Pues ya está. 5 horas y pico y tres cafés más tarde de lo que debiera, pero ya está. He entregado mi Proyecto Fin de Carrera. Eso que sonaba tan feo en boca de mis familiares cuando era pequeña y que parecía un motivo más que lógico para abandonar una licenciatura a punto de acabar.
Ahora puedo dedicarme a pensar que nunca jamás había escrito Burt Reynolds antes. A planchar camisas. A comer pipas delante de reposiciones de Bones. A tirarme en la alfombra a jugar con Cactus y Vespa a que yo también soy un conejo. A holgazanear. A ver la cinta de los Popples que no me pongo desde que tenía seis años. A jugar a todas las porquerías que Facebook haya inventado o esté por inventar. A salir como si no hubiera salido nunca. A aprenderme canciones que me gustan o a cantar las que no me gustan pero se me pegan por culpa de la radio en la ducha del Chico Cósmico. A jugar con mi zootropo nuevo.
Y a todo lo que hacía antes, vamos, pero sin complejo de culpa de ningún tipo.
W-O-W.
Saturday night (lirirarará)
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En medio de la fiesta, inicio de un larguísimo atardecer, se me acerca una
chica a la que no conozco de nada y me dice: "Eres muy simpático, me caes
muy...
Hace 2 años
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