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28.8.13

Me apetece mucho empezar a echaros de menos

Hay semanas que se portan fatal, y no hay forma de vestirse sin pasar frío o calor, y todo parece inadecuado. Y sin embargo, septiembre está al llegar (como demuestra la vuelta de la Chica Punk, y las cuatro horas sentada con ella y la Chica Suiza; inicio de la llamada temporadadevisitas), y septiembre es muy prometedor, y eso está bien y es, desde luego, muy apropiado.

Ha vuelto la Gran Jefa Sioux, los manatíes estamos casi al completo (nos falta la sección Junior), hablamos de cañas los martes, cambiamos los cafés larguísimos por los cafés multitudinarios, el Chico Speed baja por las barandillas, el Chico Bífido reparte su veneno a diestro y siniestro, la Sobrina que Molaba se sienta a mi lado y hablamos muy bajito, el Chico TDCC canta como si no hubiera mañana, y "la otra agencia" puede morir si quiere.

Feels like home.

Y sin embargo sigue ese deseo voraz e incontrolable de marchar. Cada vez más vivo.

22.8.13

No se puede trabajar en agosto

Una se cree muy lista cuando se coge las vacaciones fuera de fecha, y todo el mundo se va en agosto, y piensa que va a tener dos meses de vacaciones: el que le corresponde y ese en el que no hay clientes.

Pero en verano el tiempo pasa de otra forma.

El sol acaricia las paredes con auténtica fruición. Se desplaza por ellas sin prisa, sus rayos pegajosos se escurren por cualquier rendija. Y todo parece ralentizarse, y las horas son más largas porque los días son más largos y las personas, más lentas.

Pero ese ritmo no evita que haya noches, que los días se acaben, que pasen.

Y una cree que su máxima preocupación es desplazar el monitor y el teclado hasta que la silla queda justo frente a la ventana y que den las 3, o las 5 menos cuarto, o las 7 y media, porque los horarios en veranos se vuelven ácratas, pero luego los días pasan y Outlook pita, y si antes pitaba un par de veces, ahora pita seis o siete, mientras yo miro a mis tareas juntarse en torno al deadline y lo único que pienso es "Don't worry baby, don't be uptight, don't worry baby, we'll stay up all night".

This is the noise that keeps me awake. El resto, que espere a septiembre.

17.4.11

Nostalgias diminutas

Hay cosas que, sin ser olores, aparecen en forma de estímulos irrelevantes y se convierten en llaves de delorean. La luz de las farolas contra el anochecer de los viernes por la noche, cuando aún es temprano, y el ruido de niños que salen a cenar con sus padres. El prólogo de findesemana. Cuando ir a los comerciales y tomar tapas en aquel bar que parecía un barco (a mí me lo parecía) era como darse un capricho, lo que visto en perspectiva es triste y entrañable al mismo tiempo.
La enfermedad que uno decide pasarse en la cama. Que habla de días y días de videoclub, "te he traído"... y ese color azul gastado de los folios que cubrían las carátulas de los VHS. Cuántos fines de semana alquilando, sistemáticamente, Inocencia interrumpida, Lolita y Los amantes del Círculo Polar, "supongo que sabes que a estas alturas hace tiempo que te había compensado comprarlas". Alquilar videojuegos y pasarse las noches medio delirando con la consola para pasárselos antes de devolverlos.
Me parece terrible pensar lo vieja que me siento y la cantidad de años que me quedan para ser realmente vieja.