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8.9.13

August is a state of mind

Pensaba que iba a ponerme quejicosa. Me duele la garganta cuando me acuesto, ergo ya es otoño. Salgo de casa con ropa de repuesto, con tres tipos de prendas de repuesto porsifresco, porsifrío, porsimuchofrío, el bolso pesa, refunfuño. Nos llueve mientras nos reímos a carcajadísimas en el Eucalipto. Pero en plena arqueología emocional he descubierto que, durante una racha al menos, me encantaba la lluvia, así que en vez de hacer un drama la olfateo, como hace Vespa con los desconocidos, y la marco, y es mía, y es amiga; y entonces decidimos que nos subimos a extender el toldo y reírnos debajo, y ahora ya que llueva cuanto tenga que llover.

Me apasionan las tormentas desde la terraza, los rayos tras San Cayetano, y aunque sea la noche de los cristales rotos y ahí fuera todo el mundo se grite y se lance cosas, estamos en casa y estamos bien. El Rey del Laboratorio, el Chico Muy Músico y yo. Extraños triángulos.

Creo que con eso de que la Chica de las Sorpresas ha aterrizado en Madriz, los astros se han vuelto un poco locos y no paran de hacer cosas sorprendentes. O, por lo menos, desestructuradas.

Una mañana de viernes intentando averiguar a quién le ha mutado el olor, para que termine resultando que mis pantalones también tienen arranques de nostalgia. Un café en vez de cervezas con la Sobrina Fantabulosa, que ahora tiene ganas de ser Novia Fantabulosa, de un día para otro (y lo grave es que la entiendo perfectamente y me parece hasta normal); una exposición llena de conejos y de colores y cuando todo es bonito me encuentro hablando de juguetes sexuales con cuasidesconocidos y quierodesintegrarmeyquieroqueseaya; pasar tanto tiempo en el metro sin y con La Chica Que Fue Intrusa, que nos habría dado tiempo a ir a buscar a la Chica de las Sorpresas a la puerta de su casa del archipiélago; estar antisocial y entenderme fantásticamente bien con el Chico Visigodo, irnos a casa a dormir y hablar hasta las 7 de la mañana, y hacía siglos.

Padres y hermana, y hay algo muy raro en el ambiente que no tiene que ver con la Chica de las Sorpresas o no lo parece pero luego sí, y arranques de encantadorismo osllevoyostraigoyloqueoshagafalta, y perseguir gatos negros entre los balcones, y aleccionar hormigas, y pasar el quedarendosturnos que me boicoteó el casero al findeenelquenosepuedenhacerplanesporquetodovaasersorpresa, y encuentros inesperados (solo por una de las dos partes, me temo; que alguien me explique por qué un noquierosabernadadeti no tiene que ir indisolublemente unido a un noquieroquesepasnadademí, y de pronto la gente se salta las normas solo para lanzar torpes nadosinmanguitos que a ti te provocan alegría por inercia e indiferencia por lo demás, pero, sobre todo, una enorme duda de por qué narices tiene nadie que venir a contarte sus cosas a ti si ya no te hablan, y paralelismos, y patrones), y de pronto Madriz ya no puede ser 2020, y nos venimos arriba, y buscar Jäger por el Carrefour y despertar al monstruo manatí, y reírnos y todas las canciones de TDCC como aperitivo de las fantabulosas y comer pizza como si no hubiera mañana y es que en cuanto que una se olvida de todo aparece el cuerpo, y tener hambre es bien.

Y prepararse para dormir, por fin, ocho horas, y llamadas al timbre porque hay gente tan increíblemente correcta que le dejas tus llaves y le da vergüenza usarlas, y remoloneos que se convierten en dos horas más de sueño, y a partir de ahí otro día de nosehacenplanes que se convierte sin querer en un díaparamí y sincronizar dispositivos y suavizante de Nenuco y tomar el sol en la terraza.

Y no quiero que el descontrol dure para siempre, pero sí que pienso que este año, quizás el verano pueda durar doce meses. Y sonrío tanto que me duele la nariz.


21.2.10

Caerse y fallar

De esta, igual, aprendemos a pedir. Porque cerré el documento de Word y hubo algo parecido a un mensaje de estoyaquí, pero también ha habido un catarrazo jodidamente inoportuno, así que el finde ha sido cualquier cosa menos espectacular. La gente va por ahí saltándose el doble pibón, y mi participación estelar se limita a mandar mensajes de madrugada diciendo que mi móvil está apagado o fuera de cobertura.

Bueno, y la Guía del Autoestopista Galáctico, que me parece tan fantabulosa que voy a empezarlos todos otra vez en cuanto acabe el quinto. Tengo la sensación de que si todos viésemos la vida como Douglas Adams, el mundo sería un sitio un poquito mejor. O por lo menos, mucho más risible, que ya es algo.

Al menos, quedan las visitas breves y las continuaciones a horas intempestivas. Porque hemos aprendido a no hablar ruso, pero el folclore ruso, a veces, tiene su aquel. Y porque estoy de un ñoño mareante que casi no me cae mal la versión de Grey felizmente casada (estoy enferma, oigan. Las enfermedades sin televisión no son lo mismo), que la sesión de psicoanálisis de la Chica Asturias dura el doble una vez que nuestro sentido común encarnado en Chica Rubia se va a hacer cosas de provecho, que me encuentro con la Chica Líquida y lo único que hago es agarrarla del brazo y decirle que todo lo que le está pasando es jodidamente maravilloso mientras ella intenta aterrizar.

Pero es que, insisto, la vida sería mejor si la viésemos como Adams, y Adams dice que el truco de volar es aprender a caerse, y fallar. Y estamos trabajando en ello.

21.7.09

El cuarteto de Alejandría

Hay cosas peores que estar inválida en verano y necesitar ayuda para ducharse.
Por ejemplo, estar inválida en verano, necesitar ayuda para ducharse, y no estar leyendo Mountolive.
Cada vez que abro un nuevo volumen de El cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell me dan escalofríos en la espalda.
Los he espaciado bastante porque un día encontré Clea en una librería de segunda mano en una edición que me encantó y decidí no comprarme ni un sólo tomo más si no era de esa misma editorial. Mejor.
Porque así, una vez al año, o cada dos, encuentro un tomo nuevo, lo empiezo, y vuelvo a embriagarme como si fuera el primer libro para adultos que leo.
Supongo que muchos de los amantes de la lectura recordarán esa sensación. La que tienes cuando pasas de El pequeño Nicolás y los libros de Espacio Abierto a leer libros de verdad. En mi caso, creo que el máximo estertor fue Lolita; a veces me pregunto si es realmente la más hermosa historia de amor jamás escrita o, simplemente, el primer libro adulto del que me enamoré.
La sensación de que no se trata sólo de contar historias, o de contarlas bien. La de que uno puede intercalar en esas historias bien contadas frases como "Cubitos de hielo como almohadas para un oso polar de peluche", porque sí, porque es tu libro y juegas con las palabras como quieres.
La forma en que Durrell nos cuenta cientos de anocheceres alejandrinos y cada una de ellas es un retrato impresionista con las mejores palabras que tiene el diccionario, mezcladas con la exquisitez de un cóctel de lujo.
Aunque no tuviera nada que contar, aunque no retratase cada tipo psicológico existente en todas las capas de la sociedad (no de Alejandría, sino del mundo en general, incluso ahora, tantos años después), aunque el amor no invadiera cada página aun tratando rituales religiosos que el autor finge que no le fascinan... Seguiría siendo una obra maestra.
Una, no. Cuatro.
Estoy tan embelesada que he decidido ponerle los cuernos a mi edición viejita y bajarme los cuatro eBooks a mi Papyre. Creo que voy a pasar el verano literario de mi vida. Si no hay festivales, si no hay fiestas... Al menos me queda Durrell, y el desierto, y las lágrimas de Isis.
Por favor, léanselos. Que son increíbles.

25.1.09

Pomorska

- Ya he perdido alguna vez antes, así que he tenido que aprender. ¿Tú no has perdido nunca?
-¿Perder cómo?
Se quedó pensando un poco.
- Perder de verdad. No tanto como los jinetes de la división Pomorska, porque eso ya no tiene remedio, pero casi. Perder de tal forma que te quedes tirado en el suelo, y mires hacia arriba y digas: "He perdido, y ahora cómo me levanto". Y a pesar de todo, levantarte.

Esto salía en Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia. Lamentablemente, nunca podré saber si mi obsesión polaca fue antes o después de Lorenzo Silva, pero en cualquier caso, fue simultánea a una historia de amor adolescente e impresa que, a pesar de tenerlo todo para considerarse intrascendente, me ha cambiado la vida.
La obsesión por Polonia me vino de antes, ahora lo recuerdo. Compré ese libro en vez de uno de Flanagan precisamente por Varsovia. Tardé doce años en conseguir pisar la Stare Miasto, pero, en el intervalo, me obsesioné tremendamente con la historia de la División Pomorska.
[Esto está tomado de un espacio de Windows Live, así que, en fin: La división Pomorska se remonta a la ocupación alemana de Polonia. Cuando ya no quedaban posibilidades de resistir, en un último intento por defenderse, la división de caballería Pomorska cargó a la desesperada, con caballos, lanzas y espadas, contra los tanques alemanes. Por supuesto, murieron todos, no consiguieron ni desconchar la pintura de uno solo de los tanques. Pero hay un algo romántico en ese modo de perder, un toque heroico que hace que los ganadores no se alegren por ganar de ese modo, que los perdedores salgan ennoblecidos.]
Quizá por eso me empeño en salir a la carga cuando oigo tanques. Me obsesioné con que alguien me llevase a Varsovia. Me obsesioné, también, con qué debía ser perder de verdad. ¿Qué leches es perder de verdad en este ambiente primermundista?
Bueno, pues este lunes salí contra todos los tanques hasta que no me quedó un hueso sano. Escayolada y derrotada, ha sido una semana tremenda, notando cómo cada una de mis fracturas se soldaba y se recolocaba con tremendos dolores. Físicos, incluso, en alguno de los casos.
Y sigo siendo una afortunada primermundista, pero creo que ahora ya sé qué es perder de verdad.
Y aun así, no puedo evitarlo. Estoy deseando subirme al caballo y apretar los dientes a la carrera; y cargar contra un tanque.
Odio los tanques.
Qué se le va a hacer.

PD: Seguro que el hecho de que los suicidófilos Joy Division se llamasen anteriormente Warsaw no es casualidad...

Como Gainsbourg y Birkin

Wow. La canción es un temazo impresionante. Pero el vídeo (concretamente, esta, de entre las tres versiones) la supera.



Eso sí; admito que era más feliz sin haberla entendido. Como me pasó en su momento con Blanca. Me gusta pensar que las canciones de amor son canciones de amor y no odas a la politoxicomanía. Para eso ya está Guille Milkyway, gracias.
En fin. Sigo enamorada de esta pareja. Tanto como para comprarme el nuevo de Ray Loriga, sin haber leído Héroes, ni nada. Sólo por cotilleo.
En modo fan todavía, dos regalos, sobre todo para Blue:



(Y esta segunda, un poco para el Chico Escritor, aunque no se puedan comparar peras con manzanas, claro).

11.1.09

A 45 rpm

- Soy feliz, ¿sabes?
- ¿Y por qué?
- Pues no lo sé. ¿Por qué no?
El caso es que últimamente todo me parece mucho más rico de lo que era antes, como si me hubiese quitado no un peso, sino un velo de encima. Estoy leyendo libros que me parecen magníficos (Los renglones torcidos de Dios, la semana pasada; Los hombres que no amaban a las mujeres, esta) e incluso un libro que me parece de las mejores obras de arte que me han pasado por delante. Me he acordado mucho de Miss Calamar mientras leía Tokio Blues (Norwegian Wood), de cómo ella hablaba de lo fantástico que era y de lo que disfrutaba leyendo hasta que, por fin, al final, le regaló una entrada. Este libro es como una antítesis de Rayuela. Si con este todas queríamos ser la Maga y ni nos enteramos de Talita, en aquel todas queremos ser Midori, aunque se le dediquen la quinta parte de páginas que a Naoko. En fin, lo terminé en Ciudad de los Ángeles (curioso) y estuve hasta Argüelles con los pelos de punta bajo los dos jerseys y procurando averiguar si esa emoción que tenía dentro eran o no ganas de llorar. Qué bonita etapa de hipnosis, la que ha durado mientras me ha acompañado el señor Murakami.
Para corresponderle, ayer me compré el resto de sus libros. Entre otras cosas. Ayer terminé mis últimas pruebas de validación. Ayer fui por última vez a recoger unas etiquetas con mi nombre y un código de barras a esa maqueta de universidad que es el campus de Lejanés de la UC3M. Justo ayer, conocí a más personas de mi carrera de las que he conocido personalmente en estos cinco semestres. Pero sin arrepentimientos. Por favor, qué mal gusto demostraría tener arrepentimiento por algo a estas alturas. Se ha acabado. C'est fini. O al menos, todo esto será cierto cuando sustituya por negras las letras rojas de mi Proyecto Final de Carrera y le dé al botón de "Enviar mensaje", entregando por fin mi último trabajo académico pre-titulación.
Que nadie se confunda. Me conozco. Sabía que esto iba a ocurrir, y ha ocurrido: esta tarde he descargado la Guía de Estudios de Antropología de la página de la UNED. Probablemente el máster del IED me quede grande a estas alturas, con todas estas ganas de vaguear, de baños de espuma, de crema hidratante, de horas de sofá, de series buenas, malas y regulares. Pero una carrerita de un par de años, a distancia... Pues sí, me apetece. En fin. Cuando uno está mal de la cabeza, "no se trata de corregir lo incorregible sino de aprender a vivir con ello", Paradora de Montañas Rusas dixit. La hiperactividad me gusta, y cada vez creo menos en que es algo que me sienta mal.
Me sientan mal otras cosas. Me sienta mal la hipersensibilidad, eso sí. El otro día, tras la jornada de formación del Día de la Nieve (qué paletos somos los españoles. Venga a colgar fotos de la nevada en Facebook. Me moría de la risa), la Mujer Sin Pelos En La Lengua, esa a la que dicen que tanto me parezco, me decía: "Si yo te cuento mi vida porque tú me inspiras esa confianza y a ti te parezco una pesada, es tu problema. No el mío. Yo me he sentido bien y tú transmites una impresión engañosa". Creo que me lo voy a apuntar en mi cuaderno de cosas para no echarme en cara. Me parece una verdad demasiado tajante, pero aplicable, no obstante.
En fin, que estoy contenta, que quiero hacer cosas, que disfruto haciéndolas, y que ya casi no me importa la cantidad de médicos a los que tengo que visitar las próximas semanas. Que en 2009 voy a estar bien caiga quien caiga, y que, de hecho, he empezado ya.