21.7.09

El cuarteto de Alejandría

Hay cosas peores que estar inválida en verano y necesitar ayuda para ducharse.
Por ejemplo, estar inválida en verano, necesitar ayuda para ducharse, y no estar leyendo Mountolive.
Cada vez que abro un nuevo volumen de El cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell me dan escalofríos en la espalda.
Los he espaciado bastante porque un día encontré Clea en una librería de segunda mano en una edición que me encantó y decidí no comprarme ni un sólo tomo más si no era de esa misma editorial. Mejor.
Porque así, una vez al año, o cada dos, encuentro un tomo nuevo, lo empiezo, y vuelvo a embriagarme como si fuera el primer libro para adultos que leo.
Supongo que muchos de los amantes de la lectura recordarán esa sensación. La que tienes cuando pasas de El pequeño Nicolás y los libros de Espacio Abierto a leer libros de verdad. En mi caso, creo que el máximo estertor fue Lolita; a veces me pregunto si es realmente la más hermosa historia de amor jamás escrita o, simplemente, el primer libro adulto del que me enamoré.
La sensación de que no se trata sólo de contar historias, o de contarlas bien. La de que uno puede intercalar en esas historias bien contadas frases como "Cubitos de hielo como almohadas para un oso polar de peluche", porque sí, porque es tu libro y juegas con las palabras como quieres.
La forma en que Durrell nos cuenta cientos de anocheceres alejandrinos y cada una de ellas es un retrato impresionista con las mejores palabras que tiene el diccionario, mezcladas con la exquisitez de un cóctel de lujo.
Aunque no tuviera nada que contar, aunque no retratase cada tipo psicológico existente en todas las capas de la sociedad (no de Alejandría, sino del mundo en general, incluso ahora, tantos años después), aunque el amor no invadiera cada página aun tratando rituales religiosos que el autor finge que no le fascinan... Seguiría siendo una obra maestra.
Una, no. Cuatro.
Estoy tan embelesada que he decidido ponerle los cuernos a mi edición viejita y bajarme los cuatro eBooks a mi Papyre. Creo que voy a pasar el verano literario de mi vida. Si no hay festivales, si no hay fiestas... Al menos me queda Durrell, y el desierto, y las lágrimas de Isis.
Por favor, léanselos. Que son increíbles.

3 comentarios:

Luis dijo...

Pues sí. Yo en el verano de mis 41 he hecho este gran descubrimiento. Los tenía en mi biblioteca hace años, pero es ahora cuando me he decidido a meterles mano. Justine me ha dejado completamente impactado. Ya estoy con el placer de Baltazhar, y lo que veo (lo veo) cada vez me gusta más. Por tanto, es pronto para decir algo del cuarteto. Sólo que me tiene maravillado y perplejo. Cuando lo termine completo, vuelvo y diré algo con más fundamento. Por ahora sólo se que tengo suerte de estar sintiendo por primera vez el amor en Alejandría.

Anónimo dijo...

buuuuuuuuuuuuuuuuu fomeeeeeeeeeeee

Anónimo dijo...

esto es lo mas fome que he leido en toda mi vida buuuuuuuuuuuuu fome ademas esto no era lo que yo buscaba sique adios chaooooo

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