9.10.10

Gente que roba puestos de trabajo, vol. V - Servicio de información de la Biblioteca Central

En primer lugar, alguien debería tomar medidas sobre el hecho de que desde hace años, la dirección que aparece en Internet de la Biblioteca Central de la Red de Bibliotecas Públicas de la Comunidad de Madrid está equivocada, y que están en Balmes, y no en no sé qué Felipe.

En segundo lugar, alguien debería asegurarse de que hay algún tipo de comunicación entre la planta baja y la primera. Que parece fácil, pero no lo es.

Ayer, llamé a las 8 y media de la tarde para preguntar si abrían hoy y si aceptaban donaciones a pesar de ser sábado. Alguien muy majo me contestó que no había ningún problema y que podía acercarme a cualquier hora de 9 a 2. Lo que no me explicó era que tenía que teletransportarme para evitar la entrada.

Porque al llegar a la puerta con mi maletón gigante, el chico del nuevo mostrador de Información/Recepción, me ha dicho, muy lógicamente, que dejase la maleta a la entrada.

- Si es que vengo a hacer una donación.
- Muy bien, ¿quieres un carnet?
- No. Ya tengo carnet. Quiero hacer una donación.
- ¿Una donación? ¿Pero de qué?
- Pues narrativa. Un poco general y otro poco infantil y juvenil.
- ¿Libros, entonces? [¿Qué coño pensaba que iba a donar a la biblioteca? ¿Armas?]
- Sí, claro.
- Uy, no aceptamos donaciones de libros.

¬¬

- Ayer llamé y me dijeron que sí.
- ¿A qué hora?
- Por la tarde.
- Ah, pues por la tarde no sé qué hacen [O.o], pero desde luego aquí no aceptamos donaciones.

Me saca un papel, subrayado en rosa, en el que pone: Donación de Libros, como si aquello fuese, como mínimo, la Constitución.

- Mira, ¿ves? Tienes que ir a una ONG, o algo.
- Ya -nunca antes dos letras sonaron tan mal.

La vigilante de seguridad decide mediar en todo esto antes de que me ponga violenta. No me veo la cara, pero es bastante probable que esté dando un poco de miedo.

- Pero vamos a ver, ¿no puedes quedártelos? ¿Y poner una mesa, y que quien quiera se los lleve, o algo así?
- Ejem. O hablar con tus compañeros de arriba - sugiero yo.
- No, no, no. Aquí no aceptamos donaciones.
- ¿Pero no ves cómo va de cargada la chica? ¿Que lo ha traído todo hasta aquí y tú le estás diciendo que se lo lleve otra vez?
- Sí. A una ONG. Las donaciones se hacen a ONGs.

La vigilante me mira con cara de "al menos tú no le aguantas todos los días". Yo cojo mi maleta gigante, vuelvo a bajar la cuesta (llueve, además. Eso no ayuda al humor, lo garantizo) y tiro para la tienda de libros usados de General Álvarez de Castro. Salgo de ella con 20€, los libros de los que me daba pena deshacerme (porque juvenil, dice, no vende), y el ofrecimiento encantador de la madre del dueño de acompañarme a mi casa con el paraguas.

Así no hay quien contribuya al desarrollo local, debo decir. La próxima vez, me dejo todas mis ínfulas solidarias en casa y me voy directamente a donde me paguen por mis cosas.

Ya está bien.

2 comentarios:

Rocío dijo...

Jo, qué mala pata que no te dejaran entregar los libros ¿no? con la penita que da venderlo! :(
Un saludito

La abajo firmante dijo...

Pues sí. Pero qué le vamos a hacer. No será porque no lo haya intentado.

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