Últimamente, Destrozaflanes casi ronda la paranoia con el tema del cambio vital. Y cada vez estoy más segura de que necesitamos más tiempo juntas. Para que ella deje de pensar y yo empiece a pensar un poco.
Compré el temario de las oposiciones y la vida tomó otro color. El otro día la Chica Plurilingüe me dijo que había visto claramente cómo mejoraba desde que me habían dado más responsabilidad. Yo no estoy del todo segura de que tenga más responsabilidad (básicamente, tengo más marrones, pero eso es una consecuencia lógica de la pérdida de una persona en el departamento), pero sí estoy segura de que ha coincidido en el tiempo la desaparición de mi jefa y mi seguridad aplastante de que quedan menos de doce meses para que cambie de trabajo. Las malas lenguas achacarán mi cambio de actitud a que ella no esté. Pero las malas lenguas son incontrolables, ¿no?
En mi cabeza, la pieza suelta ha dejado de hacer cloc-cloc y se ha recolocado en su sitio. No sé qué golpe lo ha producido, pero el otro día le decía al psicólogo que por fin entendía la virtud de ser normal. Es tan fácil que parece absurdo. Dejar de acostarse con el mundo sobre los hombros y dejar de despertarse con una tonelada sobre el pecho. Y el resto, viene solo.
Ayer eché un CV para ser redactora. Sólo pido una oportunidad para escribir sobre algo que no sea este sector que ya me huele a rancio.
A ratos, pienso en escribir un blog de cool-hunting, en regalar un diseño de escaparatismo a una cadena de perfumerías, en terminar mi novela.
Pero no arranco.
Voy a buscar una fecha significativa y se van a acabar las tontunas. No puedo seguir siete series a la vez, trabajar doce horas al día, y esperar que mi vida cambie sola. Va a haber que cambiarla concienzudamente.
Destrozaflanes, tomemos una cerveza, y cambiemos el mundo empezando por nosotras. ¿Qué te parece?
Saturday night (lirirarará)
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En medio de la fiesta, inicio de un larguísimo atardecer, se me acerca una
chica a la que no conozco de nada y me dice: "Eres muy simpático, me caes
muy...
Hace 2 años