11.1.11

Estadísticas (en contra)

Es que no se trata de alegrarse o no alegrarse. Se trata de no tener un ego tan enorme como para creer que uno forma parte de lo que le cuentan. Se trata de que lo importante de la noticia no es, ni mucho menos, una conversación aislada con el Chico Samba, por más que él se empeñe en recordarla (y más que él, su otro él).

No se trata de vestidos, ni se trata de fechas, aunque este año el 16 de abril sea sábado. No se trata de números, ni son carreras.

Es sólo la confirmación palpable de que estás haciendo algo mal, una vez tras otra. Y que por muy sinceramente que celebres que los demás acierten, sinceramente, no entiendes en qué cojones te estás equivocando, y punto.

Y por una vez, para variar, estaría bien ser yo la que pone cara de no-sé-a-qué-te-refieres en medio de mi felicidad contagiosa y obnubilante ante las congratulaciones ajenas.

Y me cagoentodo, las cosas como son. Desde mi egoísta envidia.

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