Hace ya casi un mes que en ese invento del demonio conocido como Farmville (y del cual afortunadamente voy consiguiendo desengancharme) empezaron a fraguar el espíritu navideño, permitiendo sembrar ponsetias, montando retos para conseguir nieve y luces de colores y demás tópicos.
No recuerdo qué más tenía que hacer ese día, pero sí que salí a la calle dispuesta a no pelearme con las navidades este año, que ya está bien. Creo que es posible que llegase a silbar algún villancico, e incluso que no fuera Last Xmas (I gave you my heart), lo cual está bien como cambio.
El psicólogo se ha pasado las dos o tres últimas sesiones preguntándome qué tal se presentaban las navidades, y aunque yo no le dijera otra cosa que "no estoy dispuesta a convertir una época del año en un problema", me parece que no se lo ha terminado de creer en ningún momento.
Pero el caso es que el 23 fue la tradicional copa navideña con los amigos de mis padres, y aunque no vinieran el Chico Intocable ni mi Falso Primo, me lo pasé bastante bien. Descubrí mi capacidad de hacer chistes políticos que le encantan y que no le gustan nada a mi Hada Madrina Suplente, estuve hablando de ediciones contextualizadas de la Biblia, conseguí plantearle a mi padre mi línea de investigación pasito a pasito (y sonaba incluso consistente), y no paré de escuchar que tengo mucho mejor aspecto, que me brillan los ojos, y que se me ve fenomenal; que, así, da gusto, las cosas como son.
El 24 era el único día al que le tenía algo de miedo y aunque fue uno de esos momentos en los que te dan ganas de comprar una caja entera de libros de Coupland y envolverlos para regalo, comentándolo con mi madre el 25 todo lo que podía decir era bueno. Claro, que ella andaba en bucle con lo de su régimen y también le dije que yo la veía estupenda y mucho mejor que con cualquier otro o en cualquier otra época. No me quedó otra que acabar la intervención con un "que igual es que tengo un exceso de positivismo constructivo y me parece que todo el mundo está fenomenal o, como mínimo, de camino". Pero me gusta ese punto de vista, las cosas como son.
Antes de que empezase el no-parar-de-comer de estos días, mi madre decía "qué bien, vas a estar 3 días en casa y vas a volver a odiarnos". Y no. El caso es que no. Mantener la calma y la neutralidad, por una vez, no ha sido difícil; aunque haya ayudado tener una contractura tan bestial que nadie pudiera meterse con mis ritmos ni mi nivel de actividad (y que, a cambio, me hace perderme el jolgorio navideño con la Chica India, pero en fin). Colaborar según las posibilidades, y mirar las broncas desde la barrera. Todo bien. Creo.
Descubrir que ya le he pillado el punto a mi hermana, sin duda, y que casi le compro exactamente el bolso que quería, y sentir una ilusión desbordante porque aunque no se deje, la voy conociendo. Alegrarme como si la ilusión de mi Cuñado fuese mía, porque no se ha visto jamás un chico tan majo y con tan mala suerte.
Y reunirnos por fin toda la familia por parte paterna, y que todo salga bien, y que mi abuelo aguante el día y hasta disfrute de muchos de los ratos, y no sentirme chiquitita e inútil mientras mis tíos discuten, sino disfrutar de lo que dicen y de las ganas con las que lo dicen. Recibir halagos y no sólo críticas. Sentirme afortunada casi todo el tiempo (e incluso guapa, muchos ratos). Que mi Prima La Brujita me abrace de sopetón y que lo haga como si no fuera a soltarme nunca, y luego me regale un dibujo (aunque me mienta y me diga que no le gusta escribir). Que toda la familia se haya empeñado en que vuelva a escribir y contestar, simplemente, "no tengo prisa. Igual un día me levanto y me da por ahí". Sentir cariño, no presión.
Y llevarme de regalo una noche más con el Rey del Laboratorio.
Quién decía que las navidades no podían estar bien.
Saturday night (lirirarará)
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En medio de la fiesta, inicio de un larguísimo atardecer, se me acerca una
chica a la que no conozco de nada y me dice: "Eres muy simpático, me caes
muy...
Hace 2 años
3 comentarios:
Bueno, empezar las navidades pensando que no tienen que ser malas fue un buen comienzo. Me alegra mucho :)
A mí también. Es buena época para esperar grandes cosas... y no grandes desastres.
Ánimo con el desenganche de Farmville. Yo lo hice de golpe, !no hay dolor! Es que había descubierto que me ponía el despertador a la hora de recoger mis cosechas... :(
Sí, eso pasa. Aunque yo lo hacía al revés (sólo plantaba aquello que coincidía con la hora a la que me despertaba), eso conseguía que llegase sistemáticamente tarde.
Conseguido lo de Farmville, ando contra el tabaco. Y comparado con esto, la adicción a la granja es una risa ;)
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