Dice la sacrosanta wikipedia:
"Del griego sophia (σοφία), "sabiduría" y sophos (σοφός), "sabio". En la Grecia clásica, se decía de quien hacía profesión de enseñar la sabiduría. (...)
El verbo sophídsesthai, "practicar la sophia" sufrió una evolución similar al terminar por entenderse como "embaucar". (...) El uso peyorativo empezó a tomar forma en el siglo V a. C., coincidiendo con la extensión del uso del término a los prosistas. El momento coincide con un incremento de las suspicacias de los atenienses hacia los que mostraban una mayor inteligencia. (...) El desprecio con el que los sofistas eran tratados en ocasiones no nacía del hecho mismo de recibir remuneración, sino de hacerlo, sobre todo, por la formación en el llamado areté, el arte de la política y la ciudadanía, que incluía todas las técnicas persuasivas para hacerse un lugar en la administración de la polis.
(...)
La primera exigencia de esa areté era el dominio de las palabras para ser capaz de persuadir a otros. "Poder convertir en sólidos y fuertes los argumentos más débiles", dice Protágoras. Gorgias dice que con las palabras se puede envenenar y embelesar. Se trata, pues, de adquirir el dominio de razonamientos engañosos. El arte de la persuasión no está al servicio de la verdad sino de los intereses del que habla. Llamaban a ese arte "conducción de almas". Platón dirá más tarde que era "captura" de almas.
Según algunos autores, no eran, pues, propiamente filósofos. Para quiénes son de esa opinión tenían sin embargo en común con los filósofos una actitud que sí puede llamarse filosófica: el escepticismo y relativismo. No creían que el ser humano fuese capaz de conocer una verdad válida para todos. Cada quien tiene "su" verdad. (...) Mientras que en todos los tiempos el hombre siempre ha querido creer que la buena voluntad es suficiente para conseguir la felicidad y conocer la verdad, creyéndose mentiras que no convencen, los sofistas más legítimos, en cambio, siempre se opusieron a creer en lo que no convencía, denunciando y refutando a los que intentaban poner fe en ilusorias verdades, lo que frustraba enormenente a sus competidores, provocando que los odiaran y persiguieran. Por ejemplo, mientras que unos querían creer que sí era posible crear el mundo justo de las ideas, los sofistas les hacían ver que lo que ellos entendían por justicia no eran más que injusticias que no llevarían al hombre a ninguna liberación, por lo que los que inventaban "el bien" terminaban por perseguir a los que no podían convencer con lo que no convencía.
Últimamente, el "sofismo" ha sido reivindicado en el Siglo XX por autores como Fernando Savater; así como a inicios del Siglo XXI, por los nuevos seguidores del ultraperspectivismo o estancialismo (metafísica del Estar)."
Cuando yo era pequeña, era sofista. Recuerdo un anuncio de la Peque Pocas-Pecas en el que no se entendía si la niña decía: "Lo compro yo" o "Lo compré yo" al tiempo que agitaba una hucha. Me recuerdo a mí misma diciéndole a mi abuela la holográmica que, tanto si decía una cosa como la otra, demostraba que era barato: si lo había comprado, porque aún tenía monedas en la hucha, a pesar de lo penoso que se supone su poder financiero; si no, porque con esas pocas monedas podía comprarla. En cualquier caso, era obvio que por ese precio compensaba que me lo comprase.
Con los años, cuando me volví filósofa (en el sentido más etimológico de la palabra), decidí que quería ser sofista. Era divertido ver que no se me daba mal, y que mis compañeros de clase se colocaban en un lado u otro en los debates no tanto en función de lo que pensaban como en función de lo que pensaba yo, alegando que acabaría por convencerles.
Pero, ahora, cada vez me dan más miedo-dentera-asquito los sofistas. Esa gente que tiene una capacidad absolutamente imparable de dar la espalda a la realidad. Alguien a quien despiden por ser una persona absolutamente tóxica para su equipo, y que aun así dice que el haber incluido a la empresa en la que dentro de unos días dejará de trabajar en un ranking de Buenos Sitios Para Trabajar es mérito suyo. Alguien que, lamentablemente, a estas alturas seguramente no sabe por qué le despiden.
Qué asco de capacidad de poder argumentarlo todo. Me la arrancaría de cuajo.
Saturday night (lirirarará)
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En medio de la fiesta, inicio de un larguísimo atardecer, se me acerca una
chica a la que no conozco de nada y me dice: "Eres muy simpático, me caes
muy...
Hace 2 años
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