31.12.09

La poesía es un arma (des)cargada de futuro

Bueno, pues se acabó. He conseguido leerme todas las obras a concurso y sacar tres listas de veinte finalistas. Bueno. Casi. En la modalidad de microensayo no han participado ni siquiera 20 obras sin faltas de ortografía.
Es increíble lo mal que escribe la gente. Es tan increíble que a uno le dan ganas de gritar, de desdecirse, por todas las veces que se quejó frente a aquellos que decían que Internet y el móvil eran dos armas directas contra el lenguaje. Venga, vale. Tenían razón. Quizá antes existía el mismo número de personas que no sabían para qué sirve una coma o que el castellano incluye tildes en algunas palabras, pero estoy bastante segura de que antes no se presentaban a concursos literarios.
Y lo que más duele: tantísimas cosas se quedan por decir, dejan de entenderse, porque la gente no se molesta en procurar conocer el lenguaje en toda su utilidad. Estoy segura de que todas esas personas querían decir muchísimas cosas, importantes, al menos para ellos, y no han podido.
Y es frustrante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Habla tú también. No dejes que esto sea sólo un monólogo.