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28.10.14

Las afueras huelen a ciprés y a barbacoa. A hiedra y a pizarra. A zapatos de charol, a abrigos de piel vuelta. A cadena de bici.

Las calles suenan a domingo, a comprar el periódico y una bolsa de chucherías. Pero también suenan a bromas que se transforman en lucha de clases sin que nadie mueva un dedo para luchar.

Desde las afueras se ve el futuro. Uno con niños y yogurt helado y café con Baileys. 

Y jugamos a las casitas, por una vez, porque cuando el resto de los niños lo hacía, Mi Media Infancia y yo jugábamos a las oficinas; y así nos va.

20.9.13

Get me away from here, I'm dying

Smoothies en lugar de donuts del Dunkin', Betacam en lugar de TCR, pero se mantiene lo demás.

Las chapas concentradas en una, que es suficiente porque lleva hache.

Belle and Sebastian y los problemas de expectativas.

Los sugus sorpresa.

Las rodillas de lacasitos, el jardín de mantequilla.

Las ganas de llorar que no vienen a cuento.

Sentirme viva y poliédrica hasta un nivel agotador.

Como broma ha estado bien pero han pasado 10 años. Quiero volver a 2013.

Por favor.

2.9.13

Traducción simultánea

Entonces los jueves no eran noches de rosas, como en Porno, porque todas las noches eran noches de rosas; los jueves eran noches de ruso.

Retorcíamos a Cortázar: andábamos buscándonos porque sabíamos que andábamos para no encontrarnos.

Y hablábamos en clave, y mentíamos tanto que había que hacer plantillas para interpretarnos, porque los tequieros eran una cosa rarísima y los quierovertes eran una cosa aún peor.

Ahora, los jueves cazamos ciervos, y dejamos para los viernes lo de andar sin buscarnos y, ahora sí, encontrarnos; ahora hay Whatsapp y los encuentros por casualidad ya no tienen ningún mérito. Salvo cuando parece que nos buscamos pero en realidad hablamos ruso.

Fingir que quieres inventar palabras cuando lo que quieres inventar son formas de hacer, son tactos, son olores, y el lenguaje tiene mucho que perder frente a la hiperestesia.

Fingir, mentir, y, por tanto, perder.

No hay nada más difícil de perder que un hábito. Desaprender. No quedarte con las frases del Café de París. No quedarte con el silencio del sábado por la mañana. No dejar que te destruyan cosas que no tenían la menor intención de hacerlo. Ver acercarse el agujero negro y explicarle que aquí ya no tiene hueco por mucho que escarbe.

Pero una puede ser muy valiente para algunas cosas, pero hay que ser francamente kamikaze para explicarle a alguien que no puede jalearte cuando quieres caprichos porque está incluido en el menú.

Y aun así, hacer por sonreír, respirar hondo y tragar saliva, porque sabes que antes o después vas a empezar a hablar con intérprete, y aunque todo salga mal, habrás aprendido a traducir desde el ruso.

16.8.11

¿Pony?

Enviar mensajes por WhatsApp que se convierten en tweets y da vergüenza pero en realidad es que es para dar envidia. Volver al estado primario. Tornar en Tamagotchi y vivir de necesidad básica en necesidad básica. Recuperar la plenitud de sentido de la palabra "vacaciones".

Jugar a encontrar palabras rimbombantes. "Rimbombante". "Archidiócesis".

Jugar, en general.

Hacer muchísimo el tonto. Ser muy pequeña y muy feliz.

Crear comisiones para todo, incluyendo decisiones de #acampadachicamariposa que se deshacen porque no están en Facebook y por tanto no son reales. Estar rodeados de gente que nos regala cosas y echar de menos a los punkys pero apañárnoslas muy bien sin ellos.

Cazar Quechuas.

Reírnos como si el fin de semana hubiese sido un viaje de LSD, todo el tiempo.

"Este ha sido el findesemana del porquéno". ¿Nos vamos a Cádiz? Por qué no. "¿Sabes por qué te paro?" Por qué no. "¿Te vale en zona nudista?" Por qué no.

La sensación de estar teniendo un millón de emociones a la vez y que no te quepan dentro y estar tan asquerosamente bien que parece que en cualquier momento van a empezar a llover puntos suspensivos, y que no lluevan. Sobredosis de couldina para evitar gripazos. Todo en un sentido metafórico.

Jugar a empalmar recetas mediante cadáveres exquisitos. Convertir cualquier cosa en un cadáver exquisito.

Que todo sea público y privado y privado-púbico.

Tomar cerveza con arena y que te parezca bien.

Encontrar un trozo de mar que moja menos que los otros.

Dormir hasta las 12.

Básicamente, ser muy feliz. Y pensar poquísimo. Vacaciones.