5.3.10

Pervirtiendo conceptos

- Presupuesto de partida:
El otro día casi dejo de respirar cuando el Chico Extraordinario dijo que había leído mi blog. Luego me di cuenta de que tampoco habría pasado nada si lo hubiera leído. Un rato más tarde también supe que era mentira, que había estado en cualquier otro sitio, imprudentemente enlazado.
Hoy, días después, lo que pienso es que este blog no tiene sentido si no dejo de respirar. Así que a partir de este momento la autocensura se va a tomar viento fresco.

- De cómo hacer lo que, básicamente, te va dando la gana.
Me encuentro limpiando hollín de la bañera. Mucho rato. Es curioso, porque ayer descubrí que tendría que estar muerta pero ha sido hoy cuando me he sentido a punto de morir. Porque como tenemos esta manía de no aprender ni a palos, no se me ocurre ponerme una mísera mascarilla, no, me peleo con la bañera a pelo. A pelo y por las malas, sin pala ni uniforme de chapapoteira. Y encima, pierdo. Pienso en no ir a clase. Luego mando a la mierda a la bañera y me voy, porque la Profesora Perfecta es mucho motivo para ir a cualquier sitio. Y porque he quedado con el Profesor de Dudosas Iniciales para hablar, y nadie sabe cuánta falta me hace.

- Lugares comunes.
"Si no echas una beca, entonces sí que es seguro que no te la den". Charla con una amiga de la Chica Trotamundos. Que viene a reafirmar el discurso del Profesor de Dudosas Iniciales. Si lo peor que va a decirme alguien del proceso de hacer una tesis es que uno vive en una espiral ciclotímica de sentirse el rey de la creación un minuto y un maldito papagayo sin criterio el siguiente, entonces no entiendo la diferencia entre hacer una tesis y estar vivo, tal y como yo experimento estar viva. Así que sí, voy a inscribir la tesis en octubre. Así que ya he acabado los dos trabajos: sé qué quiero investigar y sé cuándo voy a empezar. Oficialmente, es la parte difícil. Se conoce que me engañaba pensando que las complicaciones empezaban cuando uno quería $60 000 para Stanford.

- Carencias afectivas.
Me acerco a casa del Rey del Laboratorio. Por qué, pues no se sabe. Igual es cierto que tampoco importa lo más mínimo. Por qué, en resumidas cuentas, pues porque no hay cañas y si hay que elegir entre cañas y mimos, hoy estoy de mimos. Me enrosco en su sofá, le aspiro, me quedo quieta. Quieta y callada. Parece que hace siglos que no estaba quieta y callada. Me siento bien, y eso quizá implique que empieza el final de una semana de cuatro días que ha durado doscientos años. Creo que me voy a echar a llorar en cualquier momento. Porque de pronto parece facilísimo estar bien, quieto y callado. "Esto es exactamente lo que necesitaba. Cosas bonitas y sencillas". Recuerdos de un SMS anterior. Qué importa a quién fuera aquel SMS. El caso es que "las cosas deberían ser fáciles, y bonitas, y ya". Si alguien encuentra un mantra mejor, que se atreva a vendérmelo. Las cosas son fáciles y bonitas por un rato que se hace corto, y el Rey del Laboratorio se metamorfosea por una vez en una fuente de cariño en vez de un receptor y eso mola infinito más uno, porque, joder, no debería ser tan difícil que alguien con quien tienes esta cosa absurda entre nada y una relación te acaricie a ti, para variar. Me voy a regañadientes del piso en el que nunca quiero entrar, y cuando veo un cambio a mejor tiendo a querer hacer Leyes Generales de la Existencia sobre las tendencias ascendentes manifiestas. Soy así. Hago teoría sociológica donde no la hay igual que cada vez que me cruzo con alguien pienso en Goffman. Pueden llamarme pedante, pero al fin y al cabo esto acaba en una consulta psicológica, así que, por rara que sea también mi relación con mi psicólogo, les ruego que me compadezcan un poquito, al menos.

- Selección de la muestra.
La Chica Trotamundos está en un lugar absolutamente infame. La gente no para de hacer cosas incompatibles con mi dolor de cabeza tóxico, del tipo de música en directo o Dj con ganas de charlar o fotógrafos que pretenden ponernos en una web de fiestas para inmigrantes internos. Mal momento, si consideramos que he encontrado recientemente mi vena agresiva, y que llevaba 25 años dormitando.
Y aun así, no importa lo más mínimo. Porque, con o sin dolor de cabeza, con o sin ganas de matar a toda persona que veo, con o sin sueño, es una noche de las de quedarse, porque es una noche que acaba con uno de esos abrazos que un miércoles insospechado te ponen las pilas en Ciudad Universitaria y un jueves-viernes te dejan con ganas de más; con una promesa en firme de Semana Santa granadina, con una conversación intensa con el Chico Escritor, y con propósitos de hacer visitas a los vecinos del Chico del Entusiasmo.
Uno no sabe cuánto quiere a sus amigos hasta que se enfrenta a sus post-operatorios, decía. Uno no sabe cuánto quiere a sus amigos, me temo, en general. Normalmente cuando lo sabe es tarde; así que, si lo descubre antes, debería celebrarlo.

Y dicha esta sarta de sandeces, me voy, con su permiso, a dormir mi agotamiento emocional.

2 comentarios:

Rocío dijo...

Me encanta tu blog.
:)

La abajo firmante dijo...

Lo celebro :)

Publicar un comentario

Habla tú también. No dejes que esto sea sólo un monólogo.