Hoy he tenido un día de esos para curarme el sedentarismo. La pequeña Saskia Sassen se ha venido conmigo en el bolso, pero para qué. Para conocer mundo, en todo caso. Para tomar café en el Yupi, uno de esos sitios que se está convirtiendo, como el HD, en un clásico de la temporada 2009-2010; para buscar libros que conquisten a fotógrafos socialmente implicados y terminar riéndonos de todo y de nada y acariciando el libro de Begoña Huertas que antes o después acabaré por comprarme, claro que sí.
Y para encontrarme con que odio tener tantísima clase los lunes, porque me he perdido chopocientas sesiones de un placer absolutamente sublime: las Tap Jams de la pequeña Chica India y sus muy espectaculares amigas. Algo tan increíble que me agarro una especie de borrachera psicológica y hasta me siento Baloo (nada menos), y me retrotraigo a la infancia, y aunque sea mal momento para escuchar a alguien cantar que su corazón es de su papi, lo disfruto como una enana, y quiero más, quiero mucho más.
Y a pesar de todo, y a pesar del Chico que Es Muy De Llamar, y a pesar de que no haga frío (al mismo tiempo que huele a navidad en la calle, de una forma rara que no encaja), volver a casa y ser sensata, una palabra que últimamente suena bonito.
Saturday night (lirirarará)
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En medio de la fiesta, inicio de un larguísimo atardecer, se me acerca una
chica a la que no conozco de nada y me dice: "Eres muy simpático, me caes
muy...
Hace 2 años
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