8.8.08

Hay veces en que me siento estúpida, totalmente y sin remedio. Ejemplo práctico: vestirme expresamente para bajar a abrir un buzón vacío salvo por la propaganda de comida china a domicilio. Para ilustrarlo aún más, resulta que hago esta estupidez cuando debería estar de cañas por la Latina. No he salido. Me he peleado con mis padres. Por dios, ¿es que tengo dieciséis años? Pero las cosas no evolucionan. Hay que asumirlo. Algunas cosas no van a cambiar, y mi relación paterno-filial es una de ellas. Mi psicólogo ha hecho grandes esfuerzos para conseguir que no quiera educarlos. De acuerdo, ya no quiero educarlos. ¿Pero, no podrían, simplemente, ser normales? Dejarse de chantajes emocionales y de miradas hacia otro lado. "Quizá eres demasiado susceptible", dice mi padre, como siempre suspendido en un puente sobre cocodrilos cual Indiana Jones. Pero no, no es una cuestión de susceptibilidad. El Chico Cósmico habla de océanos de por medio, y yo misma me pregunto cómo cojones pudo no cuajar aquel proyecto australo-neozelandés que sentíamos tan firmemente arraigado que parecía una epidemia mortal de peste, sólo hace unos años. Ya no está. Me pregunto dónde van esas cosas, toda esa energía destinada a proyectos que se convierten en abortos.
Esta vez, en concreto, mi cerebro hace un razonamiento inconsciente asombrosamente lógico. Tengo demasiado por lo que preocuparme, referente a mi propia vida. Así que decido no salir. En lugar de eso, empiezo mi trabajo de fin de carrera. Me pongo pelis que quiero borrar del ordenador. Me peleo con la flash gallery para mi futura site super-visitada por magnates de la industria audiovisual, o con eso sueño.
"No vas a parar hasta que seas famosa", me decía ayer la misma que lloriquea porque no va a verme hoy, ni mañana. Pues si ya lo sabes, deja de decirlo como si fuera algo que estás obligada a corregir. Pasar miedo porque haya rellenado dos fichas en una agencia de figuración y modelaje es absurdo. Aunque también es absurdo el círculo vicioso en que lleva inmersa meses.
Por favor, que alguien la saque de ahí, porque a mí mi psicólogo me lo tiene terminantemente prohibido, y yo necesito que me devuelvan a mi nueva madre, a esa que existe sólo hace dos años y que ha desaparecido hace unos meses. O eso, u Oceanía. Ellos verán.

2 comentarios:

Mirta Peces dijo...

bueno, bueno, bueno.
Han pasado ya dos días desde que escribiste este post, con lo que, imagino, todo lo que sentías el día 8 de agosto se ha esfumado o se ha quedado tranquilo en un rincón..
yo he vuelto de la playa con las pilas cargadas y con ganas de cambiar mi estilo de vida o mi estilo de no-vida.
hoy he soñado contigo y cn gente k conocemos las dos.
espero k estés muy bien y que descanses y que des la justa importancia a las cosas.

dijo...

jaja me ha parecio muy divertido, aunque en el momento de escribirlo estuvieses dándole vueltas a tus problemas, enfin, así es el pensamiento humano, se desvoca y se tratan mil temas pero las obsesiones siguen siendo las mismas.
Soy Lorena, la amiga asturiana de Marta que estuvo una vez de cañas por Madrid.
Besos.

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