el tiempo perdido, y, también, sobre todo, para demostrarle que hasta los sitios hostiles guardan abrazos escondidos. Decirle que todo va a ir bien y asegurarme de que lo sienta, más allá de invitarla al cumpleaños del Chico Escritor y pensar en opciones de trabajo. Tengo unas ganas tremendas de decirle que si nos hemos encontrado después de media docena de años, si podemos seguir riéndonos y cotilleando, si a ella no le molesta mi acento madrileño y a mí me encantan sus "mamma mia", si toda esta tarde ha sido real, quizá Madriz pueda ser un sitio donde estar.
Para mí, un día, Madriz dejó de ser la ciudad del millón de cadáveres. Espero colaborar para que para ella llegue un día donde deje de ser la Ciudad Hostil.
Y con las energías puestas otra vez, aprovecho estar desvelada para encontrarle un hogar a mis padres que les satisfaga a todos y demostrarles, también a ellos, que este no es tan mal sitio donde estar...

6.5.08

(Muy) malas pulgas

Mi psicólogo me dice que vivo en una espiral de culpa y rabia. Yo me digo a mí misma que estoy hasta las cejas de citar a mi psicólogo, aunque, por otra parte, los doscientos euros mensuales que invierto en estar un poco menos zumbada parece que me rentan. Y creo que esta frase corrobora lo que dice el buen señor.
El caso es que llevo todo el día para conseguir sacar la información más importante de mi PC. He tomado una decisión terminante. Antes de mañana, mi querido portátil será formateado sin piedad. Aunque sólo sea para aguantar hasta el sábado. Mi madre me echa la bronca por depender de la tecnología. Yo tengo ganas de gruñir. Estudie usted por Internet y luego dígame que dependo en exceso de la tecnología. Tsk.
No puedo entregar mi trabajo de TEE porque no tengo el Frontpage en el ordenador del Chico Cósmico, y tardo unas siete horas en conseguir terminar una compilación de Nero con el mío. Encerrada en mi espiral, me enfado, alternativamente, con mi padre, con el vendedor, con el fabricante, con el Chico Cósmico, y, por supuesto, conmigo misma. Y con los anunciantes de seguros. Dios, cómo odio a los anunciantes de seguros y su puñetero omnipresente "no pasa nada". Claro que pasa. Si algo puede salir mal, saldrá mal. Y yo estoy hiperactiva y no me dejan ser persona, joder.
Introduzcan aquí un gruñido.

Por otra parte, debo decir que el viaje a Varsovia no ha desmerecido los más de diez años que hace que lo sueño. Vale que el Gueto es una porquería, pero, señores, la Nowe Miasto y la Stare Miasto, y la Nowy Swiaty esa o como leches se llame molan un cojón y medio. Lo he apuntado todo en un cuadernito precioso que me hizo la Chica Ángel hace tiempo y que todavía no sabía en qué merecía ser empleado, hasta que me vi preparando el viaje, así que me ahorraré aquí los detalles. Sólo diré que el polaco no es un idioma, sino una interferencia; que Varsovia es tan pequeñita que parece que te cabe en la palma de la mano, y que si fuera por mí no habríamos vuelto.

Esta noche me voy a ver a Hidrogenesse, pero, antes, tengo que ir a recoger la renovación de mi baja. He sido una buena chica y me he vestido de rosa. Por mí, que no quede.

En fin. Que voy a ver si hago cosas y dejo este monotemático back-upiano en el que se ha convertido mi vida.

Feliz mayo, amigos.

30.4.08

Quien no arriesga, no gana

Ayer, tuve que preguntarle a un señor vestido de vaca si sería posible que comprase un helado para evitarme una cola mayestática, pero su respuesta fue que en el día del cono gratis no se venden helados (lo cual muestra una coherencia estrepitosa nowadays). A cambio, conocí el Palazzo de Sol, así que si bien me quedé sin dinosaurios de chocolate, pasé un rato agradable en la Plaza del Carmen, sentada al sol.
Luego fui al psicólogo, aterrada como las últimas sesiones, con un discurso preparado que no utilicé; gracias a lo cual he descubierto cosas tan freudianas que son un poco aterradoras.
El Chico Escritor vino a buscarme y aunque pensé que iba a odiarme por destrozar su corto le encantó la nueva propuesta de final, y, señores, tenemos un cortazo. Ahora sólo queda escribirlo, conseguir el sí definitivo de Raúl Arévalo y Nacho Vigalondo, y que una productora ponga pelas. Total, nada.
La cosa se convirtió en una supernochísima relativamente tranquila, en la que nos pasamos horas hablando de cómo salir de la friend zone. Quizá no debía haberme tomado la última copa, pero en vez de terminar triste, terminé alelada. Lo cual ayuda mucho a la hora de dormir y no tener ansiedad.
Esta mañana, reanudo con paciencia jobiana la labor de vaciar mi ordenador, y consigo abrir el Outlook y leer su contenido, para encontrar que un profesor encantador acepta mi descarada proposición de seguir la evaluación continua fuera de plazo. Lo cual implica que ahora tengo dos trabajos que hacer en vez de uno antes de las siete de la tarde, incluyendo hacer la maleta, comprar la comida de los enanos, y varias cosas más que no recuerdo pero que anoche apunté prudentemente en la agenda del móvil. Pero al menos no me obliga a ir a un examen en el que me pregunten si fue antes el SGML o el WYSIWYG, cosa que se agradece bastante.
Así que me siento toda una ganadora a pesar de mis pequeños fracasos. Ea.

29.4.08

Como en una peli de Tim Burton

Ando por una especie de zoco. Quiero comprar cosas, pero no tengo ni un duro en la cuenta y no quiero que me vuelvan a rechazar la tarjeta, qué bochorno. Así que vuelvo a casa, pero es una cabaña rodeada de selva. Selva en la que, además, hay un parque de atracciones. O había. Porque las malas hierbas están creciendo por minutos. Así que me voy a quejarme a un edificio enorme e institucional donde un clon de Babette la de Stars Hollow me coge y decide convertirme en su protegida. Me cuenta la verdad. El mundo entero debería estar recubierto por esas malas hierbas, porque son el origen de todas las cosas. El Estado, en realidad, lleva siglos peleando contra ellas, y, simultáneamente, desarrollando un tipo de abono que las convertirá en seres inteligentes. Quieren esperar a que estén suficientemente preparadas para dominarnos a todos. Su hermana gemela es la artífice de tan malvado plan. Saca una especie de Guía de Pokémon y me explica cómo eran las criaturas originales. Hay un complicado sistema de puntos. Sólo una de esas razas es la elegida para salvar la tierra del sistema de las malas-hierbas-ultrainteligentes, me explica. Me sugiere que me tiña el pelo color arcoiris para que parezca una de las féminas de dicha raza, con intención de que me persigan a mí y así, distraídos, ella pueda colarse y destruir la fábrica de abonos. A mí me parece bien. El pelo arcoiris seguro que me favorece. Además, este findesemana hay varios festivales poperos y voy a ser el no-va-más, me digo. Me doy una vuelta por el recinto del festival. Me peleo con unos de una de las discográficas de la organización porque uno de los grupos que llevan es una puta mierda plagiadora. Me voy a El Corte Inglés a buscar el álbum original al que copia su banda, pero me entretengo buscando libros en inglés para niñas de los 50.
Entonces me entero, no sé por qué, de que una de mis antiguas compis del instituto es la mayor coleccionista de ese tipo de libros. Su madre es majísima y nos invita a comer, justo antes de morir en circunstancias trágicas dejándome al mando de una familia llena de hijos. Intento telefonear a la clónica de Babette para decirle que hay que abortar el plan, pero lo único que consigo es que me llamen del banco para decirme que hay un problema con mi cuenta.
Voy al banco y pretenden obligarme a devolver los libros que he comprado, así que voy al Corte Inglés. Está cerrado. Me cuelo en el supermercado para comprar tomates y alcachofas, y, cuando me pillan, finjo ser una cajera. Subo a la librería pero tampoco hay nadie. Así que pienso en acercarme a la peluquería. Allí sí hay gente, y ponen mi pelo color arcoiris. Las mechas azules y moradas en torno a la cara, para que parezca más discreto, visto de frente.
Con mis libros, mis tomates, mis alcachofas, una bolsa de pan de molde que no sé de dónde ha salido y mi nuevo pelo, vuelvo al edificio de la administración, pero el golpe de Estado de las plantas malvadas ya ha tenido lugar, y ahora no sé si hablo con la pseudoBabette o con su gemela. El caso es que me meten en un ascensor con un vigilante de seguridad, y subimos y bajamos mil veces unos 50 pisos. Cuando me mareo de tanto meneo y vomito, el segurata saca un walkie-talkie y asegura que no soy una Mohuga, o como quiera que se llame la raza elegida. Me deja salir del ascensor.
Pero no salgo a la calle, sino a la fase cinco de un videojuego. Estoy en una gruta y tengo que matar al dragón. Dejo las bolsas del supermercado tras una roca y corro por túneles cual joven supermario colorida, hasta que me encuentro al dragón. Está durmiendo. Yo también tengo sueño, así que me tumbo al lado del dragón y nos dormimos los dos plácidamente. A tomar por culo la revolución.

Y luego, me despierto. Como cabe esperar, me despierto como si me hubieran dado una paliza. Me pregunto por qué no puedo descansar como las personas normales...

Autoamorodio

A ratos, me apetece apedrearme a mí misma (quién coño me dejaría leer la Biblia con lo asquerosamente influenciable que soy). Me veo con el pijama desde hace tres días, del sofá a a la cama y de la cama al sofá, y me entran ganas de sacudirme y decirme "así no te curas, joder". Pido hora para el médico, y coincide con el psicólogo. Cambio la hora, y creo que me va a pillar en un aeropuerto. No voy a volver a llamar. Me siento totalmente estúpida siendo incapaz de organizar mi agenda. Me voy a Roma el findesemana del baile de findecurso. Joder. Dos fechas que tengo en la cabeza, y soy incapaz de usarlas como referencia.
Al rato siguiente, me encuentro trabajando en dos ordenadores a la vez, intentando arreglar el desaguisado de mi portátil moribundo, quedando con el Chico que Presta para tomar helado antes de ir al psicólogo antes de quedar con el Chico Escritor para trabajar sobre el corto, y entonces me da la sensación de que no me pasa nada.
Buf.

27.4.08

My life as a loop

Tengo hambre. No puedo comer porque me duele mucho, mucho el estómago. Debería estar en Toledo, comiendo cocido, después de haber visto el partido de basket del Chico Cósmico, pero no pudo ser. Esta mañana tampoco me apetecía gran cosa, pero la verdad es que siento que me he perdido un capítulo de su vida que podía haber sido bonito y que, como todos los capítulos de todas las series que me tienen en ascuas, no está en eMule.
Ha sido una semana extraña. Y larga, muy larga. La médica (bonita discusión filológica sobre los géneros en las Comendadoras, el jueves) me da consejos que, en parte, he empezado a cumplir. Una hora y media de ejercicio todos los días. Y paseos. Ver exposiciones, ir al cine. Andar, sentir el sol en la cara. Llamar a amigos a los que hace mucho que no veo. Como a Fan #2, con quien sostengo una conversación increíblemente trascendente en una esquina del Pepe Botella, el martes. Su cumpleaños fue la semana pasada, pero él se empeña en hablar del mío. El mío quiere Contempopránea, aunque la Chica India quiera pluriempleo.
Vestirme de colores. A falta de pan, buenos son tintes. Llevo el pelo naranja, pero de verdad. Por fin. Así que ya no hace falta que me vista de colores, me vale con mirarme de nuca para arriba. Ella quiere que me maquille, yo le digo que nanay. Nunca me maquillo, no voy a empezar ahora.
Encuentro en Infojobs la vacante que he dejado. O sea, que es cierto. Esos dos meses de los que habla la doctora de la mutua, son ciertos. Mejor. Tiempo para pensar. Mi PC se cuelga cuando me pongo a buscar oposiciones. Mi PC se cuelga todo el rato, en realidad. Va tan tremendamente mal que estoy okupando el del Chico Cósmico. No sé qué le pasa, en realidad. Quiero devolverlo pero me gustaría poder sacar todo lo que hay dentro, y para eso tendría que aguantar abierto al menos un par de días, sin apagarse misteriosamente, sin mandar frenéticamente mensajes de error a Windows.
El findesemana ha sido intenso. Bonito, curioso. El viernes por la mañana inauguraba mi tío la exposición en Conde Duque, por fin. Nos juntamos un grupo más que variopinto en el cóctel. Nos pegamos al Chico Divino y su Negro, que pretenden convencer al Chico Cósmico de que se case, para pedirle a Caprile un vestido de novia con corpiño para mí. Me río muchísimo. Mi madre me pide que no beba más. Yo sostengo que tengo permiso del psiquiatra. Me acerco a los camareros y les pido la enésima copa de champán para brindar por mi boda. La verdad es que el Chico Cósmico es un solete. Encima de lo que le toca soportar, está encantado, dice que lo pasa bomba, que tenemos que ir a la terraza supraolavideña del Chico Divino, que ha sido fantástico. El Chico Divino dice cosas como "No puedo soportar pensar que este pingajo que bailaba con él hace diez años se haya convertido en una persona tan maravillosa y yo me lo haya estado perdiendo", mientras me da su número de teléfono, y yo pienso que voy a llamarle. Lo dice la doctora. Y lo digo yo.
De la exposición, vamos a comer a un sitio curioso en la Plaza del Limón, del que me escapo para ponerme el pelo naranja y salir corriendo al segundo aniversario de Future Shorts (si estuviera pensando en hipertexto, como corresponde a alguien que tiene que entregar mañana un trabajo de Técnicas de Edición Electrónica, esto llevaría hipervínculo. Pero aún no me he leído los apuntes. Luego me quejaré, claro). El IED es un lugar maravilloso y como yo soy pobre, me empeño en que mi hermana estudie allí. Nos encontramos con la Chica de Úbeda #3, y al parecer, soy cínica con ella, pero yo sigo borracha y me siento muy encantadora y muy correcta. Nos comemos montones de vasos de palomitas, cantamos "we are your friends, you'll never be alone again", nos reímos de un videoclip de Chemical Brothers que quieren vendernos como cortometraje de ficción, me enamoro de un corto que Blue tiene que ver (se llama No bar, es brasileiro). Nos tomamos un cóctel, posamos de espaldas para las fotos. El Chico Escritor se mete conmigo pero a mí me gustan los Sex Pistols. No nos mola hacernos los modernos, así que nos vamos al Colo, a ver fugazmente a la Chica India y, algo más de rato, al Chico del Entusiasmo, aunque está muy poco entusiasmado. Llegamos a casa a las mil, con las piernas hechas polvo, y sólo es viernes.
El sábado vuelta a la exposición pero con mi bandada de primas chiquitajas. La sensación está bien, aunque da pena que se vayan, aunque me pierdo la exposición porque tengo que llamar a Blue pidiéndole atajos de teclado en Mac porque ser funcionario es un chollo y se puede ser técnico informático en un centro cultural sin haber tocado jamás un Mac. Shit happens. Comemos chino, vuelvo a casa, estoy hecha sólo media persona, y me encuentro muy mal.
Cactus ha decidido pasar el día en el piso de abajo y me preocupa que ya no quiera a Vespa.
Tengo que hacer el trabajo. Para eso, tengo que leerme los apuntes. Para eso, me gustaría limpiar el cuarto de los enanos, para poderme tumbar a leer con ellos. Es divertido que se coman mis manuales. Para eso, debería comer. Pero...

14.4.08

Hace un par de horas, en mi PC había una carpeta con más de 6.000 fotografías que ya no están, entre las que se incluyen al menos 3.000 irrecuperables. Zas. Toma patada al pasado.
Hace un par de horas, a mi madre no la habían despedido injustamente.
¿Dónde está el día de la marmota cuando se lo necesita?
Tengo ganas de gritar. Creo que me voy a pasar por la casa de al lado a ver si los obreros me dejan demoler tabiques un rato.

Ciclotimia, c'est moi

Un gran fin de semana. Un viernes en pijama hasta las mil, con la Chica India mirando Mediocrity con los ojos fruncidos, en busca de fallos de los que yo no quiero saber nada, "habla con Blue". Una fiesta que empezaba a las 21.30 y en realidad empezó a las 23.30, así que dos horas de cañas, patatas fritas y aceitunas en un bar de viejos con un señor encantador que nos daba buenos augurios para el findesemana todo el rato y no quería que nos fuéramos aunque había echado el cierre. Finalmente, la fiesta, que quizá no fuera gran cosa, pero tenía The Killers y mucho planeteo, aunque nos rendimos antes de Cumpleaños Total porque ya teníamos demasiadas fotos para lo pequeño que era el local. Un intento de abordaje frustrado en El Naranja que nos lleva, tal y como yo quería, al Moloko. El redescubrimiento del Moloko, qué temazos. Mensajes a y de Medina del Campo. El Chico del Entusiasmo (a.k.a) del Callejero echado a perder de tanto decir que no era normal tanta foto con la Fábrica de Churros. Nosotras nos dejamos querer y tenemos conversaciones de féminas que le dejan ojiplático. Un paso previo por el Sprint, dos hamburguesas porque cuando estoy de baja es porque estoy ansiosa y cuando estoy ansiosa me salen tenias. Una obligada retirada por culpa de las dos hamburguesas del Sprint y un ardor de estómago lamentable. Un sms al Chico Cósmico haciendo control de daños: cero.
Un sábado de familia, comida china, y, por fin, mis estanterías. El Chico Cósmico se ríe cuando doy palmitas porque tengo "legos" nuevos. Convierto un hueco en un rincón cinéfilo y no puedo dejar de mirarlo mientras vemos una vez más la primera temporada de House.
Remolonear el domingo hasta horas indecentes, comer comidita de mi suegra (cómo adoro a esa mujer, por dios), más lego, más orden, tengo tantas ganas de hacer cosas que me levanto yo sola antes de haber empezado la siesta. Estoy tan contenta que me estoy leyendo la Biblia y aunque discrepo en eso del índice de simplicidad (no se entienden la mitad de las frases, por cortas que sean), hasta me está gustando.
Hoy madrugo, arreglo el ñaijdñaisjdajsd ordenador que no puedo cambiar porque, as usual, el ticket está flotando en el éter entre mi padre y yo (MEMO: dejar de ir de compras con mi padre. Siempre pasa igual. No nos acordamos de en qué trozo del aparcamiento está el coche, y somos incapaces de guardar un ticket). Me preparo para ir al psiquiatra, a la farmacia, a hacer cosas, porque sí, porque estoy de baja para estar mejor.
Progreso. Hasta el jueves, por lo menos. El Psicólogo nuevo es tan bueno que me deja llorando cada vez que voy. Eso hace que avance, claro, pero vaya tela lo que jode.
El próximo finde, intensivo de Cultura Pop, si todo va bien.
Sensación de orden externo e interno. Muy positiva.

11.4.08

Como el Getafe

Ayer, después de todo, fue un gran día. Uno no puede evitar que los alemanes no se rindan hasta el final, ni que los árbitros dejen de pitar cuando quedan tres minutos de prórroga, ni que durante tres días todo el mundo diga que merecieron pasar y luego sólo piensen en el próximo partido, en el que jugarán ellos, y no nosotros. Pero eso no resta mérito: fue un partidazo.
Y fue un partidazo levantarme a las mil, y confesar al psicólogo mi dieta nocillera, y echarle la culpa de estar de baja, y charlar con él una hora y salir convertida en una mejor persona, y contarle al Chico Cósmico por qué no plancho ni cuelgo el teléfono, y saber que hay más gente que confía en tus sueños, y aprender a oírtelos contar, y aprender a compartirlos, y otras muchas cosas.
Moralmente, hemos ganado.

Y hoy, será aún mejor. Con tarde de post-pro y noche planetera. Esto no hay quien lo pare!

9.4.08

Dormir...

Esto es una locura. Se supone que he vuelto a pedir la baja porque no podía más. Porque me comía las horas y los minutos se me comían a mí. Porque necesito descansar.
Pero tengo tantas cosas pendientes que no hay manera.
Hoy, al menos, he dormido. Pero luego he pasado la tarde poniendo en orden mi casa (dios, jubilación para las amas de casa YA), no he podido ir a baile porque coincidía con la hora del médico (ya es maldad), y mañana que tenía programada la tarde de orden mental y físico (psicólogo+fisio), me llaman del fisio para decirme que me cambian la hora, que a la una y media. Tengo que ir a Pontones a echar el rato para que mi señor psiquiatra se digne verme cinco minutitos en algún momento de este mes, y una bolsa de ropa que tengo que arreglar para dejar de verme cosiendo bajos en plan espídico los domingos por la noche. No tengo comida en casa.
Quiero una asistenta. O una mamá.
Y mañana tengo que entregar el trabajo para el que me he tenido que enfrentar a la mayor hoja de Excel jamás vista por el hombre, y en estos momentos, sinceramente, el sector de bebidas refrescantes me la trae total y absolutamente al pairo.

7.4.08

Y no pasa nada

Hace poco le decía al Chico Escritor que todo el mundo tiene derecho a darse cuenta, varias veces en la vida, de hasta qué punto es cretino, egocéntrico y no sé cuántas cosas más.
Pues es cierto.
Una no hace más que repetir losiento, y luego resulta que tal vez no haya nada que sentir, que, como dice la Chica Ángel, tan sabia, equivocarse es sano. Y que, como dice el Chico Escritor, tan dado a justificar lo que sea estéticamente justificable, tampoco pasa nada porque uno haga el imbécil. Sólo nos estábamos divirtiendo.
Lo de en medio, pues no lo recuerdo. Ni los lloros ni las angustias. Así que, fenomenal, en cierto modo.
Recuerdo unos ojos sucúbicos y recuerdo una copa de ron y whisky volcada en algún sitio, y recuerdo pintalabios en la cara, y el Chico Cósmico diciendo que estaba muy graciosa tan llena de besos, y ya está.
Somos jóvenes e inconscientes.
A mi hermana el pelo le queda fenomenal, acabo de recuperar una semana de huelga de brazos caídos, me he cosido el bajo de los pantalones, I'm ready to go.
Ya decidiré algo, en otro momento. Ahora no. Ahora dormir hecha un ovillo, que dicen que lo hago bien. ;)

6.4.08

La euforia parece una buena compañera de viaje, pero al final es como Paris en las Chicas Gilmore. Una influencia útil cuando lo que quieres es dejarte llevar, y una mosca cojonera cuando quieres realmente hacer algo de una forma diferente a lo que quiere ella.
La euforia es muy mala consejera.
Y tras la euforia viene la culpa, siempre.
Dormir en medio de una fiesta después de haber hecho por lo menos dos cosas mal.
Llegar a casa después de haber hecho otras dos cosas mal.
Llegar a majadalejos mil horas tarde por el sumatorio de las cosas que hiciste mal ayer y con la sensación de que si vuelves a ver un boquerón en vinagre vomitarás, el resto de tu vida.
La persona a la que más quiero en el mundo me llama y me pide cosas y no puedo responder como querría porque tengo una resaca que no puedo justificar.
Asúmelo, nena, la has cagado. Y no la has cagado como cuando la cagas en el curro y luego te duele la conciencia pero en realidad tienes un objetivo que sí, se te olvida, pero que existe y con el que estás siendo coherente.
La has cagado y esto no te ayuda así que deja de cagarla.
Dios, un domingo que empieza contigo misma echándote monsergas no puede terminar bien.

5.4.08

He hecho las paces con El Cuento

Pues ayer, al final y con todo, no fue un mal día. La Chica Sociable y yo tuvimos una conversación maravillosa sobre tabúes, prejuicios, y dificultades en las relaciones de pareja. La Mujer Víbora resulta no ser tan víbora cuando hablas con ella largo y tendido y descubres que, la pobre, se cree lo que dice al 100% y piensa en pajaritos. Y que, es más: es una filosofía de vida mucho mejor que la tuya, porque ella da palmas y le brillan los ojos y es feliz, al menos eso dice y eso parece. La Chica de Falsos Colores me hace volverme loca, querer ponerme el pelo naranja-alaska, agujerearme la nariz, e intentar ser escritora. El Becario Antiquísimo me recuerda que se acerca la temporada de festivales y que qué más se puede pedir. La Chica de las Sonrisas me ofrece su pienso para conejos, me abraza y dice que me quiere, y nos sinceramos y hablamos de vivir juntas y de dejar de vivir juntas y de muchos recuerdos acumulados, mi pequeña pareja de hecho. El Chico que Presta intenta convencerme de cosas de las que ya me he convencido y se siente aliviado al ver que, al menos, esta vez no creo que sea algo personal. El Chico Pequeño se descojona de la risa mientras aporta información confidencial que corrobora que no es nada personal. La Chica que Quiero ser de Mayor me devuelve el entusiasmo por el baile. Su novio y yo hablamos de Beck, y al final la Mujer Víbora y yo, de Los Planetas. Abrazos gigantes al Chico de la Guitarra. El enfado del Chico Cósmico, disuelto, y venga risas y cariño.
Y hoy ni siquiera tengo resaca.
Y voy a dejar el trabajo como muy tarde en junio. Es una promesa. Quiero vivir, y sé que si dejo esta empresa (o al menos este departamento) hacerlo será mucho más fácil.