27.4.11

Superwomen

Afortunadamente, sólo tengo 26 años. Comparto un piso de alquiler. Mi pareja no vive conmigo ni tiene prisa por hacerlo. Tengo trabajo, mucho trabajo, aunque me esté costando conseguir un empleo. No necesito cobrar esas facturas problemáticas inmediatamente porque me las apañé para tejer redes de seguridad a mi alrededor. Todos los problemas de salud de mi familia, por más que hayan destrozado las estadísticas, se han ido resolviendo de forma bastante satisfactoria; mi abuelo está vivo, mi padre puede comer casi de todo, no hay que abrirle la cabeza a mi hermana, y las vértebras de mi madre serán sustituidas mediante una serie de herramientas de última generación que garantizan una pronta recuperación. Estoy preocupada cual madre por la recuperación de mi coneja, pero es una coneja y no es mi hija. Y deseando que todo salga bien para estar a punto de empezar en un trabajo que será súperexigente y seguirá contribuyendo a que la veterinaria piense que no me ocupo bien de ella, pero que seguramente es el trabajo de mi vida. Todo el problema no es sólo que en la clínica hayan hecho lo que les ha dado la gana sin preguntarme si podía o no vigilarla, sino que este fin de semana voy como ponente a un congreso y, quizás, la semana que viene esté formándome en el extranjero para ese súpertrabajo.

Resumiendo: que soy asquerosamente libre y que me va fenomenal, con todos mis platos chinos.

Y no puedo parar de pensar en todas esas mujeres que no tienen tanta suerte, que tienen parejas que dan por hecho que el abastecimiento de calcetines limpios es su responsabilidad, que sí que tienen hijos y que no tienen caracteres fáciles, que tienen trabajos de mierda donde nadie les pregunta si tienen problemas en irse unos días de viaje, que no pueden dedicarse a investigar aunque les apetezca porque no cuentan ni siquiera con tres días seguidos que dedicar a su hobby, que no tienen una compañera de piso que puede vigilar a una seudohija que no puede pasar el rato en su jaula sin mayor complicación, y pienso que esas mujeres no se merecen el 8 de marzo. Se merecen una década de vacaciones, como mínimo.

4 comentarios:

La_Esperada dijo...

Qué bonito. Qué bien para ti y para las que podemos considerarnos privilegiadas. Qué pena por las mujeres que necesitan esa década de vacaciones. Por eso tenemos que seguir luchando, por nuestra generación y por las venideras.

¿ De qué color es tu pseudohija ?

Besos!

La abajo firmante dijo...

:) Gracias.

Blanquinegra. Más bonita...

Pumuky dijo...

No puedo por mas que pararme después de leerte y dejar unas letras en tu cuaderno.
Me parece un texto cojonudo, con perdón.
Seguro que tienes problemas, y cosas que te atormentan pero has elegido quedarte con lo bueno y no lamentarte de las cosas negativas.
Te aplaudo.
Viva las mujeres y las madres que nos parieron!
Un abrazo y un deseo

La_Esperada dijo...

Qué guay.

Suerte en el congreso!

Hola Pumuky. Qué sorpresa verte por aquí!

Besos a las dos!

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