15.3.09

Dudosa

Es un poco raro esto de reaccionar distinto. Uno se acostumbra a sí mismo y cuando ve que cambia es como si hubiera de pronto un acorde disonante en una canción que ha oído miles de veces.
Así que ahora no sé si estoy reprimiendo o fomentando las ganas de llorar.
Ayer el Chico Cósmico me dio excelentes noticias. Mi plan empieza a tomar forma, pero es a costa de reconocer que mi carácter es problemático y que me he granjeado suficientes enemigos en el escalafón superior de esta cadena alimenticia que es la empresa privada. Y da la impresión de que esto va a ser una constante, aunque me queden cincuenta años para pulir mi extremismo, mi problemática relación con la jerarquía, mi irreverencia y mi falta de diplomacia.
Creo que debería estar triste por lo que está pasando. Sin embargo, no lo estoy. Y, también, creo que si me siento orgullosa de no parecer sino lo que soy a ojos de alguien a quien le falta bastante por amueblar dentro de la cabeza como para valorar ese "lo que soy", entonces debería estar más contenta.
Y no estoy ni una cosa ni la otra. Estoy extrañamente tranquila, considerando que cada vez se acerca más el punto de inflexión que me permitirá decir, con la boca bien grande, "Hoy es el primer día del resto de mi vida".
No me gustan las medusas, sino los peces. Al menos sé que no tengo problemas con los peces...

14.3.09

Thanks for the memories

La semana termina mejor de lo que empieza, y eso, dados los tiempos que corren, es todo un récord a pesar de la noción de tener que trabajar el domingo. Llego a casa, me duermo un rato, con la ventana abierta y bajo el edredón. La primavera mola mil.
A las 6 y media llega mi hermana, y estamos listas para irnos. Bueno, ella. Yo sigo un poco atolondrada por la siesta y un bastante quemada por la situación en el trabajo, con lo que estoy torpe y hacemos esperar al Chico del Entusiasmo.
Llegamos a Vista Alegre y nos perdemos un buen trozo de Drama de Enero mientras somos víctimas de lo absurdo del marketing (camiseta oficial, 25€. Camiseta oficial de regalo junto a tarjeta de 1000 SMS de Orange, 15€. La estupidez humana puede ser maravillosa), y vemos The Sounds.
Qué gran descubrimiento. Parábolas perfectas aparte, el Chico del Entusiasmo ya está en su salsa ("Tres canciones y ya me está pareciendo barata la entrada"). Yo disfruto como una enana de Tony the Beat y mando mensajes a mi Becaria dándole la razón: seguramente estoy viviendo el mejor momento del concierto. Hago memoria, y pienso que es probable que mi mejor concierto haya pasado hace años, y es que Shirley Manson en la Riviera más hermosa de lo que nadie podría suponer es algo que no se olvida fácilmente, y echo de menos a Fan#2-Beatnik. Entre otros. En realidad es uno de esos días en los que se echa de menos a todo el mundo (pero no sin ton ni son, debo decir).
Empieza Fall Out Boy después de un revival de aquel otro Under18 con Panic at the disco y Simple Plan, reñimos a mi hermana por no haber enviado aún las fotos, mi hermana me abraza cuando piensa que también la voy a llevar a los Jonas Brothers, yo pienso que igual sí que desollaría a un perrito si ella me lo pidiera, saltamos como locos, sigo sorprendiéndome de la seguridad que tengo en que si existiera vida inteligente en Marte lo sabríamos porque el Chico del Entusiasmo ya se sabría las canciones marcianas, sonrío cada vez que oigo "Fotaca" o "Temazo" desde la fila de atrás.
No ha estado nada mal, no señor.
Nos quedamos en coma en el metro, pero mi hermana llega bien a casa y el Chico del Entusiasmo y yo somos capaces de arrastrarnos hasta el Foster de Alonso, donde casi nos dormimos. De pronto, ir al Independance no parece tan buena idea.
Pero vamos, y antes de que al tipo de nombre absurdo de Lori Meyers le dé por sacar su lado más indie-granaíno y nos aburramos como si fuera la Vía Láctea tenemos un par de momentazos que refuerzan la sensación de que son las 5 de la mañana, aunque aún no han dado las 3. Como siempre, al Chico del Entusiasmo le parece todo bien, el graffiti de la puerta, la laberíntica disposición de los falsos espacios sin humo, y su alegría es tan contagiosa que llego a casa bastante achispada y completamente convencida de que todo en esta vida va a salir bien, y muy pronto.
Y recuerdo la canción de F.O.B. y pienso que sí, que aunque mi psicólogo se ría de mí por hacer su trabajo, "estoy cambiando las pautas"; y que el ejercicio, la calle y las copas me sientan bastante bien. Y que pase lo que pase a partir de ahora, y aunque nuestros años locos no coincidan, y aunque tengamos enemigos... Nadie va a borrarnos los recuerdos.
Gracias por eso.