14.1.11

Pesca de red

Yo juraría que ya había hablado por aquí de esto, pero mi buscador lo niega, así que empezaré por el principio.

El principio es en el Mono, con la Chica Casi Trilingüe, antes de que se volviera holográmica y yo me cambiase de piso y abandonase el Mono salvo honrosas excepciones. Una de esas conversaciones en las que estaba pensando todo el rato que qué lista y qué sensata es esta chica. Hablábamos de una proposición a café de un profesor del que no sabía nada hacía cinco años, y a ella le parecía evidente que, en cualquier caso, había que ir. Dijo que no estábamos en un momento en el que pudiéramos pescar con caña. Que la única opción era lanzar las redes, y confiar en que algo habría dentro al recogerlas. Y que lo primero era la patata.

Verdades como puños.

Así que me paso la mañana revisando el programa del máster del Colegio de Sociólogos y Politólogos, dudando. La sobremesa, con mi Tío Creativo hablando de si tiene sentido o no hacer un máster en marketing digital o un curso de community manager, intentando explicarle por qué creo que trabajar gratis es un daño que haces a la sociedad, recordando que yo en realidad era marketiniana, y tratando de sacarle provecho a mi adicción a Farmville. La tarde, haciéndome un perfil en una especie de Facebook académico, siguiendo a algunos de mis nuevos gurús con la esperanza bastante vana de que algún día se den cuenta de que estoy allí. Escribiéndome con el Chico Samba para evaluar posibilidades bilingües de publicación de nuestro trabajo conjunto. La mañana echando CVs y apuntándome todo lo que tengo que cambiar de mis "presentaciones estratégicas". En un rato bajaré a hacer la compra e intentaré atreverme a poner en práctica mis supuestos nuevos conocimientos culinarios. Quizás incluso me apunte a un concurso nuevo de la tele. Estoy muy enfadada con el vacío que me hacen de Pasapalabra. Con lo maja que soy.

Porque no sé si soy marketiniana (y si sí, no sé si soy de comunicación o quiero ser planner 2.0, o creativa, ya que nos ponemos), si quiero currar en RRHH para hacer etnografía en condiciones (y para cambiar un poco el chip, que también mola), si quiero ser académica insigne (que probablemente sí, pero en fin. Hay que llegar. Y el camino no apetece nada), si me vale con que el correo que espero llegue y tener asegurada la supervivencia otro año, o si toda mi aspiración es ser una buena mujer florero (estar empezando a ver Mad Men no ayuda nada).

En el fondo es el momento de tirar de lecturas y hablar de yoes saturados. Soy todo eso. Y probablemente podría ser todo eso, porque el mundo es bastante indefinido. Otra cosa es que sea cierto todo el discurso de "eres libre, elige tu carrera". Así que, como no depende de mí, yo sigo echando la red. Cada vez más tupida.

Y a ver qué pasa.

11.1.11

Estadísticas (en contra)

Es que no se trata de alegrarse o no alegrarse. Se trata de no tener un ego tan enorme como para creer que uno forma parte de lo que le cuentan. Se trata de que lo importante de la noticia no es, ni mucho menos, una conversación aislada con el Chico Samba, por más que él se empeñe en recordarla (y más que él, su otro él).

No se trata de vestidos, ni se trata de fechas, aunque este año el 16 de abril sea sábado. No se trata de números, ni son carreras.

Es sólo la confirmación palpable de que estás haciendo algo mal, una vez tras otra. Y que por muy sinceramente que celebres que los demás acierten, sinceramente, no entiendes en qué cojones te estás equivocando, y punto.

Y por una vez, para variar, estaría bien ser yo la que pone cara de no-sé-a-qué-te-refieres en medio de mi felicidad contagiosa y obnubilante ante las congratulaciones ajenas.

Y me cagoentodo, las cosas como son. Desde mi egoísta envidia.

8.1.11

Aniversarios

El otro día estuve a punto de escribir que hacía un año que el Chico Extraordinario tenía apodo. Que no es una fecha memorable, pero me pareció curioso que después de un año y con lo irregular que ha sido nuestro contacto últimamente, y con lo poco que me gusta a mí salir la noche de Reyes, dos años consecutivos haya habido un imprevisto y él se me haya cruzado, antes o después.

Luego pensé que el año pasado el Chico Extraordinario era una cosa bastante ambivalente, y que mejor que no. Que los aniversarios, sólo de cosas extraordinariamente positivas (no confundir con positivista si uno no quiere recibir broncas puristas, que no puretas). Si me pusiera a hablar de aniversarios tendría que terminar hablando de 19 de octubre y de 16 y 22 de noviembre, y no me da la gana. Me aburrí de hacer camisetas celebrando haber sobrevivido a años de mierda.

Pero el caso es que el Chico Extraordinario en un año ha pasado de ser ambivalente y conflictivo a ser una especie de boya cuando te estás hundiendo a morir lejos de todos los puertos conocidos. Y que bravo por el 5 de enero, y bravo por esta noche. Porque quién quiere pensar en la gente que no quiere estar contigo cuando puedes pensar en gente que se divierte contigo incluso aunque hables de diarios de investigación y diarios de campo.

Algún día, dejaré de meterme con él y empezaré a darle las gracias. Porque además, entre otras cosas, fue él el que me enseñó dónde mirar si quería tener aniversarios que fuesen obviamente celebrables. Y saber mirar es importantísimo.

3.1.11

Tesitando

Propósito #1: Hacer cada día algo que me apetezca.
Propósito #2: Ser no-fumadora en enero de 2011.

Resultado: me he encerrado en casa. Que va exactamente contra las normas de lo que me dijeron en la consulta, pero es que ya he demostrado suficiente sumisión manteniéndome fumadora los primeros días de tratamiento, con las ganas con que había apagado el último cigarro (cierto es que parece que fue un acierto. Ya no me estoy volviendo loca. Creo). Creo que me aburro, pero es mentira. Me he pegado otro intensivo de limpieza, que son un rollo pero luego quedan bonitos. Me he visto dos pelis en una noche. He jugado al Faraón hasta aburrirme. Y por fin, por fin, por fin, he empezado la tesis de verdad. No en plan llevarme libros al autobús para leer algo en los quince minutos del trayecto y sentirme productiva porque tomo notas. No. En plan psicópata total.

He empezado por el principio (insisto en que soy una desobediente) y me he ido al segundo libro que me recomendó mi Señor Director. Que es lo más. Cada página que leo me encanta. Contiene el artículo que mi padre y yo habríamos escrito a pachas si nos hubiésemos visto más cuando estábamos obsesionados con el mobbing. Entre otros. De montones de autores que no me suenan de nada. Porque no soy socióloga, señores, que no. Estaba buscando donde no era. Resulta que existen personas como yo, y se dedican a hacer Critical Management Studies, que es un poco coñazo de escribir pero mola mil.

Personitas que se parapetan en las escuelas de negocios de las Universidades para decirles a los estudiantes de MBA que mola mucho dominar el mundo pero que igual hay que pensar las cosas dos veces. Que les enseñan que existe Foucault, y que lo que dicen es performativo, y que hay una ambivalencia en las aparentemente maravillosas nuevas formas de gestión de RRHH. Que todos queremos trabajar en Google pero que igual se puede hacer mejor.

E, insisto, son unos valientes. Lo dice el señor que yo creía que quería ser: viven en el corazón de la bestia. Y eso es bonito y hace que apetezca dedicarse a esto toda la vida. Sí. Pero también complica tremendamente mis sueños lúcidos con California. Porque a santo de qué voy a irme yo a un país donde consideran que la Seguridad Social es un invento del demonio a explicarles por qué estoy tan enfadada con el mercado laboral.

[Además, el StreetView de Google es un bicho traicionero que se ha empeñado en demostrarme que ni Stanford ni Berkeley molan tanto como las pintan]

Así que he pasado unas seis horas de las últimas 24 averiguando dónde quiero vivir. Y ahora mismo, mi ganador es Cardiff. Que es un sitio del demonio donde llueve todo el rato y tienen máximas de 15º en verano. Y es Gales, ni siquiera Escocia. Así que igual he encontrado una vocación y un gurú. Probablemente odiaría que le llamase gurú, y eso mola.

Me he pasado otras tantas horas buscándole a él y a sus referentes en la maravillosa base de datos de revistas electrónicas de la UCM que no sé dónde ha estado el resto de mi vida. Jugando con Zotero.

Y luego una prueba de aptitud para un trabajo que no quiero me ha recordado que no soy tan lista como pienso. Y que necesito un plan. Y que lo necesito cuanto antes. Porque la Comunidad de Madriz me ha llamado perezosa, con todas sus convocatorias de ayudas "hasta 31 de diciembre de 2010". Y mi cuenta corriente me llama cosas feas, por encantador que sea el chico de la oficina bancaria. Y la prueba de realidad no me gusta nada en absoluto. Quiero poder creer que va a venir algún banco (lo cual es paradójico) a ofrecerme un billete a Cardiff. Y que todo va a salir bien: que no tendré que dejar el piso, que encontraré un trabajo cuando vuelva.

Ser adulto es aprender a recortar la carta a los Reyes. Así que, queridos Reyes Magos, sólo os pido una cosa: seguridad. Porque esto de pensar que lo voy a hacer todo mal y que decida lo que decida voy a perderlo todo no me convence nada. Y he sido buena, así que tomad nota.