30.9.13

No me gusta el arte

Llevo media vida echándome en cara no poder disfrutar del arte en su faceta más técnica. Peleando con AM en el Reina Sofía. Peleando con los géneros musicales. Dejando comunicación audiovisual para poder ver a gusto películas de animadoras.

Para de pronto darme cuenta de que lo único que me importa son las historias, las emociones, los trozos de vida que se esconden detrás, y sentirme incluso un poco superior porque la capacidad de apreciar eso sobre todas las cosas, sobre un riff, sobre un brochazo, sobre un encuadre, es lo que me convierte en quien soy y lo que, espero, hará de mí una excelente Paradora de Montañas Rusas.

Hoy empiezo el cole, aunque ellos no abran hasta el 14, y soy muy feliz.

29.9.13

Hipotermia

Lo mejor de trasnochar es que hace que las zonas horarias se reubiquen y puedo pedir consejo en tiempo real a la Chica India, y al final acabo diciéndole lo que tendría que haberme dicho a mí, lo que Reptilia me estaba diciendo a mí, y que viene a ser que hasta que la noche no se acaba una siempre puede pensar que no lo ha intentado lo suficiente, y que estoy harta de pensar que no es suficiente, así que aguanto, aguanto, aguanto hasta que tirito, hasta que termino de incubar el resfriado terrible con el que debía despertarme hoy.

Me lloran la nariz y los ojos y está bien así porque hay que cagar emociones, porque hay que cagar autodestrucción.

Tres veces estuvo a punto de sonar nuestra canción y no pudo ser, y tuvo que venir la policía a acabar con Tick tick tick boom cuando era el único momento que realmente merecía la pena, y odio a la policía y a los machirulos que me hacen sentir incómoda volviendo en minifalda a las 8 de la mañana, pero no me odio a mí, y de hecho a ti tampoco. Aunque eso último no lo acabo de entender.

Por primera vez desde que empezó todo a destrozar los diques me siento ajena, sociopatía elevada a equis, lo peor de 2004 despertado por una convocatoria. El guante no sale del bolso, no dejan de brillarme los dientes, la gente se pelea por encerrarse conmigo en otra habitación y yo solo pienso que no quiero seguir en la ardiente oscuridad.

Así que el catarro y yo nos despertamos, nos alimentamos, nos cuidamos, disfrutamos de la enésima paleta de colores que rodea San Cayetano y hacemos planes. Contigo y sin ti, porque Mi Media Infancia tiene razón, Lorena Álvarez tiene razón, y por qué iba a enfadarme si de todas formas saltar en los charcos es maravilloso, y mañana el Oráculo va a sugestionarme tanto que todas las puertas que se abren al caer las hojas van a parecerme seguras.

28.9.13

Los 30 son los nuevos 15

No recuerdo la fecha, pero recuerdo la sensación. Recuerdo repetir la dirección una y otra vez en voz alta, hasta el punto de que cuando el Chico TDCC me dio la suya sonaba como si fuera una nana. Recuerdo la sorpresa, la cantidad de gente, el miedo, la cocina, al Chico Extraordinario sembrando el caos, a la Chica Mariposa presentándose al Rey del Laboratorio, "voy a clase con tus compañeros de piso", qué difícil es conocer gente discreta en los tiempos que corren.

Recuerdo esa fiesta y recuerdo otras muchas, bicis por el pasillo, Las Grecas, personas que pasan de ser desconocidas a ser familia en unos cuantos fines de semana. Recuerdo muchos fines de semana y muchos entresemana que también lo parecían. Recuerdo esa sensación de que aquello se parecía mucho a lo que yo esperaba de una Erasmus.

Recuerdo haber pasado del biologicismo funcionalista al postestructuralismo constructivista y de integrada a apocalíptica y recuerdo cómo me agarraron de la mano bien fuerte durante todo el camino, y así era imposible tener miedo (imposible no, pero sí era imposible no vencerlo) y eso estaba bien.

Ahora nos sentamos todos en el suelo, en colchones, y la casa parece más okupa que nunca, y no será porque no hay tenido sus momentos. Ahora que ya no es la casa de nadie es más que nunca la casa de todos, y eso es bonito y produce un poco de nostalgia anticipada (y no solo anticipada, porque todos nos encontramos describiendo esos lugares con olor a humedad donde vivimos nuestros quince y dieciséis), pero está bien.

Se va a acabar el ciclo, se está acabando el ciclo, pero el ciclo que viene nos tendrá a todos dentro. A los de antes, a los nuevos. No habrá desayunos en el Pavón, igual, pero sí que seguirá habiendo Peñalaire, y cambiaremos las promesas de rastro por domingos en Legazpi, y ya no tendremos peleas teóricas sino que nos contaremos los trabajos de campo, y antes de que me dé cuenta presumiré, orgullosa, de vuestras defensas de tesis.

Durante un tiempo quería ser como vosotros. Ahora, en realidad, lo que quiero es estar con vosotros. Dejarme hacer mimos mientras me hago bolita porque no puedo con mi vida y solo soy capaz de beber zumo de piña (el lunes se acaba el verano. El tiempo de este fin de semana es otra señal, y "la vida sin resaca es bien").

Ahora la vida Nazarena es en 3D y eso es bien. Hablamos de hacer tiramisú y agujeros de taladro y es real y anidar también es bien.

Mientras tanto, hay otro 1ºB que me empieza a parecer hogar de forma peligrosa, y habitaciones llenas de gente trabajando a las 5 de la mañana y a las 10 y media que se ríen y conspiran y se preguntan. Y un miedo a no pertenecer y fiestas a las que quieroirperono. Y las inseguridades se repiten, pero hemos aprendido, con el tiempo, a reconocernos que somos pequeños y tenemos miedo, y eso nos hace grandes y valientes.

Y ahora puedo tener conversaciones maravillosas y "siempre tienes razón" y de pronto esta sobredosis de inteligencia emocional que no sé de dónde ha venido, y hablar delante de un montón de gente casi tan lista como la Chica Lagarta y preguntar por qué no nos hacemos preguntas, nos sorprendemos y escuchamos, y pienso que me gusta mucho dónde estoy y pienso que me gusta mucho cómo he llegado hasta aquí y que me gustáis mucho, todos vosotros, porque sois parte de un camino fantabuloso.

24.9.13

Control de daños

Estar tan alta que a mi paso se encienden las farolas, se paran los perros, bajan la mirada los nacionales, los machirulos se apartan.

Estar tan alta que parece mentira que lo que buscase hoy fuera un bajón.

La temática de hoy era destruccióncontrolada y acabo llegando a casa antes de las dos, sí, pero con sobredosis de mi exjefe y de latidos por minuto.

Who cares, en realidad.

Guión para la conversación de mañana:
- ¿Empiezas tú o empiezo yo?
...
- No quiero nada que me haga pasarlo mal. Al menos de manera gratuita.
...
- Las personas son un fin y no un medio.
...
- No puedes forzar a alguien que no está preparado. Pero tampoco a alguien que está preparado.

Los fuckin' mondays a veces molan aunque no tengan techno (o lo tengan bajito).

Porque sí se puede salir los lunes y sí se puede evitar las espirales de autodestrucción, incluso cuando todas las señales apuntan en contra.

23.9.13

Cuidados

Veamos qué pasa si se hace todo al revés. Si los viernes me pueden las ganas de estar sola a las ganas de no estarlo. De echarme la siesta. De hacer el ridículo, de hablar pirata, de adorar monstruos, de comer espaguetis veganos, de que me cacen los ciervos en vez de cazarlos yo, de que me lleven a bailar, de abrazar desconocidos, de hacer amigos por la calle, de dejar de beber, de bailarlo todo, de que me abracen, de que me acaricien, de que me consuelen, de no llegar la última a casa, de estar en casa.

De ver a la familia, de posar para las fotos, de que me acerquen a casa, de querer acariciar gatos, de pedir treguas, de que se muden otros; de hablar de cómo nos sentimos, de inseguridades, de tecnologías que se basan en lo fático y que acaban provocando relaciones fáticas, de reconocer que no nos reconocemos; de no emborracharnos, de hacerme la cena, de acostarme temprano, de dormir diez horas, de soñar bonito.

De no escribirte, de ir a mercados, de comer con desconocidos, de pasar de la vergüenza al abrazo, de querer bailar mientras suena el clarinete, de cargar porcelana desde una okupa a lacasaqueyanoseráokupamás, de sentirme invitada, de darme caprichos dulces, de salir del barrio, de desahogarme, de hablar de cuidados hasta desgastar las lenguas.

Y lo que pasa, entonces, es que el lunes ya no da miedo. Y eso es fantabuloso y a partir de ahora subjetivación en vez de dispositivos, y hacer las cosas al revés, y cuidarnos. Todo el rato. Prometédmelo.

20.9.13

Get me away from here, I'm dying

Smoothies en lugar de donuts del Dunkin', Betacam en lugar de TCR, pero se mantiene lo demás.

Las chapas concentradas en una, que es suficiente porque lleva hache.

Belle and Sebastian y los problemas de expectativas.

Los sugus sorpresa.

Las rodillas de lacasitos, el jardín de mantequilla.

Las ganas de llorar que no vienen a cuento.

Sentirme viva y poliédrica hasta un nivel agotador.

Como broma ha estado bien pero han pasado 10 años. Quiero volver a 2013.

Por favor.

19.9.13

Realidad suspendida

Hay días en que no sabes qué has desayunado pero de pronto las cosas dejan de tener que ser verdad.

Lo llamo "el Día sin Principios" y me lo paso aprovechando mis escasos conocimientos estadísticos para volverme MUY creativa y rellenar informes que me den la razón en todo. Al fin y al cabo, ¿no trabajamos en un sector que se basa en mentir?

Me descubro a mí misma cambiando unas series de datos por otras, eliminando diapositivas y cambiando unos párrafos por otros y me doy cuenta de que una vez que los maquillas lo suficiente, el Power Point y el Excel sostienen cualquier cosa, lo cual es probablemente el motivo de que el resto de los días de mi existencia les odie.

Hoy no.

Hoy me siento con la Sobrina Fantabulosa a fumar el último cigarro antes de irme de La Gruta (que me está sorbiendo las tardes) y le propongo respuestas que son El Mal, y nos morimos de la risa.

Y me voy a dormir y a limpiar y a querer a Vespa, porque Vespa sí que no tiene la culpa de que yo no tenga principios, y me voy a mi nuevo curso de teatro que ya no mola tanto porque me falta todo el mundo. Que solo seamos cuatro tampoco ayuda.

Pero entonces pasa algo curioso, y es que me dicen que improvise, "¿te acuerdas de ese día, sí, mujer, el del OVNI?", y en lugar de tener un ataque de pánico y huir me metamorfoseo en monologuista, y sin saber cómo me he convertido en la graciosilla del grupo, y me doy cuenta de todo lo que he aprendido, y echo de menos al Profesor Caótico además de echar de menos a quienes no me dejan adoptar roles que no me van nada, y al mismo tiempo pienso que lo mejor que tienen los principios es que puedes inventártelo todo.

Día de Principios sin Principios.

El problema de los Días sin Principios es que no sabes si se te van a ir de las manos (miren lo que pasó con el Día Internacional de Hablar como un Pirata, y, por cierto, arrrrr!). Así que hay gente que se suma y en lugar de aceptar tus propuestas razonables para postponer las cosas acaba inventando excusas relativamente poco creíbles y pidiendo prórrogas que una hora y tres cuartos después no se sabe si van a tener fin, y el Día sin Principios acaba como un prolegómeno a otro Día de la Ira.

Aunque Vespa y yo acabemos enganchándonos a House of Cards y haciéndonos mimos, que es una forma fantabulosa de llenar de mimos un Día sin Principios, porque una cosa es no pensar y otra muy distinta no sentir.

17.9.13

Brindis

El día acaba conmigo brindando conmigo por mí. Y lo que podría sonar triste me suena tremendamente perfecto, redondo, completo.

"Lo sublime", que decía aquel artículo que mandaron leer a la Chica Granada cuando estábamos en primero, antes de que nuestras respectivas vidas mutasen lo indecible.

No podía ser de otra forma. Brindo por mí, en primer lugar, por decidir brindar conmigo misma, abrir la botella y pensar que he acertado, por una vez, al jugármela al comprar vino. Brindo porque me siento válida.

Brindo porque hay muchas personas que me consideran muy válida. Brindo por conseguir que las personas entiendan mis miedos y me ofrezcan alternativas que lo solucionan todo salvo el dolor de corazón (con ese me apaño). Porque usen mi CV como plantilla para buscar candidatos. Por la Jefa que se convierte en Malabarista si hace falta después de decirme que para ella eres de las fijas. Por la cara del Chico Speed cuando digo que si me voy será por fases.

Brindo por las felicitaciones de Mi Hermana, "muy civilizada", claro que sí. Brindo por esta increíble capacidad mía de ser junco, ya lo dijo la gitana hará quince años, "te doblas, te doblas, pero no te rompes nunca". Brindo por todas las sonrisas que te he regalado hoy porque también me las he regalado un poco. "Fake it until it gets real".

Brindo por mi ático, por mi independencia, por haber llegado hasta aquí, por haber estado dispuesta a jugarlo a la ruleta y haber conseguido parar el casino.

Brindo porque puedo llamar a muchas personas diferentes cuando tengo un ataque de tener quince años esperando el 27.

Brindo porque el autobús que me lleva a casa sea el 27.

Brindo por haberme bajado del autobús y haber ido a Donde Siempre (mi ex-Donde Siempre, tu Donde Siempre). Brindo porque los ex-Donde Siempre no hacen herida, brindo por las conversaciones que puedo tener un año después. Brindo por la conversación que estaba dispuesta a tener hoy, y brindo por habérmela podido saltar.

Brindo porque me vas a conocer a través de las preguntas que me hace Tu Familia. Brindo por la Chica que Pude Haber Conocido en El Parque. Brindo porque rebusco cosas en los cajones para ella cuando llego a casa, brindo porque ella se despide con "Un placer, como siempre". Brindo por el "¿nunca has tenido acento?", brindo porque eres tú quien lo explica. Brindo por los "¿no te irías a vivir a otro país?" y brindo porque estás poniendo peros pero al final sabes que tengo razón. Brindo por cómo te brillan los ojos cuando me oyes decir que no me ha faltado de nada. Brindo porque no me ha faltado de nada.

Brindo porque los astros están mal alineados pero estoy en el cénit y os miro a todos y sonrío. Brindo porque por muy mal que se pongan las cosas para los Leo, puedo sobrevivir a dos noticias de intentosdesuicidio en menos de cuatro horas y brindar. Brindo porque sigo viva, y el Arco de Moncloa lo sabe.

Brindo porque es la primera vez que estoy de mal humor e inmensamente triste desde junio. Y brindo porque eso es fantástico, y brindo porque me parezca fantástico y porque puedo brindar.

Brindo por los privados y por los públicos. Brindo por los grafitis en binario.

Brindo porque todo es maravilloso aunque te bese en las mejillas. Brindo porque me siento capaz de aprender a besarte en las mejillas y porque ahora mismo tengo una fe inmensa en que no te voy a besar en las mejillas mucho más.

La fe, ya se sabe, es irracional y mueve montañas. Brindo por ello.

16.9.13

Cosas que no merecen la pena

Ayer tenía en mente una frase fantabulosa que sintetizaba perfectamente el fin de semana. Pero el vino es lo que tiene, que te hace brillante solo un rato pequeño; luego ya es todo acidez y vueltas en la cama y ojeras.

Así que no hay resumen.

Este podría llamarse el findesemana de los Ex, o podría llamarse el findesemana de los problemas de expectativas: es sintético, aunque no brillante.

Estrenos teatrales con la jaqueca como mi +1, y escaparse corriendo a casa antes de que den las doce. Comidas aparentemente inocentes que acaban con copazos que hacen que haya que abortar la siesta en pos de besos que no llegan. Conciertos con preludio en el Lugar Donde Nací Otra Vez, y fumar mirando el Arco de Moncloa, "lo siento, es importante para mí". Smartphones que te enseñan que han nacido para que los momentos pequeños sean repetibles, pero "todo lo que me gusta es ilegal, es inmoral, engorda o no contesta los Whatsapps". Esa rabia que se hace bola en el estómago cuando las respuestas solo vienen después de mensajes en el grupo, y esas ganas de gritar que yonosoydenadie. Comida y descubrir que la vergüenza de los demás se comporta de formas que resultan incomprensibles a los ojos de la mía. Conciertos breves, muy breves, y una sensación permanente como de quedarte a medias. Encuentros que no se producen, encuentros que habría sido mejor que no se produjeran. Silencios incómodos de un par de horas. "Me siento rechazada"; "No tienes por qué"; y a continuación un montón de por qués. Llantinas en el taxi de uno de los conductores más simpáticos de la galaxia. "Estuvo a punto de irse a tu casa, pero no quería darte la razón". No, yo no quiero que me den la razón. I don't love anyone, you're not listening. Welcome back to 2004. Foto con Sugus. La única foto, de hecho. Vueltas en la cama, alternando cabezadas y llantinas durante más horas de las recomendables. La compra más absurda del mundo.

Y luego un domingo por turnos, donde de pronto las cosas se colocan en su sitio. Y conversaciones pendientes con el Chico Extraordinario. Y el Rey del Laboratorio haciendo horas y aguantando el cuarto turno. Y los Manatíes en el barrio. Y yo con esa neura obsesiva de mirar a un lado y a otro hasta que me chirrían todas las vértebras. Y mucho, mucho, mucho vino, que decía aquel camarero de Moncloa. O cervezas. O daikiris. O whatever. Había que celebrar de alguna forma que no soy la única víctima del karma instantáneo, y es que si no hubieras estado compartiendo taxi no te habrían pegado, y soymuymalapersona.

Un fin de semana que iba a ser de 2005, y ni siquiera he visto a la Chica Úbeda; en el que iba a saldar una de mis cuentas pendientes con mi Jefa Planetera, y no la encontré; un fin de semana lleno de besos que se han caído por el desagüe, uno tras otro, clon, clon, clon, clon.

Y esa pregunta: por qué sigo con esta farsa si solo necesito una cosa y no depende de ninguna persona que esté por aparecer.


15.9.13

Vivir en una letra de Nacho Vegas

Todo empieza cuando no sé cómo despedirme de ti.

Mentira.

Todo empieza cuando los lunes somos novios y los viernes compañeros de trabajo. Y sigue cuando los miércoles soy una historia que contar. Y va a peor todo el tiempo y digo demasiadas veces "bañera llena de ácido" en 48 horas.

Todo empieza cuando te lo digo. Tú me haces cosquillas y te sorprendes.
- Estoy a la defensiva.
- Me alegra que me lo digas, pero no sé por qué.
- Porque das más miedo de lo que pareces.

Pienso en el Chico Gigante, "a él le gusta más de lo que dice, y a ella menos de lo que dice", y de pronto parece verdad.

Y te lo explico y haces la del espejo y parece que no tengo derecho a enfadarme porque estás enfadado tú. Y todo se vuelve tan raro que ni siquiera hueles lo suficiente.

Todo empieza como hace más de un año, "no 3G no honey".

No hay Jefa Planetera, no hay Manos Pequeñas, no hay Festivaleras. No hay nada salvo las sucias del Chico Suizo y dos pizzas, nada menos.

Estoy harta de sentirme como una pequeña niña gorda aunque me digáis tanto que cada día estoy más buena que me da miedo hasta venirme arriba.

Y por no venirme arriba, me vengo abajo.

Y estoy cansada.
- Me agota.
- Ya, pero, ¿el qué?
- Esto. El hoy sí, mañana no, el no saber. El sentirme rechazada.
- No te he rechazado nunca.
- Es que ni siquiera hace falta.

Esto cansada de ser alfa todo el rato, precisamente ahora que abrazo el paradigma de los cuidados como si no hubiera otro.

Cansada.

Aburrida.

Llámalo X.

Total, que todo empieza con el enésimo whatsapp y una duda taxímetra. Un mapa que no se carga y un montón de dudas. "What do you have at the end of the day". Mi dolor tras los ojos y yo decidimos que estamos tan cansados que no queremos saber cómo despedirnos. No queremos averiguarlo. No queremos preguntarlo. Así que abrimos la mochila de una chica desconocida y la invitamos a una caña, "¿qué haces?", "tómate una a mi salud". Y nos vamos sin despedirnos.

Y entonces llega el ataque del karma instantáneo. El círculo del maltrato. El quétaltevamealegromuchodequetevayabien. El aversinosvemosporquesipuedoecharteuncablemegustaría. El ignorar que estoy bien por si funciona y empiezo a estar mal. Y funciona.

- No quiero verte. No es un tema de rencor, sino de distancia. Deseo que te vaya muy bien, y no tengo problema en verte, pero, desde luego, no voy a quedar contigo. Porque no tengo nada que decirte, y así estamos bien.

Y me cuentas que estás con otra chica y que eres feliz y de pronto tequieromuchísimo y nodejodepensarenti y no puedo contestar más que esdemasiadopronto y teacompañoaltaxi nomejorqueno y desde cuándo te ha importado una mierda lo que yo decida, así que, por supuesto, me acompañas al taxi, y los silencios incómodos se vienen arriba, porque hoy todo se viene arriba menos yo, y todo acaba con un taxista pidiéndome que le prometa que no te voy a ver más, porque noséquéhapasadoperoesonoselehaceanadie, y es que no se dan portazos al grito de quetejodan porque luego la gente piensa que eres un puto psicópata y yo me lo creo.

A veces, muy en serio.

Tan en serio que pienso que si te he querido de verdad estoy muy rota y no tengo otra mejor que hacer una llamada llena de lágrimas y romper el amago de relación sana que tengo.

Porque de pronto ya no parece tan sana.

Porque necesito algo mucho mejor.

Porque estoy hartísima de mendigar que me quieran, porque prefiero que no me quieran nada a que me quieran mal, porque prefiero que no me hablen a que me persigan a un taxi con la excusa de que aún me quieren para mandarme a la mierda de un portazo, y prefiero que no nos veamos más a tener que irme sin despedirme por no tener que plantearme si te beso y dónde.

Así que, básicamente, os podéis ir todos a la mismísima mierda, a la ardiente oscuridad, o donde buenamente os convenga, porque yo, señores, estoy en mi hogar y Vespa me quiere como si no hubiera otro ser vivo en el mundo capaz de alimentarla una vez al día y eso, señores, es lo único que quiero, lo único que necesito, y lo mínimo que me merezco.

Por menos que eso, yo no cojo el teléfono los domingos.

14.9.13

Entretiempo

"Nunca he entendido qué es el entretiempo". El entretiempo es pensar en ir de festival con camiseta de tirantes, camiseta de manga larga, chaqueta fina y chaqueta de cuero. El entretiempo es una inseguridad permanente y un montón de ysis y de porsiacasos. El entretiempo eres tú.

Así que lleno mi bolsa de porsiacasos, incluyendo las máscaras de estoyentrance, de mantisreligiosa y de asíestoybienveteaturincón. Porque una no puede llevar solo una cara puesta. ¿Qué pasa si llueve?

13.9.13

Siento en mi barriga la ley de la gravedad

Al final Mi Hermana va a tener razón y mi camiseta de ayer va a ser más hipster que feministadeladiferencia, y por más que grite que solanopuedesconamigassí, la jaqueca no se vence ni con sonrisas, ni con arco iris.

"A ver si es que me he vuelto inmune a las sonrisas por consumo habitual".

El cráneo me da un pequeño respiro cuando lo que le doy no son drogas habituales (palabras, sonrisas, abrazos) sino una cantidad tan inmensa de belleza que sale por los ojos, "Se puede llorar de belleza. Esta es la segunda vez". Que la Chica de las Manos Pequeñas y la Chica Coach sean capaces de haber creado algo tan absolutamente maravilloso me desborda. Las palabras, las pequeñas flores, las flores grandes, la versatilidad, las luces en suspensión, la suspensión de la incredulidad en general, los mapas, los relojes, y, en definitiva, Cortázar, tan grande, tan inmenso, y al mismo tiempo más pequeño que ellas, que se hacen gigantes cuanto más pequeñas pretenden parecer.

Y luego la Chica de los Festivales, y un montón de personas igual de maravillosas, y compartir recuerdos de Erasmus, y "no sé por qué me arrepiento siempre de no haberme ido de Erasmus, si no hay nada que me quede por hacer", y pensar que es cierto, y tener ganas de adoptar gatos, de regalar perros en pareja ("estaréis unidos para siempre porque los perros tendrán que verse", asegura la Chica Punk como si eso de unirse para siempre fuera un buen plan, algo que no acabo de ver por mucho baile mañanero en la cocina que hayamos tenido), de robarle un hijo a la Chica Patatista; y es que mi checklist está casi completa y quiero vomitar arco iris de colores pero vuelve el clavo, y me quedo sin ver a Pretty in Black, y es que tener horarios incompatibles es una mierda.

Y vuelvo con la Chica de los Festivales en un taxi porque la gente del barrio ES BIEN ("nunca pensé que quisiera vivir en otro sitio") y hablamos de vida casidepueblo, de llamadas al telefonillo que no puedes atender porque trabajas en casa, y de trabajar en casa, y de trabajar y no trabajar, y de esa falsa autonomía del que no es emprendedor pero hace trimestrales de IVA, y de síndromes de Estocolmo.

Un enorme SÍ flota en el aire y llega un correo al que le pido unas horas de tregua porque tengo la sensación de que estoy a punto de arriesgar mi piso ("y sentir esas cosquillas en la tripa de cuando empiezas con alguien, pero todos los días, al entrar en casa"), y mis clasesdebailequenoempiezannunca, y mis clasesdeteatroquedanmiedo (empezar de cero, improvisar, conocer gente, echar de menos, querer saltar en vez de cocerme, pero estar muy dispuesta a ser feliz), y mis clasesdeyogaquemeconvalidaelipad (porque de pronto soy consciente de que tres tardes a la semana son muchas tardes, y hago trampas, y me corrijo a mí misma las posturas y asíestoybien), y mis viernes por la tarde, y mis flirteos noctámbulos con House of Cards, y de nuevo el miedo y la pereza y Estocolmo, pero estoy harta de ser camello y ser león empieza a no ser suficiente y quiero ser niño.

Sí.

Sí.

Sí.

12.9.13

"Tú eliges: fordista o emprendedora"

"Vamos, valiente. Salta por la ventana".

- ¿Qué tal ha ido?
- Me están pidiendo que salte por un balcón. Montada en un unicornio y rodeada de arco iris y confeti de colores, pero que salte por un balcón.
- Eso quizás lo entiende tu hermana... Yo voy a necesitar que me lo traduzcas.

Hay gente con un don para ofrecerme cosas que no puedo aceptar. Hace años me ofreció un trabajo absolutamente hermoso y muy por encima de mi experiencia, pero muy por debajo de mis necesidades económicas. Ahora, viene a ofrecerme un reto, justo lo que necesito, pero un reto kamikaze.

Sentir que no tengo nada que perder ayuda, pero no lo suficiente.

Cada día que paso en La Gruta es un día más sin derechos, es un día que pierdo. Mi Tía McBeal me dice cosas que me ponen asquerosamente triste, y, es una pena, pero en mí la tristeza y el miedo van terriblemente unidos. Así que después de pasar una tarde casi perfecta con la Chica Patatista, una tarde de entusiasmo desbordado, de buenas noticias por partida doble, de elevar símbolos a la categoría de criterios diagnósticos, de comer hasta que nos duele la tripita y tomar café en uno de los sitios más bonitos del mundo, una tarde de "pero no hemos venido aquí a hablar de esto", una tarde de hablar de lo otro, una tarde de "yo te adopto" y de sentirse terriblemente viva, acabo enviando un e-mail de síperono que no le hace justicia, que no me hace justicia.

No sé si estoy ante una disyuntiva terrible o ante un falso dilema. En la mano, un trabajo que ya no puedo apreciar con una manada de manatíes a los que no puedo apreciar más, sin derechos, pero con inercia; frente a los ojos, un trabajo que no sé si sé hacer, un sector que me parece bonito, un horizonte con Mi Hermana siendo la Guinea Pig Commander del universo, proyectos internacionales, ser una cliente del demonio en vez de sufrir a clientes tóxicos, un peso gigantesco sobre los hombros, y una incertidumbre nivel encuatromesestenemosquecerraryseráculpatuya.

Y querer saltar por la ventana, y despertarme con un tremendo arrepentimiento y darme cuenta, como al lanzar una moneda al aire, de lo que realmente quiero.

Y lo que quiero no es esto. Lo que quiero es aquello. Aunque tenga que trabajar en Prosperidad, aunque pueda quedarme sin trabajo en cuatro meses, aunque lo haga todo mal, aunque el Chico Propuestas se convierta en Jefe del Infierno, aunque...

Lo que quiero es que todo eso no haga temblar lo que tengo en la otra mano. Mi Hogar, Mis Reglas; bailar, estirarme y jugar; aprender a parar montañas rusas. Portarnos mal hasta las dos porque luego me voy a echar la siesta.

Lo que quiero, al final, es lo que quiere todo el mundo: un puñetero trabajo fordista.

Y me molesta infinitamente no ser tan valiente como me creo. Y me enfundo en mi "Together we can do anything" y tengo muchas, muchas ganas de abrazaros y creérmelo.

11.9.13

D.Es.Con.Ex.Iones

Me creo que acabo de descubrir que me gusta bailar, pero en el fondo siempre me ha gustado bailar, o así dicen los hallazgos arqueológicos. Bueno, siempre no. A partir de un determinado momento dejó de gustarme y dejé de bailar con los cascos por las noches, de saltar en la cama por las tardes, y de pegar botes desincronizados andando por la calle. Y pensé que nunca me había gustado.

Leyes generales de la existencia.

Descubro así que me encantaba la lluvia. Me encantaba a tal nivel que salía a fumar bajo las gotas, que daba palmas de expectación ante la posibilidad de saltar en los charcos. Me pregunto con qué lo hacía, si las Converse de Volar tienden a convertirme en Shrek cuando se mojan, si hasta el año pasado no me hice con unas botas de agua.

Y me leo, sonriente ante la proximidad de la época de jerseys enormes y gorditos, y me pregunto por qué, y me pregunto en qué momento el invierno se me hizo enemigo, y a qué vino.

Y procuro mirar por la ventana y sonreír ante el desastre acuático de la terraza cuyo toldo no pensé en echar ayer, y procuro que me haga ilusión sacar el pañuelo y la chaqueta, y cojo mi paraguas plegable y me peleo con la bolsa de los pasos de invierno para encontrar algo más adecuado que unas zapatillas de lona, algo con lo que saltar en los charcos.

Al final salgo de casa con temblores, botas y lo que parece que se va a convertir en mi uniforme de pretemporada otoñal, y me siento tan descolocada como el primer día de sandalias, pero no me siento ni remotamente triste, y pienso que debería recuperar yoes antiguos con diferentes filias hasta que todo lo que hay en el mundo me haga feliz.

10.9.13

Hiperestesia

Releyendo, descubro ataques de amor con palabras que empiezan por hipno y que en realidad (o según Google, que viene a ser un poco lo mismo) no existen, y veo, sobre todo, hiperestesia en todas partes, y pienso que en ese mundo donde todo era táctil y paladeable vivir debía de estar bien, y aún no lo sé pero me estoy preparando para un momento mágico.

Y es que veo Perfect Sense y descubro que puedo volver a sentir lo mismo que la primera vez que vi Las Vírgenes Suicidas. Y las comisuras se vuelven piezas de puzzle y las almohadas son solo cambios lumínicos y la vela que huele a mango convierte mi cama de princesa en un techo lleno de plumas de ganso, y todo suena, lejos, y quieroseguiroliéndotetodalavida y cosquillas disfrazadas de caricias y caricias de cosquillas y pienso que hacía muchos años que no me sentía tan inmensamente viva, y casi lo último que digo antes de dormir es "No me gusta haber olvidado que quería hacer cine".

Casi lo último.

8.9.13

- Sonríe.
- Desde La Gruta es más difícil... Pero tu mensaje me ha hecho sonreír.
- Ese era el plan.

Suena Secuela y el terrorismo poético ha vuelto. Su versión tímida. Pero ha vuelto.

August is a state of mind

Pensaba que iba a ponerme quejicosa. Me duele la garganta cuando me acuesto, ergo ya es otoño. Salgo de casa con ropa de repuesto, con tres tipos de prendas de repuesto porsifresco, porsifrío, porsimuchofrío, el bolso pesa, refunfuño. Nos llueve mientras nos reímos a carcajadísimas en el Eucalipto. Pero en plena arqueología emocional he descubierto que, durante una racha al menos, me encantaba la lluvia, así que en vez de hacer un drama la olfateo, como hace Vespa con los desconocidos, y la marco, y es mía, y es amiga; y entonces decidimos que nos subimos a extender el toldo y reírnos debajo, y ahora ya que llueva cuanto tenga que llover.

Me apasionan las tormentas desde la terraza, los rayos tras San Cayetano, y aunque sea la noche de los cristales rotos y ahí fuera todo el mundo se grite y se lance cosas, estamos en casa y estamos bien. El Rey del Laboratorio, el Chico Muy Músico y yo. Extraños triángulos.

Creo que con eso de que la Chica de las Sorpresas ha aterrizado en Madriz, los astros se han vuelto un poco locos y no paran de hacer cosas sorprendentes. O, por lo menos, desestructuradas.

Una mañana de viernes intentando averiguar a quién le ha mutado el olor, para que termine resultando que mis pantalones también tienen arranques de nostalgia. Un café en vez de cervezas con la Sobrina Fantabulosa, que ahora tiene ganas de ser Novia Fantabulosa, de un día para otro (y lo grave es que la entiendo perfectamente y me parece hasta normal); una exposición llena de conejos y de colores y cuando todo es bonito me encuentro hablando de juguetes sexuales con cuasidesconocidos y quierodesintegrarmeyquieroqueseaya; pasar tanto tiempo en el metro sin y con La Chica Que Fue Intrusa, que nos habría dado tiempo a ir a buscar a la Chica de las Sorpresas a la puerta de su casa del archipiélago; estar antisocial y entenderme fantásticamente bien con el Chico Visigodo, irnos a casa a dormir y hablar hasta las 7 de la mañana, y hacía siglos.

Padres y hermana, y hay algo muy raro en el ambiente que no tiene que ver con la Chica de las Sorpresas o no lo parece pero luego sí, y arranques de encantadorismo osllevoyostraigoyloqueoshagafalta, y perseguir gatos negros entre los balcones, y aleccionar hormigas, y pasar el quedarendosturnos que me boicoteó el casero al findeenelquenosepuedenhacerplanesporquetodovaasersorpresa, y encuentros inesperados (solo por una de las dos partes, me temo; que alguien me explique por qué un noquierosabernadadeti no tiene que ir indisolublemente unido a un noquieroquesepasnadademí, y de pronto la gente se salta las normas solo para lanzar torpes nadosinmanguitos que a ti te provocan alegría por inercia e indiferencia por lo demás, pero, sobre todo, una enorme duda de por qué narices tiene nadie que venir a contarte sus cosas a ti si ya no te hablan, y paralelismos, y patrones), y de pronto Madriz ya no puede ser 2020, y nos venimos arriba, y buscar Jäger por el Carrefour y despertar al monstruo manatí, y reírnos y todas las canciones de TDCC como aperitivo de las fantabulosas y comer pizza como si no hubiera mañana y es que en cuanto que una se olvida de todo aparece el cuerpo, y tener hambre es bien.

Y prepararse para dormir, por fin, ocho horas, y llamadas al timbre porque hay gente tan increíblemente correcta que le dejas tus llaves y le da vergüenza usarlas, y remoloneos que se convierten en dos horas más de sueño, y a partir de ahí otro día de nosehacenplanes que se convierte sin querer en un díaparamí y sincronizar dispositivos y suavizante de Nenuco y tomar el sol en la terraza.

Y no quiero que el descontrol dure para siempre, pero sí que pienso que este año, quizás el verano pueda durar doce meses. Y sonrío tanto que me duele la nariz.


6.9.13

Welcome back to 2004

Porque seguimos en modo nostalgia. Porque amor es que te hable la radio y nostalgia que te hablen las marquesinas. Porque hay anuncios de Nutella que recuerdan a anuncios de Sony. Porque se me sale el corazón por la boca, de pronto. Porque todo tiene interpretaciones diferentes, porque esa historia, también, no es la que era, y ahora, de golpe, siento una enorme necesidad de disculparme.

Porque vuelvo a reconocerme en cuanto dejo los 19, llego a los 20 y empiezo a callar y me regalo una dulce libertad y vivo en un mundo de sugus y plastilina y tizas de colores. Cuando todo era naranja, que decía Comandante.

Y de pronto siento una atroz nostalgia por unos meses de los que hace poco no tenía ningún recuerdo, porque la memoria selectiva es un arma cargada de futuro.

Y encontrar un sitio donde Mi Media Infancia, Chico de Ciencias y su compañera y yo podemos plantarnos en Sevilla en diez minutos de metro es justo lo que necesitaba. Y como serranitos y aunque no beba Cruzcampo tengo ganas hasta de escuchar Bersuit.

Me sorprende todo el rato la ingente cantidad de música que devoraba, culturófaga. Citar de memoria canciones que ahora no sé ni como suenan.

Me duele un poco ser tan mayor que no crea ya en el terrorismo poético, pero de pronto vuelvo a ser yo detrás de frases desgarradoramente ingenuas.

Y me doy cuenta de que hace diez años desde que me agarré al "fácil, y bonito, y ya", y que cuando no me suelto va todo bien.

5.9.13

Miedos

"Pues eso te digo. Que hacemos cosas para asustar nuestros miedos". El Chico Speed tiene de cuando en cuando unos ataques de iluminación muy serios.

Le decía al Parador de Montañas Rusas que me siento frágil y vulnerable. No es ninguna novedad ser frágil y vulnerable, pero es una novedad decirlo. Es una novedad afrontarlo.

Como el sentir vergüenza. Ahora me da vergüenza todo, en general. Lanzarme a bailar swing en el Travelling. Hablar en según qué contextos. Montar un pollo en un servicio técnico en el que sé positivamente que me han estafado. Dirigirme a La Jefa de Todo Esto. Jugar a la consola. Comprar comida.

"¿Cuántas fobias, no?"

El Chico de la Sonrisa se metamorfosea todo el rato. De refugio de la Chica Aura a vecino, de vecino a experimento antimiedos, de experimento a cita, de cita a arrepentimiento.

Por qué cojones estoy haciendo esto.

Decía Mi Media Infancia que la diferencia entre los 20 y los 30 es que sabes cuándo es el momento de irte a casa. Lo que pasa es que no te vas. Pero al menos hay una voz en tu cabeza que grita, alto y claro, "ahora. Lárgate ahora". Acabadas las berenjenas y la carne especiada era el momento de marchar, antes de que los árboles de Argumosa siguieran bailando trance en mi retina, granoyuvanomezclan hasta que mezclan, que últimamente es con cierta asiduidad.

Pero cogimos el cambio y dijimos que era para la última, y cervezas innecesarias, y ataques de valentía frente a esas parejas bailarinas que me daban miedo y "mírales, pobres, hemos ganado", y luego más miedos, "debería coger una camisa", y en mi casa no entra nadie, porque esas son mis reglas. Planifico una salida sucia con zapatos en la mano pero acabo saliendo a las seis de la mañana, porque la diferencia entre los 20 y los 30 también es que una tiene más sueño que miedo, incluso cuando tiene mucho miedo.

Y llegar a casa y que Vespa me espere con cara de dóndeestámicaramelo y sentirme culpable.

Y que suene el despertador a las 8 y media y creer que estoy despierta y saber que no.

Y llegar tarde a la oficina justo ahora que la Segunda de A Bordo empieza a soltar comentarios jocosos sobre la longitud de nuestras sobremesas (y eso que aún no habla de los desayunos) y pensar que igual empieza a correrme prisa hablar con el Chico Lomo y cerrar mi Plan C.

Y ponerme muy mala solo de pensar en la expresión "Plan C".

Y "tienes una almohada en la cabeza" y la sangre que se baja hasta los tobillos.

Y tomar el primer café en La Gruta y, claro, tirármelo por encima. "¿Te has manchado, niña?" "¿Te extraña?"

Y "¿no has dormido?" "No". "¿Has salido?" "Sí". "Joooooder, tía. Lo tuyo es muy serio".

Y pensar que si lo mío fuera muy serio, precisamente, no saldría.

Septiembre. Clases de baile, de yoga, de teatro, de psicología. Dejar de beber entre semana. "I'm doing Sober September. My brain hurts thinking about it."

El mío duele de pensar en un Septiembre Ebrio.

Por favor, todos los que vais a venir, a sacarme de fiesta, a hacerme trasnochar, a hacerme muy feliz, a traer luz al principio del otoño, cuidadme.

No me oiréis pedir esto muchas veces.

Voy muy en serio.

4.9.13

Meta

Me pongo en plan tozudo con el Parador de Montañas Rusas, porque para eso no he empezado la carrera, aún, y así como quería escribir la CasiSociología, ahora quiero escribir la AntiPsicología, y él me asegura que las cosas son de una forma y y las siento de otra, y ahora resulta que este blog me disocia mientras yo pienso que me centra.

Y yo me pregunto si es posible que quieres hemos escrito más con teclado que con bolígrafo vivamos la experiencia inversa. Porque yo siento más mío lo que escribo en unos y ceros que lo que escribo en tinta y papel. Más real.

Luego sigo releyendo tiempos inconexos y pienso que igual tiene razón. Pero soy tan tozuda que igual da igual que la tenga.

Porque, disociada o no, nunca he escrito mejor que en 2004. Me releo y me odio un poco, en general, como personaje, pero me admiro bastante, en general, como narradora. Juego con las palabras como si fueran piezas de lego hechas de plastilina. Monto, desmonto, retuerzo.

Hoy la Chica Úbeda me dice que se siente mal por no saber o recordar que existe este espacio, y yo pienso que tanto mejor. Que me gusta que en este rincón solo entren bots. Si ustedes quieren verme, señores, se pasan por mi casa, y tomamos algo en la terraza, y sonreímos.

Pero yo aquí estoy bien. Estoy MUY bien. Y de aquí salto por el balcón a la novela. Y eso es fantástico, digan mis nuevos manuales lo que digan.

3.9.13

Distiéndete

Atiende a lo que te digo,
no tiendas a querer entender todo;
pretender entender todo es desatender la realidad
de que todo día tiene infinidad de estados,
de que todo estado tiene infinidad de estadíos,
De que cada estadío podrían hacerse infinidad de estudios,
y que no tiene sentido que tu estadía en tu día se reduzca a estudios y estudios
de estadíos y estados.

Mira, si te logras desprender
del afán continuo de comprender,
y te prendes a aprender de la infinidad de afinidad,
de la infinidad de unidad que anida en todo,
aprenderás a prenderte de mi darte,
y aprenderte de mi dar y de todo dar,
y de todo arte,
y verás todo lo que podrás emprender
aún sin comprender.

Atiéndeme, te repito,
no pretendas entenderlo todo,
sólo tiéndete a mi lado
y distiéndete.

[Poesía cacofónica, recibida, claro está, en Argumosa]

El Chico Pez, ante mi enésima erupción etílica de los últimos quince días, lo arregla todo con una frase: "En tu vocabulario falta una palabra: naturalidad".

Hacer lo que una quiera y perder el miedo.

Dejar que me hables de acompañarme al mercado y sacarlo todo fuera.

Jugar al Super Mario Kart sabiendo que voy a perder.

Decir que sé que no puedo controlarlo todo pero que eso me da miedo.

Y acurrucarme y ganar a todas las pesadillas que se pongan por delante, vengan del lado de la cama que vengan.

2.9.13

Traducción simultánea

Entonces los jueves no eran noches de rosas, como en Porno, porque todas las noches eran noches de rosas; los jueves eran noches de ruso.

Retorcíamos a Cortázar: andábamos buscándonos porque sabíamos que andábamos para no encontrarnos.

Y hablábamos en clave, y mentíamos tanto que había que hacer plantillas para interpretarnos, porque los tequieros eran una cosa rarísima y los quierovertes eran una cosa aún peor.

Ahora, los jueves cazamos ciervos, y dejamos para los viernes lo de andar sin buscarnos y, ahora sí, encontrarnos; ahora hay Whatsapp y los encuentros por casualidad ya no tienen ningún mérito. Salvo cuando parece que nos buscamos pero en realidad hablamos ruso.

Fingir que quieres inventar palabras cuando lo que quieres inventar son formas de hacer, son tactos, son olores, y el lenguaje tiene mucho que perder frente a la hiperestesia.

Fingir, mentir, y, por tanto, perder.

No hay nada más difícil de perder que un hábito. Desaprender. No quedarte con las frases del Café de París. No quedarte con el silencio del sábado por la mañana. No dejar que te destruyan cosas que no tenían la menor intención de hacerlo. Ver acercarse el agujero negro y explicarle que aquí ya no tiene hueco por mucho que escarbe.

Pero una puede ser muy valiente para algunas cosas, pero hay que ser francamente kamikaze para explicarle a alguien que no puede jalearte cuando quieres caprichos porque está incluido en el menú.

Y aun así, hacer por sonreír, respirar hondo y tragar saliva, porque sabes que antes o después vas a empezar a hablar con intérprete, y aunque todo salga mal, habrás aprendido a traducir desde el ruso.