31.12.08

Un año mayéutico

Hoy es un día de hacer listas, en general. Listas de invitados a cenar (nosotros, para variar, por libre: teníamos invitados a comer y cenamos solos, webcam mediante), listas de cosas para comprar a última hora, listas de bares donde no cobran entrada después de la 1, y, sobre todo, esas listas infames de cierres contables.
A 2008 lo cierto es que le pedí muy poco. Me valía con que no fuera 2007. Quizá fue fallo mío, y debía haberle pedido que fuera 2006, pero ese es otro tema. Le pedí tan poco, que en 2008 he escrito 96 entradas. Me hace gracia, porque, si contamos esta, son las mismas que páginas tiene mi ProyectoFC (bibliografía aparte).
Ayer, Blue decía que para ella 2008 no ha existido y que le resultará raro cumplir 25 sin haber vivido los 24. Yo, la verdad, siento algo temiblemente parecido. De hecho, hace nada escribía sobre la crisis de los 23, y no era para nada un error tipográfico. Como decía la Chica Ángel, se conoce que después de tanto correr, me ha venido un año en stand-by.
Tampoco es extraño no tener gran cosa que poner en mi libro de deber-haber de 2008. Al fin y al cabo, he pasado 5 de los 12 meses de baja. Eso es algo, sin duda. No ha sido tan terrible, porque, de hecho, de lo poco que recordaré de 2008 hay una cosa muy grande, que son los cafés, desayunos, aperitivos, cañas y demás con Mi Media Infancia, que nunca se habrían producido de no ser por esos cinco meses.
Pero, ¿y qué más? 2008 será para mí el año que se fue Jaime, y eso no me gusta nada. Quiero recordar cosas fantásticas y unirlas a la lista para que la ausencia no sea tan grande, pero lo cierto es que no me sale. Sí, 2008 fue el año en que me planté sola entre las primeras filas a berrear con los Sex Pistols, pero igual en vez de "No future for me" debería haber cantado "No present for me". 2008 ha sido el año de mirar todo el rato atrás y adelante, sin poner casi nunca los pies en el suelo.
En la oficina, hace dos semanas, hablábamos de que 2009 sería mejor porque tendríamos un plan de marketing, y un director, y no sé cuántas cosas más. Y ese ha sido en gran parte mi 2008: pensar en todo lo que tendría en 2009. Aunque ayer terminara efectivamente, la burocracia es lenta, y 2008 no será el año que me trajo la licenciatura.
Así que, este año, voy a hacer una carta mejor. Le pido a 2009 que sea un año de partos. Que traiga al mundo mi certificado de licenciada, mi sueldo menosmileurista, a la pequeña Lola, a la gente que está por el sur, a mí de nuevo a latitudes cálidas, muchos álbumes de fotos, muchas noches con grandes canciones que aún no han sido editadas, sonrisas, sorpresas, y sugus.
Feliz 2009.

Virtualmente, licenciada

Pues ya está. 5 horas y pico y tres cafés más tarde de lo que debiera, pero ya está. He entregado mi Proyecto Fin de Carrera. Eso que sonaba tan feo en boca de mis familiares cuando era pequeña y que parecía un motivo más que lógico para abandonar una licenciatura a punto de acabar.

Ahora puedo dedicarme a pensar que nunca jamás había escrito Burt Reynolds antes. A planchar camisas. A comer pipas delante de reposiciones de Bones. A tirarme en la alfombra a jugar con Cactus y Vespa a que yo también soy un conejo. A holgazanear. A ver la cinta de los Popples que no me pongo desde que tenía seis años. A jugar a todas las porquerías que Facebook haya inventado o esté por inventar. A salir como si no hubiera salido nunca. A aprenderme canciones que me gustan o a cantar las que no me gustan pero se me pegan por culpa de la radio en la ducha del Chico Cósmico. A jugar con mi zootropo nuevo.
Y a todo lo que hacía antes, vamos, pero sin complejo de culpa de ningún tipo.
W-O-W.

29.12.08

La Chica India escribe esto. Yo intento entrar en blogger y me ha caducado la sesión. En mi escritorio se acumula información totalmente desactualizada sobre No Hunger. Al menos, a MaKaMo le quedará el Marketing Vivencial, que con eso de que es una tendencia que no arranca, pues no pasa de moda.
Dentro de dos días, habré terminado el grueso de mi camino al título de licenciada. Luego, revisar, poner bonito, pasarme por esa maqueta de universidad a tamaño real que es la Carlos III de Madrid (demasiado cuidada para ser de verdad), rellenar media docena de folios, pegar etiquetas con mi nombre. Y esperar.
Ver la tele, simplemente, por ver la tele. Leer novelas en cantidades industriales. Y volver a Internet más allá de Facebook.
Sí, todo me apetece bastante...

10.12.08

Todo es tan raro y veo huecos allá donde miro, y no debería, porque lo cierto es que no hay tantas ausencias (aparte de la obvia, diría que dos, todo lo más), pero la sensación es de aislamiento, y entonces empieza el bucle de sonlosdemásosoyyo.
Ante esta situación, me hago mi lista de buenos propósitos 2009 vol. I. Quiero retomar esta ventanita con el planeta, quiero contarlo todo, quiero que nadie esté demasiado poco por aquí. Quiero nadie esté demasiado poco, en general.
Como buena gambitera retirada, confundo los días con las noches y las noches con los días y todos ellos entre sí, y quiero ir al psicólogo cuando tengo psiquiatra y me hago líos tremendos de agenda, pero, al fin y al cabo, toda esta pesadilla tiene una fecha de fin que ya no incluye la palabra "mes". Eso también da un poco de miedo, el fin del miedo. Los finales, en general. Vaya, parece que seré licenciada. Y luego, ¿qué?
No es el vacío de los 23, no tengo problemas con lo que viene después, porque ya ha venido (yo y mi inherente desorden): tengo mi casa, mi novio, mi trabajo, mis problemas con el extracto de la Visa porque viajo más de lo que debo. Todo eso, ya está aquí.
Quizá sea más sorprendente lo que no desaparece. Los vaqueros rotos, los agujeros negros, los veinte minutos crónicos de retraso, la falta de confianza, el pastillero. Creo que ese es el origen de la crisis de los 23, que las cosas no cambian cuando uno se lo espera. Cambian de golpe cuando un coche choca con otro en un cruce mal tomado, o cuando llega un ERE (ahora ya no lo ponen en mayúsculas, pero me niego a normalizar la palabra. Señores, mantengamos una cierta dignidad laboral, por favor), o cuando pasan cosas así, y para eso no te prepara nadie. Y muy especialmente, no te prepara la universidad.
No me gusta nada este post y además ya llevo veinticinco minutos de retraso, así que hasta aquí. Próximamente, espíritu navideño en lugar de astenia, prometido.