5.1.08

Abril v. II, y presagios de mayo

Pues abril será un mes ultraproductivo, pero, claramente, no un mes de mudanza. En la habitación pequeña no cabe siquiera la cama, y me niego a desprenderme de mi cama. Pero abril es, también, un mes de soluciones. El Chico Cósmico se lanza a la piscina y de pronto siento que es mi piscina. Tanto, que cuando mi madre me pregunta por mi grado de alteración, en una escala del 1 al 10, diría que 0,5. Tanto, que en mayo no me tiembla la voz al hablar del tema.
Mayo es un mes muy eficiente, con un regalo precioso en forma de falda de Desigual y una promesa de más regalos pequeños pero significativos, con mandonga (viva el lenguaje familiar de los champús, los ciertopelos, los elefantes, los cosos, y los mandonga. Ea), con siesta (inmediatamente, ya que el Chico que Presta también la necesita y los dos necesitamos coordinarnos espacio-temporalmente, sobre todo esto último), con dolor de espalda, eso sí (aunque con las cosas que sueño, pues tampoco es raro), con ganas de ver a gente, y con el pánico que produce echar cuentas y descubrir que el Alprazolam va a acabarse en un día festivo.
De todo esto, me quedo (además de con la falda, claro) con las soluciones, que son unánimes y suenan fenomenal aunque se prometan lentas (mejor, más tiempo de reacción) y con que tengo que cambiar de forma de contar ovejas. El otro día se apelotonaban y aparecían abuelas haciendo calceta en las vallas y así, señores, no hay quien duerma.

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