14.1.08

Nothing special

Ya se ha acabado el año simbólico, lo cual está fenomenal porque resta presión, pero también es una pena porque, al fin y al cabo, hoy por fin he cumplido con mis intenciones. Me he levantado a las 11 (un paso más cerca de la hora a la que me debo levantar mañana), y he desayunado y esas cosas, estoy vaciando el PC, y, seguramente, en un ratito vaya a hacer recados como el amita de casa que soy.
Iba a comer con Realove pero somos esclavos de la vida empresarial. Y es una pena porque la próxima vez que él pueda escaparse yo volveré a estar metida en la vorágine. Claro, que estoy dispuesta a no enredarme en tornados invisibles. Se van a acabar las estupideces. Porque ya está bien.
Al final, la Chica de las Sonrisas se va. Cuando le pongan la cocina a su nuevo piso. Penita. El Chico Cósmico se queja porque dice que cada vez que sale de mi boca la frase "Nos vamos a vivir juntos", es con una mueca de disgusto, pero es que no deja de ser una manera muy desagradable de empezar una nueva vida.
2008 tampoco nos gusta, no. Tanatorios y mudanzas eran cosa de 2007. 2008 era otra cosa, se supone. Para eso hemos celebrado dos fiestas, ¿no? ¡Para eso nos hemos comido dos docenas de uvas!
Bueno. El caso es que este año voy a tomar decisiones que me llevan a un camino por el que me apetece ir, y al menos estoy apoyada, acompañada, y sí, en realidad ilusionada aunque a veces me puedan los nervios.
Pasar apuntes, usar rotuladores y bolígrafos de colores, papel reciclado, carpetas forradas con papeles de sugus, pasearme por la planta naranja, pasar tiempo muerto en la biblioteca, comer hamburguesas, mirar carteles, hacer cortos gratis, yo qué sé. Esa vida de estudiante que llevo dos años añorando. La Chica Mostaza lo aprueba. Por cierto, cada vez que la veo me parece más guapa, es alucinante. Menos mal que nos cruzamos poco.
Y después de esta verborrea, creo que voy a dejar The Office (segunda versión, y, a pesar de todo, mejor que la primera, en mi opinión) de fondo y me voy a poner a limpiar, o algo. Y a ver si Kiwi deja de odiarme después de dosmil viajes al veterinario.

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