Entro en Correos y tengo que mirar a uno y otro lado.
Mientras hablaba con Blue sobre la cronificación de mi antes intermitente despiste (a quienquiera que le prometí apuntar algo en mi agenda en octubre o noviembre, que sepa que le mentía y que me recuerde con qué me comprometí...), obviamente he tenido otro: a saber, 38 eurazos de copistería, la persiana del local en mis narices, y el olvido total y absoluto de hacer una portada para el documento resumen-sinopsis que indique a qué guión me refiero, así como las cinco copias de rigor de dicho documento, del que, por alguna razón incomprensible, sólo he hecho una.
Volvamos a Correos: digo que miro a ambos lados porque han pasado las dos y media y necesito fotocopias y se supone que las hacen, pero no veo dónde. Un Señor Gigantesco me grita: "Tienes que pedir número", y ya veo venir mi enésimo encuentro con el funcionariado público. Pero no.
Cojo el número, éste se enciende en el luminoso sobre el Señor Gigantesco, y al llegar a él saco mi mejor sonrisa de séquemevasamandaralamierdaperoteníaqueintentarlo: "Hola, ¿fotocopias hacéis? Porque tengo que enviar esto y me faltan copias de una cosa y..." "Ay, qué duro es el camino del literato".
Inmediatamente, el Señor Gigantesco empieza a caerme bien. Me hace todas mis copias, me presta una grapadora, "¿también tenéis que mandarlo en CD?" "Pues sí; supongo que así, si por casualidad alguien lo lee y le gusta, hacen otras cuatro copias como las que han tirado a la basura nada más abrir el paquete" "Ya te digo, se las imprimes, se las encuadernas, les haces un CD... Ya de paso, podrías darte tú el premio" "Pues oye, sí, porque además a este precio..." "Bueno, mucha suerte".
Mi cajita preciosa (próximamente en fotolog) sale en dirección a Segovia, el Señor Gigantesco no me cobra ni las fotocopias ni el sello de Franqueo Pagado que pone en el sobre que contiene mi documentación para que me den de una vez el añlijdñlasjda título de licenciada, y me voy con una sonrisa, pensando que nos vamos a ver mucho, este señor y yo, en lo que queda de año.
Y que uno no debería presentarse a concursos más que de cortometrajes y relato corto, porque a cincuenta eurazos los trámites de inscripción, los 9.000 del premio los debería dar el gremio de copisteros españoles.
Saturday night (lirirarará)
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En medio de la fiesta, inicio de un larguísimo atardecer, se me acerca una
chica a la que no conozco de nada y me dice: "Eres muy simpático, me caes
muy...
Hace 2 años
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