24.6.08

Hoy es la noche más larga del año

Ven, viento del sur.
Ven y hazme fuerte.
Ven y líbrame al fin
de esta hora al acariciarme.

Déjame que decida
que la vida fue el único error.
Déjame a mi suerte
que no hay muerte si no hay también perfección.

Y sal, pánico, sal,
sal de mi mente.
Nadie nos prometió
vivir eternamente.

Bajo sábanas blancas
sé que guardas tu pobre interior,
como en una mudanza
hacia un sitio que te han prometido mejor.

Y es que hoy va a ser
la noche más larga del año,
y la quiero vivir como si en realidad
no tuviera que asistir a su final.

Y sal, sangre, sal,
sal de mi cuerpo.
Sal y vuelve a entrar
anegada en venenos.

Ahora que nada espero
y que no hay nada ya que añorar,
ahora hasta el mismo cielo
me acompañará en la cuenta atrás.

Y hoy va a ser
la noche más larga del año,
y la quiero vivir como si en realidad
no tuviera, no, que asistir a su final.

Y hoy va a ser
la noche más larga del año,
y la voy a vivir con amor y absurdidad.
Ya estoy listo
para el más puro final,
el más puro final.
(Nacho Vegas - La noche más larga del año)


Feliz solsticio a todos, con amor y absurdidad.

18.6.08

Quizá la felicidad consista en una capacidad de reducción.

Mercè Rodoreda (Barcelona 1908 - Gerona 1983)
Vint-i-dos contes (1958)

Ando desaparecida, pero espero volver. Estoy escribiendo en otro sitio, aunque no puedo decir en cuál hasta dentro de unas semanas, y eso tiene absorbida toda la energía que me ha dejado la astenia de la llegada del calor.

Reducción.

12.6.08

When in Rome, do as Romans do...

... esto es: quítele los amortiguadores a su vehículo (si no, no se siente bien el empedrado), colóquelo de forma que la línea que separa los carriles coincida con el eje central o conduzca por los arcenes, sáltese los semáforos, láncese a los pasos de cebra con intenciones suicidas (no, los conductores no van a parar en caso contrario), enchárquese los pies junto a la Fontana de Trevi, minimice el alcantarillado para poder competir con Venecia en los días lluviosos, compre una flota de camiones y conviértalos en prohibitivos puestos de comida, no venda chocolatinas en ninguna parte, señalice todas y cada una de las calles para no perderse en el mapa, cierre el metro a las diez y los lugares de interés turístico antes de las siete y media, considere que un camping se puede vender como un hotel de cuatro estrellas, ponga en el folleto que el minibar es gratuito pero esconda los abrebotellas, desayune tartas de masa quebrada con mermelada de cereza o albaricoque, aprenda a que un café frío sea una delicia, prepare dos millones de tiramisús con recetas diferentes entre sí, deje un 10% de propina, sea terriblemente ineficiente en todos los aspectos, conjunte todos y cada uno de sus complementos, no lleve jamás tacones, siéntese en todos los céspedes donde indique que está prohibido, tome bebidas naranjas como aperitivo, y, por supuesto, cómprese una Vespa.

Lamentable haberme pasado el viaje de mal humor. Odio los antihistamínicos y los mapas que pretenden confundir al visitante en lugar de guiarlo. Pero lo cierto es que ha estado bien. Creo.

Fix it up

Me siento como una peonza (inmediatamente recuerdo la peonza que Fan#2 me trajo de San Francisco y creo que tengo que usarla in-me-dia-ta-men-te). Dando vueltas tan y tan rápido que el dibujo parece estático.
En el último mes, me han pasado dos cosas muy grandes. He ido a un casting, me han seleccionado, me han convertido en punky y he tenido que desfilar frente a cuatro docenas de peluqueros (y los gritos de "señorita, una foto" de mi abuela y la cámara del Chico Cósmico, pero eso es otra historia). Han seleccionado un microrrelato mío para una antología. De acuerdo, en una antología basuril de una editorial chiquitaja que se ha empeñado en inventarse un género y promocionarlo; y en una gala de peluquería y no en una pasarela ni un casting audiovisual, pero es igual.
Me he enfrentado a mi enorme miedo al fracaso, ni siquiera recuerdo el trauma, y, además, he salido mucho mejor parada de lo que cabría esperar.
El lunes recorría las calles de Roma murmurando para mí "soy escritora". Cuesta creerlo, después de tanto tiempo. Mi nombre volverá a salir dentro de un libro, y esta vez no seré amiga personal del autor, lo cual es fantabuloso, sin restarle méritos a Cuando las cosas dejaron de tener sentido; del que, por cierto, Blue ha hecho una crítica muy halagadora. Y me encuentro reforzada, apuntada a Audiciones.net, y alucinando un poco de que la Cyborg se halla quedado tan lejos en mi lista de pajas mentales. Ahora, cuando me estoy durmiendo, en vez de aterrarme a mí misma pensando en que me obligan a volver a la oficina, imagino que estoy impartiendo la primera clase del curso en una facultad, o, mucho menos divertido pero más real, que llega enero y soy licenciada. Que, por cierto, parece que por fin me dan facilidades para el próximo semestre.
Hay veces en que, simplemente, la vida cambia de polo y las cosas se arreglan solas. Ya no le debo dinero a nadie, he ajustado mis biorritmos, y algunos de mis enormes problemas de hace un mes son motas de polvo flotando bajo la ventana. A veces brillan, pero es lo más peligroso que hacen.

5.6.08

Desconcentrada, desconcertada, des...

Me pongo mala, como siempre, justo antes de irme de viaje. Me duele la cabeza, no puedo hablar sin ahogarme, y me salto el psicólogo, que, no obstante, es tan amable como para preguntarme por el estado de mi baja.
Tengo los biorritmos absolutamente locos. Me acuerdo un montón de la Chica India (me acuerdo tanto de ella, de hecho, que acabo por cruzarla con el Chanclas y mandar mensajes celestínicos), y esas conversaciones sobre la luz de los pasillos del metro, las horas en el reloj, y el no saber si son las ocho de la mañana o de la tarde. A mí me sigue pasando lo mismo, aunque con reloj digital, luz natural, y a las 4 de la mañana.
Destrozar un aniversario por el sueño que me domina, y luego pasarme dando vueltas en la cama hasta las 6 de la mañana, así soy yo.
Esta semana está acabando conmigo. No sé en qué día vivo, ni cuándo es la última vez que he comido. Ni siquiera sé cuándo fue la última vez que tuve hambre. Estoy totalmente descolocada, y lo único que quiero es darle a "Enviar mensaje", guardar el horrible archivador blanco en la estantería, y terminar de ver Twin Peaks, empezar a ver Dexter, dedicarme a la vida contemplativa, casera, e incluso creativa.
Sin embargo, como todos estamos un poco locos, no hago más que postponer el momento. Mi búsqueda de bibliografía para el trabajo de hoy ha sido dada por terminada cuatro veces antes de estar realmente terminada. No puedo parar. Me encuentro leyendo todos los apuntes, incluso los de tercero de CAV, incluso los que no sé si me van a servir; recuperando todas las fotografías que di por perdidas hace un mes; curioseando las listas de películas del Chico Cósmico y contrastándolas con las mías en Filmaffinity; y así un larguísimo etcétera de puntos suspensivos que no sirven para nada excepto para alargar el final.
No entiendo por qué es tan difícil concentrarse, si sólo hay que hacerlo un par de semanas al año. Mi hermana ha suspendido Matemáticas y Física y Química, así que me siento la peor profesora del mundo, aunque mientras hablo con ella oigo la tele y los cereales y me cuesta creerme que esté estudiando. Claro, que miro a mi alrededor, y veo pilas de libros que he decidido recolocar, los papeles del viaje a Roma, revistas con páginas señaladas, una agenda con los deberes de salir.com, tazas y tazas con restos de café, la hoja con los récords que tenemos en el Biggest Brain, un guión a medio modificar esparcido junto a la alfombra, y me digo que a quién cojones puedo aspirar yo a enseñar técnicas de estudio.
Miro el reloj y alucino con que sean las once y veinte. De la noche, dice la ventana (y la digitalidad del reloj, claro). Pues cenaré, y me pondré alguna película basura mientras subrayo. Mañana se acaba todo. Mañana entregaré mi CSS y mis tags y pensaré que todo era más sencillo de lo que parecía, cuando vuelva de pelearme con el banco y de estar junto a la oficina. O no.
En cualquier caso, se prevé supernochísima, y lo único bueno que tiene estar desubicada es que las supernochísimas pueden aprovecharse mucho más.