El mundo está lleno de mecanismos de defensa casi gratuitos, pero, claro, con defectos. Como por ejemplo, el Lujo ibérico como manera de darle la vuelta a la tristeza y convertirla en rabia. Como dice House, "la decepción es la ira de los cobardes". Te pones la careta de valiente, gritas un par de veces que "los hay cabrones y cobardes" y que "mucho talante y mu' poco talento", y ya no estás triste. Lo que tienes es ganas de quemar contenedores y patear papeleras, eso sí. Que tampoco estoy muy segura de que sea una solución, pero menos da una piedra.
Juego con mi estado de ánimo como si fuese plastilina, pero al final, la mierda queda debajo. Y por más zolpidem que quiera tomar uno, ni siquiera los hipnóticos te libran de soñar con toda esa porquería que has barrido bajo la alfombra.
Y soñar es una mierda, ya lo dice el Chico Escritor.
He intentado quedarme en casa, considerar que las cosas no son urgentes, sino importantes, dar pasitos. Pero, francamente, estar en casa no me sienta bien. Todo se andará, pero, de momento, mi casa me resulta un Gran Monumento A La Ausencia.
Llevo unos días insoportable y pasar tanto tiempo conmigo misma no ayuda en absoluto por más ficción que queramos meterle al contexto (vaya chute de series atrasadas me he metido...). Desgraciadamente, el mero hecho de ver series también está conectado a él.
Argh. Malditas rutinas, malditas costumbres.
Blue es un solete que trae chocolate y pringles para pasar los malos tragos, pero, claro, mi estómago ha decidido que si no coopero, él tampoco, así que estamos otra vez sin hablarnos. Al menos esto sirve para concluir que, efectivamente, sólo es psicosomático y que no tiene por qué haber una operación el 25 de marzo, a pesar de mi afición a inventar Leyes Generales de la Existencia con dos coincidencias de nada.
Hace unos días, me despertaron justo antes de que destrozase el universo (efectos secundarios de leer demasiado a Douglas Adams). Me dan ganas de dormir días y días hasta reencontrarme con ese sueño sin acabar, disparar el maldito trasto, ver cómo todo se hace pedazos, disolverme en un agujero negro, y luego ya, si acaso, despertarme y hacer vida normal.
Porque hay que hacer algo con toda esta energía negativa; algo, a ser posible, que no sea pasársela a mi ordenador para que después de mes y medio en el servicio de reparaciones, vuelva a apagarse cuando yo tengo ganas de gritar.
Saturday night (lirirarará)
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En medio de la fiesta, inicio de un larguísimo atardecer, se me acerca una
chica a la que no conozco de nada y me dice: "Eres muy simpático, me caes
muy...
Hace 2 años
2 comentarios:
"mi casa me resulta un Gran Monumento A La Ausencia".
Qué grande.
Si te permites sentir el dolor llegará un momento en que rebosará. Si te permites llorar cuándo te apetezca, llegará un momento en el que dejará de apetecerte, como si hubieras vertido todas tus lágrimas y te hubieras quedado seca.
Mientras tanto mucho ánimo y cuándo te falte, sólo concéntrate en seguir respirando.
The trick is to keep breathing, ya lo decía santa Shirley Manson ;)
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