19.3.10

Ñoñez

Un día que quedamos, otro que no quedamos pero que, bueno, ya que nos vemos...; otro en el que finalmente tenemos que coger direcciones de metro contrarias (OK, son sentidos, pero me da igual), una despedida rara, un "feliz findesemana"; más correos con enlaces absurdos, el enésimo venteaskype, la enésima proposición indecente mientras suena, todo el rato, la canción que me mandaste o alguna parecida; un plan como de novios, de cena y peli, que se convierte en una cena de a cinco; muchas, muchas risas, vídeos buenísimos de la campaña viral de la tele sueca, miradas cruzadas entre sofás, montañas de ropa con las que no paramos de pelearnos, cosquillas, ruegos al cielo para que la gente sea consciente de cuantísimos bares hay abiertos en el mundo, situaciones que hacen buenas incluso las letras de Álex Ubago; poner el despertador mucho antes de lo estrictamente necesario y aun así, ir corriendo hacia el metro, miradas entre andenes que podrían, perfectamente, calentar sopa si Leslie Winkle se lo propusiera, deseos fortísimos de que haya una huelga de trenes, momentos como de anuncio de Baileys (qué mala es la cultura pop, que para todo hay un cutrerreferente audiovisual), un último mensaje, y la sonrisa más grande de todos los tiempos anclada en mi boca hasta que pongo ojos de china, para que tú los veas.

Cómo me gusta que esto se nos fuera de las manos.

1 comentario:

La_Esperada dijo...

Qué bonito :)

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