24.10.13

Bucles

La Chica India se curra una playlist de canciones que escucha en loop, yo me planteo que por una vez es mejor que alguien me preste un bucle ajeno que seguir alimentando los bucles propios (o ese momento en el que por mis venas circulan solo frases de Julio de la Rosa. Todo el rato. Cooonstantemente, que diría la Sobrina Fantabulosa), y no.

No, porque el problema que tienen los bucles es el origen, no el desarrollo. Me da igual cómo de amplio sea el desarrollo: de lo que estoy hartísima es de volver al mismo punto.

El Chico Extraordinario decía el otro día en la charla por Skype más reconstituyente de mi vida que está leyendo mucho, y aprendiendo, y escuchándose, y que había descubierto, gracias a una feminista de cuyo nombre no podía acordarse, de que lo que hay que hacer es dejar de estar enamorado y empezar a amar.

¿Saben esas veces en las que uno piensa que una idea ha estado ahí toda la vida de puro buena que es?

Pues eso.

Amar en vez de estar enamorada. Abrazar en vez de oler.

Ahora mismo no te quiero en mi corazón sino en mi cama.

Quiero querer mucho, pero no está(i)s en mi lista de destinatarios. Todo tiene sus limítes.

Y sé lo que hago y por qué lo hago, pero duele mucho filtrar tanto después de todo este tiempo sintiendo a manos llenas.

Sobre todo, con la música inadecuada.

En bucle.

19.10.13

Un cuarto propio

A veces, todo lo que una necesita es un poco de disciplina. Dejar que se dispare el TOC. Contabilizar el tiempo, los gastos. Mirarlo todo desde un Excel. Y en el proceso, aprender a respirar hondo.

No paran de decirme que me meto en más de lo que puedo abarcar, y, objetivamente, de aquí a diciembre es cierto. Pero de pronto siento satisfacción por las cosas que hago. Una sensación de plenitud que es muy distinta a la alegría. Estoy menos alegre, sí, pero soy más feliz.

Un otoño de agotamiento producido por un montón de obligaciones autoimpuestas, pero también tiempo de autocuidados.

Mimarse, alejarse y centrarse. No puedo vivir más que una vez, así que no me queda otra que vivirla al 150%, aunque eso acabe significando viernes de película ñoña por el cerebro frito tras el intensivo alcohólicoemocional del jueves, y sábados maratonianos de estudio.

Estar en casa, asegurar la supervivencia del nido, y dedicar todas las fuerzas a seguir construyendo. Acabada la fase de limpieza (todo lo que resta, fuera), empieza la fase de artesanía (crear cosas que duren).

Así que todo lo que no sea fácil, se queda fuera.

I'm not in love, but I'm going to fuck you till somebody better comes along.

O eso espero. No tengo tiempo, ni ganas, de más.