1.12.10

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Poco a poco. Paso a paso.
Primero, estar a gusto. Poder dormir, ducharse. Evitar las catástrofes del tipo de lluvia de interior.
Luego, estar conectada. Despacio. Por fases. El Reader resulta abrumador y da miedo pensar en todo lo que una se pierde en dos meses sin Internet. Estado de Facebook dixit: Echo de menos los 90, cuando uno podía no tener Internet y no sentir que estaba aislado del mundo.
En el fondo, no echo de menos los 90 en absoluto. Al menos, los primeros 9 años de los 90. Las cosas como son.
Estar sola. Disfrutar del silencio y del tic-tac del reloj à la Baudelaire que a ratos es vitalista y a ratos ansiógeno, y que no quedó tan bonito como debiera, porque el máximo grado al que puedo llegar como creativa es al concepto. Production design.
Hacer listas y borrarlas cuando me sobrepasan. Posponer en términos de meses, ni siquiera de semanas.
Sonreír como una boba cuando detecto automatismos recién instalados, saborear las nuevas rutinas.
Aprender a mirar a un conflicto de frente, meterme dentro, decir NO y seguir.
Aprender que un mal día es sólo un mal día y no el principio de una mala época.
Asumir la naturaleza esquizoide que tiene mi plan vital, no aspirar a la coherencia, y aun así rechazar el posmodernismo de pleno porque ni todo vale, ni todo es construido. O igual sí, pero no me da la gana.
Pataletas y calendarios de Adviento, porque ser pequeña sienta bien.
Aspiro, sólo, a una supervivencia relativamente agradable. Lo demás, es regalado.

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