Dos trabajos, ningún contrato. Tres asignaturas, dos directores y un proyecto de tesis, todos abandonados. Un montón de obligaciones que se van acumulando porque en vez de sangre, tengo nitrógeno líquido. Y no puedo moverme, no puedo respirar, no puedo dormir. Sólo puedo ver desde mi congelación cómo pasan los minutos y se me van escapando los deadlines de las manos. Cómo aumenta la regla de tres de horas de trabajo diarias.
Y las expectativas, las putas expectativas. Las propias y las ajenas. Los libros sin tocar, de todos los palos. Las carpetas que no abro. Los formularios que no relleno. Los planes que no hago, porque no sé dónde estaré. Porque no me atrevo siquiera a pensar dónde estaré.
El miedo al miedo. La envidia cancerígena que mueve todas mis palabras como una titiritera. El estar tan angustiada por la espera que estoy dispuesta a destrozar con mis propias manos todo lo que sea necesario, con tal de que no me obliguen a mirar cómo arde.
La sensación general de que sería facilísimo hacer un Kiko Amat.
Saturday night (lirirarará)
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En medio de la fiesta, inicio de un larguísimo atardecer, se me acerca una
chica a la que no conozco de nada y me dice: "Eres muy simpático, me caes
muy...
Hace 2 años
1 comentario:
¿ Hacer un Kiko Amat ?
Me gusta la metáfora de tener nitrógeno líquido corriendo por las ventas. Aunque no debe ser muy agradable sentirse protagonista de ella.
Ánimo.
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