17.1.10

Aburrimiento existencial

Creo que tengo tolerancia cero al aburrimiento. Vuelvo del aperitivo del sábado con intención de encerrarme y ser productiva. Consigo poner una lavadora, barrer el salón, jugar con Vespa, y pasarme tres horas frente al ordenador que demuestran que he llegado a un nivel de inactividad mental que impide, incluso, copiarypegar.
Me enfado mucho conmigo misma, y no sé si tiene más que ver con ayer o con hoy. Creo que con ayer. Me molesta mucho cuando me empeño en comportarme como si no hubiera aprendido nada. Mucho más que cuando me empeño en no aprender nada, que creo que es mi modo dominante en este momento.
Al final, salgo a cenar con la Chica de las Sonrisas, o con lo que queda de ella, camuflado bajo el sueño y los restos resaquiles. Nos cruzamos con el Chico Cósmico, y todo bien. Jo, pues esto es más difícil. Me enfado otra vez. Es indignante que sea capaz de hablar con normalidad con el Chico Cósmico y luego existan personas-kriptonita. Sí, claramente, estoy más enfadada por ayer que por hoy.
La Chica de las Sonrisas tiene, como suele ocurrir, problemas más graves que mis trasiegos adolescentes identitarios-ebrios-culebronescos. Y además, sigue teniendo esa capacidad curiosa de transmitir calma aunque ella no la tenga. Así que salimos y me encuentro mejor. Creo que he conseguido ese propósito de encontrarme con mi versión buena.
Pero vuelvo a casa, y enciendo el portátil, y estamos en las mismas. En el nomeapetecenadaenabsoluto.
Me pregunto si he tenido disciplina alguna vez, y creo que sí. Al fin y al cabo, aprobé todas mientras trabajaba y salía (ambas cosas, con gran intensidad), así que algo de disciplina debía subyacer. Lo que no sabemos es cuándo la perdimos, ni cómo se recupera.
Ahora es cuando entiendo por qué mi padre se empeñaba en enseñarme a jugar al ajedrez. Pero sería trampa aprender ahora, creo.
Me repito a mí misma que esto no va a ser agradable ni divertido, pero que voy a hacerlo, porque es necesario. Tres minutos después, me encuentro pensando en irme a la cama.
Creo que debería darme un cachete y castigarme sin salir, o algo así. Lo de quitarme la paga ya lo tiene pensado el estado, y lo de alacamasincenar no parece que vaya a resolverse pronto...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya yo estoy pasando por algo parecido, mi falta absoluta de disciplina y mi vagueria extrema me lleva a odiarme a mi mismo por no ser capaz de aprovecharme a mi mismo y lograr mis objetivos.

¿Te apetece charlar un poco sobre el tema?

Publicar un comentario

Habla tú también. No dejes que esto sea sólo un monólogo.