20.1.08

My life as a junkey

Ni siquiera sé si se escribe así, pero bueno, me da un poco igual. El caso es que el otro día, en plena duermevela, tenía intención de colgar varios sueños curiosos para desentrañar de qué película / capítulo de serie podían venir, para ver si desgranaba, finalmente, qué parte de ellos me pertenecía en realidad.
Hoy he soñado que me veía envuelta en la guerra civil, embarazada, viuda, y remando contracorriente en un río para llegar a un pueblo vecino donde supuestamente aún no se había rendido pero llegábamos tarde. También he soñado que era un gay intentando explicar la traición de mi ex-pareja, a un grupo de otros cuatro o cinco, que no dejaban de ver símbolos fálicos o simplemente sexuales en las pistas que les enseñaba, lo cual dificultaba muchísimo mi explicación, hasta que conseguía centrar su atención (suena todo muy raro pero era un ejercicio de análisis de la imagen cojonudo, en serio). Finalmente, he soñado con Tomares, y lloraba, y lloraba sin parar, porque no podía más y tenía que irme al extranjero, y me encontraba con gente y no me decían nada. Estábamos en la piscina, y yo me había achicharrado, pero eso era lo de menos porque me dolía por dentro, no por fuera. Intentaba explicar por qué necesitaba irme. Casi me enrollaba con antiguos amores del colegio, hasta que mi psicóloga (inidentificable) me decía que era fruto de septiembre y de las ganas de recuperar el tiempo perdido, y que no debía dar importancia a unas historias en las que podía haber de todo menos amor. El caso es que seguía empeñada en irme al extranjero, iba a buscar a la Chica Ángel, y, en su puerta, volvía a convertirme en el gay despechado, cuando mi asesor matrimonial me recomendaba echar un polvo en su coche, que luego destruían por la mitad, él-ella y su pareja, sin razón aparente.
No creo que el Lexatín me siente bien, sinceramente.
Hoy como con los psicólogos belgas, y espero que sean parte de la solución de un problema que aún no tengo identificado. La hipótesis de la falta de disciplina se cae a cachos cuando el Chico Escritor dice que eso es un síntoma de una enfermedad que no me tomo en serio. Pero en cuanto me encuentro algo mejor quiero pensar que sólo es la causa de no encontrarme bien, y quiero volver el lunes y hacer todo lo que tengo que hacer, despacio, pero hacerlo. Y entonces vuelvo a pensar en si ir o no al psiquiatra, y creo que le estoy dando demasiadas vueltas a todo.
Me pongo un reto físico fácil, para ver hasta qué punto en realidad estoy remolona.
Pero es la una, y he quedado en 45 minutos.
Quizá, es cierto, estoy débil.
Quizá no.
Blue dice que es difícil basarse sólo en el psicoanálisis cuando te están alterando químicamente los neurotransmisores todo el rato, y tiene más razón que un santo.
Estoy confusa...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Usemos nanotecnología!
(es una de esas relaciones que hago yo... neurotransmisores y nanotecnología... demasiada televisión, me temo).

Anónimo dijo...

creo que si que le das demasiadas vueltas a todo...
tomatelo con calma y tranquilidad, y relajate, no hagas nada que no quieras,el intentar forzarse a uno mismo para estar bien nunca funciona.

elchicoquequeriaserbreteastonellis dijo...

Pero tienes la suerte de tener a tu alrededor mucha gente que te quiere mucho y que además te quiere exactamente como eres, con las vueltas y vueltas y los arribas y los abajos. Así que reduce a eso y piensa que tarde o temprano, todo esto pasará...

Besos,

G.

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