22.5.08

Busco un camino

Creo que, en cierto sentido, es bastante más que fantástico pensar que hay tanta gente alrededor que no comprenda que a veces no hace falta que pase nada para que la tristeza se convierta en un dolor tan insufrible que es mejor estar dormida, como en los días de regla de agosto, después de dos ibuprofenos, a 40 grados. Creo que al menos quiere decir que ya no me rodeo exclusivamente de gente que está loca de atar y que necesita más ayuda que yo. Creo que eso también es un paso para seguir aprendiendo a pedir ayuda. Rodearte de gente con los medios para dártela.
Pero, deformación profesional, me invento crisis que no sé si existen en las mentes de mis amigos y procuro resolverlas con palos de ciego. Como las mías.
Me dicen que avance, pero me parece absurdo echar a andar sin saber en qué dirección quiero ir.
Esta noche he tenido un sueño rarísimo, en cuanto a las personas que aparecían, pero había algo significativo: yo estaba empeñada en ir a una determinada playa, pero el Chico Pez, que había venido a verme (conclusión lógica de la fantástica sorpresa de que una llamada que uno cree que es desde UK sea desde la puerta de su piso), no quería andar tanto. Y yo tenía su móvil en el bolsillo, pero me daba igual: echaba a andar y descubría que el camino era breve y que la cala a la que llegaba merecía mucho, muchísimo la pena. Por las vistas, y por la compañía (aunque de una forma rara, nostálgica).
Esta mañana, Blue ha sido capaz de pedirme que la acompañara al aeropuerto, y yo he sido capaz, aunque ya estaba en la ducha preparada para salir pitando, de decirle que necesitaba un ordenador y que hoy era el último día en que iba a poder disfrutar de él para mí sola antes de las dos entregas que tengo pendientes. Asertividad. Como en el sueño.
Ser asertivo implica saber lo que quieres, comunicarlo a los demás de manera diplomática, y procurar conseguirlo, aunque aguantar estoicamente no hacerlo. Algo así. El problema es cuando te falta el primer paso.
Hacia dónde quiero ir.
Cada vez tengo más claro que necesito esos doce meses. Que son míos y de nadie más, persona física o jurídica. La cuestión es cómo conseguirlos.
Mientras, procurar ir haciendo las cosas bien, para que, al menos, el dolor desaparezca.

1 comentario:

McCorby dijo...

El primer paso hacia El Mundo de Donde Sea hay que darlo sin saber si bajo tu pie habrá puente, carretera, camino de piedras o vacío. Porque sea lo que sea que se plante bajo tu pie será camino.
Encuentra cómo conseguir esos doce meses y acepta una invitación sin fin en el Sudeste Asiático.

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