31.1.08

De cómo descubrí que el señor becario, en realidad, me conoce

Estimada Abajo Firmante,
No importa lo que desees, sólo necesitas pedirlo y tienes una gran posibilidad de obtenerlo. También es cuestión de tiempo. Últimamente has estado trabajando excepcionalmente duro. Tienes todo el derecho a un aumento o promoción. Junta tus ideas y tus evidencias y pide lo que te mereces. Si tus ganas de un mayor reconocimiento público te persiste, haz lo necesario para estar más tiempo en el centro de atención
(30 de Enero 2008)
Estimada Abajo Firmante,
No es tan malo como lo piensas. De hecho, las cosas en el trabajo están definitivamente mejorando. Por supuesto que nunca lo sabrás si no sales de la cama y lo miras por ti misma. El haber trabajado tanto durante los últimos meses te ha dejado exhausta y agotada. ¡Pero hoy comienzas a vislumbrar los resultados! Es hora de levantarte, vestirte y deslumbrar al mundo con tu fulgor. Sabes que puedes lograrlo.
(31 de Enero 2008)

30.1.08

Como si estuviera atada

A veces, eso es cierto, la sinceridad tiene recompensa. No pensé que mi jefa la Inabreviable fuera a reaccionar así de bien. Mi madre no quería que se lo contara. Pero llega un punto en que estoy cansada de mentir. Somatizaciones, sueños imparables. Lo que tengo es lo que hay. Tengo un ataque de ansiedad tremendo y mucho, mucho, mucho miedo. Y creo que ya sé lo que es. Son las reuniones. Compruebo, calendario en mano, mis últimas escapadas. Son las reuniones. Ahora lo que quiero saber es por qué, pero eso ya no corre prisa. "No tenemos nada urgente". Es falso, porque la política de urgencia es la que reina en nuestro pequeño y marketiniano país. Pero igual que la sinceridad, la empatía tiene recompensa. Si ahora ella va sola a la reunión, esta tarde la valenciana tendrá su artículo, claro que sí.
In the meantime, necesito dormir para despertarme de otra manera. Qué tremenda angustia, eso de tener ansiedad inhibidora de la acción. La falta de costumbre.

29.1.08

La Chica de las Sonrisas y el Chico que Presta salieron a hacer el último viaje con carga y promesas de café, y el Chico Cósmico y yo, sentados en el sofá, con el salón súbitamente vacío alrededor, nos miramos.
- ¿Qué?
- Que esta es nuestra casa.
Normas nuevas, desaprendizaje de viejos hábitos, cambio de rutinas, vestirse donde no es, buscar las cosas donde no están, encontrarte todo el rato a mi lado, y sentirte en todas partes, y sentirme en todas partes, y pelear por el mando de la TV y apagar los despertadores casi a la vez, y tequieros a todas horas, y vueltas en el edredón, y la nevera vacía y todo revuelto, sí, pero en fin, estás aquí, y eso me gusta.
Me encanta.

27.1.08

La gran aventura de mantenerse en pie

En su génesis, este post ha tenido tres títulos diferentes, pero me quedo con este; porque era el que quería usar el Chico Escritor y yo a veces me pongo muy burra y muy mala persona, y porque creo que refleja más cosas que el concierto de hoy.
Conciertazo, asegura el Chico del Entusiasmo. Yo, más modesta, sigo pensando que si hacemos media con la Sala Heineken, 50 euros no acaban de merecerse lo que he visto. Al fin y al cabo, no ha habido Ocho y medio (y esto en parte es bueno porque supongo que me habría dado la llorera), y no ha habido Nuevos planes, idénticas estrategias (y esto es imperdonable). A cambio, han estado Isabel y Blanca, esta última con una fugaz pero importante aparición.
El concierto, para los no-fans, era de Nacho Vegas y Christina Rosenvinge, acompañados de una entrañable banda que podíamos haber presentado como: "a la codeína... Menganito; al THC... Fulanito; al pegamento... Zutanito; y creemos que el micro también está puesto porque se cae y hace ruidos de manera súbita"; aparte de la enorme cantidad de nosesabemuybienqué ingerida, seguramente por los dos, mucho más visible en ella, que usaba al guitarra de espejo para recordar los acordes de sus propias canciones. Eso sí: tiene una voz increíble y, digan lo que digan, es una Señora Compositora.
Incluso, esta vez, han hecho una entrañable versión compartida via hertziana (o no; yo soy de letras) con París de El hombre que casi conoció a Michi Panero, en lugar de destrozarla como la última vez que les vi.
En fin, que, al final, lo que menos me gusta de este chico es su afán por el bable y el diseño de sus camisetas. Lo demás, para ser ultrafan, como siempre.
Y eso que no quería ir.
Ayer superé mi maratón del finde pasado y me he chupado 20 horitas de sueño del tirón (con una breve conversación etílica a medianoche), y me seguían pareciendo pocas. El Chico Escritor me aconseja que vuelva a pedir la baja antes de que me despidan por la incompatibilidad horaria de mi trabajo y mis ataques catalépticos. Yo, en realidad, no sé qué hacer. Me gustaría pensar que la decisión no es mía pero cada día dudo más del gremio psiquiátrico, a los hechos me remito.
A todo esto, estamos de mudanza; y sospecho que mi hibernación tiene relación con el tema. Me hago listas de To-Do's en tarjetas de visita de muestra de imprentas que aparecen en mi buzón (¿les saldrá rentable algo tan masivo?) y confío en que mis nervios se porten como hasta ahora y no me fallen en el último momento. A cambio, les doy dosis masivas de sueño y de Bones (esto último quizá peor idea; ahora voy por ahí pensando que me van a descuartizar). Creo que es un trato justo.
El Chico del Entusiasmo pregunta por mi vuelta a los ruedos y me dan ganas de contestar que a mí que me cuenta. Si a mí con medio volver me bastaría. Pero, en realidad, es precioso sentir que alguien te espera para gritar lleno de orgullo tu nombre en el andén.

22.1.08

Y ahora subo (ea)

Hoy he vuelto a escribir. He escrito un relato tan corto como una de las páginas de notas de mi fabulosa agenda de Maitena, y que probablemente no valga nada, pero lo he escrito de un tirón, he utilizado un montón de sinónimos, y me suena un poco a alguien conocido (escritor reconocido, quiero decir, y leído hace poco, por más señas), pero no sé a quién. Tampoco me importa. Al final del mes de enero he anotado, también, que qué ha pasado con la casa de muñecas de mi madre y con mi curso de alemán, mientras miraba a una señora leerse El niño del pijama de rayas y me reprochaba blandamente no haberlo leído desde Navidad.
Mi psiquiatra pseudogratis mola porque me da energías. Me ha dicho que haga planes, y eso hago. Y que deje el Lexatín, y eso voy a hacer mañana, después de que mi psiquiatra gratis vea mi aspecto de zombi (que mola más).
Me voy a hacer cosas útiles. Hoy me ha cundido un montón pero queda día por delante.
Besos a todos.

21.1.08

Confianza ciega

A mí me gusta que mi ordenador me guarde los login de todas aquellas páginas en las que comparto contraseña fácilmente averiguable, e incluso en algunas en las que tengo otras, más sofisticadas, pero que no me importa que estén aquí dentro. Me gusta porque siento que en medio del anonimato del ciberespacio, ahí estoy yo, y al menos mi PC me reconoce, que ya es algo. Pero se me ha metido algo en el maldito ordenador que me borra todos los Keep me logged in y similares y estoy harta de meter contraseñas y pedir en vano Remember me.
Será un exceso de confianza, pero es que de eso voy sobrada.
Véase mi incorporación. Esta mañana temblaba como una niña ante un payaso (por cierto, numerazo de ¡Qué! hoy, con su explicación de la coulrofobia y su análisis estadístico sobre la población estudiantil superdotada) de pensar en ir a la oficina. La Directora Financiera, el pleno de RRHH, todo el mundo me pide que me vaya a casa antes de pegar otro petardazo. Yo me ciño a la burocracia, y consigo, por fin, una "cita preferente" (véase el miércoles por la mañana) con mi psiquiatra gratis, aunque ya tengo una mañana por la tarde con mi psiquiatra mediogratis, que es el que me gusta de verdad.
Querer volver al trabajo no implica poder volver al trabajo. Hay veces en que obcecarse en el posibilismo es terriblemente peligroso. Le digo al administrador que da las citas que estoy aterrorizada, y se lo cree porque tengo ojos de estarlo. Y ojeras. Y de todo.
Pero eso tampoco quita que esté mejor. Esta noche estoy sola, y lo disfruto, y pongo tontipop, y voy a gastar yo solita el termo del agua caliente, y a ponerme guapa, y a quitarme pelos, y a averiguar por qué mi reproductor de DVD odia Bones, y a cenar papilla, y a todos esos pequeños placeres del autodeleite.
Soy fantástica, aunque sin fuerza.
Pero no pasa nada. Dentro de dos semanas tendré fuerza.
Y entonces, que tiemblen los X-Men.

20.1.08

My life as a junkey

Ni siquiera sé si se escribe así, pero bueno, me da un poco igual. El caso es que el otro día, en plena duermevela, tenía intención de colgar varios sueños curiosos para desentrañar de qué película / capítulo de serie podían venir, para ver si desgranaba, finalmente, qué parte de ellos me pertenecía en realidad.
Hoy he soñado que me veía envuelta en la guerra civil, embarazada, viuda, y remando contracorriente en un río para llegar a un pueblo vecino donde supuestamente aún no se había rendido pero llegábamos tarde. También he soñado que era un gay intentando explicar la traición de mi ex-pareja, a un grupo de otros cuatro o cinco, que no dejaban de ver símbolos fálicos o simplemente sexuales en las pistas que les enseñaba, lo cual dificultaba muchísimo mi explicación, hasta que conseguía centrar su atención (suena todo muy raro pero era un ejercicio de análisis de la imagen cojonudo, en serio). Finalmente, he soñado con Tomares, y lloraba, y lloraba sin parar, porque no podía más y tenía que irme al extranjero, y me encontraba con gente y no me decían nada. Estábamos en la piscina, y yo me había achicharrado, pero eso era lo de menos porque me dolía por dentro, no por fuera. Intentaba explicar por qué necesitaba irme. Casi me enrollaba con antiguos amores del colegio, hasta que mi psicóloga (inidentificable) me decía que era fruto de septiembre y de las ganas de recuperar el tiempo perdido, y que no debía dar importancia a unas historias en las que podía haber de todo menos amor. El caso es que seguía empeñada en irme al extranjero, iba a buscar a la Chica Ángel, y, en su puerta, volvía a convertirme en el gay despechado, cuando mi asesor matrimonial me recomendaba echar un polvo en su coche, que luego destruían por la mitad, él-ella y su pareja, sin razón aparente.
No creo que el Lexatín me siente bien, sinceramente.
Hoy como con los psicólogos belgas, y espero que sean parte de la solución de un problema que aún no tengo identificado. La hipótesis de la falta de disciplina se cae a cachos cuando el Chico Escritor dice que eso es un síntoma de una enfermedad que no me tomo en serio. Pero en cuanto me encuentro algo mejor quiero pensar que sólo es la causa de no encontrarme bien, y quiero volver el lunes y hacer todo lo que tengo que hacer, despacio, pero hacerlo. Y entonces vuelvo a pensar en si ir o no al psiquiatra, y creo que le estoy dando demasiadas vueltas a todo.
Me pongo un reto físico fácil, para ver hasta qué punto en realidad estoy remolona.
Pero es la una, y he quedado en 45 minutos.
Quizá, es cierto, estoy débil.
Quizá no.
Blue dice que es difícil basarse sólo en el psicoanálisis cuando te están alterando químicamente los neurotransmisores todo el rato, y tiene más razón que un santo.
Estoy confusa...

18.1.08

Jo

Kiwi está malito. Es difícil saber si otra vez o todavía. Yo, tres cuartos de lo mismo. Recuerdo vivamente a la Chica de las Sonrisas diciéndome que no confundiera el cambio de medicación con la vuelta al trabajo. No sé qué es. No sé qué me pasa. Sólo sé que vuelvo al principio. Que tengo miedo de salir. Que he dormido unas dieciocho horas de las últimas veinticuatro.
Esta mañana tenía una reunión urgente en la que era la protagonista principal y a la que no he ido. La Chica de las Sonrisas me ha llamado por teléfono para aleccionarme "te has levantado con gripe, vale?". En algún momento he apagado el teléfono. En algún otro momento, creo, he hablado con mi madre.
No quiero hacer nada salvo dormir. El Chico Cósmico me pide, insiste, que ponga algo de mi parte, que ordene mi vida, que dome a mi cuerpo. Luego, se queda dormido y yo pienso que me volvería a dormir, ahora mismo, otra vez. Para no pensar, para no sentirme culpable, para no mezclar cosas que no deben mezclarse, para no pensar que estoy, otra vez, en el principio.

16.1.08

Tormentas de prosa

Hoy, la Chica UltraArgentina me ha regalado un libro de poemas suyos. Me ha sorprendido muchísimo. No sólo el gesto en sí (a pesar de lo estrecho del beso de bienvenida, y eso; hoy, afortunadamente, he recibido mucho, mucho cariño), sino sobre todo el pensar que una persona que a día de hoy tiene dificultades para redactar un mail pueda tener un libro de poemas publicado en el 99, cuando yo todavía quería ser una anarcosindicalista revolucionaria y no una anarcosindicalista zetapera (que es como lo peor, pero en mayúsculas).
El caso es que al leerlo me he dado cuenta de que yo también me podría dedicar al verso libre, y que mi vida sonaría mejor. Jugar con las aliteraciones y buscarme un universo simbólico. Y quizá, algún día, ver mi nombre en un canto y no mi cara en una portada.
Luego, he pensado que las grandes poetisas se suicidan, y la idea ha dejado de parecer buena. Justo cuando volvía a encenderse la bombilla me he encontrado sumida en el maremágnum farmacéutico. Un barrio normal, creo yo, debería tener la misma proporción de farmacias que de cajeros automáticos. Igual que no es normal la densidad de población bancaria en Salamanca, no es normal la densidad de población farmacéutica en Chamberí (ni la de peluqueros en Malasaña, por cierto, que también me preocupa). El caso es que he estado diez minutos intentando explicarle a una buena mujer que había cambiado mi Lexatín de 3 mg por el de 1,5 y que quería la dosis doble, mientras mi madre gritaba por teléfono "pásamela" cual Pittbull bien entrenado, hasta que me ha dicho "¿quién te atendió?", pista definitiva para dar con la farmacia en la que realmente habían dado mis dos recetas por idénticas, situada en la calle paralela (hacia lejos de casa). Me he quedado sin batería antes de poder contarle a mi madre el feliz desenlace con la responsable de la farmacia intentando ser amable al mismo tiempo conmigo y con su técnico auxiliar y quedando mal con los dos (pero perdonándome la diferencia de precio).
El caso es que volvía por San Andrés pensando en los campos magnéticos. En que no estarán siempre, pero, de momento, estarán. Allí habrá grupos de pequeñas féminas conductoras en grado sumo para canalizar la electricidad de las bombillas que fingen ser de bajo consumo cuando lo que están es fundiéndose. Y que se dejarán ir por el agujero negro ahora que nosotros hemos salido, y que en realidad no sabemos qué nos metió o nos sacó de allí. Me ha dado mucha pena.
Me ha dado más pena cuando, hablando de haches, he pensado en que el mundo es demasiado pequeño para que HF y yo no nos hayamos cruzado en un año. Quizá él ya no salga de Chueca, igual que yo ya no salgo de Malasaña. Pero tampoco estamos tan lejos. Dos calles arriba o abajo. Un sábado de cañas en la terraza que ahora es un lodazal. Una noche en el Colonial en el que estemos los dos en el espacio-tiempo. O en cualquier otro sitio. Las Nieves es evocador. Pero no le llamo. Y no es la batería, es que no quiero. Razones. Prosa.
Subo a casa y hablo con mi padre y se alegra de que llame para darle buenas noticias sobre mi reincorporación. Le digo que llamar para dar buenas noticias es fácil, que lo difícil es llamar para dar las malas. O para preguntar por las malas, pienso, pero me callo. Igual que cuando el Chico Polémico hoy ha dicho que era interesante mi innegable afirmación de que es necesario saber tres cosas para poder aprender una cuarta.
Quizá no soy tan de letras, al fin y al cabo. Aunque resuelva los conflictos latentes mediante el utilitarismo y no el materialismo.

15.1.08

Autoexploración

Me acabo de dar cuenta de que soy rencorosa. Lo que no soy, para nada, es vengativa. Pero soy terriblemente rencorosa y por eso ahora me siento como una pequeña mala pécora mascullando cosas que no debiera.
En fin. Mañana va a ser un gran día, así que habrá que esperar al Doctor House con el pijama preparado para madrugar muuucho.
Y que me apetezca. Yo estoy claramente fatal de la cabeza.

Dos noticias

Una, buena. La otra, a su manera (peculiar), también.
Ya tengo el alta. Soy oficialmente una persona sana, y me siento como tal. Capaz de hacer cosas, de llegar a casa cargada de bolsas, de madrugar, de conocer a mi nueva jefa, de hacer papeleos e inventarios y mapas y consultas al catastro. De disfrutar del hecho de que el Chico Cósmico se viene a vivir conmigo y, como dice mi portera, "no es lo mismo vivir con una 'hermana' que con un novio". Así que pienso que mi falsa hermana no se va tan lejos, que seguiremos viéndonos en el curro, que todo se solucionará, y que, además, a cambio, tendré menos hueco en la cama todos los días, y eso me hace sonreír.
La otra, es que mi psiquiatra ha ignorado completamente el diagnóstico del de la mutua. Y que me da igual, porque el de la mutua también pasa consulta a través del seguro y nadie me va a cerrar el grifo de la paroxetina hasta que no esté totalmente eutímicoforme.
Y ahora, me voy a darle las buenas noticias a ese señor médico que está tan preocupado por pagarme por no trabajar.
Buenos días a todos.

14.1.08

Nothing special

Ya se ha acabado el año simbólico, lo cual está fenomenal porque resta presión, pero también es una pena porque, al fin y al cabo, hoy por fin he cumplido con mis intenciones. Me he levantado a las 11 (un paso más cerca de la hora a la que me debo levantar mañana), y he desayunado y esas cosas, estoy vaciando el PC, y, seguramente, en un ratito vaya a hacer recados como el amita de casa que soy.
Iba a comer con Realove pero somos esclavos de la vida empresarial. Y es una pena porque la próxima vez que él pueda escaparse yo volveré a estar metida en la vorágine. Claro, que estoy dispuesta a no enredarme en tornados invisibles. Se van a acabar las estupideces. Porque ya está bien.
Al final, la Chica de las Sonrisas se va. Cuando le pongan la cocina a su nuevo piso. Penita. El Chico Cósmico se queja porque dice que cada vez que sale de mi boca la frase "Nos vamos a vivir juntos", es con una mueca de disgusto, pero es que no deja de ser una manera muy desagradable de empezar una nueva vida.
2008 tampoco nos gusta, no. Tanatorios y mudanzas eran cosa de 2007. 2008 era otra cosa, se supone. Para eso hemos celebrado dos fiestas, ¿no? ¡Para eso nos hemos comido dos docenas de uvas!
Bueno. El caso es que este año voy a tomar decisiones que me llevan a un camino por el que me apetece ir, y al menos estoy apoyada, acompañada, y sí, en realidad ilusionada aunque a veces me puedan los nervios.
Pasar apuntes, usar rotuladores y bolígrafos de colores, papel reciclado, carpetas forradas con papeles de sugus, pasearme por la planta naranja, pasar tiempo muerto en la biblioteca, comer hamburguesas, mirar carteles, hacer cortos gratis, yo qué sé. Esa vida de estudiante que llevo dos años añorando. La Chica Mostaza lo aprueba. Por cierto, cada vez que la veo me parece más guapa, es alucinante. Menos mal que nos cruzamos poco.
Y después de esta verborrea, creo que voy a dejar The Office (segunda versión, y, a pesar de todo, mejor que la primera, en mi opinión) de fondo y me voy a poner a limpiar, o algo. Y a ver si Kiwi deja de odiarme después de dosmil viajes al veterinario.

11.1.08

Ajena

Y ella habla con él, y él come con él, y yo como sola, y me voy a casa a esperar a alguien que no llega, y que llega y se acuesta, y que luego habla con él, con él, y no conmigo, y ahora yo procuro integrarme, procuro incluirme, aprender las canciones que me he perdido, dar consejos a quien no los necesita, y hacer planes que no cumplo para estar en sitios en los que no sé si debería estar, si quieren que esté, y me siento holográmica y no me gusta y creo que estoy enfadada, esta vez soy yo la que está enfadada, pero, como siempre, me enfado hacia fuera y hacia dentro, y ahora no quiero quitarme el pijama ni moverme ni salir de casa ni dejar de salir y jo.

10.1.08

Astenia

Llevo dos días en duermevela. Es raro, es como si de pronto me hubieran dado un mazazo en la cabeza. El hecho de no saber muy bien qué narices ponerme a hacer cuando estoy despierta, claro, ayuda. Me he terminado El corazón helado, de Almudena Grandes, con sus mil páginas, en cero coma tres, la verdad es que me he enganchado como hacía mucho que no me enganchaba a un libro. Claro, que hablando de guerra civil suma muchos puntos. Pero en fin, que no me apetece leer, no me apetece coser, no me apetece cocinar, no me apetece limpiar, no me apetece salir, así que duermo, duermo, sueño cosas rarísimas y cosas no tan raras, me despierta la policía preguntando por un supuesto antiguo vecino al que no he visto en mi vida, me despierta mi madre hablando de juegos de toallas de oferta, me despierta mi padre preguntando cómo estoy, me despiertan todo el rato, el despertador suena horas y horas, pero yo vuelvo momentáneamente, miro alrededor, y sólo pienso "¡pero si no estoy dormida!", y otra vez, ceporril, y me salto la rehabilitación pero voy al médico, y tomo jarabe para la tos, House me advierte de que potenciará el efecto del Alprazolam y estaré "algo más adormilada", yo pienso que es físicamente imposible, y ahora me pregunto para qué narices ponerme el despertador mañana, si es que no tengo nada que hacer, nada que pensar, nada que decir.
Necesito volver al trabajo ya.

8.1.08

Dos puntualizaciones absurdas

1. Mola tener ya entradas antiguas.
2. Mola, mucho más, mi adword:
pon un naranjo en tu vida
ten tu propia producción de naranjas valencianas cada año
www.naranjosnaturales.com

Volver al ruedo

Luke le dice a Lorelai que es simpática y divertida y encantadora y parece un dibujo animado, y yo pienso que quiero volver a ser un dibujo animado, a hacerme fotos leoegocéntricas, a hacer el payaso.
Poco a poco, venzo la agorafobia, Vaca Austera, fuera de onda, hace tanto tiempo que no juego que no me sé ni las reglas, ni las letras, preguntadme lo que queráis, no podría distinguir un tema de otro, demasiado grunge para mí, aunque recuerdo cosas de cuando era pequeña y musicófila sin querer (o cómo saberte discos de Soundgarden de los que no reconoces la portada).
No obstante, me divierto, sonrío, disfruto. A ratos me ataca el nerviosismo de la conversación que por fin tuvo lugar y que parece que desemboca en una especie de ganar-ganar que, aun así, en cierto modo me aterroriza. La nostalgia, la despedida, el cambio, y, claro, todo lo que hayque hacer, hayque, hayque, hayque, eso me viene bien pero temo que me desborde.
La Chica de las Sonrisas dice que las oportunidades hay que aprovecharlas cuando aparecen, y no cuando a uno le viene bien, y me vienen vagos recuerdos de cuando yo era, no valiente, sino temeraria por completo, acrecentados por los planes del Chico Escritor, el Chico Entusiasta y la Chica India, su piso, recuerdos de Fuencarral, lanzarse a la piscina, "mamá, mañana no voy a comer, voy a ver un piso... cómo que para qué, pues para ver si alquilo una habitación", esa era yo y mírenme ahora.
Pero ahora no me termino de convencer del todo, y quiero saberme las letras y hacer escapadas a Valencia y alquilar una caravana festivalera y sí, todo eso eso, y más, así que habrá que empezar por el principio y decir, alto y claro, "Señor Cambio, bienvenido sea". Y será raro, y brusco, y a veces desagradable, y a veces entrañable, y a veces hormiguitas en la tripa, y a veces ilusión y entusiasmo, y a mí me gustaban mucho los cócteles así que vamos a sustituir las borracheras reales por las borracheras emocionales.
Tres, dos, uno.
Chapuzón.

7.1.08

Por qué nunca me casaré con Pacey Witter

Cuando uno se encuentra a su último ex, espera sentir algo. Desea que no sean cosquillas en el estómago ni rodillas de lacasitos, pero sí espera sentir algo, una cierta opresión precordial, o, al menos, alivio por no sentir nada de esto.
Pero no sentir nada...
Nada de nada.
Hay relaciones que sólo se entienden bien de lejos. Supongo que algún día entenderé 1º de ESO, o qué pasó exactamente durante mi primer año y medio en Madriz después de Sevilla (en varios sentidos).
Hoy he entendido que el Chico Hipermagnético no tenía nada de magnético, en realidad. Que era yo la que funcionaba como un campo de fuerzas enorme, empeñándome en hacer llegar las ondas a cuerpos completamente inmunes. Hoy, de pronto, era no-conductor, ni del calor, ni de la electricidad, ni de nada. De nada. Un golpe en la cadera, una leve caricia al despedirse. Pequeños intentos de sentir al menos un chispazo.
Nada de nada.
La decepción de conocer a un actor y descubrir que uno se había enamorado del personaje.

6.1.08

Conversaciones que dan sensación de estar en clave. Escritos que parecen estar en clave y que a lo mejor, no lo están. Es una cuestión de hablar de una persona a otra, y no mediante intermediarios, personales, tecnológicos. Evitar los malentendidos, evitar las malinterpretaciones, evitar los rencores a largo plazo y las inseguridades a corto. Es mucho más que sentido del humor lo que hace falta para sobrevivir. Es una mezcla de asertividad, sinceridad, diplomacia, y todas esas cosas de las que siempre he reconocido carecer.
No deberíamos sentirnos mal, en general. Sobre todo porque cuando todo el mundo quiere lo mismo no tiene sentido que nos empeñemos en darle vueltas y mezclar cosas que no hacen falta en este cóctel.
En fin. Inspirar, respirar, leer y bordar. Y ya está.

5.1.08

Verano fatal

Me pregunto si Nacho Vegas y Christina Rosenvinge realmente se acostaron juntos o el rollo Gainsbourg-Birkin que se traen es: a) Una maniobra para poner celoso a Loriga; o b) Una estrategia marketiniana. La b) se desmiente sola, dado que la habrían explotado y no lo han hecho. Así que... No sé, las dos opciones me parecen entrañables y el disco, un discazo. Aunque nunca me hagan mucho caso; yo soy demasiado fan.

Abril v. II, y presagios de mayo

Pues abril será un mes ultraproductivo, pero, claramente, no un mes de mudanza. En la habitación pequeña no cabe siquiera la cama, y me niego a desprenderme de mi cama. Pero abril es, también, un mes de soluciones. El Chico Cósmico se lanza a la piscina y de pronto siento que es mi piscina. Tanto, que cuando mi madre me pregunta por mi grado de alteración, en una escala del 1 al 10, diría que 0,5. Tanto, que en mayo no me tiembla la voz al hablar del tema.
Mayo es un mes muy eficiente, con un regalo precioso en forma de falda de Desigual y una promesa de más regalos pequeños pero significativos, con mandonga (viva el lenguaje familiar de los champús, los ciertopelos, los elefantes, los cosos, y los mandonga. Ea), con siesta (inmediatamente, ya que el Chico que Presta también la necesita y los dos necesitamos coordinarnos espacio-temporalmente, sobre todo esto último), con dolor de espalda, eso sí (aunque con las cosas que sueño, pues tampoco es raro), con ganas de ver a gente, y con el pánico que produce echar cuentas y descubrir que el Alprazolam va a acabarse en un día festivo.
De todo esto, me quedo (además de con la falda, claro) con las soluciones, que son unánimes y suenan fenomenal aunque se prometan lentas (mejor, más tiempo de reacción) y con que tengo que cambiar de forma de contar ovejas. El otro día se apelotonaban y aparecían abuelas haciendo calceta en las vallas y así, señores, no hay quien duerma.

4.1.08

Abril, vol. I (¿primera semana?)

(Muy) pocas horas de sueño (que espero que en abril se deban al gambiterismo y no al insomnio tenaz), renovación del pasaporte (buena fecha para viajar; ¿en qué cae Semana Santa este año?) y propuestas de mudarnos a un sitio en el que, si caben todas mis cosas, será fantástico porque pagaremos mucho menos, y además la Chica de las Sonrisas puede pagar sólo medio piso si el Chico Cósmico y yo nos liamos finalmente la manta a la cabeza.
Tres cafés y son las 11 y 11 de la mañana.
Abril prometedor.
Camino del registro de la propiedad intelectual. Abril, ¿mes de hacerme rica convenciendo a Colomo de que nos produzca?

3.1.08

Las cosas bonitas que me dicen sin que me dé cuenta

Tienes razón, tienes caballos de mártires, besos ocultos y tu soledad, que se escribe en silencio, es mi soledad. Y tienes, amor, la ropa naranja, la boca pequeña, los ojos dorados que saben mirar donde hay que mirar. Cada vez que amanece es un viernes, la calle despierta entre rumores, coches y farolas. Yo te escucho en silencio y te toco la boca.Y tienes razón con lo de ir despeinada, te miro, te busco, me asomo y me queman las manos, me queman las manos.Y tienes, amor, los planes perfectos, aire despistado y un trozo de cielo escondido en el cuenco de tu corazón. No me importan los días inciertos; en el horizonte dibujas estrellas, manzanas y notas. Por la puerta caliente me invitas a entrar...Cada vez que amanece es un viernes, la calle despierta entre rumores, coches y farolas. Yo te escucho en silencio y te toco la boca.No me importan los días inciertos; en el horizonte dibujas estrellas, manzanas y notas. Por la puerta caliente me invitas a entrar...Mate - Cada vez que amanece.
Hace mucho, Realove me dijo que esta podría ser yo y no la escuché. Pero hoy sí, la he bajado, y ahora lo que escribió me parece requeteprecioso. Ea. viva marzo.(Ahora sí que me voy)
PD: Realove, la próxima vez, que sea con tiempo.

¿Marzo?

¿En serio? ¿Esta porquería de tiempo va a ser marzo? ¿Este fracaso del despertador que iba a llevarme a hacer la compra y a llevar a Kiwi al veterinario es marzo? ¿Esta regla que no tenía que venirme es marzo? Tengo que cambiar mi teoría, en serio. Esto no me convence en absoluto.
Ayer estuve hablando con el Chico Polémico y con la Chica de las Sonrisas de mi nuevo plan vital. A todo el mundo le parece un acierto. Va a ser que es un acierto. Quedémonos con eso, febrero será un acierto. O algo.
Ayer también estuve hablando con el Chico Cósmico. Varsovia en verano. Algo indeterminado, que depende de Egipto, para Semana Santa. Planes. Eso era lo que yo quería, sí señor. Un poquito de seguridad, independientemente de anillos y pisos compartidos.
Ayer, además, estuve hablando con el Chico Ska y fue una conversación fantástica. O por lo menos me pareció sincera, y divertida, y me lo pasé bien, y no colgué sintiendo punzadas ni nada. Febrero va a ser un acierto fenomenal. Y a marzo todavía le queda la tarde para recuperarse. Digo yo.

PD: Chico Escritor, hazme el favor de hacer de marzo un gesto de valentía y haz todas las llamadas pertinentes.

2.1.08

Libros, libros, libros...

Pero, ¿qué clase de persona eres tú?, preguntó. "Soy un payaso", dije, "y colecciono momentos".
Heinrich Böll - Opiniones de un payaso

Me acabo de hacer con una edición antigua de Clea, del cuarteto de Alejandría de Durrell. Moooola :)

2 de enero - Presagios de febrero

El dos de enero debería, por obligación, ser soleado. Ya que andamos de cambio climático arriba y abajo, pues que se note. Que le den a uno ganas de ir a rehabilitación, a comprar comida, a dar paseos, a regodearse en la muerte lenta y dolorosa del año anterior. Un dos de enero lluvioso y gris hace que las risas y el sexo del uno de enero dejen de parecer un presagio de un buen año.
Se supone que los primeros doce días del año indican cómo van a ser los doce primeros meses. De lo que se concluye que febrero va a ser gris y perezoso, y no me apetece nada verlo así, aunque lo cierto es que tiene papeletas (y encima es un día más largo).
Me propongo, estos once días restantes, conseguirme un 2008 a mi medida. Lleno de cosas bonitas y de colores como la bolsa que me ha regalado mi madre y que no sé dónde narices colgar pero que colgaré porque es totalmente ácida y me encanta. Lleno de buenas intenciones que se convierten en buenas acciones. Lleno de gente pelirroja, de abrazos, de risas, de remoloneos, de logros, de tiempo para uno mismo, de sonrisas auténticas, de aire limpio, de caricias a los enanos, de caricias en general, de nuevos conocimientos (hoy he aprendido lo que era el misterioso Six Sigma), de sábanas limpias, de duchas calentitas, de cafés con prórroga, de ganas de encuentros, de pequeñas dosis de felicidad sin encapsular...

2008, v. I

El fin de año es como cualquier otro día en casa de mis padres. Por supuesto, 2007 no se va sin hacer otra de las suyas, la última, y dejarme una mano hecha una piltrafa. No faltaba más, no. No te preocupes, maldito año con nombre precioso. No nos vamos a olvidar de ti.
2008 empieza raro porque es fantástico que te traigan el desayuno a la cama, pero el coche va por lugares equivocados, no llevo encima más que media paroxetina, y entre unas cosas y otras acabo echándome a llorar como una niña después de haberme dormido antes de la comida (un desastre total como invitada, eso soy).
Mi tía Becky está totalmente exagerada. Se extraña de ser modelo ante mi psiquiatra pero hace una detrás de otra. Dice que ella pensaba que la ciclotimia dolía más. Sonrío. Me pinta, y el Chico Cósmico es un valiente y viene y hasta me ve guapa a pesar del maquillaje, y le llaman Happy y Jose todo el rato, pero aguanta como un campeón una partida de Continental tramposo, una partida de Trivial aún más tramposo, y muchas, muchas, botellas de champú. Se va familiarizando con el lenguaje de mi familia materna, aunque la velocidad con la que se apodan unas a otras no le ayuda a recordar los nombres, pero poco a poco identifica al Vasco al que aborrecemos y se ríe con los demás. Nota final: unanimidad de pulgares hacia arriba, porque el Vasco, claro, no cuenta.
Ahora, empezar un año. Empezar un año con una idea clara en la cabeza. He tomado una decisión, y no sé si eso implica que se va acabando el período de hacerse preguntas y comienza, paulatinamente, el de la aparición de respuestas. Porque están allí, claras y distintas como en la cabeza de Descartes, si abres la puertecita aunque sea un poco.
Mañana, no sé. Hoy, presentina, pendientes, café después de cenar, ferrero rocher, y muchos, muchos abrazos.