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20.10.14

En un mundo tan pequeño (y otros síntomas terribles de nostalgia)

"Lleva mucho abandonado, así que ya no me da vergüenza", digo. Y lo digo justo después de haber empezado a sentir esa punzada de nostalgia que me hace abrir por enésima vez ese archivo de Word que creé en 2009 como si alguna vez fuera a acabarlo, y lo digo justo mientras recuerdo por qué pasaba por aquí.

A veces pasa. Hay gente que no es gente sino Delorean, y te hace saltar en el tiempo. Y que me pregunte por la Chica Calamar y me haga sonreír y "usted tiene ojos de mujer fatal", 2001; y que sea amigo de la Atómica Melancólica y situaciones bizarras y 2004; y que sea banda sonora de uno de los escasos encuentros con la Chica Truffaut, y ¿2009? ya empieza a formar parte de su naturaleza. Pero que me hiciera echar de menos ICQ, eso sí que es sorpresa.

El otro día recibí un e-mail de un especial por los 15 años de Napster. Y me acordé de la primera canción que descargué y de esa sensación alucinante al escuchar música digital. Al pensar que una calidad de sonido como esa había llegado a mi ordenador a través del teléfono. Que ahora nos parece muy normal todo, pero, ojo. Es de locos. Y pienso en Asimov describiendo la música desde el futuro, esa cosa rústica y falta de estructura que es un cuarteto de cuerda en comparación con el techno.

Y pienso en cómo me enamoré en el año 2000, con el teclado en la mano y una falta de sueño que no paraba de acumularse y horas y horas y horas de conversación con alguien que vivía a veinte minutos de casa y que estaba enamorado de la Chica Trotamundos (y quién no, es la pregunta, cómo es posible vivir sin enamorarse de ella al menos una vez en la vida).

Y pienso en 2004, y en el día en que su blog apareció naranja, y en que aún guardo la foto, igual que guardo el CD de su amiga; y pienso en lo absurdo que es que su amiga ahora sea la prima de mi amiga y, definitivamente, el mundo es un lugar diminuto.

Y pienso en cómo hablaba de ella con frases que nunca eran mías, y en cómo el Chico Escritor se enamoró de mi lengua-collage, y en cómo esas frases me hicieron llegar hasta Realove o hasta la chica que hoy, precisamente, comentaba sobre mi coneja-ewok en Facebook; esa chica que era un misterio y también la mejor amiga del dueño de la tienda frente a mi portal, siete años después.

Porque sí, el mundo es un lugar diminuto.

3.7.11

La elasticidad del tiempo

Mi relación con el tiempo es como la que tengo con cualquier otra cosa: ciclotímica. Básicamente, lo que más me gusta hacer con el tiempo es perderlo, hasta que un día me levanto y me da una angustia de morir no hacer dos mil cosas más de las que hago. Y entonces me enfado con la tierra por la velocidad a la que gira y conmigo y con mis ritmos circadianos.

Creo que podría coger esa frase y cambiar todo el rato unos sintagmas por otros y definir todo lo que hago con todo el mundo, con cada cosa.

En fin.

Hace un mes exacto que no publico en el blog profesional; hace una semana que no le hago ni puñetero caso al Twitter profesional. Hace dos semanas que debería haber hecho la compra y aún no he encontrado el hueco. Hace un mes y medio que solo tengo una idea rondándome la cabeza. Hace dos meses que salgo prácticamente todos los días.

Esta noche es el concierto de Kool & The Gang, el miércoles es el concierto de Foo Fighters, el jueves es el concierto de The Pretty Reckless. En dos semanas es el FIB. La semana pasada fue el dcode. Hace dos semanas fue el Día de la Música.

Durante diez días, la Chica India volvió a vivir en Madriz y molaba mucho.

Hace dos meses que trabajo en OK, dos semanas que ya no me parece todo fantástico sino más bien al revés, y dos días que tomé la determinación de prohibirme utilizar expresiones como "guardería", "go get a life" o "por qué no te mueres".

Tú pasas de neurosis obsesiva a némesis cien mil veces al día dentro de mi cabeza. Al menos me obligas a escribir. Eso también te lo agradezco. "Sentir que te gusta cómo eres cuando estás con alguien no es motivo para estar juntos: es motivo para cambiar inmediatamente para parecerte a ti mismo". En realidad, claro que no lo hago todo para ti. Lo hago todo para mí (porque quiero, porque no me lo puedes impedir). Hacía tanto que no lo hacía todo para mí que es una sensación deliciosa y extraña.

Pero lo hago y sé que podría hacerlo para ti y me gustaría saber si sigues pensando, si alguna vez pensaste, lo que pienso yo sin parar. Y, en tal caso, cuánto tiempo más vamos a seguir portándonos como idiotas, y/o si esto tiene algún tipo de solución práctica.

Una que no sea volver atrás en el tiempo y morir inmediatamente antes de que todo se estropee, claro.

Teleport.