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15.7.25

Instinto de supervivencia

"Veremos".

Se me ha dicho varias veces que tengo un don para convertir en un problema lo que era un deseo antes de llegar y aunque me gustaría mucho negarlo, es cierto.

Alguien se ha acercado con enorme valentía a este perro de presa que estoy hecha y me ha acariciado por detrás de las orejas y ha conseguido que suelte mi presa y, ahora sí, puedo ver que estaba muerta.

Mi parte kamikaze está tan concentrada en gritar banzai que no es muy consciente de que está no solo tirando hasta el último cartucho sino también inmolándose en el intento.

Pero lo de tener el alma partida en dos mitades tiene estas cosas: al otro lado de mi cabeza reposa una presencia tranquilísima preguntándole qué piensa hacer exactamente a continuación y cuál es su plan para que no interfiera en el Sagrado Segundo Desayuno.

Una semana de lo que antes llamábamos "cenar cereales" y que ahora culmina con banquete de techo a las tres: la perimenopausia, el hambre o el siguiente ciclo del bloque de rumia, o todo a la vez.

Le he dicho a mi padre que podía por fin permitirme ser más generosa con mi tiempo y mi energía emocional y le he dicho a la Vecina de las Plantas que no tengo orgullo y a la Chica de las Sonrisas que tener siempre un montón de palabras no es indicativo de saber lo que estás haciendo y todo eso suena sensato y centrado y sin embargo ajeno.

La mano palpa a tientas el interior de un cajón y la única forma que reconoce no es la de una llave, sino la de un cuchillo, y aunque justo antes de empezar a sangrar recuerde que por eso tenía la regla de no hurgar en ese cajón a oscuras ya es tarde: la herida aún no se nota pero ya empieza a infectarse.

31.5.25

Junio

Tendría que cambiar la página del calendario pero eso implicaría reconocer que ya estamos aquí.

Tiene su lado bueno. He decidido unilateralmente que mi Némesis no es 2025 sino el curso escolar 2024-2025 así que aunque vaya a colear hasta agosto estoy bastante decidida a que todo vaya mejor en cuatro semanas.

Pero qué cuatro semanas.

Tengo miedo, tengo esperanza, tengo en la cabeza reguetón viejo y a los putos monos y los intento hacer callar con Garbage pero es que lo verdaderamente radical sería quedarse. 

Quedarse dónde, me contesto yo sola. Me repito que esto va a acabar, que va a acabar de verdad, y justo pasamos el primer día de armisticio desde no sé ni cuándo y espero que sea una señal porque no me quedan fuerzas para que no lo sea.

Sale el sol, me veo reflejada en unos ojos preciosos y me gusta lo que veo por primera vez en mucho tiempo, lo que hay sin más, no lo que podría haber. Y luego me enfado porque no son tus ojos.

La ecolalia sigue hablando de locutorios con burofax interactivo y del increíble alboroto de las calles sin vigilancia. A mi pesar. Ascensores. Cómo voy a saber si eres tú, cómo vas a saber si soy yo.

Y aun así lo digo tal cual. Que creo que eres tú. Que quizá solo no era ahora.

Luego me meto en la cama y a las 5 de la mañana me abofetean por turnos el calor y la realidad: lo único que sé de ti es que seguramente tampoco puedes dormir.

5.6.13

Duelo cotidiano

1. Negación

07.45 AM: Suena el despertador y pienso "Fenomenal. Estoy despierta. Hoy sí. Ahora solo voy a cerrar los ojos dos minutos y enseguida me levanto. Qué bien. Estoy despierta. Y con ganas y energías".

07.47 AM: Suena la segunda alarma, denominada "Just in case" de forma absurda porque nunca es "por si acaso", siempre es "tremendamente imprescindible". Pienso que los dos minutos no me han lucido nada. Y que no hace falta que me despierte tan temprano. "Bueno, me lavo el pelo pero no me lo seco. Y ya está. Y hoy sí que voy a llegar pronto. Genial."

2. Enfado e indiferencia

07.50 - 08.15 AM: Empiezan las repeticiones constantes y me pregunto por qué cojones me voy a tener que levantar para llegar pronto si ayer el Cliente Especialmente Cansino estuvo enredándome una hora. Pues, qué cojones. Me cojo esa hora. Y llego tarde. Y si no les gusta que me echen. A tomar por culo.

3. Negociación

08.20 AM: Empiezo a echar cuentas. "Si me levanto ahora, entonces aún tengo media hora y puedo desayunar tranquila. O, mejor no, me voy sin desayunar. No, sin desayunar no me puedo ir. Pero lavarme el pelo no es imprescindible. No, no me lavo el pelo. Y me voy en taxi. En vez de en bus. Hala, ya he ganado otros quince minutos."

4. Dolor

08.30 AM: Empieza la culpa. La culpa empieza como una bola chiquitita y ardiente, pero se expande como un Big Bang. "Soy lo peor. Claramente. No estoy dejando dormir al Chico al que Llevé al Barrio. Y esto no es justo, y él no tiene la culpa de que yo no me pueda levantar. Joder, solo he dormido cinco horas hasta que ha sonado el despertador. Con cinco horas no se puede vivir. Ya verás, me iré al curro y la liaré parda. Y esto no tiene sentido. Mierda de todo. Tendría que dejarlo. O tendría que acostarme a las 10. Siempre digo que me voy a acostar temprano y nunca lo hago. No tengo disciplina..." Este bucle de culpa, echarme cosas en cara y autocompadecerme puede durar hasta el infinito.

5. Aceptación

09.15 AM: Normalmente, el infinito acaba sobre esta hora. Me levanto, corro por casa, me sienta mal el café, me golpeo con los muebles, salgo de casa tardísimo, me voy en taxi rumiando porque así luego no me luce el dinero, voy leyendo el correo de camino porque no se puede tener tan poca vergüenza.

Y me pregunto: Si todas las mañanas empiezan así, ¿cómo aspiro a estar de buen humor?