En estos tres días he aprendido que si se te duermen trozos de una pierna por las noches, aunque no duela, puede ser ciática. Que algunos mareos son cosa de segundos, y otros se prolongan durante horas. Que si además de marearte y tener ciática no dolorosa te hormiguea el brazo izquierdo y se te quedan los dedos helados, no es nada. Es una puñetera crisis de angustia. Y que si vas al médico de cabecera y te dice que te observes y te vayas a urgencias si en unas horas no estás mejor porque tienes varios factores de riesgo para problemas circulatorios, es mejor ignorar la opresión precordial y pensar, simplemente, que su prudencia no te está ayudando a calmarte. Y, a continuación, intentar calmarte (que suena mucho más apetecible que morirse o que pasarse la noche sometida a pruebas médicas innecesarias). Y que, sí, aunque uno lleve años con problemas de ansiedad puede tener una crisis y confundirla con cualquier otra cosa, como un triste novato.
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