6.9.10

Pasos

Respirar y andar en lugar de correr y ahogarse, le decía ayer a la Chica Mariposa por teléfono. Un teléfono que últimamente me devora las horas, pero es que es una fase en la que se cumple más que nunca lo del "mal de muchos" y hace falta mucha charla para que las cosas se coloquen en su sitio.

Ella tiene una reunión importante hoy, yo mandé un correo necesario ayer (con reenvío y añadiendo una importante declaración de intenciones, porque si nos ponemos, nos ponemos). La Chica casi Trilingüe, de momento, está centrada en el Profesor que Queremos que nos Adopte. Pasitos. [Habrá que enterarse de dónde anda el Sociólogo Renegado y asegurarse de que él también anda moviendo los pies en lugar de padecer síntomas de piernas inquietas, por cierto].

La vida práctica está siendo consumida no sólo por esas llamadas de teléfono sino también por el agotamiento consecuente de este desenredar marañas, y por el reconocimiento de que hay cosas que, simplemente, me cuestan más de lo que cabría esperar. Pero poco a poco. Sigo sin compra, pero al menos en vez de acostarme me paso tres horas en idealista [porque se conoce que nos mudamos. Próximamente, más información].

Me falta todavía casi toda la ronda de médicos, pero ya esta mañana he tenido mi primera dosis de surrealismo. En serio, lo mío con los médicos no es ni medianamente normal. [Esta entrada ha sido editada para crear un monográfico...] Al menos (pasitos) salgo de la consulta riéndome de él en lugar de enfadada conmigo misma por no saber enfrentarme a un médico estúpido, al enésimo médico estúpido. Que no está mal.

Y al fin y al cabo sólo estamos a lunes, hay un montón de días hábiles para hacer cosas pendientes, estoy aprendiendo a vivir con un solo chute diario de cafeína, y además el Rey del Laboratorio ha vuelto y es exactamente lo que necesitaba, aunque él se encoja de hombros y asegure que no hace nada por mí horas después de solucionarme la mitad de las dudas existenciales que había en mi cabeza.

Qué bonito poder tomar decisiones y decir "ahí te quedas". Qué se me había perdido a mí en Barcelona, es la pregunta.

1 comentario:

Ana González dijo...

Pasito a pasito, pequeña. Estoy segura que por primera vez en bastante tiempo nos estamos tomando las cosas con calma, recapacitándolas y dejando que las pulsiones nos lleven a emprender pensamientos en vez de actos. Y, que conste, que no creo que tenga que ver ni con la edad ni con la madurez. Un besote!

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