27.9.10

Por el camino fácil

Me encanta cuando las cosas parecen colocarse en su sitio ellas solitas, sin ayuda de nadie, como por obra de un magnetismo mágico. Acabar el día con un catedrático amoroso como co-director, un mes más para entregar el proyecto, las líneas de investigación claras, la luz dada de alta en el piso, una siesta reconstituyente, un almuerzo de capricho baratísimo, y la sensación de que el congreso es tremendamente irrelevante, mola.

Claro que nada de esto se ha colocado solo, y que si las cosas no están previamente encaminadas hoy no habría sido El Día de Las Soluciones. Que cuando le digo a Papá Co-Director que tengo mucha suerte me contesta que lo que tengo es un proyectazo; que sin las infinitas rondas de llamadas y sin que Blue librase por la mañana no tendría luz; que sin la insistencia permanente en secretaría seguiríamos sin información; que en el fondo todos sabíamos que cerrar el 30 no tenía sentido, y que el congreso no nos importa porque la Chica Mariposa y yo salimos de la sesión como de clase del Profesor Irritante (no recuerdo ni cómo se llamaba aquí. Qué bien), renegando de los lugares comunes y planteándonos qué nos han hecho este año para convertirnos en esto.

Pero que ha sido una sensación reconstituyente. Y que esto hay que cerrarlo con Nocilla, como mínimo.

Buenas noches (con sonrisas)

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