13.1.10

A matter of trust

Llego al psicólogo porque ahora soy una Chica de Pedir Ayuda y me ha despertado mi madre por teléfono (¿triste? Más triste es que dormirse cueste cincuenta eurazos). Llego algo tarde, y tras dejarme por enésima vez el dinero que me dieron para libros en mi monumento (erigido por el Gremio de Taxistas Madrileños).

- ¿Cómo estás?
- Mal pero bien.
- Explícame eso.
- Están siendo unos días bastante malos, pero estoy dando grandes pasos.

Yo tengo esa manía. La que el Chico Escritor comentaba que le había sugerido su Shiatsu-era. La de que las cosas no pasan "por algo" pero sí que pasan "para algo". La de que las cosas malas son para construir encima. Que lo del "sí, pero..." no vale solo para criticar.

El caso es que le cuento mi día de pre-Reyes como símbolo casi perfecto de todo lo que está pasándome, por dentro y por fuera. Resulta que el relato es bastante más largo de lo previsto, porque, inexplicablemente, en algún momento decidí saltarme un capítulo fundamental cuando hablábamos de mi biografía. El caso es que el 5-E lo tiene todo. Sus subidas, sus bajadas, personas que sirven de muestra, conversaciones típicas.

Tocamos tantos temas importantes que la sesión parece brevísima. Pero nos quedamos con una palabra clave. Confianza.

"¿Qué es lo que temes?" "Que me engañen. Que se vayan" Como todo el mundo, claro. Pero también temo todo lo que me pierdo porque se parte de la base de que la gente está para traicionarnos.

El libro de Begoña Huertas que me compré y que no he podido evitar empezar a leerme está lleno de erratas (Chico Escritor, toma nota), sí, pero también está lleno de frases grandiosas. Una conversación que concluye con que nadie firmaría una vida sin grandes penas ni grandes alegrías. La advertencia de que poniendo fechas de caducidad sólo se consiguen relaciones caducas.

Qué pasa si tú también, me dice. Pues pasa que no. No pasa. "No puedo evitar que entres en mi cabeza, pero puedo echare a patadas cada vez que te encuentre en ella". Pero que las patadas no sean la dinámica que prevalezca. Que no haya muros y capas tras capas tras capas porque el Chico Escritor dice permanentemente que, al final, las capas son la cebolla. Y me cago en mis capas.

Qué pasa si al final, toda esta gente no desaparece. Qué pasa si no estamos de Erasmus. Qué pasa si algo queda. Qué pasa si nos volvemos a llamar. Qué pasa si una no sale corriendo por sistema aprovechando los momentos de distracción. Qué pasa.

Seguramente, nada.

Habrá que probar. "Esto sólo se cura cuando sales del baño, miras fuera, y siguen ahí. Muchas veces". Tiene toda la pinta, sí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

(¿Que el libro está lleno de erratas? qué raro, cómo cuales? No será un ejemplar defectuoso?)B.H.

Anónimo dijo...

Bueno... y saludos ;-)

La abajo firmante dijo...

Ufff... Hacerme esta pregunta ahora, con lo que hace que lo leí, es complicado... De todas formas soy una exagerada y una purista; probablemente con "lleno" me refiera a menos de media docena. Si quieres, mándame un privado y en verano te comento ;)

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