14.12.13

2013

Me atacan las palabras, por todos lados. Diarrea verbal en Whatsapp, en Facebook, y hasta en la cuenta de Twitter que me deja ser libre porque no la lee nadie.

Y aun así, tantas y tantas cosas por decir.

Como que últimamente sonrío como una boba a las pintadas de la calle. Incluso a las que están mal escritas.

Es un poco pronto para hacer balance. Y si me paro a pensar en los últimos cuatro años, es prontísimo, porque cada vez estoy más segura de que los años cambian el 31 de mayo. Pero no puedo quitarme de la cabeza todos los motivos por los que estoy agradecida a este 2013, y esa terrible sensación de que se me acabará olvidando alguno.

Gracias, 2013, por el aprendizaje. Porque nos hayamos hecho tan mayores, tantos de nosotros, en tan poco tiempo. Por enseñarnos a mirarnos dentro y ser honestos y aprender y cambiar. Por las dinámicas sanas. Por cambiar la dependencia por un cariño nivel Lichis ("hay que tener un corazón que se te salga del pecho aunque a veces pareciera que se te revienta el tórax"), la atonía por unas ganas de vivir que también parece que te revientan el cuerpo.

Aprender a dormir cuando uno tiene sueño sin tener ganas de dormir porque hay tantas, tantas cosas pasando, y son todas increíbles...

Cuidarse. 2013 ha sido el año de cuidarse. De decir no, de decir hasta aquí, de exigir lo que necesito para ser feliz: pedírselo a los demás y tomármelo yo como una obligación moral. Tengo la obligación de ser así de feliz. Más feliz de lo que pensaba que se podía ser.

Y de querer. De querer de verdad, de amores con hache, de amores compatibles con la vida, de amores que hacen que vivir sea más grande. De no necesitar una relación de pareja porque tienes a tu alrededor tanto cariño que te sientes hasta culpable.

Y de aprender a controlar la culpa. De portarse bien cuando se puede y de que dejarse llevar no es portarse mal, necesitar saber cosas no es portarse mal, tener más de lo que una puede abarcar no es portarse mal. De ser generosa conmigo misma porque bastante me exijo ya.

De encontrar un cuarto propio. De que todos esos límites tengan un espacio geográfico donde me limito a ser feliz y a cuidarme y que comparto cuando quiero y con quien quiero. De mirar el cielo cada día, de hablarle bajito a San Cayetano. De comer tostadas con tomate en la terraza, de que todas las cosas pequeñas formen una parte tan grande de lo que soy que ya no estoy segura de que no sean importantes. Son importantes, porque me provocan sonrisas. Y, por encima de todas ellas, está la música. Gracias, 2013, por la música.

He llorado muchísimo este año y me he reído muchísimo este año. Lo he bailado todo, y esta es mi revolución.

2014, no lo rompas todo. Casi todo está colocado en una posición de salida maravillosa para que seas el Año Más Grande Jamás Contado. Déjame seguir disfrutando de mis trabajos, de las maravillosas personas que me rodean, de que haya tantas cosas en el mundo que me gusten. Te lo voy a poner muy fácil, te lo prometo.

24.10.13

Bucles

La Chica India se curra una playlist de canciones que escucha en loop, yo me planteo que por una vez es mejor que alguien me preste un bucle ajeno que seguir alimentando los bucles propios (o ese momento en el que por mis venas circulan solo frases de Julio de la Rosa. Todo el rato. Cooonstantemente, que diría la Sobrina Fantabulosa), y no.

No, porque el problema que tienen los bucles es el origen, no el desarrollo. Me da igual cómo de amplio sea el desarrollo: de lo que estoy hartísima es de volver al mismo punto.

El Chico Extraordinario decía el otro día en la charla por Skype más reconstituyente de mi vida que está leyendo mucho, y aprendiendo, y escuchándose, y que había descubierto, gracias a una feminista de cuyo nombre no podía acordarse, de que lo que hay que hacer es dejar de estar enamorado y empezar a amar.

¿Saben esas veces en las que uno piensa que una idea ha estado ahí toda la vida de puro buena que es?

Pues eso.

Amar en vez de estar enamorada. Abrazar en vez de oler.

Ahora mismo no te quiero en mi corazón sino en mi cama.

Quiero querer mucho, pero no está(i)s en mi lista de destinatarios. Todo tiene sus limítes.

Y sé lo que hago y por qué lo hago, pero duele mucho filtrar tanto después de todo este tiempo sintiendo a manos llenas.

Sobre todo, con la música inadecuada.

En bucle.

19.10.13

Un cuarto propio

A veces, todo lo que una necesita es un poco de disciplina. Dejar que se dispare el TOC. Contabilizar el tiempo, los gastos. Mirarlo todo desde un Excel. Y en el proceso, aprender a respirar hondo.

No paran de decirme que me meto en más de lo que puedo abarcar, y, objetivamente, de aquí a diciembre es cierto. Pero de pronto siento satisfacción por las cosas que hago. Una sensación de plenitud que es muy distinta a la alegría. Estoy menos alegre, sí, pero soy más feliz.

Un otoño de agotamiento producido por un montón de obligaciones autoimpuestas, pero también tiempo de autocuidados.

Mimarse, alejarse y centrarse. No puedo vivir más que una vez, así que no me queda otra que vivirla al 150%, aunque eso acabe significando viernes de película ñoña por el cerebro frito tras el intensivo alcohólicoemocional del jueves, y sábados maratonianos de estudio.

Estar en casa, asegurar la supervivencia del nido, y dedicar todas las fuerzas a seguir construyendo. Acabada la fase de limpieza (todo lo que resta, fuera), empieza la fase de artesanía (crear cosas que duren).

Así que todo lo que no sea fácil, se queda fuera.

I'm not in love, but I'm going to fuck you till somebody better comes along.

O eso espero. No tengo tiempo, ni ganas, de más.


30.9.13

No me gusta el arte

Llevo media vida echándome en cara no poder disfrutar del arte en su faceta más técnica. Peleando con AM en el Reina Sofía. Peleando con los géneros musicales. Dejando comunicación audiovisual para poder ver a gusto películas de animadoras.

Para de pronto darme cuenta de que lo único que me importa son las historias, las emociones, los trozos de vida que se esconden detrás, y sentirme incluso un poco superior porque la capacidad de apreciar eso sobre todas las cosas, sobre un riff, sobre un brochazo, sobre un encuadre, es lo que me convierte en quien soy y lo que, espero, hará de mí una excelente Paradora de Montañas Rusas.

Hoy empiezo el cole, aunque ellos no abran hasta el 14, y soy muy feliz.

29.9.13

Hipotermia

Lo mejor de trasnochar es que hace que las zonas horarias se reubiquen y puedo pedir consejo en tiempo real a la Chica India, y al final acabo diciéndole lo que tendría que haberme dicho a mí, lo que Reptilia me estaba diciendo a mí, y que viene a ser que hasta que la noche no se acaba una siempre puede pensar que no lo ha intentado lo suficiente, y que estoy harta de pensar que no es suficiente, así que aguanto, aguanto, aguanto hasta que tirito, hasta que termino de incubar el resfriado terrible con el que debía despertarme hoy.

Me lloran la nariz y los ojos y está bien así porque hay que cagar emociones, porque hay que cagar autodestrucción.

Tres veces estuvo a punto de sonar nuestra canción y no pudo ser, y tuvo que venir la policía a acabar con Tick tick tick boom cuando era el único momento que realmente merecía la pena, y odio a la policía y a los machirulos que me hacen sentir incómoda volviendo en minifalda a las 8 de la mañana, pero no me odio a mí, y de hecho a ti tampoco. Aunque eso último no lo acabo de entender.

Por primera vez desde que empezó todo a destrozar los diques me siento ajena, sociopatía elevada a equis, lo peor de 2004 despertado por una convocatoria. El guante no sale del bolso, no dejan de brillarme los dientes, la gente se pelea por encerrarse conmigo en otra habitación y yo solo pienso que no quiero seguir en la ardiente oscuridad.

Así que el catarro y yo nos despertamos, nos alimentamos, nos cuidamos, disfrutamos de la enésima paleta de colores que rodea San Cayetano y hacemos planes. Contigo y sin ti, porque Mi Media Infancia tiene razón, Lorena Álvarez tiene razón, y por qué iba a enfadarme si de todas formas saltar en los charcos es maravilloso, y mañana el Oráculo va a sugestionarme tanto que todas las puertas que se abren al caer las hojas van a parecerme seguras.

28.9.13

Los 30 son los nuevos 15

No recuerdo la fecha, pero recuerdo la sensación. Recuerdo repetir la dirección una y otra vez en voz alta, hasta el punto de que cuando el Chico TDCC me dio la suya sonaba como si fuera una nana. Recuerdo la sorpresa, la cantidad de gente, el miedo, la cocina, al Chico Extraordinario sembrando el caos, a la Chica Mariposa presentándose al Rey del Laboratorio, "voy a clase con tus compañeros de piso", qué difícil es conocer gente discreta en los tiempos que corren.

Recuerdo esa fiesta y recuerdo otras muchas, bicis por el pasillo, Las Grecas, personas que pasan de ser desconocidas a ser familia en unos cuantos fines de semana. Recuerdo muchos fines de semana y muchos entresemana que también lo parecían. Recuerdo esa sensación de que aquello se parecía mucho a lo que yo esperaba de una Erasmus.

Recuerdo haber pasado del biologicismo funcionalista al postestructuralismo constructivista y de integrada a apocalíptica y recuerdo cómo me agarraron de la mano bien fuerte durante todo el camino, y así era imposible tener miedo (imposible no, pero sí era imposible no vencerlo) y eso estaba bien.

Ahora nos sentamos todos en el suelo, en colchones, y la casa parece más okupa que nunca, y no será porque no hay tenido sus momentos. Ahora que ya no es la casa de nadie es más que nunca la casa de todos, y eso es bonito y produce un poco de nostalgia anticipada (y no solo anticipada, porque todos nos encontramos describiendo esos lugares con olor a humedad donde vivimos nuestros quince y dieciséis), pero está bien.

Se va a acabar el ciclo, se está acabando el ciclo, pero el ciclo que viene nos tendrá a todos dentro. A los de antes, a los nuevos. No habrá desayunos en el Pavón, igual, pero sí que seguirá habiendo Peñalaire, y cambiaremos las promesas de rastro por domingos en Legazpi, y ya no tendremos peleas teóricas sino que nos contaremos los trabajos de campo, y antes de que me dé cuenta presumiré, orgullosa, de vuestras defensas de tesis.

Durante un tiempo quería ser como vosotros. Ahora, en realidad, lo que quiero es estar con vosotros. Dejarme hacer mimos mientras me hago bolita porque no puedo con mi vida y solo soy capaz de beber zumo de piña (el lunes se acaba el verano. El tiempo de este fin de semana es otra señal, y "la vida sin resaca es bien").

Ahora la vida Nazarena es en 3D y eso es bien. Hablamos de hacer tiramisú y agujeros de taladro y es real y anidar también es bien.

Mientras tanto, hay otro 1ºB que me empieza a parecer hogar de forma peligrosa, y habitaciones llenas de gente trabajando a las 5 de la mañana y a las 10 y media que se ríen y conspiran y se preguntan. Y un miedo a no pertenecer y fiestas a las que quieroirperono. Y las inseguridades se repiten, pero hemos aprendido, con el tiempo, a reconocernos que somos pequeños y tenemos miedo, y eso nos hace grandes y valientes.

Y ahora puedo tener conversaciones maravillosas y "siempre tienes razón" y de pronto esta sobredosis de inteligencia emocional que no sé de dónde ha venido, y hablar delante de un montón de gente casi tan lista como la Chica Lagarta y preguntar por qué no nos hacemos preguntas, nos sorprendemos y escuchamos, y pienso que me gusta mucho dónde estoy y pienso que me gusta mucho cómo he llegado hasta aquí y que me gustáis mucho, todos vosotros, porque sois parte de un camino fantabuloso.

24.9.13

Control de daños

Estar tan alta que a mi paso se encienden las farolas, se paran los perros, bajan la mirada los nacionales, los machirulos se apartan.

Estar tan alta que parece mentira que lo que buscase hoy fuera un bajón.

La temática de hoy era destruccióncontrolada y acabo llegando a casa antes de las dos, sí, pero con sobredosis de mi exjefe y de latidos por minuto.

Who cares, en realidad.

Guión para la conversación de mañana:
- ¿Empiezas tú o empiezo yo?
...
- No quiero nada que me haga pasarlo mal. Al menos de manera gratuita.
...
- Las personas son un fin y no un medio.
...
- No puedes forzar a alguien que no está preparado. Pero tampoco a alguien que está preparado.

Los fuckin' mondays a veces molan aunque no tengan techno (o lo tengan bajito).

Porque sí se puede salir los lunes y sí se puede evitar las espirales de autodestrucción, incluso cuando todas las señales apuntan en contra.

23.9.13

Cuidados

Veamos qué pasa si se hace todo al revés. Si los viernes me pueden las ganas de estar sola a las ganas de no estarlo. De echarme la siesta. De hacer el ridículo, de hablar pirata, de adorar monstruos, de comer espaguetis veganos, de que me cacen los ciervos en vez de cazarlos yo, de que me lleven a bailar, de abrazar desconocidos, de hacer amigos por la calle, de dejar de beber, de bailarlo todo, de que me abracen, de que me acaricien, de que me consuelen, de no llegar la última a casa, de estar en casa.

De ver a la familia, de posar para las fotos, de que me acerquen a casa, de querer acariciar gatos, de pedir treguas, de que se muden otros; de hablar de cómo nos sentimos, de inseguridades, de tecnologías que se basan en lo fático y que acaban provocando relaciones fáticas, de reconocer que no nos reconocemos; de no emborracharnos, de hacerme la cena, de acostarme temprano, de dormir diez horas, de soñar bonito.

De no escribirte, de ir a mercados, de comer con desconocidos, de pasar de la vergüenza al abrazo, de querer bailar mientras suena el clarinete, de cargar porcelana desde una okupa a lacasaqueyanoseráokupamás, de sentirme invitada, de darme caprichos dulces, de salir del barrio, de desahogarme, de hablar de cuidados hasta desgastar las lenguas.

Y lo que pasa, entonces, es que el lunes ya no da miedo. Y eso es fantabuloso y a partir de ahora subjetivación en vez de dispositivos, y hacer las cosas al revés, y cuidarnos. Todo el rato. Prometédmelo.

20.9.13

Get me away from here, I'm dying

Smoothies en lugar de donuts del Dunkin', Betacam en lugar de TCR, pero se mantiene lo demás.

Las chapas concentradas en una, que es suficiente porque lleva hache.

Belle and Sebastian y los problemas de expectativas.

Los sugus sorpresa.

Las rodillas de lacasitos, el jardín de mantequilla.

Las ganas de llorar que no vienen a cuento.

Sentirme viva y poliédrica hasta un nivel agotador.

Como broma ha estado bien pero han pasado 10 años. Quiero volver a 2013.

Por favor.

19.9.13

Realidad suspendida

Hay días en que no sabes qué has desayunado pero de pronto las cosas dejan de tener que ser verdad.

Lo llamo "el Día sin Principios" y me lo paso aprovechando mis escasos conocimientos estadísticos para volverme MUY creativa y rellenar informes que me den la razón en todo. Al fin y al cabo, ¿no trabajamos en un sector que se basa en mentir?

Me descubro a mí misma cambiando unas series de datos por otras, eliminando diapositivas y cambiando unos párrafos por otros y me doy cuenta de que una vez que los maquillas lo suficiente, el Power Point y el Excel sostienen cualquier cosa, lo cual es probablemente el motivo de que el resto de los días de mi existencia les odie.

Hoy no.

Hoy me siento con la Sobrina Fantabulosa a fumar el último cigarro antes de irme de La Gruta (que me está sorbiendo las tardes) y le propongo respuestas que son El Mal, y nos morimos de la risa.

Y me voy a dormir y a limpiar y a querer a Vespa, porque Vespa sí que no tiene la culpa de que yo no tenga principios, y me voy a mi nuevo curso de teatro que ya no mola tanto porque me falta todo el mundo. Que solo seamos cuatro tampoco ayuda.

Pero entonces pasa algo curioso, y es que me dicen que improvise, "¿te acuerdas de ese día, sí, mujer, el del OVNI?", y en lugar de tener un ataque de pánico y huir me metamorfoseo en monologuista, y sin saber cómo me he convertido en la graciosilla del grupo, y me doy cuenta de todo lo que he aprendido, y echo de menos al Profesor Caótico además de echar de menos a quienes no me dejan adoptar roles que no me van nada, y al mismo tiempo pienso que lo mejor que tienen los principios es que puedes inventártelo todo.

Día de Principios sin Principios.

El problema de los Días sin Principios es que no sabes si se te van a ir de las manos (miren lo que pasó con el Día Internacional de Hablar como un Pirata, y, por cierto, arrrrr!). Así que hay gente que se suma y en lugar de aceptar tus propuestas razonables para postponer las cosas acaba inventando excusas relativamente poco creíbles y pidiendo prórrogas que una hora y tres cuartos después no se sabe si van a tener fin, y el Día sin Principios acaba como un prolegómeno a otro Día de la Ira.

Aunque Vespa y yo acabemos enganchándonos a House of Cards y haciéndonos mimos, que es una forma fantabulosa de llenar de mimos un Día sin Principios, porque una cosa es no pensar y otra muy distinta no sentir.

17.9.13

Brindis

El día acaba conmigo brindando conmigo por mí. Y lo que podría sonar triste me suena tremendamente perfecto, redondo, completo.

"Lo sublime", que decía aquel artículo que mandaron leer a la Chica Granada cuando estábamos en primero, antes de que nuestras respectivas vidas mutasen lo indecible.

No podía ser de otra forma. Brindo por mí, en primer lugar, por decidir brindar conmigo misma, abrir la botella y pensar que he acertado, por una vez, al jugármela al comprar vino. Brindo porque me siento válida.

Brindo porque hay muchas personas que me consideran muy válida. Brindo por conseguir que las personas entiendan mis miedos y me ofrezcan alternativas que lo solucionan todo salvo el dolor de corazón (con ese me apaño). Porque usen mi CV como plantilla para buscar candidatos. Por la Jefa que se convierte en Malabarista si hace falta después de decirme que para ella eres de las fijas. Por la cara del Chico Speed cuando digo que si me voy será por fases.

Brindo por las felicitaciones de Mi Hermana, "muy civilizada", claro que sí. Brindo por esta increíble capacidad mía de ser junco, ya lo dijo la gitana hará quince años, "te doblas, te doblas, pero no te rompes nunca". Brindo por todas las sonrisas que te he regalado hoy porque también me las he regalado un poco. "Fake it until it gets real".

Brindo por mi ático, por mi independencia, por haber llegado hasta aquí, por haber estado dispuesta a jugarlo a la ruleta y haber conseguido parar el casino.

Brindo porque puedo llamar a muchas personas diferentes cuando tengo un ataque de tener quince años esperando el 27.

Brindo porque el autobús que me lleva a casa sea el 27.

Brindo por haberme bajado del autobús y haber ido a Donde Siempre (mi ex-Donde Siempre, tu Donde Siempre). Brindo porque los ex-Donde Siempre no hacen herida, brindo por las conversaciones que puedo tener un año después. Brindo por la conversación que estaba dispuesta a tener hoy, y brindo por habérmela podido saltar.

Brindo porque me vas a conocer a través de las preguntas que me hace Tu Familia. Brindo por la Chica que Pude Haber Conocido en El Parque. Brindo porque rebusco cosas en los cajones para ella cuando llego a casa, brindo porque ella se despide con "Un placer, como siempre". Brindo por el "¿nunca has tenido acento?", brindo porque eres tú quien lo explica. Brindo por los "¿no te irías a vivir a otro país?" y brindo porque estás poniendo peros pero al final sabes que tengo razón. Brindo por cómo te brillan los ojos cuando me oyes decir que no me ha faltado de nada. Brindo porque no me ha faltado de nada.

Brindo porque los astros están mal alineados pero estoy en el cénit y os miro a todos y sonrío. Brindo porque por muy mal que se pongan las cosas para los Leo, puedo sobrevivir a dos noticias de intentosdesuicidio en menos de cuatro horas y brindar. Brindo porque sigo viva, y el Arco de Moncloa lo sabe.

Brindo porque es la primera vez que estoy de mal humor e inmensamente triste desde junio. Y brindo porque eso es fantástico, y brindo porque me parezca fantástico y porque puedo brindar.

Brindo por los privados y por los públicos. Brindo por los grafitis en binario.

Brindo porque todo es maravilloso aunque te bese en las mejillas. Brindo porque me siento capaz de aprender a besarte en las mejillas y porque ahora mismo tengo una fe inmensa en que no te voy a besar en las mejillas mucho más.

La fe, ya se sabe, es irracional y mueve montañas. Brindo por ello.

16.9.13

Cosas que no merecen la pena

Ayer tenía en mente una frase fantabulosa que sintetizaba perfectamente el fin de semana. Pero el vino es lo que tiene, que te hace brillante solo un rato pequeño; luego ya es todo acidez y vueltas en la cama y ojeras.

Así que no hay resumen.

Este podría llamarse el findesemana de los Ex, o podría llamarse el findesemana de los problemas de expectativas: es sintético, aunque no brillante.

Estrenos teatrales con la jaqueca como mi +1, y escaparse corriendo a casa antes de que den las doce. Comidas aparentemente inocentes que acaban con copazos que hacen que haya que abortar la siesta en pos de besos que no llegan. Conciertos con preludio en el Lugar Donde Nací Otra Vez, y fumar mirando el Arco de Moncloa, "lo siento, es importante para mí". Smartphones que te enseñan que han nacido para que los momentos pequeños sean repetibles, pero "todo lo que me gusta es ilegal, es inmoral, engorda o no contesta los Whatsapps". Esa rabia que se hace bola en el estómago cuando las respuestas solo vienen después de mensajes en el grupo, y esas ganas de gritar que yonosoydenadie. Comida y descubrir que la vergüenza de los demás se comporta de formas que resultan incomprensibles a los ojos de la mía. Conciertos breves, muy breves, y una sensación permanente como de quedarte a medias. Encuentros que no se producen, encuentros que habría sido mejor que no se produjeran. Silencios incómodos de un par de horas. "Me siento rechazada"; "No tienes por qué"; y a continuación un montón de por qués. Llantinas en el taxi de uno de los conductores más simpáticos de la galaxia. "Estuvo a punto de irse a tu casa, pero no quería darte la razón". No, yo no quiero que me den la razón. I don't love anyone, you're not listening. Welcome back to 2004. Foto con Sugus. La única foto, de hecho. Vueltas en la cama, alternando cabezadas y llantinas durante más horas de las recomendables. La compra más absurda del mundo.

Y luego un domingo por turnos, donde de pronto las cosas se colocan en su sitio. Y conversaciones pendientes con el Chico Extraordinario. Y el Rey del Laboratorio haciendo horas y aguantando el cuarto turno. Y los Manatíes en el barrio. Y yo con esa neura obsesiva de mirar a un lado y a otro hasta que me chirrían todas las vértebras. Y mucho, mucho, mucho vino, que decía aquel camarero de Moncloa. O cervezas. O daikiris. O whatever. Había que celebrar de alguna forma que no soy la única víctima del karma instantáneo, y es que si no hubieras estado compartiendo taxi no te habrían pegado, y soymuymalapersona.

Un fin de semana que iba a ser de 2005, y ni siquiera he visto a la Chica Úbeda; en el que iba a saldar una de mis cuentas pendientes con mi Jefa Planetera, y no la encontré; un fin de semana lleno de besos que se han caído por el desagüe, uno tras otro, clon, clon, clon, clon.

Y esa pregunta: por qué sigo con esta farsa si solo necesito una cosa y no depende de ninguna persona que esté por aparecer.


15.9.13

Vivir en una letra de Nacho Vegas

Todo empieza cuando no sé cómo despedirme de ti.

Mentira.

Todo empieza cuando los lunes somos novios y los viernes compañeros de trabajo. Y sigue cuando los miércoles soy una historia que contar. Y va a peor todo el tiempo y digo demasiadas veces "bañera llena de ácido" en 48 horas.

Todo empieza cuando te lo digo. Tú me haces cosquillas y te sorprendes.
- Estoy a la defensiva.
- Me alegra que me lo digas, pero no sé por qué.
- Porque das más miedo de lo que pareces.

Pienso en el Chico Gigante, "a él le gusta más de lo que dice, y a ella menos de lo que dice", y de pronto parece verdad.

Y te lo explico y haces la del espejo y parece que no tengo derecho a enfadarme porque estás enfadado tú. Y todo se vuelve tan raro que ni siquiera hueles lo suficiente.

Todo empieza como hace más de un año, "no 3G no honey".

No hay Jefa Planetera, no hay Manos Pequeñas, no hay Festivaleras. No hay nada salvo las sucias del Chico Suizo y dos pizzas, nada menos.

Estoy harta de sentirme como una pequeña niña gorda aunque me digáis tanto que cada día estoy más buena que me da miedo hasta venirme arriba.

Y por no venirme arriba, me vengo abajo.

Y estoy cansada.
- Me agota.
- Ya, pero, ¿el qué?
- Esto. El hoy sí, mañana no, el no saber. El sentirme rechazada.
- No te he rechazado nunca.
- Es que ni siquiera hace falta.

Esto cansada de ser alfa todo el rato, precisamente ahora que abrazo el paradigma de los cuidados como si no hubiera otro.

Cansada.

Aburrida.

Llámalo X.

Total, que todo empieza con el enésimo whatsapp y una duda taxímetra. Un mapa que no se carga y un montón de dudas. "What do you have at the end of the day". Mi dolor tras los ojos y yo decidimos que estamos tan cansados que no queremos saber cómo despedirnos. No queremos averiguarlo. No queremos preguntarlo. Así que abrimos la mochila de una chica desconocida y la invitamos a una caña, "¿qué haces?", "tómate una a mi salud". Y nos vamos sin despedirnos.

Y entonces llega el ataque del karma instantáneo. El círculo del maltrato. El quétaltevamealegromuchodequetevayabien. El aversinosvemosporquesipuedoecharteuncablemegustaría. El ignorar que estoy bien por si funciona y empiezo a estar mal. Y funciona.

- No quiero verte. No es un tema de rencor, sino de distancia. Deseo que te vaya muy bien, y no tengo problema en verte, pero, desde luego, no voy a quedar contigo. Porque no tengo nada que decirte, y así estamos bien.

Y me cuentas que estás con otra chica y que eres feliz y de pronto tequieromuchísimo y nodejodepensarenti y no puedo contestar más que esdemasiadopronto y teacompañoaltaxi nomejorqueno y desde cuándo te ha importado una mierda lo que yo decida, así que, por supuesto, me acompañas al taxi, y los silencios incómodos se vienen arriba, porque hoy todo se viene arriba menos yo, y todo acaba con un taxista pidiéndome que le prometa que no te voy a ver más, porque noséquéhapasadoperoesonoselehaceanadie, y es que no se dan portazos al grito de quetejodan porque luego la gente piensa que eres un puto psicópata y yo me lo creo.

A veces, muy en serio.

Tan en serio que pienso que si te he querido de verdad estoy muy rota y no tengo otra mejor que hacer una llamada llena de lágrimas y romper el amago de relación sana que tengo.

Porque de pronto ya no parece tan sana.

Porque necesito algo mucho mejor.

Porque estoy hartísima de mendigar que me quieran, porque prefiero que no me quieran nada a que me quieran mal, porque prefiero que no me hablen a que me persigan a un taxi con la excusa de que aún me quieren para mandarme a la mierda de un portazo, y prefiero que no nos veamos más a tener que irme sin despedirme por no tener que plantearme si te beso y dónde.

Así que, básicamente, os podéis ir todos a la mismísima mierda, a la ardiente oscuridad, o donde buenamente os convenga, porque yo, señores, estoy en mi hogar y Vespa me quiere como si no hubiera otro ser vivo en el mundo capaz de alimentarla una vez al día y eso, señores, es lo único que quiero, lo único que necesito, y lo mínimo que me merezco.

Por menos que eso, yo no cojo el teléfono los domingos.

14.9.13

Entretiempo

"Nunca he entendido qué es el entretiempo". El entretiempo es pensar en ir de festival con camiseta de tirantes, camiseta de manga larga, chaqueta fina y chaqueta de cuero. El entretiempo es una inseguridad permanente y un montón de ysis y de porsiacasos. El entretiempo eres tú.

Así que lleno mi bolsa de porsiacasos, incluyendo las máscaras de estoyentrance, de mantisreligiosa y de asíestoybienveteaturincón. Porque una no puede llevar solo una cara puesta. ¿Qué pasa si llueve?

13.9.13

Siento en mi barriga la ley de la gravedad

Al final Mi Hermana va a tener razón y mi camiseta de ayer va a ser más hipster que feministadeladiferencia, y por más que grite que solanopuedesconamigassí, la jaqueca no se vence ni con sonrisas, ni con arco iris.

"A ver si es que me he vuelto inmune a las sonrisas por consumo habitual".

El cráneo me da un pequeño respiro cuando lo que le doy no son drogas habituales (palabras, sonrisas, abrazos) sino una cantidad tan inmensa de belleza que sale por los ojos, "Se puede llorar de belleza. Esta es la segunda vez". Que la Chica de las Manos Pequeñas y la Chica Coach sean capaces de haber creado algo tan absolutamente maravilloso me desborda. Las palabras, las pequeñas flores, las flores grandes, la versatilidad, las luces en suspensión, la suspensión de la incredulidad en general, los mapas, los relojes, y, en definitiva, Cortázar, tan grande, tan inmenso, y al mismo tiempo más pequeño que ellas, que se hacen gigantes cuanto más pequeñas pretenden parecer.

Y luego la Chica de los Festivales, y un montón de personas igual de maravillosas, y compartir recuerdos de Erasmus, y "no sé por qué me arrepiento siempre de no haberme ido de Erasmus, si no hay nada que me quede por hacer", y pensar que es cierto, y tener ganas de adoptar gatos, de regalar perros en pareja ("estaréis unidos para siempre porque los perros tendrán que verse", asegura la Chica Punk como si eso de unirse para siempre fuera un buen plan, algo que no acabo de ver por mucho baile mañanero en la cocina que hayamos tenido), de robarle un hijo a la Chica Patatista; y es que mi checklist está casi completa y quiero vomitar arco iris de colores pero vuelve el clavo, y me quedo sin ver a Pretty in Black, y es que tener horarios incompatibles es una mierda.

Y vuelvo con la Chica de los Festivales en un taxi porque la gente del barrio ES BIEN ("nunca pensé que quisiera vivir en otro sitio") y hablamos de vida casidepueblo, de llamadas al telefonillo que no puedes atender porque trabajas en casa, y de trabajar en casa, y de trabajar y no trabajar, y de esa falsa autonomía del que no es emprendedor pero hace trimestrales de IVA, y de síndromes de Estocolmo.

Un enorme SÍ flota en el aire y llega un correo al que le pido unas horas de tregua porque tengo la sensación de que estoy a punto de arriesgar mi piso ("y sentir esas cosquillas en la tripa de cuando empiezas con alguien, pero todos los días, al entrar en casa"), y mis clasesdebailequenoempiezannunca, y mis clasesdeteatroquedanmiedo (empezar de cero, improvisar, conocer gente, echar de menos, querer saltar en vez de cocerme, pero estar muy dispuesta a ser feliz), y mis clasesdeyogaquemeconvalidaelipad (porque de pronto soy consciente de que tres tardes a la semana son muchas tardes, y hago trampas, y me corrijo a mí misma las posturas y asíestoybien), y mis viernes por la tarde, y mis flirteos noctámbulos con House of Cards, y de nuevo el miedo y la pereza y Estocolmo, pero estoy harta de ser camello y ser león empieza a no ser suficiente y quiero ser niño.

Sí.

Sí.

Sí.

12.9.13

"Tú eliges: fordista o emprendedora"

"Vamos, valiente. Salta por la ventana".

- ¿Qué tal ha ido?
- Me están pidiendo que salte por un balcón. Montada en un unicornio y rodeada de arco iris y confeti de colores, pero que salte por un balcón.
- Eso quizás lo entiende tu hermana... Yo voy a necesitar que me lo traduzcas.

Hay gente con un don para ofrecerme cosas que no puedo aceptar. Hace años me ofreció un trabajo absolutamente hermoso y muy por encima de mi experiencia, pero muy por debajo de mis necesidades económicas. Ahora, viene a ofrecerme un reto, justo lo que necesito, pero un reto kamikaze.

Sentir que no tengo nada que perder ayuda, pero no lo suficiente.

Cada día que paso en La Gruta es un día más sin derechos, es un día que pierdo. Mi Tía McBeal me dice cosas que me ponen asquerosamente triste, y, es una pena, pero en mí la tristeza y el miedo van terriblemente unidos. Así que después de pasar una tarde casi perfecta con la Chica Patatista, una tarde de entusiasmo desbordado, de buenas noticias por partida doble, de elevar símbolos a la categoría de criterios diagnósticos, de comer hasta que nos duele la tripita y tomar café en uno de los sitios más bonitos del mundo, una tarde de "pero no hemos venido aquí a hablar de esto", una tarde de hablar de lo otro, una tarde de "yo te adopto" y de sentirse terriblemente viva, acabo enviando un e-mail de síperono que no le hace justicia, que no me hace justicia.

No sé si estoy ante una disyuntiva terrible o ante un falso dilema. En la mano, un trabajo que ya no puedo apreciar con una manada de manatíes a los que no puedo apreciar más, sin derechos, pero con inercia; frente a los ojos, un trabajo que no sé si sé hacer, un sector que me parece bonito, un horizonte con Mi Hermana siendo la Guinea Pig Commander del universo, proyectos internacionales, ser una cliente del demonio en vez de sufrir a clientes tóxicos, un peso gigantesco sobre los hombros, y una incertidumbre nivel encuatromesestenemosquecerraryseráculpatuya.

Y querer saltar por la ventana, y despertarme con un tremendo arrepentimiento y darme cuenta, como al lanzar una moneda al aire, de lo que realmente quiero.

Y lo que quiero no es esto. Lo que quiero es aquello. Aunque tenga que trabajar en Prosperidad, aunque pueda quedarme sin trabajo en cuatro meses, aunque lo haga todo mal, aunque el Chico Propuestas se convierta en Jefe del Infierno, aunque...

Lo que quiero es que todo eso no haga temblar lo que tengo en la otra mano. Mi Hogar, Mis Reglas; bailar, estirarme y jugar; aprender a parar montañas rusas. Portarnos mal hasta las dos porque luego me voy a echar la siesta.

Lo que quiero, al final, es lo que quiere todo el mundo: un puñetero trabajo fordista.

Y me molesta infinitamente no ser tan valiente como me creo. Y me enfundo en mi "Together we can do anything" y tengo muchas, muchas ganas de abrazaros y creérmelo.

11.9.13

D.Es.Con.Ex.Iones

Me creo que acabo de descubrir que me gusta bailar, pero en el fondo siempre me ha gustado bailar, o así dicen los hallazgos arqueológicos. Bueno, siempre no. A partir de un determinado momento dejó de gustarme y dejé de bailar con los cascos por las noches, de saltar en la cama por las tardes, y de pegar botes desincronizados andando por la calle. Y pensé que nunca me había gustado.

Leyes generales de la existencia.

Descubro así que me encantaba la lluvia. Me encantaba a tal nivel que salía a fumar bajo las gotas, que daba palmas de expectación ante la posibilidad de saltar en los charcos. Me pregunto con qué lo hacía, si las Converse de Volar tienden a convertirme en Shrek cuando se mojan, si hasta el año pasado no me hice con unas botas de agua.

Y me leo, sonriente ante la proximidad de la época de jerseys enormes y gorditos, y me pregunto por qué, y me pregunto en qué momento el invierno se me hizo enemigo, y a qué vino.

Y procuro mirar por la ventana y sonreír ante el desastre acuático de la terraza cuyo toldo no pensé en echar ayer, y procuro que me haga ilusión sacar el pañuelo y la chaqueta, y cojo mi paraguas plegable y me peleo con la bolsa de los pasos de invierno para encontrar algo más adecuado que unas zapatillas de lona, algo con lo que saltar en los charcos.

Al final salgo de casa con temblores, botas y lo que parece que se va a convertir en mi uniforme de pretemporada otoñal, y me siento tan descolocada como el primer día de sandalias, pero no me siento ni remotamente triste, y pienso que debería recuperar yoes antiguos con diferentes filias hasta que todo lo que hay en el mundo me haga feliz.

10.9.13

Hiperestesia

Releyendo, descubro ataques de amor con palabras que empiezan por hipno y que en realidad (o según Google, que viene a ser un poco lo mismo) no existen, y veo, sobre todo, hiperestesia en todas partes, y pienso que en ese mundo donde todo era táctil y paladeable vivir debía de estar bien, y aún no lo sé pero me estoy preparando para un momento mágico.

Y es que veo Perfect Sense y descubro que puedo volver a sentir lo mismo que la primera vez que vi Las Vírgenes Suicidas. Y las comisuras se vuelven piezas de puzzle y las almohadas son solo cambios lumínicos y la vela que huele a mango convierte mi cama de princesa en un techo lleno de plumas de ganso, y todo suena, lejos, y quieroseguiroliéndotetodalavida y cosquillas disfrazadas de caricias y caricias de cosquillas y pienso que hacía muchos años que no me sentía tan inmensamente viva, y casi lo último que digo antes de dormir es "No me gusta haber olvidado que quería hacer cine".

Casi lo último.

8.9.13

- Sonríe.
- Desde La Gruta es más difícil... Pero tu mensaje me ha hecho sonreír.
- Ese era el plan.

Suena Secuela y el terrorismo poético ha vuelto. Su versión tímida. Pero ha vuelto.

August is a state of mind

Pensaba que iba a ponerme quejicosa. Me duele la garganta cuando me acuesto, ergo ya es otoño. Salgo de casa con ropa de repuesto, con tres tipos de prendas de repuesto porsifresco, porsifrío, porsimuchofrío, el bolso pesa, refunfuño. Nos llueve mientras nos reímos a carcajadísimas en el Eucalipto. Pero en plena arqueología emocional he descubierto que, durante una racha al menos, me encantaba la lluvia, así que en vez de hacer un drama la olfateo, como hace Vespa con los desconocidos, y la marco, y es mía, y es amiga; y entonces decidimos que nos subimos a extender el toldo y reírnos debajo, y ahora ya que llueva cuanto tenga que llover.

Me apasionan las tormentas desde la terraza, los rayos tras San Cayetano, y aunque sea la noche de los cristales rotos y ahí fuera todo el mundo se grite y se lance cosas, estamos en casa y estamos bien. El Rey del Laboratorio, el Chico Muy Músico y yo. Extraños triángulos.

Creo que con eso de que la Chica de las Sorpresas ha aterrizado en Madriz, los astros se han vuelto un poco locos y no paran de hacer cosas sorprendentes. O, por lo menos, desestructuradas.

Una mañana de viernes intentando averiguar a quién le ha mutado el olor, para que termine resultando que mis pantalones también tienen arranques de nostalgia. Un café en vez de cervezas con la Sobrina Fantabulosa, que ahora tiene ganas de ser Novia Fantabulosa, de un día para otro (y lo grave es que la entiendo perfectamente y me parece hasta normal); una exposición llena de conejos y de colores y cuando todo es bonito me encuentro hablando de juguetes sexuales con cuasidesconocidos y quierodesintegrarmeyquieroqueseaya; pasar tanto tiempo en el metro sin y con La Chica Que Fue Intrusa, que nos habría dado tiempo a ir a buscar a la Chica de las Sorpresas a la puerta de su casa del archipiélago; estar antisocial y entenderme fantásticamente bien con el Chico Visigodo, irnos a casa a dormir y hablar hasta las 7 de la mañana, y hacía siglos.

Padres y hermana, y hay algo muy raro en el ambiente que no tiene que ver con la Chica de las Sorpresas o no lo parece pero luego sí, y arranques de encantadorismo osllevoyostraigoyloqueoshagafalta, y perseguir gatos negros entre los balcones, y aleccionar hormigas, y pasar el quedarendosturnos que me boicoteó el casero al findeenelquenosepuedenhacerplanesporquetodovaasersorpresa, y encuentros inesperados (solo por una de las dos partes, me temo; que alguien me explique por qué un noquierosabernadadeti no tiene que ir indisolublemente unido a un noquieroquesepasnadademí, y de pronto la gente se salta las normas solo para lanzar torpes nadosinmanguitos que a ti te provocan alegría por inercia e indiferencia por lo demás, pero, sobre todo, una enorme duda de por qué narices tiene nadie que venir a contarte sus cosas a ti si ya no te hablan, y paralelismos, y patrones), y de pronto Madriz ya no puede ser 2020, y nos venimos arriba, y buscar Jäger por el Carrefour y despertar al monstruo manatí, y reírnos y todas las canciones de TDCC como aperitivo de las fantabulosas y comer pizza como si no hubiera mañana y es que en cuanto que una se olvida de todo aparece el cuerpo, y tener hambre es bien.

Y prepararse para dormir, por fin, ocho horas, y llamadas al timbre porque hay gente tan increíblemente correcta que le dejas tus llaves y le da vergüenza usarlas, y remoloneos que se convierten en dos horas más de sueño, y a partir de ahí otro día de nosehacenplanes que se convierte sin querer en un díaparamí y sincronizar dispositivos y suavizante de Nenuco y tomar el sol en la terraza.

Y no quiero que el descontrol dure para siempre, pero sí que pienso que este año, quizás el verano pueda durar doce meses. Y sonrío tanto que me duele la nariz.


6.9.13

Welcome back to 2004

Porque seguimos en modo nostalgia. Porque amor es que te hable la radio y nostalgia que te hablen las marquesinas. Porque hay anuncios de Nutella que recuerdan a anuncios de Sony. Porque se me sale el corazón por la boca, de pronto. Porque todo tiene interpretaciones diferentes, porque esa historia, también, no es la que era, y ahora, de golpe, siento una enorme necesidad de disculparme.

Porque vuelvo a reconocerme en cuanto dejo los 19, llego a los 20 y empiezo a callar y me regalo una dulce libertad y vivo en un mundo de sugus y plastilina y tizas de colores. Cuando todo era naranja, que decía Comandante.

Y de pronto siento una atroz nostalgia por unos meses de los que hace poco no tenía ningún recuerdo, porque la memoria selectiva es un arma cargada de futuro.

Y encontrar un sitio donde Mi Media Infancia, Chico de Ciencias y su compañera y yo podemos plantarnos en Sevilla en diez minutos de metro es justo lo que necesitaba. Y como serranitos y aunque no beba Cruzcampo tengo ganas hasta de escuchar Bersuit.

Me sorprende todo el rato la ingente cantidad de música que devoraba, culturófaga. Citar de memoria canciones que ahora no sé ni como suenan.

Me duele un poco ser tan mayor que no crea ya en el terrorismo poético, pero de pronto vuelvo a ser yo detrás de frases desgarradoramente ingenuas.

Y me doy cuenta de que hace diez años desde que me agarré al "fácil, y bonito, y ya", y que cuando no me suelto va todo bien.

5.9.13

Miedos

"Pues eso te digo. Que hacemos cosas para asustar nuestros miedos". El Chico Speed tiene de cuando en cuando unos ataques de iluminación muy serios.

Le decía al Parador de Montañas Rusas que me siento frágil y vulnerable. No es ninguna novedad ser frágil y vulnerable, pero es una novedad decirlo. Es una novedad afrontarlo.

Como el sentir vergüenza. Ahora me da vergüenza todo, en general. Lanzarme a bailar swing en el Travelling. Hablar en según qué contextos. Montar un pollo en un servicio técnico en el que sé positivamente que me han estafado. Dirigirme a La Jefa de Todo Esto. Jugar a la consola. Comprar comida.

"¿Cuántas fobias, no?"

El Chico de la Sonrisa se metamorfosea todo el rato. De refugio de la Chica Aura a vecino, de vecino a experimento antimiedos, de experimento a cita, de cita a arrepentimiento.

Por qué cojones estoy haciendo esto.

Decía Mi Media Infancia que la diferencia entre los 20 y los 30 es que sabes cuándo es el momento de irte a casa. Lo que pasa es que no te vas. Pero al menos hay una voz en tu cabeza que grita, alto y claro, "ahora. Lárgate ahora". Acabadas las berenjenas y la carne especiada era el momento de marchar, antes de que los árboles de Argumosa siguieran bailando trance en mi retina, granoyuvanomezclan hasta que mezclan, que últimamente es con cierta asiduidad.

Pero cogimos el cambio y dijimos que era para la última, y cervezas innecesarias, y ataques de valentía frente a esas parejas bailarinas que me daban miedo y "mírales, pobres, hemos ganado", y luego más miedos, "debería coger una camisa", y en mi casa no entra nadie, porque esas son mis reglas. Planifico una salida sucia con zapatos en la mano pero acabo saliendo a las seis de la mañana, porque la diferencia entre los 20 y los 30 también es que una tiene más sueño que miedo, incluso cuando tiene mucho miedo.

Y llegar a casa y que Vespa me espere con cara de dóndeestámicaramelo y sentirme culpable.

Y que suene el despertador a las 8 y media y creer que estoy despierta y saber que no.

Y llegar tarde a la oficina justo ahora que la Segunda de A Bordo empieza a soltar comentarios jocosos sobre la longitud de nuestras sobremesas (y eso que aún no habla de los desayunos) y pensar que igual empieza a correrme prisa hablar con el Chico Lomo y cerrar mi Plan C.

Y ponerme muy mala solo de pensar en la expresión "Plan C".

Y "tienes una almohada en la cabeza" y la sangre que se baja hasta los tobillos.

Y tomar el primer café en La Gruta y, claro, tirármelo por encima. "¿Te has manchado, niña?" "¿Te extraña?"

Y "¿no has dormido?" "No". "¿Has salido?" "Sí". "Joooooder, tía. Lo tuyo es muy serio".

Y pensar que si lo mío fuera muy serio, precisamente, no saldría.

Septiembre. Clases de baile, de yoga, de teatro, de psicología. Dejar de beber entre semana. "I'm doing Sober September. My brain hurts thinking about it."

El mío duele de pensar en un Septiembre Ebrio.

Por favor, todos los que vais a venir, a sacarme de fiesta, a hacerme trasnochar, a hacerme muy feliz, a traer luz al principio del otoño, cuidadme.

No me oiréis pedir esto muchas veces.

Voy muy en serio.

4.9.13

Meta

Me pongo en plan tozudo con el Parador de Montañas Rusas, porque para eso no he empezado la carrera, aún, y así como quería escribir la CasiSociología, ahora quiero escribir la AntiPsicología, y él me asegura que las cosas son de una forma y y las siento de otra, y ahora resulta que este blog me disocia mientras yo pienso que me centra.

Y yo me pregunto si es posible que quieres hemos escrito más con teclado que con bolígrafo vivamos la experiencia inversa. Porque yo siento más mío lo que escribo en unos y ceros que lo que escribo en tinta y papel. Más real.

Luego sigo releyendo tiempos inconexos y pienso que igual tiene razón. Pero soy tan tozuda que igual da igual que la tenga.

Porque, disociada o no, nunca he escrito mejor que en 2004. Me releo y me odio un poco, en general, como personaje, pero me admiro bastante, en general, como narradora. Juego con las palabras como si fueran piezas de lego hechas de plastilina. Monto, desmonto, retuerzo.

Hoy la Chica Úbeda me dice que se siente mal por no saber o recordar que existe este espacio, y yo pienso que tanto mejor. Que me gusta que en este rincón solo entren bots. Si ustedes quieren verme, señores, se pasan por mi casa, y tomamos algo en la terraza, y sonreímos.

Pero yo aquí estoy bien. Estoy MUY bien. Y de aquí salto por el balcón a la novela. Y eso es fantástico, digan mis nuevos manuales lo que digan.

3.9.13

Distiéndete

Atiende a lo que te digo,
no tiendas a querer entender todo;
pretender entender todo es desatender la realidad
de que todo día tiene infinidad de estados,
de que todo estado tiene infinidad de estadíos,
De que cada estadío podrían hacerse infinidad de estudios,
y que no tiene sentido que tu estadía en tu día se reduzca a estudios y estudios
de estadíos y estados.

Mira, si te logras desprender
del afán continuo de comprender,
y te prendes a aprender de la infinidad de afinidad,
de la infinidad de unidad que anida en todo,
aprenderás a prenderte de mi darte,
y aprenderte de mi dar y de todo dar,
y de todo arte,
y verás todo lo que podrás emprender
aún sin comprender.

Atiéndeme, te repito,
no pretendas entenderlo todo,
sólo tiéndete a mi lado
y distiéndete.

[Poesía cacofónica, recibida, claro está, en Argumosa]

El Chico Pez, ante mi enésima erupción etílica de los últimos quince días, lo arregla todo con una frase: "En tu vocabulario falta una palabra: naturalidad".

Hacer lo que una quiera y perder el miedo.

Dejar que me hables de acompañarme al mercado y sacarlo todo fuera.

Jugar al Super Mario Kart sabiendo que voy a perder.

Decir que sé que no puedo controlarlo todo pero que eso me da miedo.

Y acurrucarme y ganar a todas las pesadillas que se pongan por delante, vengan del lado de la cama que vengan.

2.9.13

Traducción simultánea

Entonces los jueves no eran noches de rosas, como en Porno, porque todas las noches eran noches de rosas; los jueves eran noches de ruso.

Retorcíamos a Cortázar: andábamos buscándonos porque sabíamos que andábamos para no encontrarnos.

Y hablábamos en clave, y mentíamos tanto que había que hacer plantillas para interpretarnos, porque los tequieros eran una cosa rarísima y los quierovertes eran una cosa aún peor.

Ahora, los jueves cazamos ciervos, y dejamos para los viernes lo de andar sin buscarnos y, ahora sí, encontrarnos; ahora hay Whatsapp y los encuentros por casualidad ya no tienen ningún mérito. Salvo cuando parece que nos buscamos pero en realidad hablamos ruso.

Fingir que quieres inventar palabras cuando lo que quieres inventar son formas de hacer, son tactos, son olores, y el lenguaje tiene mucho que perder frente a la hiperestesia.

Fingir, mentir, y, por tanto, perder.

No hay nada más difícil de perder que un hábito. Desaprender. No quedarte con las frases del Café de París. No quedarte con el silencio del sábado por la mañana. No dejar que te destruyan cosas que no tenían la menor intención de hacerlo. Ver acercarse el agujero negro y explicarle que aquí ya no tiene hueco por mucho que escarbe.

Pero una puede ser muy valiente para algunas cosas, pero hay que ser francamente kamikaze para explicarle a alguien que no puede jalearte cuando quieres caprichos porque está incluido en el menú.

Y aun así, hacer por sonreír, respirar hondo y tragar saliva, porque sabes que antes o después vas a empezar a hablar con intérprete, y aunque todo salga mal, habrás aprendido a traducir desde el ruso.

31.8.13

La vida se escribe con Hache

- Estoy hablando en serio. Las cosas importantes, las únicas cosas importantes que existen en el mundo, se escriben con hache, y, por el contrario, se escriben sin hache las infinitas cosas que no tienen importancia.
- Explica eso -pidió Zambombo, interesado.
- No hace falta explicarlo. Basta con repasar el diccionario. Busca las cosas trascendentales, y sólo las hallarás en la H. Los "hijos", con hache; el "honor", la "honra", con hache; Dios ("Hacedor Supremo"), con hache; "hombre", con hache; la materialización de Cristo (la "Hostia"), con hache; la "hidalguía", con hache; el "habilitado", que es el que paga, con hache…
Hubo nuevas risas.
- Os hago reír, ¿verdad? Reír es lo más importante del mundo: y "humorismo" se escribe con hache…
- ¿Y comer? ¿No es importante comer?
- Ya lo creo… Por eso, los alimentos principales se escriben con hache: "harina", "huevos"… ¿Tiene importancia el día de mañana? No, porque aún no ha llegado. ¿Tiene importancia el día de ayer? No, porque ha pasado ya. Pero el día de "hoy", que es importantísimo, ya se escribe con hache. ¿Y hay algo tan importante como el "hambre"? ¿Y como la "higiene"?… Amigo se escribe sin hache, pero cuando es un amigo de verdad, entonces se escribe con hache, porque se le llama "hermano"… Un mineral conmocionó el mundo, fue padre de todo y creó la civilización: el "hierro". "Honradez" se escribe con hache…
Fermín hizo una pequeña pausa para agregar:
- Todos los símbolos de las cosas importantes tienen su hache correspondiente… "Hecatombe", o sea el siniestro máximo; la "hidra", lo más dañino; el "hada", lo más benéfico; la "hélice", que es lo que impulsa; el "hueso", que sostiene el edificio humano; "Hércules", que es la fuerza; "hermosura", que es la belleza; "horrible", que es la fealdad, con los superlativos de "horroroso" y "horrendo"; el "himeneo", que representa el matrimonio; los "himnos", que sintetizan el ideal patriótico de los pueblos; el "hogar", refugio de los que tienen la misma sangre… Y esa misma sangre, ¡tan importante!, es la "hemoglobina"… y cuando esa preciosa sangre se vierte, cosa gravemente trascendental, surge la "hemorragia"… El fuego se representa con la "hoguera" y el frío con el "hielo". Dos verbos imprescindibles, que personalizan el esfuerzo humano de muchos siglos, son "hacer" y "hablar". "Humanidad" se escribe con hache. Y la Humanidad dio un paso gigantesco cuando empezó a usar el "hilo" para confeccionar sus ropas. La altura mayor del planeta es el "Himalaya", y el primer médico, "Hipócrates", y el primer poeta, "Homero", y los mejores cigarros, los "habanos"… y ahí, en la moderna América del Norte, tenéis un río, que por sí solo ha creado un pueblo nuevo, una raza nueva, y que ¡naturalmente!, se escribe con hache; me refiero al "Hudson".
- ¿Y el valor? ¿El valor no es importante? -dijo Zambombo-. Y sin embargo…
- Cuando el valor llega a ser algo importante, nace el "heroísmo"; es como el caballo, ese simpático animal que también se escribe sin hache, pero que cuando es verdaderamente bueno, tiene hache, puesto que se le destina al "hipódromo"; y todo lo relativo al caballo es "hípico"… Al asesinato de un ser humano se le llama "homicidio". El…
- ¿Y el Sol?… ¡Sol se escribe sin hache! -interrumpió Dolly.
- ¡Ignorante! ¿No sabes que Sol es "Helios"? A veces hay que retroceder a la antiguedad para encontrar algunas haches destrozadas por el uso. El pueblo elegido de Dios fue el "hebreo"; el pueblo constructor y precursor, los "helenos", y el pueblo destructor y retrógrado, los "hunos". Y es importante la "Historia", que se escribe con hache, y cuando alguien ejecuta algo grande, se dice que ha llevado a cabo una "hazaña". ¡Pero, hombre! Si hasta las mejores barajas son las de Fournier, don "Heraclio".
Esta vez las risas se le contagiaron al camarero.
- Por eso -siguió Fermín- el amor, que no tiene importancia ninguna, se escribe sin hache. No debe tomarse en serio el amor… ¡"Amor" se escribe sin hache!… Hay que reírse de las cosas escritas sin hache…

Hay un montón de cosas escritas sin hache por ahí, a las buenas de dios, pero mis hamigos no hace falta que sean hermanos, son hamigos, a secas.

Son hamigos que saben confundir camiones de basura con gaviotas, que saben hacer que una barbacoa se cambie por un concierto y todo esté bien, que saben resumir un día en un JPG y quedarse mudos ante el "quiero ver las reposiciones", que tienen libros sobre cómo se comportan los conejos, que quieren leer libros sobre cómo se comportan los conejos, que saben apreciar una casa sin paredes, que te cuentan sin escrúpulos historias de tijeras, que te hacen olvidar que 8 años son solo 8, que te stalkean cuando pasan por tu barrio, que hacen magia y te producen ganas de trabajar, que tienen tanto arte que convierten cualquier material en cosas bonitas, que viven en un permanente santodecirsí, que te mandan postales con sellos de conejos, que te regalan canciones, que...

Mis amigos, qué quieren que les diga, son hamigos, y con ellos es inmensamente complicado no ser feliz todo el rato.

Y el planeta entero, el que cabe delante de mis ojos, al menos, está lleno de hamor.

30.8.13

Los jueves son los nuevos martes

- ¿Os vais a emborrachar?
- Yo NO.

Mal humor y estrés y soy mucho mejor persona cuando no trabajo.

Pero de pronto son las 4 y 10 de la mañana y ando mandando Whatsapps de "no me puedo quejar" a Mi Media Infancia, que no para de llamarme mujer alfa, y es muy divertido.

"Que bajen las luces y suban la música". Así se puede resumir todo lo que le pedimos a la vida, señores. Otro minipunto para la Sobrina Fantabulosa, que ayer nos autodenomina La Extraña Pareja, y es que no podemos pegar menos pero mi vida hoy sería peor si no la hubiera escuchado, y la Chica PinUp me enseña que tener lagunas es bueno, porque "laguna" es amigo, nada menos.

Será por eso, pero desde luego esta mañana soy un barreño de entusiasmo intentando cubrir lagunas.

- Flashes. Buenos.
- Flashes buenos. Buenísimos.

Se nos va a gastar la cara de sonreír y hasta el Chico Bífido está simpático y adorable y quiero abrazar a todo el mundo, nivel acabar la noche subida a los dos metros del Chico Gigante y no tener miedo.

Porque a veces los problemas de confianza desaparecen. "Trust is not one of my biggest assets", sin duda, pero ni falta que le hace, porque de vez en cuando simplemente estoy bien.

Lo cual casa un poco mal con esta estúpida tendencia a llorar cuando bebo que vengo desarrollando. Pienso que quizás el alcohol me invierte, y que cuando estoy mal y bebo todo es fantástico y de pronto cuando estoy bien y bebo, pues lloro, y pienso todo el rato en Primo #1 y tengo que comprarme al menos unas patatas en el Bocata Vip, porque hacía mucho que no pasaba frente al Bocata Vip.

Pero podría acostumbrarme a lo bien que terminan las llantinas últimamente.

Flashes maravillosos, en fin.

29.8.13

Septiembre: prolegómenos

No iba a ser agosto, no. Simplemente, no se puede trabajar después de un despido mental. Llego a la Gruta convencida de que me voy a portar bien, de que hoy casi no se me nota que llevo una semana peleándome con el insomnio (y con la adicción al Animal Crossing que sospecho que lo provoca), de que voy a ponerme los cascos y que voy a quitarme de en medio todas esas cosas que me persiguen hace un mes, y no.

Porque llego a la Gruta y tomamos café y la Sobrina Fantabulosa saca una botella de überJäger (ya aprenderé cómo se llama esa mierda) y porras a ver cuánto tarda el Chico Speed en volverse loco, y porras a ver cuántas veces se suspende la Reunión, y discusiones de dCode.

La Gruta mola muchísimo para todo lo que no tiene que ver con trabajar.

Hace semanas que escribo como no escribía hace años, pero es abrir los blogs de los clientes y me pierdo, y me quedo en blanco. Paso en Facebook más horas que en mi vida, pero hay algo en mi cabeza que convierte cualquier intento de benchmarking en un ataque de procrastinación MUY serio. Los clientes me agradecen que les persiga, pero en realidad no me persigo a mí. Hago mi curro y el de mi hermana y creo que no me da tiempo y en realidad estoy echando horas de menos y facturando horas de más y cerrando los ojos muy fuerte como si fuera Lykke Li en el vídeo de Sadness is a blessing.

Porque bailar en un restaurante rodeada de pseudopersonas que me miran mal me parece un planazo.

Until we bleed.

Me recibe esta mañana en la ofi un vídeo de la Gran Zorra (qué maravilla volver a sentirla tan cerca, tan presente; qué maravilla esa foto a lo Bugs Bunny en las fiestas, qué maravilla esa noche de terraza y ese estrenar mi sofácama en su nueva ubicación) sobre el éxito, la vocación y el esfuerzo; y consigue hablar de un montón de cosas que me molestan y aún así ponerme de buen humor, porque "quién quiere ser realista"; y de nuevo pensar en la conversación con la Chica Punk, y en lo maravilloso que es rodearme de personas que siguen, básicamente, a la patata.

Y pedir teléfonos para poder largarse y quedarse solo con los cafés y los jägercitos y los conciertos y los Whatsapps, y a lo demás, que le den.

Porque hace frío, y eso en mi mundo quiere decir que toca cambiar.

28.8.13

Welcome back to 2005

Ha pasado tanto tiempo que ahora soy mayor de lo que era el Chico Escritor cuando tenía esa manía permanente de recordarme que era mayor. Y yo no me siento mayor; no, al menos, en ese sentido.

Me siento mayor que mi yo de 2004 y 2005, sí. A diferencia de mi yo de 1996-1999, mi yo de los 2000 no me convence gran cosa. Patrones, patrones, patrones. Un montón de años de gritar permanentemente "nado sin manguitos" sin tener ni puñetera idea ni de cómo se lanza uno al agua, en primer lugar.

Muera el perro, no era yo; pero no, no era feliz. Parecía feliz todo el rato porque corría sin parar. Ser feliz y ser hiperactivo se confunden con demasiada frecuencia. Si hubiera sido feliz, no tendría ningún merito haber sobrevivido a 2007.

Pero sobreviví. Y lo que es más: al sobrevivir me he ido convirtiendo en una persona de la que podía haberme enamorado en 2004. Mi vinilo de Family en una mano, mi libro forrado de periódico (para ocultar que mi foto sale en la portada) en la otra; mi camiseta grunge, mi bolsa Bartleby, mis pantalones quetambiénsonmuybien. Las sonrisas frente a lo que leo. Me habría enamorado de mí hasta las trancas. Y sigo pensando que en 2004 lo mejor que tenía era el gusto (que no el criterio, ojo).

En 2005 el Chico Escritor no paraba de repetir que éramos muy guapos, y no, no lo éramos. Al menos, yo, con perspectiva, nos veo bastante feos. Pero, a cambio, ayer no se me caía de la boca que "somos valientes". Y sí, tengo la suerte de estar rodeada de gente muy valiente.

Y el Chico Escritor está a punto de casarse, y yo de dar el enésimo giro a mi vida, y todos estos años han merecido (mucho) la pena si hemos llegado hasta aquí.

Por el camino más largo, qué duda cabe.

Me apetece mucho empezar a echaros de menos

Hay semanas que se portan fatal, y no hay forma de vestirse sin pasar frío o calor, y todo parece inadecuado. Y sin embargo, septiembre está al llegar (como demuestra la vuelta de la Chica Punk, y las cuatro horas sentada con ella y la Chica Suiza; inicio de la llamada temporadadevisitas), y septiembre es muy prometedor, y eso está bien y es, desde luego, muy apropiado.

Ha vuelto la Gran Jefa Sioux, los manatíes estamos casi al completo (nos falta la sección Junior), hablamos de cañas los martes, cambiamos los cafés larguísimos por los cafés multitudinarios, el Chico Speed baja por las barandillas, el Chico Bífido reparte su veneno a diestro y siniestro, la Sobrina que Molaba se sienta a mi lado y hablamos muy bajito, el Chico TDCC canta como si no hubiera mañana, y "la otra agencia" puede morir si quiere.

Feels like home.

Y sin embargo sigue ese deseo voraz e incontrolable de marchar. Cada vez más vivo.

27.8.13

Supersticiones capitalistas

La Empresa Nido me debía una factura que equivalía a cinco meses de mi sueldo cuando aún era Nido y no proveedor, yo no estaba dada de alta, y la Proveedora Convertida en Clienta se hacía la remolona con el Encargo de Penélope. Hacía año y medio que era freelance, un año que no necesitaba ser freelance, y empezaba a estar más que harta de esa obcecación con pagar tarde y mal de la que hablaba el otro día con la Chica de las Sonrisas, así que decidí que la Proveedora Convertida en Clienta me iba a regalar un iPad; cogí el toro por los cuernos y lo encargué.

Le puse en la trasera "Life always starts today. Change. Enjoy" y algo de premonitorio tuvo aquello.

Una semana después, mi iPad se había perdido. Por supuesto, en algún punto indeterminado de París. No me extrañó nada; yo también estaba bastante perdida en algún punto indeterminado de París, probablemente sobre un puente y hablando de Brasil.

Otra semana después, OK cerraba. El iPad debía llegar a OK, y yo panicaba todo el rato porque no sabía si llegaría o no.

El iPad llegó a OK justo cuando terminábamos de embalar, y yo no paraba de pensar "Change. Enjoy".

It's all over but the crying.

La semana pasada encargué el vinilo de Un soplo en el corazón. Ayer me llamaron los mensajeros, porque estaban intentando entregarlo en OK, infructuosamente, claro; porque, aunque el mundo sea tan pequeño que mi ExCasero El Breve trabaje allí, no están las cosas como para recoger mis paquetes.

Ayer se cayó el iPad y se abolló justo a la altura del mando del volumen, convirtiendo a una de mis cosasimprescindiblesparaunavidaplena, a saber, Spotify en la terraza, en algo cuanto menos dudoso.

Y hoy he ido a arreglarlo y me dicen que no tiene arreglo, y pienso que quizás sea mi último mes como autónoma y que es el momento de comprar con factura, y luego pienso en mi vinilo a punto de llegar, y en aquel paquete de Elefant Records que llegó a OK justo mientras pedía el iPad y que fue el principio de Mi Era Profesoral, y pienso que cuando hago pedidos a Elefant Records, cuando los mensajeros llevan mis compras a donde debería estar y no a donde estoy, y cuando odio a Apple pero compro iPads, la vida está a punto de cambiar, y pienso en el Lugar Donde Todo Va a Salir Bien y creo que todo esto son señales de que muy pronto de la Gruta solo quedarán los Manatíes y estará todo bien y así una saca la Visa Oro con auténtico afán, y es que no se puede asociar que todo vaya bien con compras de más de trescientos euros.

24.8.13

Cuando la vida se vuelve un anuncio de Dewar's

Mi Hermana, a veces, me recuerda demasiado a mí. A mí en la época de cuaderno morado de papel de arroz, que es probablemente la peor de mis yos. O la que peor lo pasaba, al menos. Y releerlo mientras ella Whatsappea saca cosas feas a la luz. Y doy consejos, y he aprendido, y es bien, pero en la práctica, el Pingüino Socialmente Inadaptado es quien se va a la fiesta dispuesto a no emborracharse, y sonrisas muy falsas, y dolor de mejillas, y en fin.

El Chico TDCC y yo nos miramos. "Hacen que parezca normal, ¿verdad?" "Hacen que ÉL parezca normal". Menos mal que en medio de todo esto queda un mínimo principio de realidad.

Y vuelta al escenario de la fiesta a la romana del sábado con la Chica de las Sonrisas, y "Tú eres el Chico Simpático de García de Noblejas" y "Tú eres la Chica que Tenía Hambre Todo el Tiempo", y aunque se acuerde también de que rompimos su powerball es bien que la gente recuerde cuando se te ha ido de las manos y sonría y te recuerde por otra cosa.

Porque no es un drama, porque no quiero más dramas en mi vida.

Y entonces llegan los buenos propósitos, y el Jäger y los dos vodkas no pueden con ellos, porque ya está bien, porque lo de dentro también mola, y fotos en el suelo de la Calle de la Palma, y "vamos a andar y a comer", porque la diferencia entre los 20 y los 30 es que por el camino aprendes a beber, o, al menos, a hacer control de daños, y hoy no soy yo la que le pone la cabeza como un bombo al pobre humano del Open 25, pero no pasa nada, porque NO ES UN DRAMA. Es más fácil verlo en los demás.

Sentidos de la orientación que te hacen preguntarte cómo cojones sobrevive la gente a unas vacaciones en plan aventura, y barrio, y cuando una es sincera las cosas funcionan mucho mejor, y se levanta feliz, y desayuna café y tostadas con tomate y claras con limón y helado de chocolate y escucha música y dice lo que tiene que decir y cuando una no se esconde tras la barrera nada es un drama, y "esto mola" y las luces se vuelven naranjas cuando cruzan las ventanas de casa, y "en esta casa no puedes no ser feliz", y una sensación muy bonita de que puede que todo sea un problema de expectativas, y no solo las grandes cosas.

Y cuando lo único que una quiere es levantarse un sábado en casa y no tener prisa para llegar a Majadalejos, todo está bien, incluso la ducha fría, porque lo que recuerda es a quierovivirsiempreenunfestival, incluso el calor, porque se quita con agua, incluso el apalanque, porque solo es un signo de que me he cansado de huir.

Porque a veces sí que siento aquello de que "la vida es siempre verdad". Porque un "no me apetece" es mucho mejor que un "nado sin manguitos". Ya está bien de impresionarse.

22.8.13

No se puede trabajar en agosto

Una se cree muy lista cuando se coge las vacaciones fuera de fecha, y todo el mundo se va en agosto, y piensa que va a tener dos meses de vacaciones: el que le corresponde y ese en el que no hay clientes.

Pero en verano el tiempo pasa de otra forma.

El sol acaricia las paredes con auténtica fruición. Se desplaza por ellas sin prisa, sus rayos pegajosos se escurren por cualquier rendija. Y todo parece ralentizarse, y las horas son más largas porque los días son más largos y las personas, más lentas.

Pero ese ritmo no evita que haya noches, que los días se acaben, que pasen.

Y una cree que su máxima preocupación es desplazar el monitor y el teclado hasta que la silla queda justo frente a la ventana y que den las 3, o las 5 menos cuarto, o las 7 y media, porque los horarios en veranos se vuelven ácratas, pero luego los días pasan y Outlook pita, y si antes pitaba un par de veces, ahora pita seis o siete, mientras yo miro a mis tareas juntarse en torno al deadline y lo único que pienso es "Don't worry baby, don't be uptight, don't worry baby, we'll stay up all night".

This is the noise that keeps me awake. El resto, que espere a septiembre.

20.8.13

Arqueología emocional

Yo tenía doce años (creo), y tenía que hacer un dibujo con ceras blandas. Una especie de pesadilla de doscientas gamas de verde. Le dije a la profesora que me había dejado el bloc en casa pensando en hacerlo tranquilamente en vacaciones, porque era justo antes de Semana Santa. Al cabo de una semana de vacaciones tuve que empezar a levantarme a las 4 de la mañana para hacer el puñetero dibujo a escondidas.

En ese momento empezaron mis problemas para dormir.

Uno se pregunta siempre si fue antes el huevo o la gallina, y lo que ocurre es que huevo y gallina tienden a ser consecuencia de otra cosa. Relaciones espurias.

El Parador de Montañas Rusas me puso deberes para septiembre. O dejábamos de vernos, dado que ya estaba bien, o, si nos veíamos, iba a ser para buscar patrones. Hablar de la familia. Volver a la infancia, a la preadolescencia. Pero tenía que estar dispuesta. Acepté. Cómo no aceptar, considerando que ya he visto a dónde me llevan los patrones.

Y se fue un mes de vacaciones. Y yo empecé a salir como si no hubiera mañana ("Transmites una energía increíble. Como si el mundo fuera tuyo, todo el tiempo", decía Mi Media Infancia el otro día, en la terraza, precisamente el findesemana de yanopuedomás, el día de nopasanadasinosperdemosalasnancys). Y a venir a trabajar a cuatro patas. Y a pasar las mañanas mirando el monitor como si fuera de otro. Y las tardes en coma en el sofá. Y las noches en las fiestas. Y vuelta a empezar, y un día, y otro, y bocatas de lomo con queso, y tinto de verano, y clara con limón, y mojitos, y pizza, y bocadillos de jamón, y así.

Hasta que un buen día dije que no podía más y decidí saltarme un festival, y me fui a comprar verdura, y empecé a tomar el sol y a salir de día. Más o menos.

Ahora sí, dos días en casa consecutivos después de haber salido 29 días de 31 justo antes. Batidos de fruta, ensalada, pisto con huevo. Y lectura intensiva. Porque, como a los 12, después de un mes de vacaciones no he hecho los deberes. Y la angustia, y el tengoqué, y el Animal Crossing llamándome, y las tres temporadas de 24 que me he ventilado en una semana.

Patrones.

Y veo que siempre he sido así. Que mi control no tiene punto medio. Que o como mal, duermo mal, me porto mal y lo paso bien, o como bien, duermo mucho, me porto bien y me pongo triste.

Pero no tengo necesidad de hacer una Ley General de la Existencia de todo esto y me quedo con que llevo dos días muy sanos. Porque tenía mucho miedo, pero la verdad es que releer el periodo 95-98 ha sido precioso. Que me entran ganas de viajar en el tiempo y abrazarme y decirme que no soy tan mala, que lo he hecho bien, que ser libre es una pretensión perfectamente aceptable y que claro que tengo personalidad. Con sus pros y sus contras. Que he sido capaz de mantenerla. Tengo ganas de darle las gracias por todo lo que me está enseñando quince años después. Gracias, Pequeña Yo, por tu autenticidad. Por tus ganas de luchar, por tus sonrisas de mentira y tus sonrisas de verdad, por ser una Lolita inconsciente, por enseñarme todo lo que he descubierto sobre esa especie extraña denominada personas. Por ser incapaz de leer las señales y moverte todo el rato a ciegas por el mundo, porque has conseguido labrar tu propio camino. Por querer tanto a los demás, por fijarte unos objetivos que a día de hoy siguen siendo relevantes e importantes y confirman que mis decisiones están bien tomadas.

Pequeña Yo, eres absolutamente querible. Nunca pensé que diría esto, pero lo cierto es que eres entrañable, y muy lista, y muy buena persona. Y que tengas una capacidad de procrastinar inigualable no anula todo eso.

Pequeña Yo, todo va a ir bien, y es gracias a ti.

14.8.13

Puntos de vista

500 days of summer tiene montones de escenas maravillosas. Como esta:


Pero lo cierto es que mejora exponencialmente cuando se le añade el contrapunto, una de las escenas cortadas que nunca debió salir del metraje final.


En las últimas horas, Lavapiés ha estado jugando conmigo exactamente a esto. Después de una semana de fiestas absolutamente maravillosa, llena de encuentros, de abrazos, de risas, de sonrisas, de dóndeestásqueahoramepaso, de cantar al aire, de malosrollossolofueradelbarrio, de descubrimientos, de querer a personas nuevas, de pronto y sin venir a cuento mientras tomaba unas cañas con la Chica Aura y el Chico Pingüino (curioso volver a usar estos nombres, después de tanto tiempo, con tanta familiaridad) un hombre aparece corriendo, da dos golpes a otro que cae al suelo y convulsiona tras golpearse la cabeza con un sonido estremecedor, y aparece El Otro Lavapiés.

Aparecen doce coches de policía. Aparece la incapacidad de creer que hayan llamado a la ambulancia. Aparece el personal de ambulancia con una soberbia inigualable, "quieres algo de nosotros o nos marchamos". Aparece la doble de moral: casualmente solo en este caso aplica el derecho a la autonomía corporal (espera, que me da la risa): es adulto, está consciente, no quiere que le atendamos, no puede hacerse nada. Curioso que digan esto en un país donde la eutanasia es ilegal. Curioso que digan esto cuando a mí no me dejaron morir. Curioso que digan esto cuando la Chica Aura y yo estamos seguras de que si nos golpeásemos la cabeza y en plena conmoción tuviésemos un ataque de paranoia, tan nuestro, nos atenderían. Porque somos mujeres, jóvenes y blancas. Aparece el camarero hablando de personas como animales. Discutimos durante mucho rato. Al parecer el que ha caído al suelo no solo trafica con drogas, también con personas. No seré yo quien defienda a un proxeneta, claro que no. Pero no seré yo tampoco quien me pare a juzgar la calidad moral de una persona antes de decidir suministrarle atención médica. El Chico Pingüino media para que se deje mirar. Todos están seguros de que está bien, pero no debe estarlo tanto cuando la ambulancia arranca, con él dentro. Y entonces aparece el miedo al CIE. Y entonces aparecen los gritos de "chivato, chivato" y aparece el miedo. Durante un fugaz momento aparece un mediador que le asegura al Chico Pingüino que saben que lo hacía con su mejor intención y que no hemos llamado a la policía (solo faltaba). La policía nos grita porque no podemos dar una identificación del agresor, veloz, "pero era blanco, era negro...". Era negro, claro, negro y flaco, una descripción que encaja perfectamente con el 90% de la población de la zona de Cabestreros. No vamos a enmarronar a nadie. No recordamos qué llevaba puesto, no recordamos cómo llevaba el pelo, estábamos de espaldas y solo han sido dos golpes, "ya, claro". Aparece la desconfianza mutua vecinos-policía.

De pronto tenemos miedo, un miedo muy tonto por haber estado en el lugar incorrecto en el momento inadecuado, nosotros que hacía veinte minutos que subíamos.

Y, lo que es peor, de pronto y durante el día siguiente en los coches hay gente que probablemente se está drogando con la puerta abierta, hay personas intercambiando drogas en los portales, hay gritos a mujeres.

De pronto es como si todo lo que pudiera ver de Lavapiés fuese lo malo. Mi piso perfecto de pronto es un problema, el termo gotea, el aire no funciona. Y las calles están llenas de amenazas. Como si la voz de ese camarero que desde su interracialidad se dedicaba a despotricar con la misma alegría de "moros", "negros", "indios" y "chinos", que los llamaba animales, que mezclaba fenotipo con actividad, se me hubiera metido en la cabeza y ahora no pudiera pensar en otra cosa. Ahora no me gusta moverme sola por el barrio. Ahora se me acercan demasiado y tengo miedo.

Y solo puedo pensar que odio a la gente que se porta mal y no se autogobierna y legitima con su puta actitud que haya un gobierno lleno de personas que se portan aún peor pero protegidas por la ley.

Y quiero mi Lavapiés armonioso de vuelta. Ese Lavapiés donde se cumplen los sueños. Así que vuelvo a cambiar mi foto de perfil por la calle Argumosa vista desde la plaza, por las luces apagadas. Ayer miraba los árboles con restos de farolillos y pensaba que esa era yo. Todo barrio y restos de verbena.

Barrio, vuelve a hacerme feliz.

6.8.13

(Your) Life is a lie



Estos chicos sacan videoclip, la Chica Con La Que Pude Coincidir pregunta si será cierto, y yo no puedo evitar pensar en la cantidad de personas que utilizan aquello de tuvidaesunamentira como arma.

La vida de todos es una mentira, señores. La ilusión biográfica, lo llama Bourdieu. Que viene a ser, resumiendo, que nos engañamos para que todo tenga sentido. Steve Jobs habla de esos momentos mágicos en los que se unen los puntos como si existieran, pero no existen. Nos los inventamos, básicamente. Miramos hacia atrás, y nos apoyamos en esa memoria selectiva que todos tenemos (salvo Mi Media Infancia, que tiene una memoria absoluta con la que la mayoría de nosotros no podríamos vivir) para olvidarnos de todo lo que no nos cuadra.

Nos miramos al espejo y afirmamos alto y claro "Yo soy así", y es mentira. Somos seres cambiantes, incoherentes y ridículos. Nada más lejos de la idea de lo esencial.

En estos tiempos del vivirparacontarlo, lo de la ilusión biográfica va a más. Me resulta tremendamente desconcertante que me digan "te sigo por Facebook, así que ya sé cómo te va". ¿Cómo vas a saber cómo le va a alguien por una serie de mensajes puntuales, impulsivos, e incoherentes? Pero, en realidad, hace lo mismo que harías tú si respondieras a la pregunta: le da sentido a todos esos momentos sueltos y hace un balance que permite saber si te va bien o mal, qué quieres cambiar en tu vida, o cuál de las novedades que te han pasado es más importante.

Nos mentimos, mentimos a los demás, los demás nos mienten a nosotros.

Pero y qué. Lo que verdaderamente importa es que funcionan. Que las contamos fenomenal. Que las creemos, las disfrutamos y las vivimos, como los sueños o la buena ficción. Que nos identificamos con ese yo esencial que anteayer no existía, y es suficiente.

Cuando uno es un buen narrador, puede construirse una vida tan maravillosa que la sonrisa no se le cae de la cara, que siente cosquillas en el estómago al levantarse por la expectación ante las cosas nuevas, que canturrea cuando anda por la calle, que quiere más a los demás y se hace querer más.

Que sea real o no es totalmente lo de menos.

2.7.13

Hello, July

Este post podría llamarse igualmente rupturas. O cambios. O metamorfosis. O liberación. En realidad, da un poco igual. El caso es que soplan vientos de cambios y huele a libertad, a autonomía, a independencia, a "yo quiero". Lo cual suena muy sano, después de todo este tiempo.

Soñar permanentemente con paredes amarillas, con tinto de verano en terrazas, en mi terraza. Con una vida en la que Vespa es la auténtica y genuina reina del mundo.

Vivir una especie de sueño en el que El Lugar Donde Empezó Todo Lo Malo pasa de ser una jaula a una jaula dorada: doblar horas, sí, pero reírse, chocar palmas, apoyar la cabeza en hombros ajenos, cruzar miradas cómplices, mandar mensajes. Donde El Conjunto de Extraños se convierte en una encantadora manada de manatíes. Donde de pronto vivimos un efecto campamento que es más que suficiente para lo que necesito ahora.

Es fantástico que los cambios lleguen en verano, porque el verano huele distinto. Cuando hay treinta grados ahí fuera, de pronto me vuelvo niña, se me llenan los pensamientos de recuerdos de piscinas, de olores de hace 19 años, de canciones basura, de risas, de tinto de verano, de cortes de grama en las piernas, de uñas pintadas de colores, de sabor a sal. De tiendas de campaña, de conciertos medio olvidados, de gente maravillosa que vino y se fue, de sonrisas en cantidades industriales. De fotos.

Hace mucho que no me hago fotos, que no me apetece salir con cámara; y ahora me encuentro con que hay festivales de los que no quedará huella gráfica alguna, y me parece bien. Porque lo que importa es que dentro de unos años, cuando llegue el calor y esas ganas absurdas de releer 'Amor, curiosidad, Prozac y dudas' que siempre le acompañan, no habrá fotos pero habrá sonrisas, pies descalzos, disfraces absurdos, y cigarros mirando Argumosa.

Enough is enough.

Durante todo este tiempo pensé que exageraban, y ahora la que tiende a exagerar soy yo. Pero el caso es que de pronto tengo muchas ganas de vivir y mucho menos miedo. Que comprar tabaco parece algo muy grande simplemente porque no hay que explicarlo. Que la gente a mi alrededor me parece más querible. Que mi vida me apetece más. Que quiero quedar una tarde a la semana para estudiar portugués "porque estamos muy locas". Y me vale. Vaya si me vale.

Acordarme de Lichis, porque cuando debería estar peor, siento que me revienta el pecho, y el dolor no se parece al agujero negro, porque no es dolor, sino cosquillas.

Que me encanta el sonido de mi risa.

Estoy preparada para sorprenderme. Y la vida es eso.

5.6.13

Duelo cotidiano

1. Negación

07.45 AM: Suena el despertador y pienso "Fenomenal. Estoy despierta. Hoy sí. Ahora solo voy a cerrar los ojos dos minutos y enseguida me levanto. Qué bien. Estoy despierta. Y con ganas y energías".

07.47 AM: Suena la segunda alarma, denominada "Just in case" de forma absurda porque nunca es "por si acaso", siempre es "tremendamente imprescindible". Pienso que los dos minutos no me han lucido nada. Y que no hace falta que me despierte tan temprano. "Bueno, me lavo el pelo pero no me lo seco. Y ya está. Y hoy sí que voy a llegar pronto. Genial."

2. Enfado e indiferencia

07.50 - 08.15 AM: Empiezan las repeticiones constantes y me pregunto por qué cojones me voy a tener que levantar para llegar pronto si ayer el Cliente Especialmente Cansino estuvo enredándome una hora. Pues, qué cojones. Me cojo esa hora. Y llego tarde. Y si no les gusta que me echen. A tomar por culo.

3. Negociación

08.20 AM: Empiezo a echar cuentas. "Si me levanto ahora, entonces aún tengo media hora y puedo desayunar tranquila. O, mejor no, me voy sin desayunar. No, sin desayunar no me puedo ir. Pero lavarme el pelo no es imprescindible. No, no me lavo el pelo. Y me voy en taxi. En vez de en bus. Hala, ya he ganado otros quince minutos."

4. Dolor

08.30 AM: Empieza la culpa. La culpa empieza como una bola chiquitita y ardiente, pero se expande como un Big Bang. "Soy lo peor. Claramente. No estoy dejando dormir al Chico al que Llevé al Barrio. Y esto no es justo, y él no tiene la culpa de que yo no me pueda levantar. Joder, solo he dormido cinco horas hasta que ha sonado el despertador. Con cinco horas no se puede vivir. Ya verás, me iré al curro y la liaré parda. Y esto no tiene sentido. Mierda de todo. Tendría que dejarlo. O tendría que acostarme a las 10. Siempre digo que me voy a acostar temprano y nunca lo hago. No tengo disciplina..." Este bucle de culpa, echarme cosas en cara y autocompadecerme puede durar hasta el infinito.

5. Aceptación

09.15 AM: Normalmente, el infinito acaba sobre esta hora. Me levanto, corro por casa, me sienta mal el café, me golpeo con los muebles, salgo de casa tardísimo, me voy en taxi rumiando porque así luego no me luce el dinero, voy leyendo el correo de camino porque no se puede tener tan poca vergüenza.

Y me pregunto: Si todas las mañanas empiezan así, ¿cómo aspiro a estar de buen humor?

28.5.13

Rendiciones

- Sí, es un "hasta aquí hemos llegado". Un "me rindo".

Se acumulan deadlines, se suman tareas en el Google Calendar, esa herramienta imprescindible que quiero borrar de mi vida tres veces al día. Y las cosas resbalan sobre mi piel como si no existieran. Lo que hace un mes era angustioso e insuperable ahora es transparente, y todo se me olvida, y todo me da bastante igual.

Los señores que quieren enseñarme a dormir con veintiocho años de retraso lo llaman "despido mental" y hablan de una sensación extraña en la que las cosas dejan de tener sentido.

Yo no creo que hayan perdido el sentido, creo que probablemente nunca lo tuvieron.

No quiero escribir en blogs. No quiero lanzar un proyecto web. No quiero subir los ratios de interacción. No quiero que personas que ya son ricas se hagan todavía más ricas gracias a que yo me aposente bajo los filamentos asesinos de las bombillas del sitio nuevo contracturándome el psoas y aumentándome las dioptrías y enmustiándome.

- Tengo la sensación de que llevo un año en suspenso. Ya no oigo música, no leo, y, francamente, no sé qué hago en vez de eso.

Y no creo que la vida sea esto. Llámenlo inmadurez, inconformismo, o falta de principio de realidad, pero no creo que la vida tenga que ser venir hasta aquí, engañar a todo el mundo una serie de horas, chupar atasco pegada al móvil, llegar a casa y seguir sin saber qué pasa entre jornada laboral y jornada laboral para que ya no tenga hobbies.

Quiero aprender cosas. Es la primera vez en mi vida que paso tanto tiempo sin ningún tipo de formación reglada obligándome a aprender cosas que no sabía que me interesaban cada equis tiempo. Y he llegado a la conclusión de que no es sano.

Quiero reajustar mi karma. Quiero hacer todo lo que he dejado de hacer. Quiero dejar de ser parte del problema. Quiero ayudar a acabar, trocito a trocito, con esta puñetera depresión colectiva. ¿No estáis agotados de ver cómo todo el mundo a vuestro alrededor está ansioso, triste y cansado?

Quiero tener tiempo que perder. Quiero hacer cosas que no sean conscientes y planificadas. Quiero no darme cuenta de que estoy perdiendo el tiempo, no perder las horas que he programado perder. Quiero improvisar. Quiero no saber qué voy a hacer mañana, y saber mañana qué ha sido del resto del día.

Quiero que tener una familia deje de ser un horizonte lejanísimo que sigue alejándose.

Quiero tener la sensación de que se me acaban los libros que leer.

Quiero terminar la novela. Quiero formar parte de un mundo que me apasione. Quiero contribuir a crear cosas que puedan leer otros. Quiero acabar la tesis, quiero tener al menos la sensación de que voy a acabarla.

Quiero salir de aquí con la cabeza alta, sintiendo que lo intenté, lo hice bien, y no era para mí.

Quiero mirarme al espejo y reconocerme.