8.12.09

Arena

Siempre pasa igual. Una empieza un puente lleno de grandes esperanzas. Rellena la agenda aprovechando el aburrimiento de una clase en la que sí has sido buena y te has leído la lectura recomendada, y no hace más que apuntar cosas y cosas que hacer, que leer y que ver.
Cinco días después, sólo ha sido capaz de leerse un libro y medio, de hacer una entrega, y ya.
Bueno: ha dormido, ha salido, se ha enamorado de un concepto de performance, ha disfrutado del olor a bebé en los brazos. Pero todo eso, nunca está en la agenda.
El otro día mi hermana decía que no se podían apuntar en la agenda los imprevistos, y yo lo comparé con una estantería de biblioteca, que no se llena hasta el final de cada estante para poder ir metiendo los libros nuevos conforme vayan llegando. Ella me puso cara de noséquéesunabiblioteca. Yo, mientras, ponía cara de porquénoapuntolosimprevistos.
Creo que tengo que coger mi agenda y llenarla de cuñas para luego no tener esta sensación de que se me escurren los días entre los dedos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Habla tú también. No dejes que esto sea sólo un monólogo.