29.4.08

Como en una peli de Tim Burton

Ando por una especie de zoco. Quiero comprar cosas, pero no tengo ni un duro en la cuenta y no quiero que me vuelvan a rechazar la tarjeta, qué bochorno. Así que vuelvo a casa, pero es una cabaña rodeada de selva. Selva en la que, además, hay un parque de atracciones. O había. Porque las malas hierbas están creciendo por minutos. Así que me voy a quejarme a un edificio enorme e institucional donde un clon de Babette la de Stars Hollow me coge y decide convertirme en su protegida. Me cuenta la verdad. El mundo entero debería estar recubierto por esas malas hierbas, porque son el origen de todas las cosas. El Estado, en realidad, lleva siglos peleando contra ellas, y, simultáneamente, desarrollando un tipo de abono que las convertirá en seres inteligentes. Quieren esperar a que estén suficientemente preparadas para dominarnos a todos. Su hermana gemela es la artífice de tan malvado plan. Saca una especie de Guía de Pokémon y me explica cómo eran las criaturas originales. Hay un complicado sistema de puntos. Sólo una de esas razas es la elegida para salvar la tierra del sistema de las malas-hierbas-ultrainteligentes, me explica. Me sugiere que me tiña el pelo color arcoiris para que parezca una de las féminas de dicha raza, con intención de que me persigan a mí y así, distraídos, ella pueda colarse y destruir la fábrica de abonos. A mí me parece bien. El pelo arcoiris seguro que me favorece. Además, este findesemana hay varios festivales poperos y voy a ser el no-va-más, me digo. Me doy una vuelta por el recinto del festival. Me peleo con unos de una de las discográficas de la organización porque uno de los grupos que llevan es una puta mierda plagiadora. Me voy a El Corte Inglés a buscar el álbum original al que copia su banda, pero me entretengo buscando libros en inglés para niñas de los 50.
Entonces me entero, no sé por qué, de que una de mis antiguas compis del instituto es la mayor coleccionista de ese tipo de libros. Su madre es majísima y nos invita a comer, justo antes de morir en circunstancias trágicas dejándome al mando de una familia llena de hijos. Intento telefonear a la clónica de Babette para decirle que hay que abortar el plan, pero lo único que consigo es que me llamen del banco para decirme que hay un problema con mi cuenta.
Voy al banco y pretenden obligarme a devolver los libros que he comprado, así que voy al Corte Inglés. Está cerrado. Me cuelo en el supermercado para comprar tomates y alcachofas, y, cuando me pillan, finjo ser una cajera. Subo a la librería pero tampoco hay nadie. Así que pienso en acercarme a la peluquería. Allí sí hay gente, y ponen mi pelo color arcoiris. Las mechas azules y moradas en torno a la cara, para que parezca más discreto, visto de frente.
Con mis libros, mis tomates, mis alcachofas, una bolsa de pan de molde que no sé de dónde ha salido y mi nuevo pelo, vuelvo al edificio de la administración, pero el golpe de Estado de las plantas malvadas ya ha tenido lugar, y ahora no sé si hablo con la pseudoBabette o con su gemela. El caso es que me meten en un ascensor con un vigilante de seguridad, y subimos y bajamos mil veces unos 50 pisos. Cuando me mareo de tanto meneo y vomito, el segurata saca un walkie-talkie y asegura que no soy una Mohuga, o como quiera que se llame la raza elegida. Me deja salir del ascensor.
Pero no salgo a la calle, sino a la fase cinco de un videojuego. Estoy en una gruta y tengo que matar al dragón. Dejo las bolsas del supermercado tras una roca y corro por túneles cual joven supermario colorida, hasta que me encuentro al dragón. Está durmiendo. Yo también tengo sueño, así que me tumbo al lado del dragón y nos dormimos los dos plácidamente. A tomar por culo la revolución.

Y luego, me despierto. Como cabe esperar, me despierto como si me hubieran dado una paliza. Me pregunto por qué no puedo descansar como las personas normales...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo siempre he querido hacer una peli de serie z sobre plantas asesinas. Las típicas de los jardines que se enredan enel cesped y dan bolitas que se secan y pinchan...

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