6.4.08

La euforia parece una buena compañera de viaje, pero al final es como Paris en las Chicas Gilmore. Una influencia útil cuando lo que quieres es dejarte llevar, y una mosca cojonera cuando quieres realmente hacer algo de una forma diferente a lo que quiere ella.
La euforia es muy mala consejera.
Y tras la euforia viene la culpa, siempre.
Dormir en medio de una fiesta después de haber hecho por lo menos dos cosas mal.
Llegar a casa después de haber hecho otras dos cosas mal.
Llegar a majadalejos mil horas tarde por el sumatorio de las cosas que hiciste mal ayer y con la sensación de que si vuelves a ver un boquerón en vinagre vomitarás, el resto de tu vida.
La persona a la que más quiero en el mundo me llama y me pide cosas y no puedo responder como querría porque tengo una resaca que no puedo justificar.
Asúmelo, nena, la has cagado. Y no la has cagado como cuando la cagas en el curro y luego te duele la conciencia pero en realidad tienes un objetivo que sí, se te olvida, pero que existe y con el que estás siendo coherente.
La has cagado y esto no te ayuda así que deja de cagarla.
Dios, un domingo que empieza contigo misma echándote monsergas no puede terminar bien.

4 comentarios:

elchicoquequeriaserbreteastonellis dijo...

Por Dios... quien lea esto y no estuviera ayer, se va a pensar que mataste a alguien!!!

No hiciste nada malo. Desde luego, no hiciste cuatro cosas malas. Creo que me hubiera dado cuenta de al menos tres.

Tienes que asumir que tienes 23 años, no puedes exigirte así todo el rato, o te vas a volver loca. En todas las fiestas hay euforia, en todas las fiestas hay excesos, en todas las fiestas alguien se queda dormido, borracho en una cama.

No es nada nuevo ni grave.

No la has cagado.

Arriba y abajo siempre es mejor que la tristeza.

Besitos,

G.

Anónimo dijo...

Seguro que no fue nada tan malo. Si uno no comete errores a veces qué aburrimiento, no? :)

Unknown dijo...

esta marcado a fuego en el ser humano.. es lo que hay

Unknown dijo...

a cagarla me refiero

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