15.9.10

Días de "no"

Hay montones y montones de personas que creen a pies juntillas en eso del equilibrio cósmico, y lo de que uno tiene que llorar para que otro sonría, etc. A mí personalmente me parece que puede tener su punto pensar que cuando uno está deprimido es para dar lugar a que alguien en la otra punta del mundo, a ser posible una mariposa en Tokyo, esté pasando una época dorada de su vida, pero no sé si acabo de verlo. Eso nos permitiría justificar que los tifones y las inundaciones sirven para que las señoras de Mujeres Ricas vivan sus dramas particulares (cuadro de Miró o abrigo de pieles de Elena Benarroch), y, así visto, a uno le dan ganas de poner un detonador en el núcleo de la Tierra, a ver qué pasa.

Yo sí que creo en las rachas, y por eso cuando veo muchas alegrías a mi alrededor, más que envidia, tengo esperanza. Uno se cansa de reeditar la camiseta de "Yo sobreviví a..." (de hecho, encontré la mía en el armario el otro día y tuve un impulso de tirarla a la basura. Para qué recordar según qué cosas, bien mirado). Otra cosa que también es evidente es que cuando te salen bien tres o cuatro cosas seguidas tienes más energías para emprender la quinta, y que eso siempre ayuda. Más que medicarse, incluso.

Ayer fue un día asquerosamente redondo, ya lo dije, y tengo la sensación de que con un chute de energía de ese calibre el resto del mes va a ser más fácil, pero hoy la puta mariposa ha tenido un arranque de entusiasmo y ha sido un anti-día-de-ayer. De quedarme dormida, de perder 15 minutos de sesión (a euro por minuto, más el taxi, en fin), de no enterarme de nada hasta la una, de no conseguir poner por escrito nada de lo que parecía evidente e incluso interesante dentro de mi cabeza, de recibir un SMS de la casera-que-ya-no-mola-tanto informándonos de que "ya está alquilado el piso" (se me ocurren mil maneras menos ofensivas de redactar ese mensaje), de que la UOC me llame "noteworthy, but...", de aceptar por fin que lo de la mandíbula no se arregla sin dejarme 260€ en el dentista, en fin, un día de no.

Que no pasa absolutamente nada: que hay más pisos, que tengo tiempo, que en mi cabeza yo había rechazado Barcelona, que está bien pensar en encontrarme mejor y en dejar de crujir cada vez que abro la boca, y que, en el fondo, también ha sido el día en el que la Chica Casi Trilingüe ha dado señales de vida y hemos encontrado un sitio barato donde comer porque estamos decididas a dejar de comportarnos como aristócratas.

Pero que ahora hay cosquillitas de las malas, de las de ysimañanatambién. Me estoy concentrando en que esto es básicamente un columpio y mañana toca sí, como decíamos Mi Media Infancia y yo de los veranos pares. Pero cosquillitas. De las malas.

2 comentarios:

Mirta Peces dijo...

Pues mira. He hasta llorado con tu post, fíjate tú. Jjajaja
Mi tía dice que: "días de mucho, vísperas de nada", o algo parecido. Esto es una montaña rusa y hay que agarrarse fuerte todo el tiempo y gritar sólo cuando sea estrictamente necesario. Tú lo has dicho en tu último párrafo, no es el fin de nada, es el inicio de otras cosas.

La abajo firmante dijo...

Oiga. Yo no escribo para que llore nadie, lo advierto.

Y, efectivamente, me quedo con tu comment. Y con la frase de tu tía, que también sale en La fábula del hombre lobo y la mujer pantera, de La Cabra Mecánica, y me encanta esa canción.

Incluso, asumo que mañana será un día de nada. Pero me va a dar igual, porque me voy a ir de compras y a comerme el mundo. Que yo lo valgo.

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