Esta mañana publicaban en Frases a 0,99: "En estos tiempos de crisis es una suerte tener trabajo". Sin ponerme demasiado analítica (y con este tema me cuesta), el caso es que es cierto. Que hay parados en todos los sectores. Que quien tiene un trabajo tiene también una cierta responsabilidad, tal y como yo la entiendo, de hacerlo mejor que todos aquellos que querrían su puesto. Y por eso es especialmente denigrante, con la que está cayendo, la actitud de según qué profesionales (he recopilado unas pocas en menos de una semana). Así que empiezo el enésimo monográfico que morirá al tercer volumen, todo lo más.
Vol. I - Dermatólogos.
- Hola, buenos días.
- Buenos días. ¿Me dice su nombre, por favor? [Esto, de por sí, ya es absurdo. El mismo señor acaba de salir a la sala de espera con una hoja de papel a llamarme por mi nombre y apellidos]
Tenemos el habitual rifi-rafe cuando alguien me pregunta mi nombre. A pesar de tenerlo escrito frente a él, requiere varios intentos conseguir enterarse de cuál es el nombre, cuál el primer apellido, cuál el segundo, dónde va el guión, y ese tipo de cosas. A continuación me pide el resto de mis datos personales, que ya rellené on-line cuando fui a pedir la cita. Quizá sus compañeros del departamento de Informática requieran también un post. Señores, cuando uno pide los datos de alguien es para volcarlos. A ser posible, no sólo en un fichero de receptores de publicidad. A ser posible, también en su historial médico.
- Y bien, ¿qué le pasa?
Le cuento que me creció misteriosamente un lunar, que el médico de cabecera le dio una explicación lógica a lo que dejó de ser un misterio, pero que en cualquier caso me recomendó que me pasase por un dermatólogo.
El médico se levanta, me examina atentamente espalda, brazos y cuello, y se vuelve a sentar. Se pone a escribir en el portátil sin ni siquiera mirarme. Cuando por fin se dirige a mí, es para preguntar: "¿Ha llegado a estar usted en Xanadú?" Durante un momento pienso que el tipo está siendo víctima de un ataque de locura transitoria y mi primer impulso es contestarle que no existe Xanadú. Él debe de notar que no estoy entendiendo nada, porque me aclara: "Sí, ese centro comercial grandote que tiene una pista de esquí..." "Ah, sí. Una vez". "¿Y cómo llegaste hasta allí?" "Me acercaron. En coche". "Ah, pues entonces no".
Yo, de nuevo elucubrando más de lo que debiera, creo que el hombre que tengo enfrente debe de ser todo un maestro del diagnóstico haciendo un alarde de habilidades detectivescas a lo House. Recuerdo que alguien me contó que se podían coger moluscos infantiles probándose ropa en Zara y pienso en algo similar que suene un poco menos a leyenda urbana.
- Pero tiene que haber algún medio de transporte público en el que llegar, ¿no?
- Pues sí, supongo. Habrá autobuses.
- Eso pensé yo. O un tren al pueblo de al lado.
- Me imagino. Pero esto, ¿qué tiene que ver conmigo?
- ¡Nada! Es que mi sobrino viene mañana a abrir una nueva Apple Store. ¿Conoces la marca Apple, de ordenadores?
O.o
- Claro, él viene de Estados Unidos y no sabe decirme. ¿A quién le podría preguntar yo esto?
- Pues no lo sé. Entiendo que yo estoy bien, ¿no?
- Hombre, si tú quieres que te quite los lunares, yo hablo con el cirujano y no tengo ningún problema en enviarte a cirugía plástica. Pero siempre es más bonito un lunar que una cicatriz sobre la piel de una mujer.
- Ya, bueno. Estética aparte, ¿me puede volver a pasar?
- ¿Pasarte qué?
- Pues lo mismo por lo que he venido. Que el lunar sangre y duela, y tal.
- Ah, bueno, no sé. No tiene por qué. Pero en cualquier caso, si te decides, quiero que sepas que puedes contar conmigo para la cirugía plástica.
Se pone a escribir una receta, mientras yo sigo alucinando en colores. Me la extiende, no entiendo nada, como suele ocurrir (mi vocación de farmacéutica ya no es lo que era), y me explica que es crema solar factor 50.
- Échatela en la cara cada día para mantener la piel joven más tiempo.
- Ah, vale. Gracias.
¿Alguien sabe dónde puedo consultar el índice de paro de dermatólogos?
Saturday night (lirirarará)
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En medio de la fiesta, inicio de un larguísimo atardecer, se me acerca una
chica a la que no conozco de nada y me dice: "Eres muy simpático, me caes
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Hace 2 años
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