22.8.13

No se puede trabajar en agosto

Una se cree muy lista cuando se coge las vacaciones fuera de fecha, y todo el mundo se va en agosto, y piensa que va a tener dos meses de vacaciones: el que le corresponde y ese en el que no hay clientes.

Pero en verano el tiempo pasa de otra forma.

El sol acaricia las paredes con auténtica fruición. Se desplaza por ellas sin prisa, sus rayos pegajosos se escurren por cualquier rendija. Y todo parece ralentizarse, y las horas son más largas porque los días son más largos y las personas, más lentas.

Pero ese ritmo no evita que haya noches, que los días se acaben, que pasen.

Y una cree que su máxima preocupación es desplazar el monitor y el teclado hasta que la silla queda justo frente a la ventana y que den las 3, o las 5 menos cuarto, o las 7 y media, porque los horarios en veranos se vuelven ácratas, pero luego los días pasan y Outlook pita, y si antes pitaba un par de veces, ahora pita seis o siete, mientras yo miro a mis tareas juntarse en torno al deadline y lo único que pienso es "Don't worry baby, don't be uptight, don't worry baby, we'll stay up all night".

This is the noise that keeps me awake. El resto, que espere a septiembre.

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