25.9.10

Humana

Este mes, mi pequeño psicólogo está decidido a ganarse el sueldo y se está portando fenomenal. También ayuda el hecho de que mi actitud haya cambiado, y eso, pero en estos momentos se agradece inmensamente que esté acertando tanto y tan seguido. Llevamos un mes intensivo de ahoraquesabemoselorigenmatémoslo y, dentro de lo que cabe, funciona. No voy a hacer todo el recorrido, pero sí me quedo con una frase de hace dos semanas: "perder el miedo a mostrarse humana". Estoy harta de repetir aquello de "Sure we all make mistakes, but they see me so large that they think I'm immune to the pain", y el problema no es tanto cómo te ven los demás sino tu presentación ante los demás (y debería dejar de jugar a goffmaniana, al menos mientras siga sin leerle en profundidad, pero en fin).

Hace unas semanas (creo. Igual no tanto. Los días son muy largos, últimamente, y "el pijama del otro día" acaba siendo el que te has quitado esa misma mañana) tuve una conversación con el Sociólogo Renegado sobre la caballerosidad implícita en reconocer los errores, incluso cuando esos errores hacen tambalearse la base que te sustenta. Si tus principios no funcionan, es el momento de jugar a Groucho y cambiarlos por otros. Que te valgan, que se acerquen pero que sean realistas.

Y pretender ser siempre el buey de carga tiene su aquel, pero no es realista, en absoluto. Cuando te caes, te caes, y de vez en cuando hace falta que tiren de ti. Pero para eso tienes que tener la humildad de decir "no puedo más", cuantas veces hagan falta, a cada brazo que se te acerque.

Lo intento, y me cuesta (de humildad nunca fui sobrada; lo que en mí parece humildad suele ser cualquier otra cosa), pero avanzo. Y ayer, en concreto, con todo lo malo, fue un trecho considerable.

S.O.S. S.O.S. S.O.S.

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