31.12.09

2010

En ocho horas y algo estaremos diciendo adiós a 2009. Al año en que cogí mi vida tal y como la conocía, tal y como la planeaba, y tal y como yo y otros muchos esperábamos que fuera, la empaqueté, y la saqué al contenedor, y me quedé mirando cómo se la llevaba el camión de la basura.
El año que se llevó a Cactus.
Un año asqueroso que se merece montones y montones de patadas en el culo.
A 2010, bromas con DNIs aparte, le vamos a pedir un poco lo que al mago de Oz: cerebro, valentía y corazón. Y a falta de volver a casa, un plan. Una vida propia. Mejor o peor, pero con sentido.
Y cruzaremos los dedos y adelantaremos un pie y buscaremos todo tipo de supersticiosos ritos de entrada y salida deseando creer que los cambios de año pueden cambiarlo todo.
Feliz año nuevo, a todos.

Todo esto, y otras cosas

Insomnio. Náuseas. Un sueño permanente entre una y otra ceja, y de postre un malestar que se mueve de forma difusa por todos los puntos del sistema digestivo. Probablemente, todo ello fruto de las cosas que ni siquiera pueden volverse suficientemente líquidas como para ser lloradas.
Llamadas telefónicas, portales en cuesta. "Los hombres se casan porque no saben vivir solos, y las mujeres lo hacen porque no saben dormir solas". Intentar aprender a dormir sola, hacerlo con placebos, soñar despierta con imágenes que a fuerza de repetirse han perdido todo el sentido que tuvieron alguna vez. Tener pesadillas despierta sobre lo mal que pueden estar yendo las cosas al otro lado de Santa Engracia, y desear que todas las preocupaciones dejen de significar, aunque, por supuesto, no lo hacen.
El miedo al mañana, al pasado mañana, a la próxima semana, al mes que viene, a 2011.
Las ausencias que se van multiplicando siguiendo una lógica malthusiana aterradora.
Adquirir por costumbre hábitos que una nunca habría querido tener, si hubiese sido posible elegir.
El ruido de la lavadora, que no implica ningún despegue. El total desconocimiento de las leyes que garantizan un aterrizaje.
La hostilidad de/hacia los objetos inanimados.
Los asuntos pendientes y las cosas que se quedarán, para siempre, en la agenda y sin hacer.
Las conversaciones que querría tener con las personas que ya no están.
Todo esto, y otras cosas.

La poesía es un arma (des)cargada de futuro

Bueno, pues se acabó. He conseguido leerme todas las obras a concurso y sacar tres listas de veinte finalistas. Bueno. Casi. En la modalidad de microensayo no han participado ni siquiera 20 obras sin faltas de ortografía.
Es increíble lo mal que escribe la gente. Es tan increíble que a uno le dan ganas de gritar, de desdecirse, por todas las veces que se quejó frente a aquellos que decían que Internet y el móvil eran dos armas directas contra el lenguaje. Venga, vale. Tenían razón. Quizá antes existía el mismo número de personas que no sabían para qué sirve una coma o que el castellano incluye tildes en algunas palabras, pero estoy bastante segura de que antes no se presentaban a concursos literarios.
Y lo que más duele: tantísimas cosas se quedan por decir, dejan de entenderse, porque la gente no se molesta en procurar conocer el lenguaje en toda su utilidad. Estoy segura de que todas esas personas querían decir muchísimas cosas, importantes, al menos para ellos, y no han podido.
Y es frustrante.

28.12.09

Refuerzos positivos

Me despierto casi veinte minutos después de que empiece mi sesión en el psicólogo. Consigo llamarle y tener una conversación medio razonable, quedar para mañana (la sesión más cara del mundo: ya tengo que pagarle dos amagos de ir), y volverme a dormir. A quien le digas que anoche trasnoché por culpa de Goethe pensará que soy una chica cultivada, pero, desde luego, no siento que sea el caso.
Me despierto, de nuevo, a la hora de comer, porque he tenido tantos, tantos sueños bonitos que no quería despertarme. Tengo una tendencia significativa a tener pesadillas, y cuando sueño cosas agradables no hay quien me saque de la cama.
Así que dan las tres y no he ido al psicólogo, no he ido a Ikea, y tampoco he pasado la mañana leyendo los relatos del certamen.
Y cuando me siento bastante "lo puto peor", entonces el Chico Pez al rescate, cambiando una tarde de Sassen en el metro y entrada fugaz a por un sofá por un vamosaikeaamirarcosasbonitasdecolores, y sonrío mil, y me pide capítulos nuevos de mi Física o Química particular (la página de sugerencias de amigos en Facebook es de lo más peligroso), y de pronto el día está lleno de luz.
Así no hay quien aprenda. Al final queda la sensación de que cuanta más agua te llega al cuello, mejor lo pasas...

Actualización: Y además, como no se puede ser más chulo ni más de moratalaz, pues claro que mi sofá cabe en su coche, así que me ahorro el transporte; y además, como no se puede ser más insistente, terminamos montando el sofá, viaje a casa del Chico Cósmico en pos del destornillador mediante; y además, como no se puede ser más mono, no sólo aguanta mis charlas monotemáticas y absurdas sino que no me deja llorar a pesar de lo raro que ha sido; y además, con montones de risas y el resultado fabuloso de que se acabó mi intra-mudanza.
Creo que últimamente lo digo mucho, pero es que es así: soy jodidamente afortunada. Mi vida está llena de personas maravillosas.

27.12.09

Propósitos

Pasar la noche haciendo elucubraciones totalmente abstractas y desde el desconocimiento más absoluto acerca de Foucault, Kristeva y Derrida. Todo esto, tumbada y procurando dormir. Luego una se pregunta por qué leches es insomne. Sin comentarios.
Levantarme para recoger al pequeño Kiwi. Que a la mínima, él y Vespa se peleen. Rendirme y volverme a la cama (tras separarlos).
Levantarme a las mil porque tengo una capacidad increíble para hacer de avestruz cuando tengo miedo.
Pero levantarme para tomar notas sobre mis ideas de anoche en dos documentos diferentes que algún día deberían tener 20 páginas por barba; levantarme para leer hasta la F; levantarme para volver a limpiar el salón; levantarme e incluso comer y esas cosas.
Porque, como dijo la Chica India, los últimos propósitos de 2009 hay que cumplirlos (ya que los primeros, a saber dónde andan).
Ayer le preguntaba a la Chica de las Sonrisas qué propósitos tenía para 2010. Me contestó más o menos lo mismo que ronda por mi cabeza. Si nos ponemos a hacer propósitos, acabaremos enfrentadas a un planeta dominado por los baobabs. Si no los quitas cuando son arbustos, después tiene muy mal arreglo.
Y todos tenemos más de un baobab descuidado en el cuarto de atrás de nuestro planeta.
Creo que mi baobab-que-arrancar-en-2010 va a ser la maldita procrastinación. Estoy harta de plantearme, año tras año, que quiero ser una chica sensata que piense antes de actuar; que quiero ser una chica discreta con algún tipo de filtro entre su cerebro y su lengua; que quiero ser una chica ilustrada con algún conocimiento nuevo (al menos mi objeto de aprendizaje sí que cambia de año en año); que quiero ser una chica normal que sepa relacionarse con la gente sin columpiarse de extremo a extremo.
Quizá es el momento de asumir que hay cosas que sencillamente son fallos de carácter.
Así que creo que voy a dejar mi carácter en paz, por una vez y sin que sirva de precedente. Asumir que soy una chica impulsiva y procurar, sin embargo, no sentirme culpable cuando me convierto en una chica mental, siempre con retraso; asumir que tengo demasiado miedo a no ser sincera como para pararme a pensar lo que es imprescindible que sepan los demás; asumir que sé algunas cosas, y que no están mal, y que poco a poco serán más y sin embargo también parecerán menos; y que no soy una chica normal y que, igual, eso "forma parte de mi encanto".
Y dedicar toda esa energía a cambiar las cosas que sí que pueden ser cambiadas.
Una de esas tardes de empezar como si nada y acabar como si el mundo entero se acabase cuando se cierra la puerta. De hablar de absolutamente todo, aunque sea tintodeverano mediante. De recordar y de proyectar. De hacer planes que luego no cumpliremos y de deshacer los planes que sabemos que podríamos cumplir. De que todo se vuelva sencillo.
La Chica de las Sonrisas es absolutamente necesaria.

26.12.09

Limpieza general

Ya no puedo con mi vida, y telita lo que queda. Recuerdo que hace unos días soltaba aquí mi retahíla mental modelo Klotski de cosas que había que cambiar unas por otras. Al final, llegó el caos; pero probablemente si la estantería que ya estaba en su sitio no hubiera decidido desfondarse y tirar sobre mi cama todos los libros que había recolocado, hoy no habría sido tan productivo. La lista casi está completa.
Aun así, es raro esto de mudarte dentro de tu propia casa; y miro mis cosas y hago todo lo que puedo para deshacerme de ellas, y pienso en mi Tío Creativo y su casa minimalista para intentar evitar mi tendencia natural a ocupar todo el espacio disponible; pero lo único que consigo es tirar cosas que tampoco resuelven nada y sentirme un poco ajena.
Me encantaría digitalizar mi vida; coger mi ropa y convertirla en "skins" para un avatar; coger las cajas con las cartas y comprimirlas en un .rar; indizar todo lo que he estudiado en una carpeta de archivos y no necesitar conservar pilas de papeles que en realidad dudo que vuelva a consultar en cualquier otro momento de mi vida.
He metido toda mi ropa en una de esas bolsas grandes de los chinos, para pensar que estoy en uno de los outlets de domingo con mis tías y quedarme sólo lo que realmente me guste. He conseguido por fin deshacerme de mi maldita colección de bolsas de tiendas (por qué tengo este punto tan publicista, me pregunto). Pero aún queda la estantería temible, la de "todo esto querría saber". Y aprender a estudiar en un salón, cosa que no he hecho nunca, pero para la que no queda mucho más remedio.
Ayer decía el Chico Cósmico que el problema era que las casas no tenían 300 metros cuadrados. Yo creo que es un poco de síndrome de caracol. Me encantaría no tener que llevar todo esto a cuestas, etapa tras etapa, cuando las cosas más bonitas desaparecen en la marabunta.
Como el cuadro colaborativo que me hizo una vez la Chica Trotamundos, y que reaparece y me mira con los ojos de Winona Ryder y me espeta "Haz lo que tú quieras, o sientas, o imagines".

25.12.09

Conversaciones navideñas

"Ten mucho cuidado. Seguro que con el ambiente en el que estás no te resulta difícil encontrar referencias al saltamontes como personaje de la literatura romántica. El saltamontes va de aquí para allá y necesita constantemente perderse en la vorágine para salir de la vorágine después. Y el saltamontes tiene todo tipo de historias y un gran amante para toda la vida al que, por supuesto, destroza. Porque no puede dejar de ir de aquí para allá, de meterse en historias incomprensibles en las que siempre está solo. Y luego vuelve a su amante, que se queda enganchado de la vitalidad, de las idas y venidas, pero que sufre permanentemente. Y al final, el daño que haces alegremente, siempre, y óyeme bien, siempre, se vuelve contra ti."
Este es el tipo de cosas que una no quiere oír en nochebuena...

24.12.09

Bitter home

Me he dado cuenta de que no soy la única que no quiere llegar a casa. No sé si me consuela o me duele. El caso es que al final me quedo despierta pensando en darle el regalo navideño (qué narices le regalas a alguien a quien acabas de joder tantísimo) y sintiéndome bastante tonta y bastante absurda.
Ojalá, simplemente, las cosas no tuvieran que ser así. Pero no. Shit happens. Y lo que no es shit, también.
Hoy decía mi Tía Sevillana que vivir da mucho miedo en general, y que hay que estar preparado para reconvertirse una y mil veces. Me daba ejemplo de gente con una inercia mucho mayor que la mía. Y yo no digo que no tenga razón. Digo que tengo muchos ratos buenos, incluso buenísimos, que pasan cosas todo el rato, que consigo que me desborden los acontecimientos y mirarlo todo con una sonrisa (e incluso con una perspectiva robada a un sociólogo al que ni siquiera he leído). Pero que cuando uno frena, lo que queda es una pena enorme, una nostalgia gigantesca, un miedo exacerbado. (Lo cual explica, por otra parte, por qué frenaryenfocar es un mantra muy poco eficaz estos días).
El Chico Escritor ofrecía soluciones alternativas para las carencias afectivas y creo que me estoy agarrando a todas. Me vuelvo una chica de llamar y una chica de abrazar y reparto abrazos a gente que me conoce hace 25 años y flipa un poco cuando la achucho, pero y qué.
Necesito abrazos en cantidades industriales, lo cual explica por qué tengo miedo a dormir contigo, por qué vale cualquier cosa que me saque de esa situación con la que, en comparación, las situaciones objetivamente peligrosas se vuelven inofensivas, explicables, aprehensibles.
Pero en fin. Ahora sí que se acaba. Y ahora hay que recoger los trozos y deconstruir. Habrá que ponerse en marcha, aunque no tengamos nada remotamente parecido a un manual de instrucciones y acabemos sustituyéndolo por las encuestas...

23.12.09

Somosaguas es un parque temático



Correr por la carretera pero llegar diez minutos antes de lo previsto, un cigarro que no debería fumarme delante de alguien que debería haber sabido quién era, "desmitificar el marketing", charlas en las que no deja de aparecer la palabra capitalismo como si fuese un ente abstracto y no el mundo en el que vivimos, cerrar por fin mi matrícula, un abandono (pero muy justificado), un encuentro en la puerta de la cafetería, un encuentro dentro de la cafetería, cumpleañosfeliz, cafés en vez de cañas, charlas en chino, folklore somosaguásico (a.k.a. una especie de procesión con ataúdes por la muerte del saber que desemboca en una sentada con cantidades industriales de alcohol), un grupo de trabajo, biblioteca, el tercer encuentro del día (este un poco más preocupante porque si piensas en alguien y aparece, pues da miedo), dos textos para la Chica Mariposa, el libro que he decidido leer estas navidades en lugar de los que realmente tengo que leer, cuarto encuentro (por qué la gente viene aquí a echar el día, me pregunto), osdejoestounmomento que no es un momento, que son montones y montones y montones de páginas, el Delegado en Funciones que me llama al móvil que está dentro del bolso que lleva él y se sorprende porque está oyendo algoasícomosisonaseblur, confidencias, cerveza en vez de café, la clase que debería haber tenido desde principio de curso y la profesora que yo quiero ser de mayor, aprender de Bourdieu, aprender que si Foucault es nietzscheano igual empieza a caernos bien Foucault (y de paso, preguntarnos por qué le tenemos esta manía absurda a Foucault), mevoyamicasa, la Chica Líquida, "tomamos algo a la salida", yanomevoyamicasa, la clase más corta del mundo con uno de los profesores más impresentables del mundo, un ataque de Húmera, un cambio de planes razonable, el bar de la fiesta, un intento de ser buena influencia que no va del todo bien pero que se queda convertido en plan para esta semana, unos post(estructural)its, Foucault pegado a todas partes, un ataque de decir cosas bonitas a las chicas con las que nunca hablamos (somos una minipandi un poco sectaria, a veces), buenas intenciones de aprendizaje colaborativo post-navideño, felicitar la navidaz en triadas (porque, bueno, es algo), un propósito que funciona de manera intermitente, una conversación muy divertida con el Sociólogo Kamikaze (gran descubrimiento), perder a la mitad de la gente por el camino como siempre, una exposición de fotos en algún lugar de Lavapiés, el auténtico cuarto miembro del Piso Peligroso, una presentación desafortunada, una serie de cosas que creo que también eran desafortunadas en general, un baile con sobredosis de sinceridad (y yo no debería bailar pero decir las cosas a la cara me gusta mucho), zapatos esparcidos por el mundo, la chica medio gaditana que me llama "castillitos" y con toda la razón, un arranque de lucidez, una pérdida absoluta de la lucidez para lo que queda de noche, dos extravíos que parecen incomprensibles pero que resultan no serlo, el Candela, un chico divertidísimo que viene a decirme que se ha enamorado de mi nariz, jugar a los gnomos, esquivar al señor muy zumbado, acabar como se acaba esto siempre, pero distinto.

Y además de divertirme, redescubrirme. Escucharme de pronto hablar por dentro. Y recordar cuando tenía veinte años y una cantidad de ingenuidad forzada preocupante, y convertir todo esto en una novela romántica haciendo una compra incomprensible por internet y desde el móvil en pleno impulso y ahora tener por delante un mes para plantearme qué hago finalmente. Pero creo que debería terminarlo. Porque es bonito, porque no es simplemente una novela romántica: es MI novela romántica, y en mi novela romántica las cosas se hacen así o no se hacen.

21.12.09

¿Dónde está el tiempo libre?

Desde que han empezado las vacaciones, he conseguido una fiesta espectacular que me ha puesto el ritmo circadiano patas arriba, una noche de insomnio absurda por culpa de dos cafés estupendísimos (a cada uno, lo suyo), una tarde familiar, un traslado de muebles, y tener todo el despacho lleno a rabiar de cosas con las que no sé qué hacer.
Me molesta darle la razón a mi madre, pero la tiene: soy, como mi padre, una de esas personas que para ordenar, necesita desordenar primero.
La Rubia hace una lista de deberes para las vacaciones de las que mi psicólogo dice que no haga. Las mías van aún peor. Mi agenda del móvil y mi agenda física no se parecen entre sí y están llenas a morir.
Pero, al menos, empiezo a dar pasitos adelante. Supongo que dentro de diez días las cosas tendrán otro color. Desordenemos la vida para ordenarla luego, o algo así. Y sobre todo: dejemos, por dios, de hacerlo todo tres días después de lo que pensábamos. Que así no hay manera.

20.12.09

I blame Dawson's Creek for my high expectations of life

JOEY: I think I'm in love with you.
PACEY: You think you are, or you know?
JOEY: I know it. I've know it since the moment we kissed, and maybe even before that. And as scary as it is, I don't want to deny it anymore. I don't want to run from it or let it run from me.
PACEY: So what are we going to do here?
JOEY: I'm still not gonna ask you to stay.
PACEY: I see...
JOEY: Because I want to go with you.
PACEY: Wait a second... are you crazy?
JOEY: I want to stop standing still. I want to go forward. I want to go with you, Pacey.
PACEY: What about Bessie and the B&B -- they need you.
JOEY: Not as much as I need you.
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Con toda la vergüenza que pueda darme la cita... Sí, quiero esto. Quiero dejar de sentir que nos frenamos, que me freno. Quiero encontrar mi NYC, mi Frankfurt. No el de nadie. El mío. Quiero coger un barco aunque me aterrorice hacerlo.
Supongo que se trata de eso... No es la enésima vuelta a la adolescencia porque sí, por las hormonas, por las fiestas o por las anécdotas.
Es que estoy cansada. De ser cínica, de quejarme, de preocuparme por todo, de correr, de competir, de extractos bancarios, de fechas tope, de todo lo que ha sido mi epicentro los últimos años. Estoy cansada de tener miedo y bloquearme por ello. Estoy cansada de la maldita obsesión por epatar permanentemente. De no esperar sorpresas.
Quiero ser pequeña y que todo me aterrorice. "Recuerda cuando las cosas eran raras y bonitas, y daban miedo y daban risa de tan por estrenar que parecían. Y no podíamos esperar a que empezaran a pasar y era tan sólo cuestión de tiempo que nos desbordaran los acontecimientos." Quiero que me desborden los acontecimientos y pensar que es normal, y no que estoydesbordadaestoydesbordada. Quiero que un gesto me haga sentir viva.
¿Se puede recuperar todo eso? No la inocencia, exactamente. Pero sí esa forma de ver las cosas. No alocada, no ingenua. La esperanza. El hormigueo en la piel de un rayo de sol inesperado como acontecimiento que te salva de un mal día. La sensación de que las cosas son posibles. De que el mundo está lleno de cosas buenas por pasar, de que todas ellas pueden pasar en cualquier momento.
¿Se puede recuperar todo eso?

18.12.09

The beginning of the end (vol. II)

Las primeras cajas ya están fuera. Vaciar cajones que parece que sólo has tocado tú en tres años, lo cual es muy extraño. Repartir la cerveza por ciudades de origen. Es el tipo de cosas absurdas que hacemos. Ser más civilizados que nadie, cedérnoslo todo una y mil veces. Raro. Es todo muy, muy raro.
Y duele. Y como si el psicólogo no me hubiera enseñado nada, en vez de sufrir a secas, sufro por mí y por todos mis compañeros, cuando pienso cómo tiene que ser todo esto para él, que ni siquiera tomó la decisión, que ni siquiera tiene por qué creerse que estamos abriendo una puerta a un futuro más lleno; que ni siquiera necesitaba un futuro más lleno.
El Chico Samba decía ayer que lo importante era que supiera lo que estaba haciendo y por qué lo hacía. Pero no, eso ahora no importa en absoluto. Porque las razones no ganan al nudo en la garganta, al tengo-que-irme-pero-no-puedo, al esperar a que todos se hayan ido, para creérmelo.
Ni siquiera se ha acabado aún; todavía esta noche compartiremos cama. A veces tengo muchas ganas de abrazarle fuerte y decirle que todo va a ir bien; supongo que más por mí que por él. En lugar de eso, me encojo en mi esquinita de la cama, ahora junto a mis libros. Cierro los ojos fuerte y deseo estar en cualquier otra parte. O en cualquier otro momento. Mejor en cualquier otro momento. En uno donde no tuviera que decirte adiós.
Y pensar todo el rato en las últimas veces, y esta sinrazón frenética de llegar tarde a todos sitios porque hago malabares con cien bolas para no pensar en la bola que se me cayó.
Tengo la sensación de que la cinta de embalar me grita "fracasada". Odio no haber sido capaz de que esto funcione. Odio esta situación, odio cada uno de los momentos que la han provocado. A ratos, me odio a mí misma un poco, también, por razones obvias.
Y en vez de estar jodidamente triste, ponerme un vestido nuevo y salir a bailar y no entender por qué.

17.12.09

"Vamos, valiente... Salta por la ventana"

He tomado una resolución. Como socióloga probablemente no seré nunca nada por encima de mediocre. Como semiótica, me quedaré bastante por debajo de eso, porque en realidad creo que no me termina de convencer como enfoque. Pero la publicidad se me daba bien, o eso creo. Así que me voy a crear una marca personal. Y como ya desde la primera clase hubo quien dijo: "he identificado a la voz disonante"; como mis compañeros todavía no tienen claro si soy una feminazi o un machista encerrado en un cuerpo de mujer; como cada vez que hablo me salgo por la tangente; como una de mis profesoras dijo: "retiro eso de que estás mentalmente sana", he decidido que lo que mi público reconoce es la polemización. Sobre nada, eso es lo de menos. Juguemos a Gorgias.

Así que acabo de terminar mi primer trabajo kamikaze. A pesar de que esta mañana me sentía bastante más razonable que ayer, al final creo que no he sido suficientemente sensata y que las modificaciones que he añadido no dejan de ser retoques estéticos; y que sigue siendo una barbaridad de comentario. Por otra parte, es una barbaridad de comentario a un anuncio aberrante, así que es probable que no sea del todo incoherente...

Y de pronto me siento fuerte y como he descubierto recientemente que lo que yo pensaba que era el Ensayo sobre el don sólo comprende las 22 primeras páginas, me acabo de descargar nada menos que un facsímil de la edición original en francés. Igual, hasta me la leo. Total, todo es ponerse, eso es lo que hemos aprendido, ¿no? Quién nos iba a decir a nosotros que íbamos a dar a Beck por sabido antes de que llegase navidaz. Y sin embargo, lo hemos hecho.

Así que claro que podemos: con los tres trabajos súbitos que hay que hacer para la asignatura de la mujer que nos dio sólo tres clases, con la presentación de proyectos de investigación sin saber en qué consiste exactamente un proyecto de investigación, y con lo que haga falta. Como en el examen de conducir, cerraremos los ojos y veremos dónde se pone el coche, y esperaremos fervientemente no haber agotado toda la suerte que nos tocaba en el curso 2002-2003.

16.12.09

Ajustes de cuentas kármicos

He estado jugando a ADV con el farmacéutico. De verdad que hay veces que parece que el karma existe, aunque la Rubia defienda que ni karma, ni horóscopos, ni saber que alguien te está mirando desde tu espalda...
Así que ahora tengo una autoestima funambulista, un vestido precioso, y un espectacular herpes para incidir permanentemente en el equilibrio inestable de mi amor propio. Y se me han quitado las ganas de bailar (nada inesperado, por otra parte; lo que es mala baba es que de los tres o cuatro días al año que me da por bailar, uno sea lunes).
Pero tenemos un compinche, tenemos los mantras, y tenemos el segundo cuatrimestre, que va a ser espectacular.
Y sólo una clase entre nosotros y las vacaciones de navidaz.
Y después de navidaz, más vida.

Currently playing - Stroke of luck (Garbage)

Hanging by threads of palest silver
I could have stayed that way forever
Bad blood and ghosts wrapped tight around me
Nothing could ever seem to touch me

I lose what I love most
Did you know I was lost until you found me?

Stroke of luck or gift from God?
Hand of fate or devil's claws?
From below or saints above
You came to me?

Here comes the cold again
I feel it closing in
It's falling down and
All around me falling

You say that you'll be there to catch me
Or will you only try to trap me
These are the rules I make
Our chains were meant to break
You'll never change me

Here comes the cold again
I feel it closing in
You're falling down and
All around me falling

Stroke of luck or gift from God?
Hand of fate or devil's claws?
From below or saints above
You came to me now?

Don't ask me why
Don't even try

Stroke of luck or gift from God?
Hand of fate or devil's claws?
From below or saints above
You came to me?

Here comes the cold again
I feel it closing in
It's falling down and
All around me falling

Falling, falling
Falling, falling
Falling, falling

The beginning of the end

Bueno, pues el momento ha llegado. Sobre la mesa, unas llaves ajenas. Ajeno. Qué gran palabra para todo esto.
Que sí, que lo tengo claro. Que no me arrepiento. Que tengo una serie de motivos que no van a cambiar, al menos, en cinco años.
Pero eso no quita para que duela. Para que duela muchísimo, en realidad. Nostalgia antes de perder, incluso. Ganas de abrazos que no sé si debo dar. Recuerdo cuando la Chica de las Sonrisas se llevó a Kiwi (que, este año, vuelve a casa por navidaz, lo cual mola mil), la posición fetal en el sofá y la llantina inagotable. Imagino que pasaré por un momento similar.
La Chica Líquida decía el otro día que cuando sabes que te vas a pegar la hostia, no duele tanto. El jueves y el viernes, discrepaba. Ahora, no lo tengo tan claro.
Me centro en construcciones prácticas. En mis famosas listas. En que el jueves se merienda, en que el viernes se sale, en que estaré de vacaciones, en las llamadas que no he hecho y voy a hacer (HF, Fan#2 a.k.a Beatnik, etc.), en las noches temáticas del Independance.
Y sé que hay un momento de llegar a casa. Así que me centro en que hay que cambiar el mueble de las cestas por la mesa de la tele, la tele por los libros de la universidad, la estantería por el mueble-taquilla rojo, la cómoda por los cajones del armario, el armario del pasillo por el armario de la derecha, el armario de la entrada... ¿por qué cambiamos el armario de la entrada?; la mesa por la cómoda, el pingüino por la estantería, hay que cambiar la estantería en sí misma, la media cortina por la cortina entera, el cristal de la puerta por algo indeterminado con muchos puntos de ser de Keith Haring, y así.
Y me da miedo empezar porque a nadie le gustan los puntos finales. Y a mí me hablan de las culturas antiguas y su concepción circular del tiempo y concluyo que yo quiero ser sintagmática y no paradigmática; y mientras la gente hace comentarios más o menos apropiados y expone dudas bastante acordes al tema que se trata, yo tengo ganas de preguntar qué más hay que hacer, aparte de no llevar nunca reloj, aparte de dibujar espirales en la cabeza; y quiero comentar que la vida geológica es un asco y que quiero remover las capas; y quiero preguntar por qué es tan raro cuando finalmente se revuelven; y quiero que todo esto haya pasado hace mucho, y que al hablar de ello no duela.

Currently playing: Garbage - Not my idea ("This is not my idea of a good time...")

Estoy ñoña...

Darle trescientas vueltas a un correo de tres párrafos intentando asegurarte de que no dicen nada más de lo que parecen. Estrenar la ropa nueva. Ponerte colonia, como antes. Obsesionarte con los olores, en general. Mirar al infinito. Poner cara de mala. Sentir que te abraza el aire. Leer cosas bonitas y no cosas estudiantiles, y es que lo relacionado con el master sólo mola cuando no está en la bibliografía. Trasladarte mentalmente a un mundo de vestidos de corte imperio. Encontrar una nota en tu bolso y reírte tanto por la calle que luego te duele el costado. Mensajitos a estas horas.
Me encantan mis niñas. Me encanta que estén aquí, ahora, en todos estos aquísyahoras. Soy jodidamente afortunada.

15.12.09

Hibernando

La culpa la tienen Vespa, y la insistencia en hablar de mímesis todo el rato. O el frío y mi pijama de forro polar que me desea dulces sueños lo mire por donde lo mire. El caso es que desde el pasado sábado, no puedo dejar de dormir. Me despierto a la una y media y cuando vuelvo de comer me echo la siesta. Y a estas horas ya estoy pensando en cenar rápido y meterme debajo del edredón. Y las listas, pues ahí se quedan. Intactas, al menos tampoco crecen. Igual hasta el psicólogo vuelve a felicitarme. La Rubia, por lo menos, piensa que está todo bien. Que cuando uno se pone procrastinador, está procrastinador, y que es mejor romper el bucle. Así que duermo, duermo, duermo. Espero que cuando me despierte del todo (probablemente, a estas alturas de la semana que viene), me vuelvan mis súperenergías anfetamínicas. Que no sólo de soñar despierto vive el hombre (aunque reconozco que mi plan se va cumpliendo de a poquitos y que molan los pájaros en la cabeza...).

PD: Al menos he sido sincera conmigo misma y me he quitado de la comisión del CdeC. Ya era hora. Como si estuviéramos creativos, o algo...

Hoy

Una alarma, un sueño extraño, un remoloneo, otra alarma, una confusión telefónica, una llamada, un trámite menos, un apodo, otra llamada, una tarea menos, una cosa pendiente menos, una lectura nostálgica, una lectura voluntariosa y constructiva, unas etiquetas recién arrancadas sobre mi escritorio, un rollo de papel higiénico que viene y va por la alfombra al son que marca Vespa, un trayecto en metro ejerciendo de beauty-holic, un mechero prestado, un café a destiempo, un encuentro, un retraso, una fecha para la cena de navidad, un análisis fotográfico traído por los pelos, una conversación de género apeteciblemente atípica, un cambio de sitio, un café a destiempo pero muy bien planificado, un lunar, un folio lleno de notas adolescentes, una frase absolutamente grandiosa de la Chica Asturias ("tengo al diablo dentro"), un lote de risas contenidas y alguna que otra que se escapa, un cambio de planes de cara a la cena de navidad, un nuevo líder nato, una especie de ágora, una votación, una resolución que no nos gusta, una serie de planes alternativos que sí que nos gustan, un ataque de improvisación, una caña en Moncloa (¿quién se ha creído lo de una?), una anécdota, una mirada significativa, una respuesta aclaratoria, un mensaje surrealista, un abandono, un intento frustrado de proseguir, un plan kamikaze abortado, una estación de metro, un plan, un topo, una estratega recién descubierta, una copa que no llego a tomarme, un mail...

Porque la vida es lo que pasa mientras uno hace planes.

13.12.09

Historial

La Chica Teatrera, la Chica Árabeparlante y yo estamos sentadas al final de La Parada de los Monstruos. Hablamos de por qué hace falta enamorarse de alguien. De alguien que no te haga caso. De cómo los lunes dejan de ser una amenaza y pasan a ser una esperanza. De cómo los domingos tienen cosquillitas en la tripa en vez de remordimientos. De cómo empieza a apetecerte salir de casa con ropa nueva, el pelo limpio, un toque de colonia y una leve sonrisa de tonta. Sí, hace falta. Como el comer. Bueno, un poco menos (no estamos en posición de negar la importancia de las tres comidas diarias).
De tener ganas de escribir. De escribir, de hecho, sobre chicas que viven en mundos paralelos e historias en el 61 y de cartas sin franqueo.
Hoy, releo mi ex-blog filtrado. Y me doy cuenta de que no conozco mi propia historia.
La Chica Árabeparlante, la Chica Teatrera y yo finalmente estuvimos de acuerdo en que te marcan más las épocas en que estás pillada con alguien, como si tuvieran otro sentido. Aunque no te haga caso, o especialmente cuando no te hace caso. La intensidad, insisto. Digo aquella frase en un momento escandalizadora, de que podría contar mi vida con nombres propios.
Lo realmente escandalizador es que ya no puedo. Que ya no me acuerdo. Que no recordaba el bar del techo de colores, que sólo recordaba aquella tarde de césped reseco y latas de cerveza. Que no recordaba mensajes al móvil, sólo los que estaban en blanco. Ayer recordé que sí habíamos vuelto a vernos. Muchos años después, en un modo un tanto feísta, de pisos compartidos en Argüelles. O sea, que no se casó. Y que yo lo supe.
Y tener un blog que viene siendo un Física y Química con apodos puede tener su gancho (y de hecho, tenía demasiados habituales, aunque se quejasen de no entender nada), pero no tiene trascendencia.
Yo quiero que tenga trascendencia. Mis pequeños autores de cabecera actuales no hacen más que decir que el amor es lo único trascendente en este mundo líquido y desanclado. Y yo quiero anclajes y sólidos.
Sí, quiero enamorarme hasta las trancas. De alguien que no me haga nada, nada, nada de caso. De alguien que sea una zanahoria perpetua. Del nombre de una etapa de mi vida.
De momento, hemos empezado por ir de compras. A falta de autoestima y de frente muy alta, nos queda la lengua muy larga y, ahora, las faldas muy cortas. Y el pintalabios rojo...

12.12.09

Señales

Venga, lo reconozco. Soy una supersticiosa de pro. Una procura comportarse como una persona racional, hasta el punto de que la gente te diga que eres "demasiado mental", pero lo cierto es que creo en las señales, en la percepción extrasensorial, en la ley de la atracción, y en casi todo lo que es imposible de demostrar científicamente.
Y si una habla con el psicólogo el miércoles del Chico Perfecto y el Chico Perfecto decide celebrar una despedida en el mismo sitio en que la Chica India celebra su despedida, pues una empieza a sacar conclusiones irracionales y absurdas.
Por otra parte, estoy en un mood completamente irracional y bastante absurdo, por lo que todo esto no tiene nada de raro.
La Chica Suiza me anima para que le salude y el Chico Perfecto desaparece. Y vuelta a componer conclusiones del tipo de puesentoncesesmejorasí, para luego no poder irte a casa porque haces el siete en una lista que hace horas que ya no vale.
Y volver a verle y saludarle y, ahora sí, que se vaya. Pero que se vaya sin convertirse en espinita, porque me conozco, y si algo hay que temer es a las espinitas, que te trastocan espaciotemporalmente y te acaban haciendo hacer cosas absurdas (véase la espinita de porquénohicesociología y sus temibles consecuencias).
Y una vez cerrado el container mental de serendipia, entonces sí. Abrazos y tevoyaechardemenosamorir, porque no importa cuánto ves a alguien, sino saber que está ahí.
Así que van a ser unas semanas de investigación profunda: de qué postgrados se imparten en inglés en Alemania, de qué semanas son propicias para ir a pasear por la Quinta Avenida, y respirar hondo y no caer en un bucle peytonsawyeriano de "todo el mundo se va", sino en uno topopoligámico de tengoqueencontrarunhuecoparairamoscú, porque hemos decidido ser constructivos en vez de dejar que la inercia nos lleve agujero negro abajo, y hasta estoy viendo la peli de Zizek, como toda una chica mayor.
Y va a ser genial jugar a Conoces a la Chica India en Amsterdam-esquinanomeacuerdoqué.
Ea.

9.12.09

Alternativas

Puedo asegurar que no la he echado de menos. Me refiero a esa sensación de cosquilleo que al principio parece agradable pero luego resulta no serlo, no dejarte dormir, no dejarte comer, a ratos no dejarte respirar.

Bienvenida a bordo de nuevo, Ms. Anxiety. Es que malvenida creo que no existe.

Al final se trata de asumir que tu vida es un desastre y volver a tomar pastillas todos los días que te quedan, o cambiar de vida. Creo que no puedo permitirme cambiar de vida, no a estas alturas, no después de tantos intentos, no en el punto en el que estamos. Pero también, sinceramente, creo que no debería volver a tomar un ansiolítico nunca jamás.

Así que estoy en una encrucijada que no existe.

Qué cosas.

8.12.09

Arena

Siempre pasa igual. Una empieza un puente lleno de grandes esperanzas. Rellena la agenda aprovechando el aburrimiento de una clase en la que sí has sido buena y te has leído la lectura recomendada, y no hace más que apuntar cosas y cosas que hacer, que leer y que ver.
Cinco días después, sólo ha sido capaz de leerse un libro y medio, de hacer una entrega, y ya.
Bueno: ha dormido, ha salido, se ha enamorado de un concepto de performance, ha disfrutado del olor a bebé en los brazos. Pero todo eso, nunca está en la agenda.
El otro día mi hermana decía que no se podían apuntar en la agenda los imprevistos, y yo lo comparé con una estantería de biblioteca, que no se llena hasta el final de cada estante para poder ir metiendo los libros nuevos conforme vayan llegando. Ella me puso cara de noséquéesunabiblioteca. Yo, mientras, ponía cara de porquénoapuntolosimprevistos.
Creo que tengo que coger mi agenda y llenarla de cuñas para luego no tener esta sensación de que se me escurren los días entre los dedos...

PS

Y como la serendipia es así, me llega una encuesta en alemán y un mail del becario diciendo que hoy ponga algo de música para que me haga compañía, "especialmente si te sientes algo sola. La música para ti tiene un efecto muy fuerte de la misma manera que la conversación lo tiene para otros. Esto es porque provee una vía de comunicación con una parte más profunda de tu ser. Tu naturaleza sensible encontrará consuelo y esperanza a través de las armonías y ritmos como no lo encontrarás en otra cosa. Pon tus favoritos y escucha, canta junto a ellos, o hasta baila - ¡disfruta tu día al máximo!".

Internet es el mejor de los mundos posibles.

Music booze

Hoy he tenido un día de esos para curarme el sedentarismo. La pequeña Saskia Sassen se ha venido conmigo en el bolso, pero para qué. Para conocer mundo, en todo caso. Para tomar café en el Yupi, uno de esos sitios que se está convirtiendo, como el HD, en un clásico de la temporada 2009-2010; para buscar libros que conquisten a fotógrafos socialmente implicados y terminar riéndonos de todo y de nada y acariciando el libro de Begoña Huertas que antes o después acabaré por comprarme, claro que sí.

Y para encontrarme con que odio tener tantísima clase los lunes, porque me he perdido chopocientas sesiones de un placer absolutamente sublime: las Tap Jams de la pequeña Chica India y sus muy espectaculares amigas. Algo tan increíble que me agarro una especie de borrachera psicológica y hasta me siento Baloo (nada menos), y me retrotraigo a la infancia, y aunque sea mal momento para escuchar a alguien cantar que su corazón es de su papi, lo disfruto como una enana, y quiero más, quiero mucho más.

Y a pesar de todo, y a pesar del Chico que Es Muy De Llamar, y a pesar de que no haga frío (al mismo tiempo que huele a navidad en la calle, de una forma rara que no encaja), volver a casa y ser sensata, una palabra que últimamente suena bonito.

6.12.09

Qué duro es ser una intelectual

"La vida creadora supone un régimen de alta higiene, de decoro, de constantes estímulos, que excitan la conciencia de la dignidad" (Ortega y Gasset, La rebelión de las masas).

Pues algo así, sí. Empiezo a necesitar una bicicleta estática a la que subirme mientras me peleo con mis ocho lecturas establecidas para el puente. Aparte del hecho de que soy una pobre ingenua que sistemáticamente olvida que los puentes sólo son largos antes de empezar, el caso es que el sedentarismo de los últimos días (y de los amenazantes próximos) está acabando conmigo. Soy más sabia y más responsable que ayer, pero también me duele todo de estar permanentemente sentada o tumbada.

Aparte del hecho de que me aburro como un mono y avanzo bastante menos de lo necesario...

4.12.09

Piezas de Lego

Llegar a las 5 de la mañana. Que no me bailen las letras. Haber empezado a leerme el artículo que me ha dejado el Señor de las Complicadas Iniciales. Los buenos propósitos (con o sin Landing Party). Las conversaciones sentidas. No meterte en camisas de once varas. Las frases históricas con las que sale uno de jugar una partida de Trivial. Los batidos de fresa.

Hay montones de pequeñas cosas bonitas con las que construir, si uno realmente se pone a ello.

3.12.09

Definitivamente, cuando uno duerme como una persona mayor, la vida tiene otro color. Las informaciones dispersas van tomando forma como un puzzle perfecto, las preocupaciones absurdas se disuelven, la mirada se centra en las preocupaciones que no son absurdas, y si queda ansiedad, es del tipo facilitadora-de-la-acción, y eso es otra cosa.
Ya tengo una fecha, además. Las fechas ayudan mucho. Ayer hablábamos de la Fiesta del Aterrizaje (aunque se nos fue un poco de las manos cuando empezamos con las bebidas calientes y terminamos hablando de queimada y vino con especias) y yo no podía dejar de repetir cuándo. Cuándo vamos a centrarnos. Cuándo leches se entregan las cosas.
Pero sí, el caso es que hay un clima generalizado de hacer las cosas bien y cuando una va de mimética por el mundo qué duda cabe de que los climas constructivos ayudan.
Y si hay que ponerse selectivo y exclusorio, pues uno selecciona y excluye. Que al fin y al cabo, va a ser un año muy intenso, y que, en cualquier caso, no parece que en junio se acabe el mundo.

2.12.09

El día en que Freud me salvó la vida

Si es que no se puede ser tan terca. Una tiene tanta terapia acumulada, que cuando un psiloquesea te pregunta por tu padre se coloca automáticamente en el lado malo de los profesionales mentales, y a partir de ahí no encuentra más que rechazo por tu parte.
Y sin embargo, un buen día, Freud acaba por vengarse. Vaya que si se venga. Y cuando tú te encuentras desesperada después de cuatro días de darle vueltas a la cabeza hasta que parece una olla exprés, va alguien y consigue hacerte hablar del hecho de que tu padre se va a vivir a otro país. Y hasta lo interpreta en clave generalista, y es capaz de explicarte qué emociones hay en juego en ese cambio, qué piezas se te están moviendo y desencajando por dentro, y por qué haces según qué cosas.
Y es que el etiquetaje es una cosa peligrosísima, y, ciertamente, si no va a haber nadie que te diga que eres estupenda, más te vale no ser estupenda.
Muy especialmente si te estabas sintiendo bastante estupenda.
Es increíble lo retorcido que es el ser humano a veces, y, sin embargo, la enorme cantidad de sentido que tienen las acciones más aparentemente absurdas.
El caso es que puedo autoproclamarme la reina del sabotaje en lo que se refiere a mi autoimagen, y que no quiero hacerlo.
Voy a sentirme bien conmigo misma aunque nadie me ayude a conseguirlo.
Y eso pasa por hacer las cosas tal y como querría hacerlas.
Y ahora que sé por qué las hago al revés, parece todo bastante sencillo.
Que vivan Freud y todos sus discípulos.

1.12.09

Valoraciones

Como con Blue, y concluimos que pensar está sobrevalorado, y que, desde luego, la verdad no te hace libre (en todo caso, un poquito más sabio y, en ese sentido, un poquito más jodido). Hablo con mi Media Infancia por teléfono y defiendo que dormir tus horas y hacer tus comidas está infravalorado: desde luego, es súper jodido ordenarte por dentro cuando no recuerdas cuándo conseguiste más de dos horas de sueño seguidas (que no es por no dormir, oigan; que es por no descansar).
A veces los propósitos de enmienda tienen que empezar por lo más chiquito: en concreto, por dormir tus horas y hacer una dieta relativamente normal. Igual es pronto para el dejar de fumar y nos vale con eso.
Frenar y enfocar no suele ser una mala teoría, siempre y cuando no veas borroso allá por donde miras, y en esas andamos. Los textos se agrupan, se mezclan, las intervenciones en clase no llegan a convertirse en pensamiento exteriorizable, y se quedan en una masa de "sistemas... expertos... conocer... no conocer... periódicos" que te da vueltas en la cabeza 20 minutos.
Decir que lo haces todo mal tampoco ayuda en nada. Joder, ¿no somos karmistas, todos? Está claro que el karma hará conmigo lo que tenga que hacer. Intentar fustigarme como medio de expiación no va a funcionar, porque no funciona nunca. De hecho, es cuando entras en un bucle de boicot, como hablaba con la Chica Asturias, y pocas cosas tienen más peligro que la frase: "no puedo hacer esto", por más sentidamente que uno la pronuncie.
Blue decía la semana pasada que ha dejado de hacer interpretaciones porque, al final, todo lo que interpretas lo haces desde tu cabeza, y puede ser perfectamente válido o perfectamente incorrecto; y por tanto, todo esfuerzo mental encaminado a crear sentido en torno a los comportamientos es inútil. Y añado: además de inútil, puede llegar a ser doloroso, incluso cuando está equivocado (otra mentira, esa de que sólo la verdad duele).
Pensar y repensar en causas y consecuencias no me va a mover del sitio en el que estoy. Hay que empezar a dar pasitos, y punto.
Y tendría narices que a estas alturas del partido, no hubiéramos aprendido a levantarnos.