31.12.09

Todo esto, y otras cosas

Insomnio. Náuseas. Un sueño permanente entre una y otra ceja, y de postre un malestar que se mueve de forma difusa por todos los puntos del sistema digestivo. Probablemente, todo ello fruto de las cosas que ni siquiera pueden volverse suficientemente líquidas como para ser lloradas.
Llamadas telefónicas, portales en cuesta. "Los hombres se casan porque no saben vivir solos, y las mujeres lo hacen porque no saben dormir solas". Intentar aprender a dormir sola, hacerlo con placebos, soñar despierta con imágenes que a fuerza de repetirse han perdido todo el sentido que tuvieron alguna vez. Tener pesadillas despierta sobre lo mal que pueden estar yendo las cosas al otro lado de Santa Engracia, y desear que todas las preocupaciones dejen de significar, aunque, por supuesto, no lo hacen.
El miedo al mañana, al pasado mañana, a la próxima semana, al mes que viene, a 2011.
Las ausencias que se van multiplicando siguiendo una lógica malthusiana aterradora.
Adquirir por costumbre hábitos que una nunca habría querido tener, si hubiese sido posible elegir.
El ruido de la lavadora, que no implica ningún despegue. El total desconocimiento de las leyes que garantizan un aterrizaje.
La hostilidad de/hacia los objetos inanimados.
Los asuntos pendientes y las cosas que se quedarán, para siempre, en la agenda y sin hacer.
Las conversaciones que querría tener con las personas que ya no están.
Todo esto, y otras cosas.

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