Veo que no sé cuántos de mis amigos de Facebook se han hecho fans (¿por qué nadie le pone la s en plural y tanta gente se la pone en singular?) de una página llamada así, y da qué pensar.
Yo soy una persona molestísimamente parlanchina. De las que cogen un camino y siguen por él cuando se ha acabado. De las que disfrutan tanto discutiendo, que, por no dejar que decaiga la discusión, pueden acabar defendiendo todo tipo de barbaridades (y de pequeña quería ser sofista y dicen que eso sí es suficientemente pedante como para estudiar este máster).
No sé cuántas noches de mi vida habré podido pasar dándole vueltas a las cosas que he dicho de más. Muy poquitas (aunque alguna hay), a las cosas que se quedan sin decir.
Sin embargo, no soy capaz de frenarme. Y no me refiero a un sentido posibilista. No soy capaz, en un sentido moral, de obligarme a callar.
¿Hasta qué punto no son nuestros defectos lo que nos hacen lo que somos?
Saturday night (lirirarará)
-
En medio de la fiesta, inicio de un larguísimo atardecer, se me acerca una
chica a la que no conozco de nada y me dice: "Eres muy simpático, me caes
muy...
Hace 3 años